S.O.S. por el Paseo del Salón de Granada
Me manda Miguelito (gracias y un abrazo, guapetón) una invitación para participar el próximo domingo en una concentración para defender el Paseo del Salón de Granada de unas obras salvajes y municipales que van a destrozar, esquilmar y parkinizar gran parte de lo que se ve en esa foto de la izquierda, que puse en su día para acompañar un poema de Extraño abordaje (enlace).
Por esos misterios que uno no termina de comprender, el Paseo del Salón de Granada se había librado de esa mala suerte milenaria que tiene esta ciudad con sus gobernantes municipales. El espacio que comprende es una especie de bulevar en cuyo margen derecho (mirando a Sierra Nevada) hay ( sí, así como suena) el único espacio verde de la ciudad (no contando el reciente Parque García Lorca, creo que aún incipiente, ni los bosques de la Alhambra). Creo que Granada es la ciudad que conozco con menos zonas verdes.
Pues bien, dicha zona, arbolada y hermosísima, legendaria en la ciudad, se ha convertido en el nuevo objetivo de los gobernantes municipales (PP) para aplicar la política de arrasar, parkinizar y, claro, dejar irreconocible.
Sin embargo, lo bueno de todo eso es que ha unido a la ciudadanía en contra de semejante majadería, también a los colectivos, e incluso hay un blog funcionando donde se puede leer el día a día de toda esta siniestra historia: S.O.S. Paseo del Salón y la Bomba (enlace)
Granada (que pudiendo ser una de las ciudades más hermosas del planeta se ha convertido en una de las más desordenada, sucia, ruidosa, caótica...) necesita de gente como Miguelito y de los hacen ese blog para, al menos, defenderse de ataques incomprensibles o comprensibles sólo a la luz de intereses oscuros o la ceguera más extrema.
El vino, según Josep Ramoneda
Creo que me repito, pero vuelvo a escribir que me gusta Josep Ramoneda. Ayer volvía a publicar un artículo enorme en El País: Con el vino hemos topado. Copio el final, a ver si pesco por ahí la versión completa para poder ofrecerla ***(ya le he pescado. Ha sido gracias a Olvido -muchas gracias, eres un cielo-. Pongo en comentarios el artículo completo):
"¿Corresponde al Estado decidir lo que la gente quiera hacer con su cuerpo? ¿O la obligación del Estado es dar toda la información necesaria para que los ciudadanos, a los que hay que suponer adultos, obren en consecuencia? ¿Paternalismo o autonomía individual? Estas son las cuestiones que el activismo biopolítico genera. Me pregunto si es función del Estado preocuparse de que el ciudadano adapte su cuerpo al tipo de medio más adecuado para cumplir con su triple misión de consumidor, competidor y contribuyente. De momento, ironías de la política, la señora Salgado, que quiso salvar nuestras vidas, tiene ahora que salvar su puesto".
Personalmente no comprendo la retirada de una ley que se había suavizado muchísimo para no perjudicar a los productores o, más bien, al lobby de los empresarios del vino (los productores, lo sé, aguantan como pueden las arremetidas caprichosas de las grandes bodegas y aquí, en eso, sí que no interviene nadie). Si la función de la ley era prevenir el alcoholismo y, sobre todo, proteger a los más jóvenes, ¿a qué viene tanto miedo de que salga Rajoy con una copa de vino en la mano?.
Forges
También de Miguelito me llegan estas dos viñetas inspiradísimas: hipotecas e informática. Un lujazo.
Deacon Blue: Dignity
No fueron nunca uno de mis grupos enseña, pero tenían una facilidad enorme para ponerme de buen humor, para hacerme feliz. Me gustaba lo mal que bailaba él y lo bicho-bicho que era la morena pequeñita.
Yo si que me temo lo peor, jajaja... porque los mellizos solicos no se quedan, no, por no mencionar a su hermano mayor...el resto de la familia tenemos diversión garantiza también ;)
ResponderEliminarMe acuerdo de un video de Deacon Blue que salían en un columpio y le decíamos la canción feliz, la poníamos los sábados por la mañana en el video...era muy graciosa, pero no recuerdo el título, claro.
