martes, marzo 13, 2007
Dos poemas de Extraño abordaje ( IX )
Paseando por una calle estrecha, de las que abundan en el que fue mi barrio en Granada (barrio de la Magdalena), hay escenas imborrables, que permanecen a lo largo del tiempo y que pueden mirarse como si estuvieran sucediendo ahora. A la altura de la calle, en lo que entonces se llamaba entresuelo, una ventana abierta y una escena, una imagen, un olor. A lo mejor era esto; seguramente no, pero no importa.
Un jueves arropado
de invierno oscurece la tarde
entreabierta como un valle
que cae afuera
tras las cortinas
de la habitación serenísima
que te cobija.
Mujer que te abandonas
en la luz tamizada de una lámpara
íntima y quieta
como un último piélago
el calor de la mesa camilla
te eleva
secretamente
te esparce
como el indicio de café caliente
por encima de los tejados
sin tiempo.
_
Para los que no vivimos en una ciudad con mar, éste representa lo que los círculos concéntricos de los troncos de los árboles: años de vida. Tal vez, más que el mar, el verano, ese encuentro anual con el que fuimos el año anterior, con el que somos e, incluso, con el que vamos a ser. Por eso, cuando se vuelve en otoño, en primavera, en invierno, allí donde el mar fue el protagonista, el centro, es difícil reconocerlo, es distinto, inhóspito o, quizá, nos devuelve una imagen de nosotros que no conocemos.
(El verso "En la tarde otoñal, qué solo el mar rugiente", de Angel Luis Vigaray era más exacto -me lo enseñó Juan Carlos Friebe, del que hablaré largo y tendido pues publica nuevo libro-)
Lento mar de setiembre
titán despojado que lloras
sin bicicletas y sin niños
cómo rugen tus olas
sin playa y sin arena
buscando
los huecos imposibles
y fríos
de sombrillas antiguas.
Pero tal vez no importe
porque llegarán cartas rubias
desde el otoño
repletas de árboles y niños
que te recuerdan
y entonces tú mar otra vez
agua inmensa que sabe
el sueño y lo prolonga
comprenderás
cómo se permanece
también
en el regreso.
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Me han gustado Quique, he estado jugando con tus versos. He visto esos momentos fijados como escenas con sencillas palabras.
ResponderEliminarBuen día
Gracias, Olvido, por tus palabras. Lo mejor que se puede hacer con los versos es jugar con ellos. Buen día también para ti. Un beso.
ResponderEliminarA mí me gustan, me gustan mucho tus poemas siempre Enrique, ya lo sabes, pero me ponen un poquito triste, los de hoy los he releído varias veces en busca de una explicación y no la he encontrado, pero supongo que la poesía es eso ¿no?
ResponderEliminarUn beso, Miriam G.
Gracias, Miriam. Me imagino que lo de triste será por el tono, que aquí no es triste, sino lo contrario, pero la tonalidad, la forma, mil cosas probablemente induzcan a la tristeza. De todas formas, no hay que buscar más explicaciones, ni darle más vueltas. El poema debe comunicar. Si no lo hace, no es fallo del que lee, sino del que lo ha escrito. Muchas gracias, Miriam y un beso fuerte.
ResponderEliminarOye, oye, oye, que casi prefiero a los artistas vanidosos, que claro que comunica y mucho. Lo que yo me planteaba era como cuatro líneas hacían que me sintiese como él de que aquella canción que decía: ¿Qué le has hecho a mí corazón que parece que es domingo?.
ResponderEliminarYa sabes como somos los ingenieros, quizás mi problema con la poesía es que me resisto a dejarme llevar. Y con esto espero haberlo liado todo más.
Un beso, Miriam G.
Jjeje, no lo decía por estos poemas, eh. No, en serio, eso que dices de las cuatro líneas es importantes, porque es la esencia del poema. Y no, no es por dejarse llevar o no. Cada poema requiere su tiempo, su momento. Algo que lees atónito ahora, mañana no te dice nada y al contrario. La buena poesía es la que siempre nos sorprende. Bueno, que no sé lo que digo, pero que gracias por los comentarios, guapetona. Un beso :))
ResponderEliminaryo creo que no sería capaz de vivir lejos del mar...
ResponderEliminarEstaría bien un libro en el que se intrudujesen o explicasen los poemas. Quizáuna reedición.
ResponderEliminarFíjese, Pussy, que nunca he vivido cerca del mar, salvo veraneos. Sin embargo sé que tendría que probarlo porque tiene que tener uno otra perspectiva. Además, el cambio de estaciones donde más se nota (incluso más que en los bosques, etc) es en el mar. Un beso, Sra. Galore.
