Aunque le pongo muchos reparos a mi libro Descubrimiento de la lentitud, que se publicó en Qüasyeditorial, en 1992, no puedo negarme a la solicitud de Identidade do indiscernivel, a quien le agradezco mucho el interés (y también a mi primo, de Volando vengo, que lo mencionó)
Descubrimiento de la lentitud narraba, a través de poemas que llevaban por título fechas, una historia amorosa, desde el primer encuentro, hasta el final, donde más allá de esa historia quedaba un aprendizaje del yo, que es lo que suele pasar cuando uno es joven e inexperto y se olvida de que ese tipo de historias suele ser cosa de dos.
A todo esto, recuperado, agradezco muchísimo todos los deseos de mejora. Son ustedes un primor, que diría mi madre.
Ocho de Marzo
Hablaré de la magia, de marzo y sus botellas
como metales lentos del olvido.
Diré que te encontré
como se encuentran ciertas piedras:
sin olas ni mareas que lo eviten.
Hablaré de tus botas y de los edredones
que asomaron
entre tus ojos rama:
reciente abetal tras la aldea.
La tarde es un intruso y escribiré
tu forma de mirar el lomo de los libros,
tu modo de pincel y el color de tu falda.
Hablaré de la magia, mis ojos hacia ti
con un olor a sábanas antiguas,
como si nos citáramos para tomar café
todos los días ocho,
como si siempre hubiera exámenes los martes.
Hablaré de la magia
y del libro que te dejé
porque no he descubierto aún en qué lugar
de aquella tarde pudo estar el truco,
pero marzo, sin duda,
es un intruso
que llama a las ventanas como tú.
Veinticinco de Octubre
"Por primera vez, Baoyu conoce
las sensaciones de la nieve y de lluvia."
(Cao Xuequin)
las sensaciones de la nieve y de lluvia."
(Cao Xuequin)
Baoyu dormita en mi cintura
como un titán que llora
y se encharca de otoño.
Mientras fluya esta lágrima
es inútil imaginarte
desnuda como un olmo que lamiera
la niebla.
Baoyu conoce mi lluvia
y llora
por las crías más débiles
como lentas berlinas del olvido.
Cuatro de Diciembre
El milagro de la escritura:
apurar unos versos en la noche
y sentir una extraña plenitud
sin lugares, sin horas:
ese cuerpo encendido de los nombres,
su filo antiguo y último,
su insomnio, quizás sus palomas
como verdades.
Porque también me salvan las palabras,
lo que nombran y lo que callan,
su sabor lento a bosque
y también esa magia de racimo
si reparo en su ritmo
de ola recién parida y hermosísima.
La lentitud de las palabras:
apurar unos versos en la noche,
cuando ya es tarde para casi todo.
Sentirse cansado y feliz
ante lo que ofreció la noche
a solas en tu cuarto,
y de repente descubrirlo todo
ante esa página
que te exigió todo el esfuerzo.
Entonces, desde la pared,
Jeanne Hébuterne me mira y asiente:
acaso también Modigliani
sintió esta plenitud
que me invade si te escribo y te pienso.
Hace un año: El abrecarta, de Vicente Molina Foix + Gamoneda e internet + Una fotografía de Erwitt
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Pues si están en un libro en el que, naturalmente, se pueden leer, no le voy a echar el morrete de pedirte que incluyas más, compa Enrique, en el blog: intentaré mercarme el libro en cuestión... Los poemas, por consiguiente (que decía aquel...), y como bien puedes suponer, me han gustado, y mucho. Enhorabuena -aunque sea con tantos años de retraso; es lo que tiene el haber tardado tanto tiempo en toparme contigo...-.
ResponderEliminarTambién tengo que felicitarte por tu persistencia "blogueril": ahora que la práctica totalidad de los "elementos" que pueblan mi agregador anda "missing total" -supongo que atiborrados de antiácidos y similares, dadas las fechas...-, que tú sigas al pie del cañón con esta fidelidad, me parece algo encomiable. Ah, y me alegro de que tu gripe vaya remitiendo, eso está muy, muy bien.
Un abrazo, doble compa.
Tú si que eres un primor, Enrique :-). Me han encantado tus poemas. Abrígate que hay que estar bien para disfrutar del fin de semana.
ResponderEliminarBesos
Raquel
Gracias, MUCHAS GRACIAS, doble compa. El libro, me temo, no lo encontraría ni el mejor investigador privado del mundo. Lo publicó, en su día, la Junta de Andalucía, en una tirada bestial de 4000 ejemplares (es bestial en poesía, donde lo normal es 500), que hoy, seguro, que estarán en uno de esos almacenes administrativos, esperando el punto limpio. Por otro lado, compa Manuel, lo que tú llamas persistencia, no es sino cabezonería y un sentido del deber muy tonto. Pero sí, seguiremos por aquí; el sólo hecho de leer tu comentario hace que valga la pena hacer el pequeño esfuerzo. El lujo, compa, lo poneis vosotros, y es un lujazo. Un abrazo muy muy muy fuerte, Manuel.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS, Raquel; me alegra mucho que te gusten los poemas y, descuida, me abrigo, llevo un pañuelo en el bolsillo y espero que el fin de semama esté totalmente sano. Como le decía a Manuel, es un gusto contar con vosotros. Un beso fuerte, Raquel y GRACIAS.
Querido Quique, tras ponerme al día en la lectura de tu blog, y con algo de retraso, que termines de mejorarte. Queda descartada la gripe como posible evasiva para lo del doce. Cuídate. Cientos de besos.
ResponderEliminarcuídate y recuperate que te esperan días muy duros de excesos gastronómicos y hay que estar en forma...
ResponderEliminarYo tengo un par de ejemplares reservado de descubrimiento de la lentitud (siempre supe que algún día se convertirían en una joya de coleccionistas) si hay alguien interesado
podemos hablar :-)
Que hermoso, de repente se me ha hecho usted un viejo amigo :)
ResponderEliminar"Diré que te encontré
ResponderEliminarcomo se encuentran ciertas piedras:
sin olas ni mareas que lo eviten".
"porque no he descubierto aún en qué lugar
de aquella tarde pudo estar el truco,..."
"La lentitud de las palabras:
apurar unos versos en la noche,
cuando ya es tarde para casi todo".
Sí, Enrique, yo los descubriré con lentitud. Son muy lindos, por hora.
Muchas Gracias por los poemas y por tu atención!
Son estupendos, Enrique; ya me gustó mucho el enigmático título cuando lo conocí.
ResponderEliminarY no te preocupes: un punto verde es mejor destino para el resto de esos 4.000 (Por cierto, ¡vaya tirada!) que el despacho de algún ignorante de la Junta.
Como decía El Instigador (un amigo blogger): "fermentando en el fondo -que nunca se vacía- de algún contenedor de papel para reciclar.
Un abrazo, Andrés
http://andresmartinez.es
Leí este estupendo libro de poemas hace algunos años, cuando estudiaba en la Universidad. ¿Podría alguien colgar el siguiente poema? Me encanta y no recuerdo el resto:
ResponderEliminarMujer,
que la aldaba de tu puerta
conozca de mi mano
tan sólo los violines [...]
Rectifico. No los colguéis. Voy a comprar el libro que presté ya no sé a quién de nuevo y seguro que alguien más se anima a comprarlo después de leer estos estupendos versos.