A disfrutar!! un beso. Cuti
Estoy totalmente de acuerdo con Miguelillo respecto al destrozo del Paseo de Salón. Vosotros no habeis conocido el encanto del Quiosco "Las Titas", aunque os llevaba de pequeños. Todo ese Paseo y las casas señoriales te daban una tranquilidad y una serenidad, además como dice Quique era uno de los pulmones del Centro. Respecto al fin de semana, credo que me voy a entretener con los "mellis", son dos buenas personas.Un beso.Man
ResponderEliminarCon el Vino hemos topado
ResponderEliminarJOSEP RAMONEDA 22/02/2007
Ha sido el vino el que ha frenado el furor redencionista de la ministra de Sanidad, decidida a salvar nuestros cuerpos sin pedirnos permiso. No podía ser de otra manera: con el vino no se juega. El vino ha sido elemento vivificador de nuestra cultura desde los tiempos de Noé, de modo que forma parte de la naturaleza de nuestras cosas. El presidente Zapatero, que había ido aceptando todas y cada una de las propuestas de una ministra comprometida con una visión aséptica y clínica de la sociedad, se ha visto obligado a decir basta, por miedo a que los electores la emprendieran contra los socialistas en las próximas elecciones municipales. Una alcaldía bien vale un vaso de vino.
Y, sin embargo, probablemente esta no era la propuesta más disparatada de la ministra. Pero los empresarios del vino han aprovechado cierto clima de fatiga por la obsesión normativista de la señora Salgado para desplegar toda su capacidad de lobby. Algunos líderes locales y regionales del PSOE se han asustado. Y el PP ha convertido en una cruzada contra el vino una ley que principalmente se dirigía sólo a los menores. La suma de todos estos factores se traduce en un importante fiasco: el Gobierno, por primera vez, se ve obligado a retirar una ley. Y la ministra queda en una delicada posición. Hasta el punto de que su dimisión entraría perfectamente dentro de lo razonable. En pocas horas tuvo que envainarse todo lo que había defendido con arrojo y convicción frente a los empresarios del sector. ¿No es eso una desautorización? ¿Y cuál es el camino lógico cuando uno es desautorizado por sus superiores? Una lectura política de corto alcance puede leer este caso como un ejemplo más de los desequilibrios del Gobierno de Zapatero. Un Gobierno que se divide en tres grupos: el núcleo que realmente gobierna, formado por el presidente, la vicepresidenta, el Ministerio del Interior, el ministro de Defensa y el ministro de Economía en condición de electrón libre; el núcleo de los que crean más problemas que no resuelven; y el núcleo de los que ni resuelven ni crean problemas, simplemente están desaparecidos. Un desequilibrio que hace que el presidente esté siempre en primera línea, sin que la mayoría de ministros hagan de parapeto para que no le alcancen los tomates.
Pero más allá de la politiquería, hay las cuestiones de fondo. Más allá de su compromiso militante con la salvación de los cuerpos, la acción de la ministra Salgado es representativa de una tendencia de los Gobiernos a compensar sus dificultades para controlar el poder del dinero con un intervencionismo creciente en la vida -sentido biológico- de los ciudadanos.
Algunos lo han llamado biopolítica: condicionar los cuerpos para así gobernar mejor los espíritus.
Naturalmente, la biopolítica, como todo, tiene razones económicas: por la vía de prohibir los excesos y limitar los desmanes se trata de reducir el gasto sanitario. El Estado ha decidido que no puede permitirse el lujo de curar a la gente cuando ésta lo pida, sino que tiene que dirigir su salud, aún coercitivamente, para gastar menos en curarla. Y así, decidir por los ciudadanos que no se debe fumar, que se debe comer una dieta equilibrada, que no se deben ingerir determinados productos, que se debe mover el cuerpo y un largo etcétera. En las hipocondríacas sociedades del primer mundo es fácil encontrar el ambiente favorable a estas prohibiciones. Se trata de convencer a la ciudadanía de que el tabaco mata, de que la droga mata, de que las hamburguesas gigantes matan, para que todo el mundo las acepte con naturalidad. Por eso la señora Salgado ha podido ir desplegando su pasión sanitaria hasta que con el vino hemos topado. ¿Corresponde al Estado decidir lo que la gente quiera hacer con su cuerpo? ¿O la obligación del Estado es dar toda la información necesaria para que los ciudadanos, a los que hay que suponer adultos, obren en consecuencia? ¿Paternalismo o autonomía individual? Estas son las cuestiones que el activismo biopolítico genera. Me pregunto si es función del Estado preocuparse de que el ciudadano adapte su cuerpo al tipo medio más adecuado para cumplir con su triple misión de consumidor, competidor y contribuyente. De momento, ironías de la política, la señora Salgado, que quiso salvar nuestras vidas, tiene ahora que salvar su puesto.
Gracias, Olvido.
Es como el no a la guerra. Todos los granadinos, y simpatizantes, estamos en desacuerdo con las obras del salón pero, por huevos, se siguen haciendo. Te dejo con otra dirección, imprescindible en su defensa: www.granadasostenible.org
ResponderEliminarCuti, el que dices es Loaded, pero no lo he encontrado. Un beso y ánimo.
