miércoles, marzo 05, 2008

De los padres y de los géneros (publicidad)

Uno pierde el tiempo en muchas cosas, y una de ellas, en mi caso, es pensar en los géneros, en las diferentes formas de acercarse a las cosas y los hechos (también pienso, claro, en el género femenino, como está mandado).

Debo confesarlo: me da envidia la publicidad. Aunque siempre he dicho que la poesía llega a donde no llega ningún otro tipo de expresión artística -es así-, sin embargo, muchas veces, siento envidia de la música y de la publicidad.

De la música por su inmediatez, por su facilidad, por su capacidad para atravesar todo el espectro sentimental en un par de minutos.

La publicidad -cuando es buena, claro- por su capacidad de mirar de forma diferente. Lo repito de nuevo: no sé quién -creo que González Iglesias- dijo que la poesía de hoy la está haciendo la publicidad (terminaré por apuntar las cosas y no fiarme de mi memoria, mermada, claro, por los años). Y, en parte, es así. Apunta al envés de las cosas, puede dar la vuelta, mira de frente y desde detrás, puede ver con los ojos entrecerrados, difuminar, aumentar, dar color.

Este anuncio que traigo (cortesía, claro, de El barón rojo) es una auténtica delicia. Si a uno le encomendaran la tarea de pintar, describir, o musicar ese momento exacto en la vida de un niño en el que está absolutamente fascinado por su padre, no se podría hacer mejor. Con humor y una mirada tierna, muy tierna, del que sabe mirar y comprender de qué se compone exactamente un momento de nuestra vida. Desde luego, han llegado muy lejos, o, mejor, muy hondo. Y lo hacen con un envoltorio ligero, nada grave ni pesado, sencillo, muy asequible.

Disfrútenlo.




Hace un año: El quinto en discordia, de Robertson Davies


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7 comentarios:

  1. Anónimo8:43 a. m.

    Es muy bonico y la canción es graciosa, justo eso, llega hondo, va más lejos de lo que normalmente van los niños cuando ven a su padre como un heroe (menos mal, claro...) Un beso

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  2. Pues yo debo ser una rancia para esto de la publicidad, porque no me ha gustado nada.

    Y eso que una vez hace mucho tuve un novio que decía que yo tenía que haberme dedicado a la publicidad, que tenía un don ja, ja, ja...

    Un beso, Miriam G.

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  3. Anónimo10:08 a. m.

    A mi me ha gustado mucho y las caras de los niños son muy expresivas, lo mismo pienso de la música pegadiza. Un beso. Mam.

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  4. Pues dicen que el género femenino a veces es pura poesía, o musicalidad...y en el caso de Miriam también podría ser publicista jajaja un abrazo Enrique.

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  5. Anónimo11:37 a. m.

    El amor es ciego. Hay padres que no se merecen esa adoración.

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  6. Anónimo2:25 p. m.

    Esa idea, precisamente, de la capacidad poética de la publicidad es la que me obsesiona.

    Puede que por eso tengamos un gusto tan parecido en lo que a propaganda se refiere sr. Ortiz.

    Un saludo.

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  7. Yo también opino que la publicidad es fascinante y que alguna (también la hay malísima) alcanza unas elevadas cotas de poeticidad. Este, por lo que tiene de revisión de un tópico, por su ironía, por darle la vuelta a las cosas, merece un aplauso.

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