Nada mejor para comenzar el lunes que este (enorme) trallazo hímnico de The black keys, Lonely boy, adelanto de su próximo disco, El camino, que tendremos en las tiendas el 6 de diciembre. En la coproducción, un genio de moda: Danger Mouse (del que me ocuparé aquí) ¿Bailamos? (ojo, que las muchachas de las minifaldas ya están ensayando: enlace)
lunes, noviembre 21, 2011
jueves, noviembre 17, 2011
Paisajes de papel, de Francisca Aguirre
Francisca Aguirre (Alicante.1930) acaba de ganar el Premio Nacional de Poesía por Historia de una anatomía, editado por Hiperión. Enhorabuena. Les dejo un poema que siempre me gustó.
Paisajes de papel
Aquella infancia fue más triste.
Ser niño en el cuarenta y dos parecía imposible.
Nuestra niñez era una mezcla de comprensión y aburrimiento.
Éramos serios y aburridos.
Recuerdo aquellas tardes; eran como el mundo era entonces:
sin resquicios y tristes.
Veo a mis pocos años observar con ahínco,
tras el cristal opaco, la calle larga y gris;
el sol estaba lejos y era lo único barato,
lo único que traía alegría sin exigirnos nada.
Veo a mi niña, adulta y consecuente
con un programa bien trazado:
crecer, crecer muy pronto, darse prisa
—ser niño era una carga demasiado pesada
para nosotros y para los grandes—.
Sólo en verano el mundo parecía asequible,
durante tres o cuatro meses saltar, correr, era la vida.
Lo gris volvía siempre muy pronto.
Un día amanecimos lentas, crecidas,
llenas de miedo, de presente.
Buscábamos palabras en el diccionario
con el afán de comprenderlo todo:
necesitábamos hacer lenguaje.
Algunos nos miraron con asombro,
decían que éramos inteligentes.
Nosotras, durante los dolientes domingos
dibujábamos inseguros paisajes.
Durante mucho tiempo ésas fueron todas mis excursiones.
Salir a un campo que no fuera pintado
suponía gastar unos zapatos.
Salir, salir, ése era el sueño,
abolir a las trenzas, inaugurar la barra de labios:
¡mi reino por un trabajo!
¿Cómo rendir ahora un homenaje a aquellos días?
¿Cómo añorarlos sin desconfianza?
Se arrugaron, igual que los paisajes de papel,
mientras crecíamos hacia este desconsuelo que hoy nos puebla