ResponderEliminarMam, me acuerdo perfectamente del Kiosco de las Titas, de alguna tarde-noche de verano ahí. El salón, donde ponían las casetas del corpus, donde tocaba 091, donde iba a leer, donde estaba la casa de Luis García Montero. Ufff, muchas cosas. Un beso.
Volando, eso me da miedo. Están sordos y ciegos, no me gusta un pelo. Gracias por el enlace; tiene muy buena pinta, lo veré con calma. Un abrazo muy fuerte.
No he podido leer nada, ni ayer ni hoy Enrique, he estado ocupadísima, mira lo que me ha pasado: http://www.manzanasazules.com/blogm/
ResponderEliminarTodavía no me lo creo. Supongo que los que estais en blogger no tendreís problemas, pero los demás estad atentos.
Un beso, Miriam G.
Nos hemos cruzado. Acabo de ver que lo habías leído.
ResponderEliminarSe me olvidada mañana toca Lapido, "lo he visto en un cartel".
¿Saludo a la bella aunque maltrecha Granada de tu parte?
Un beso, Miriam G.
Ya lo he visto, Miriam; aunque no sé mucho de temas técnicos, te ofrezco esta página y lo que pudieras necesitar para que se den cuenta del error. Si se tienen que enterar, se van a enterar... Un beso.
ResponderEliminarJejeje, de nuevo un cruce. Salúdala, pero no tardaré en estar por allí: el fin de semana que viene o el siguiente a más tardar. Otro beso y disfruta de Lapido, qué envidia.
ResponderEliminardesde Escocia me uno a vuestra concentración. Suerte!
ResponderEliminarDe verdad que envidia ver a Lapido, ya quisiera yo que ni siquiera pude ir a ver el último conciento de 091, esto de tener niños como ata, en fin, lo del paseo del salón también lo recuerdo yo, la feria allí puesta es de lo que más me acuerdo, ya sabes que a mi lo de las ferias siempre me ha gustado mucho, y soy muy granadina, por tanto lo de las obras me parece fatal, como tantas otras cosas. Ya mismo estoy allí, llevamos productos típicos de la tierra y mucho cariño, y tranquilo, que nosotros aunque no salgamos mucho ya no estamos "pá ná", solo para alguna cervecita tranquilos y un rato de "chacha" sin escuchar las voces de tus sobrinos. Las dos que se quedan aquí con ellos son las que van a necesitar luego un poco de relax. Un beso enorme a los tres y hasta dentro de unas horitas (si Dios quiere). Ros
ResponderEliminarGracias, Pussy. Fíjese que pienso que en Escocia no tienen esos problemas de salvaguardar zonas verdes. En Granada (no sé en Valencia) es un auténtico drama. Un beso y buen fin de semana.
ResponderEliminarRos, anda, no te tardes y trae ya esas cositas de la tierra, que estoy nostálgico en este destierro. Un beso.
Al final le tendremos que dar la razón a Góngora:
ResponderEliminarSi entre aquellas ruinas y despojos
que enriquece Genil y Darro baña...
me pasa como a ti, que me cae muy bien Ramoneda, pero en este caso, por mucho que no compartas la actitud de la ministra, no viene bien ponerse del otro lado y hacerle el caldo gordo al pp, que aprovecha la más mínima para entrar a saco y montar el número frívolo.
ResponderEliminary la ministra no ha tenido que salvar su puesto, simplemente se ha tenido que plegar a la disciplina de partido, que también de eso se trata en política. De saber el momento en que deben hacerse las cosas.Ella es bien pragmática y encontrará otra ocasión.
En cuanto a Granada, estuve hace años en el paseo del Darro mirando a la Alhambra. Y el fondo la sierra ,nevada. Un placer moro!!!
Gracias por ese retazo, impresionante, como siempre, de Góngora. Un saludo.
ResponderEliminarY gracias, Thirthe. Creo que tu planteamiento es acertado y no darle la pelota al pp es imprescindible, porque acaban siempre pinchándola. Sin embargo, y comparto lo de la ministra, ha habido mucho desorden; fíjate que se ha hablado nada más que del vino, que si se iba a prohibir e historias de esas, cuando la realidad (también el espíritu) de la ley era bien distinta. No sé, echo de menos algo más de seriedad, en el sentido de saber defender lo que se propone. De todas formas, la disciplinas de los partidos, a veces, borrar individualidades que podrían ser brillantes, como es el caso de esta ministra. Un abrazo fuerte, Thirthe, y gracias.
Seguro que cuando acaben las obras será más bonito, ahora más que un pulmón, es un estercolero de condones, viva el alcalde.
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