Era casi imposible no caer en la tentación de retratarme en ese catálogo que fue Páginas amarillas. Lo dejé para el último poema del libro, bajo el título de Vivo. El poema, en un giro casi imposible, hace referencia a ese yo que uno convoca, penosamente, cuando piensa, sin saberlo, que la poesía es una salida a esa bala sentimental propia y que suele coincidir con la adolescencia poética. Mis dos primeros libros, Tormenta alrededor de una fotografía y Descubrimiento de la lentitud eran, sin rubor, una mirada al ombligo muchas veces vergonzante.
Bajo esa cita tan sabia de Carlos Barral, me incluí en el catálogo, como digo, con una mirada que intenté desde fuera, objetiva y fría. En 1995, ya en plena vorágine laboral, tenía 28 años. Fue un momento de cruces, y así quedó retratado en el poema.
Vivo
"el yo penosamente convocado"
Carlos Barral
"Un día te tropiezas con ese olor
y la muela del juicio brota
en el fondo de tu alma
como un dolor"
Surfin' Bichos
El yo que tan penosamente
convocaste en tantos poemas
ya no existe, se ha diluido
en el perfume
de la otredad.
Sin darte cuenta, el niño
desapareció un día.
Y una tarde, al salir de clase,
comprobaste que ya no te seguía
aquel adolescente.
Ahora, cuando vuelves
cansado y es de noche,
al abrir la cartera
para buscar las llaves de tu casa,
contemplas los papeles de este día
laborable y descubres
que ya no viene
contigo el joven despeinado
de hace algo más de un año.
Sigues creciendo.
Bueno, ya envejeces.
Y todo está ahí. Y tú no eres nada.
Un resumen escueto, ¿no?.
Pero vives y sabes
que sigue siendo el mismo hueco
de siempre
y cenas y te acuestas
y en un segundo se te agolpan
todos los otros
con los que te has ido cruzando,
con los que te hablas y te ríes,
y miras sorprendido y te preocupas
y con los que estás compartiendo,
al fin y al cabo,
tus horas y tus días
y son ellos, los otros,
los que te enseñan, sí, los que te muestran
que en el fondo del alma habita
el mismo miedo, idéntico rencor
por cada año vivido y malgastado,
sí, por la nostalgia del niño,
del adolescente, del joven,
de lo que pudo ser y nunca fue.
Y eso, quizás, es todo.
El olor de los otros,
sí, el perfume de la otredad,
y tu hueco
es todo lo que llevas
y es todo lo que tienes y es bastante,
envejecido charcutero,
para ir cortando
estas lonchas de vida.
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Creo que ya te lo comenté en su día: "que la vida era esto es algo que uno descubre más tarde", y yo preguntaba: ¿qué pasa si lo descubres a tiempo? Parece que tú a los 28 años ya estabas en ello, Enrique. Un fuerte abrazo, Am
ResponderEliminarGracias, Andrés. Sí, lo recuerdo. El poema es un espacio perfecto para las preguntas, para indagar, para ir a ciegas y para arrojar, a veces, alguna luz. Nada como la poesía, para descubrir y redescubrir :) Un abrazo muy fuerte, Andrés.
ResponderEliminarHola Enrique, como sé que te encanta la poesía y la literatura en general, me permito hacerte una recomendación: no dejes de ver el vídeo que he puesto en una nueva entrada en mi sitio, no tiene desperdicio: nueve grandes de la literatura en un breve homenaje que le hicieron en La 2 Noticias con motivo del Día Del libro, pero de una forma que... Espero que te guste ;)
ResponderEliminarEl Día del Libro en La 2 Noticias
Buen día,
Labana
Salud!
ResponderEliminarEnrique, no conocía este poema y me ha encantado. Con todas sus letras. Felicidades, de verdad.
Un abrazo.
Jordi Vadell.
Yo a esa edad creo que no pensaba todavía; me dedicaba a vivir a tirones y a empujones, pero sin darme cuenta de nada.
ResponderEliminarComo siempre, me ha gustado mucho. Aunque tengo la extraña sensación de haberlo leído antes, ¿es posible?
Gracias, Labana. Lo enlazo enseguida. Esos vídeos son una delicia. Buen día también para ti :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Jordi. Son poemas ya viejos, muy viejos, pero, bueno, los he ido poniendo aquí para que no se pierdan del todo y por ofrecer algo mío al respetable. Un abrazo fuerte, Jordi :)
Gracias, Marsu. Seguro que sí le dabas vueltas a algo parecido a esto; lo único es que el poema le da como más solemnidad, cuando en la realidad tampoco era así, ni mucho menos. Por escrito, parece más serio :) No sé si lo he puesto antes; creo que no. Pero ya me advertió alguien una vez que había repetido poema. Voy a tener que hacer una base de datos en condiciones para no repetirme. Muchas gracias, Marsu, y un beso :))
Te he escrito un correo Enrique, un poco desordenado quizá, pero es que estas nauseas no me dejan en paz. En cuanto a la lectura confusa que he podido realizar de los poemas, hoy no doy para más, como siempre, molan.
ResponderEliminarUn beso, Miriam G,
Precioso poema, no lo habias puesto antes, estoy casi segura.Todo lo que dices lo he sentido yo en varias etapas de mi vida, y ojalá supiera expresarlo aunque no fuera en poesía. Un abrazo.Mam.
ResponderEliminarQué asociado está el olfato a la memoria, verdad?
ResponderEliminar¡Qué bonito y qué cercano lo siento!
ResponderEliminarGracias. Un saludo.