ResponderEliminarVolando, gracias. No sé, no sé. Creo que al final uno terminaría saltándose la introducción, la explicación, pero creo que daría un punto de vista cuando menos interesante. Y si fuera posible un poema que explicara el poema? Me gusta esta idea. Un abrazo fuerte, primo.
Mi mar de verano también es granaíno, de adopción (yo soy gata, gata...), pero ya más de un cuarto de siglo atracando allí, pues una miajita de Graná debo tener danzando por algún sitio...
ResponderEliminarA mí estos versos tuyos me han puesto algo melancólica, pero en plan tranquilo, reposado, no tristón. Creo que no he pretendido entenderlos; sólo sentirlos. Y me ha venido bien, que llevo unos días... que ni me encuentro la cabeza.
Preciosa foto la de hoy, y maravillosa también la de ayer. Muchas gracias.
No sé si tiene algo que ver, pero un amigo escribión un poemita de apenas ocho versos. Lo puso en la portada y rellenó el libro con todos los posibles títulos que se le ocurrían para ese poema.
ResponderEliminarPrecioso poema el segundo; el primero me ha devuelto a esas calles, a sus entresuelos..a mi siempre me parecía que invadías su intimidad, pero siempre me sorprendía mirando a través de las cortinas..un beso. Cuti
ResponderEliminarLa permanencia en el regreso es quizá uno de los temas más melancólicos de la poesía, pero me quedo con el café caliente por encima de los tejados.
ResponderEliminarGracias, Marsu, granadina de adopción :)).Me gusta ese estado que describes, de melancolía leve, como una especie de vaho que se te pusiera por fuera. En los enlaces de las fotos puedes ver muchas más; hay algunas que son una delicia. Un saludo.
ResponderEliminarVolando, desde luego, como bien pensado está genial. Y la idea, lejos de algo exótico, está cargada de razón y de intención. Un abrazo.
Cuti, y sólo he hablado de alguna escena bonita, que no he contado algunas kafkianas, je, que también había. Qué cosas. Un beso.
Graciss, Miguel. Coincido contigo, me quedo con el indicio de café, es un olor muy particular y que tiene muchas fama, ya, pero algunas veces parece como si tuviera vida propia, verdad'. Un abrazo fuerte.
Este verano parece que por fin conoceré Granada! Qué ilusión!
ResponderEliminarGran poema!!
Pues a mí me han gustado por igual la permanencia en el regreso y el indicio del café caliente....
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique.
Gracias, Ana por tu comentario tan generoso. Un abrazo también para ti.
ResponderEliminarEhh, Pam, no había visto tu comentario hasta ahora. Te enchufaré un correo recomendándote algunos sitios, cosas, etc.Gracias por el piropillo al poema. Un beso muy fuerte para ti y para Javi.
ResponderEliminarLos poemas muy exprimibles, desde luego. Pero con su permiso me quedo con la foto por dos motivos:
ResponderEliminarLo mucho que inspira y mis recuerdos del mar de Brighton (Uk).
Qué verano más existencial este último, qué de planteamientos formulados en tierras británicas, qué aprendizaje de la soledad en tierras extrañas...
Me regaló sensaciones amigo Enrique. La nostalgia firma este comment ;-)
Un abrazo.
Los poemas muy exprimibles, desde luego. Pero con su permiso me quedo con la foto por dos motivos:
ResponderEliminarLo mucho que inspira y mis recuerdos del mar de Brighton (Uk).
Qué verano más existencial este último, qué de planteamientos formulados en tierras británicas, qué aprendizaje de la soledad en tierras extrañas...
Me regaló sensaciones amigo Enrique. La nostalgia firma este comment ;-)
Un abrazo.
(Borre uno, se me fue el dedo, sorry)
ResponderEliminarUn díptico muy bien recuperado y mejor explicado. Me quedo con los primeros versos de "Lento mar de septiembre", que casi se "oyen" y se "ven"
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, poeta.
William's daddy
Me gusta mucho, mucho el primero: es tan plástico, tan real, tan cierto: qué arte en elegir las palabras y su disposición, amigo.
ResponderEliminarGracias, Aylandara. Dejo los tres comentarios, que me gustan mucho :)). Me agrada que la foto te traiga recuerdos. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Daddy, muchas gracias.Estoy sacando ya demasiadas cosas viejas, pero bueno... Un abrazo, guapetón.
Francisco, muchísimas gracias por tus palabras. Sé que esos entresuelos no te son ajenos. Yo también prefiero el primero. Gracias y un abrazo muy fuerte, amigo.