Ayyy, Miriam, qué tema tan espinoso. Lo que espero y quiero es no renunciar a esos imposibles porque son, al fin, lo que nos mantienen vivos. Pero en cuanto a lo de la edad, ok, mardittossss roedores. Un beso, Miriam.
Nuestro grado de conformismo cada vez es mayor. Debemos reaprender de los niños. El otro día te quise hablar de Accidents Polipoètics, que conocimos hace diez años. Los trajimos a Granada los del Erizo abierto. Son muy interesantes sus propuestas y, aunque parezcan novedosas, ese tipo de poesía la `practicaba ya el gran olvidado de la Generación del 27, Luis Eduardo Cirlot, a quien reconocen que le deben mucho. Incluso incluyen alguno de sus poemas en su repertorio. Un abrazo, primo.
Cómo me gusta esa foto. El fatalismo del otoño. En lugar de renunciar debemos hacer "renuncias light", es decir, posponer las cosas....mañana, pasado, cuando tenga un hueco...así renunciamos pero quizá conseguimos engañarnos y pensamos que no lo hacemos.
Está claro que el otoño me lía las neuronas.
Y por favor, no os quejéis de vuestra edad. Que entonces voy y me hago el harakiri con el cuchillo de la mantequilla.....
Ehhh, primo, cómo me gusta lo que me cuentas. Tengo demasiado pendiente a Cirlot y quiero que me cuentes lo de Accidents, pues me interesan mucho, mucho, mucho. Qué alegría tenerte por aquí. Abrazo enomre, primo.
Jose M, gracias; da miendo eso, verdad?, eso de ir renunciando. Espero que nos detengamos, al menos, aquí. Un abrazo fuerte.
No creo que sea un tema de edad, tienes razón, Marsu. Es un tema de actitud; la vida nos exige, muchas veces, una actitud demasiado heroica, como si fuéramos superhéroes y eso, claro, cansa, con lo que se empieza a renunciar a cosas. Un beso fuerte, Marsu.
Aura, gracias. Fíjese que la teoría del renunciamiento, propio o ajeno, es vieja ya, verdad?. De todas formas, donde se ponga una buena renuncia... :)) Un beso fuerte, Aura.
Si uno renuncia a los sueños imposibles, sólo le quedan los posibles. Y los sueños posibles, no son sueños, son planes. Y los planes, seamos serios, suelen aburrir. Enhorabuena por el blog y un saludo del Canibalibro.
Renunciamos mucho ¿verdad?
ResponderEliminar¡Máldita edad!
Un beso, Miriam G.
Ayyy, Miriam, qué tema tan espinoso. Lo que espero y quiero es no renunciar a esos imposibles porque son, al fin, lo que nos mantienen vivos. Pero en cuanto a lo de la edad, ok, mardittossss roedores. Un beso, Miriam.
ResponderEliminarNuestro grado de conformismo cada vez es mayor. Debemos reaprender de los niños. El otro día te quise hablar de Accidents Polipoètics, que conocimos hace diez años. Los trajimos a Granada los del Erizo abierto. Son muy interesantes sus propuestas y, aunque parezcan novedosas, ese tipo de poesía la `practicaba ya el gran olvidado de la Generación del 27, Luis Eduardo Cirlot, a quien reconocen que le deben mucho. Incluso incluyen alguno de sus poemas en su repertorio.
ResponderEliminarUn abrazo, primo.
a ver lo que queda, después de todas las renuncias...
ResponderEliminarsaludos
Cómo me gusta esa foto. El fatalismo del otoño. En lugar de renunciar debemos hacer "renuncias light", es decir, posponer las cosas....mañana, pasado, cuando tenga un hueco...así renunciamos pero quizá conseguimos engañarnos y pensamos que no lo hacemos.
ResponderEliminarEstá claro que el otoño me lía las neuronas.
Y por favor, no os quejéis de vuestra edad. Que entonces voy y me hago el harakiri con el cuchillo de la mantequilla.....
Bien, entonces tengo que empezar con los imposibles, el resto será como ir cuesta abajo :)
ResponderEliminarEhhh, primo, cómo me gusta lo que me cuentas. Tengo demasiado pendiente a Cirlot y quiero que me cuentes lo de Accidents, pues me interesan mucho, mucho, mucho. Qué alegría tenerte por aquí. Abrazo enomre, primo.
ResponderEliminarJose M, gracias; da miendo eso, verdad?, eso de ir renunciando. Espero que nos detengamos, al menos, aquí. Un abrazo fuerte.
No creo que sea un tema de edad, tienes razón, Marsu. Es un tema de actitud; la vida nos exige, muchas veces, una actitud demasiado heroica, como si fuéramos superhéroes y eso, claro, cansa, con lo que se empieza a renunciar a cosas. Un beso fuerte, Marsu.
Aura, gracias. Fíjese que la teoría del renunciamiento, propio o ajeno, es vieja ya, verdad?. De todas formas, donde se ponga una buena renuncia... :)) Un beso fuerte, Aura.
Venga va, un meme, un meme, cada uno tiene que decir un imposible al que no haya renunciado.
ResponderEliminarEmpiezo: Yo no he renunciado al amor de Lapido.
Un beso, Miriam G.
Por mi parte es fácil: no renuncio a subir al Everest ni a escribir un novelón, ele.
ResponderEliminarEnrique Ortiz escribiendo un novelón no es ningún imposible, así que ese lo borras y te buscas otro ;-)
ResponderEliminarUn beso, Miriam G.
si, pero son los imposibles los que mas obsesionan, los que atrapan.
ResponderEliminarSi uno renuncia a los sueños imposibles, sólo le quedan los posibles. Y los sueños posibles, no son sueños, son planes. Y los planes, seamos serios, suelen aburrir. Enhorabuena por el blog y un saludo del Canibalibro.
ResponderEliminarEsta mañana, viniendo al curro en el autobús, he leído este verso de Gamoneda e inmediatamente he pensado en subirlo aquí:
ResponderEliminar"La imposibilidad es nuestra iglesia"
Toma, toma y toma.
ya me ha dejado clavada la cita...
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