martes, abril 03, 2007
Dos poemas de María Victoria Atienza
La casa
Su natural tendencia a deshacerse se agrava cada noche:
aparadores, mantas, armarios se dislocan.
A veces me desvelo en la cruz de la araucaria
con la mano acogiendo una ardilla incisiva.
Vendrán la aurora y, luego, el mar perseverantemente roto,
y yo con él. Está ya todo a punto: la casa se deshace.
Se me erizan escamas. La resina. La crema limpiadora.
La araucaria. La ardilla. Mi sueño insoportable.
Fango
No es bastante, Victoria, que dejes en el fango
la pulcra huella de una desolación,
la aterida señal de tantas noches,
su incitación dudosa.
No será suficiente aunque la iguana aúlle
durante todo un siglo desolado
en que fuiste dejando huellas de tacones,
y bien sabemos todos que la iguana no aúlla.
María Victoria Atienza (Málaga.1931). Ha publicado varios libros de poemas entre los que destacan Marta & María (1976), El coleccionista (1979), De la llama en que arde (1988), La señal (1990), Las contemplaciones (1997), que fue Premio Nacional de la Crítica y El hueco (2003), libro al que pertenecen estos dos poemas.
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Buenos dias. Leo de un tirón, y para no variar, los blogs y comentarios desde el miercoles, está vez no por falta de tiempo sino por un problema en la red, que ya se me escapa de mis manos puesto que con el portátil de mam si me puedo conectar, lo que quiere decir que tengo que llamar a un informático.Gracias por recordarnos, con esa idea tan genial como es la encuesta, que todos protestamos pero todos votamos, algunos libros olvidados, que aunque falta un poco de tiempo a ratos podemos releer, aunque sea por la mañana bien temprano, que como observo en tu blog de hoy, tú también madrugas. Besos a los tres y hasta dentro de unas horas. Ros.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Ros y cuidado con los informáticos. En esta entrada de Pussy se habla de ellos. Un beso.
ResponderEliminarhttp://bastadebastas.blogspot.com/2007/02/tcnicos-informticos.html
Esa foto me ha recordado a una película, La lista de Schindler, y a las imágenes de la niña del abriguito rojo, que paseaba sola entre el blanco de la nieve y el gris de los cadáveres. Y entonces he rebuscado y me he puesto a escuchar el violín de Itzak Perlman, ¡y me he deprimido!
ResponderEliminarPero ya se me ha pasado :-). Fíjate las consecuencias de tus entradas....cuando se cruzan con la imaginación dando tumbos por ahí.
Que pases un buen día.
Gracias, Marsu; fíjate que he visto esta fotos mil veces antes de ponera aquí (suelo pensarlo mucho) y no había caído en lo de la película. Eso sí, mujer, no te deprimas, que no es mi intención ésa. Mañana nos desquitamos :)). Un abrazo y gracias por el comentario.
ResponderEliminarBueno yo no soy informática, soy ingeniera industrial, pero como si lo fuera, llevo toda mi vida profesional dedicada al desarrollo de software. Mi visión sobre los compañeros que se dedican a atención a usuarios difiere un poquito créame señor Ortiz de la expuesta por nuestra querida amiga Pussy ja, ja, ja...
ResponderEliminarFinalmente no vote, me entretuve recogiendo el musgo que creció a la sombra de una estatua de Edgar Alan Poe y se me hizo tarde. Ja, ja, ja
Me han gustado los poemas, a mí la casa también se me deshace.
Marsu no te deprimas por favor.
Acabo de volver de darme una vuelta por tierras onubenses. Estoy encantada de la vida de haberme ido, pero sobre todo de estar en casita de nuevo. No hay sofá como el de la casa de una.
Un beso, Miriam G.