lunes, junio 15, 2009
Mus y el sexo (y Alizee)
Vuelvo de viaje y, entre otras cosas (gracias, Marsu, por el soberbio poema de Neruda, que subiré) me encuentro con un Mus absolutamente en apogeo, salidísimo, totalmente enamorado.
Enseguida me entero del motivo. En la urbanización de al lado, una amiga suya, Chusca, está en celo y Mus lleva ya varios días llorando, aullando, nervioso, queriendo salir a todas horas. Chusca tiene 11 años y cumple el sueño de Mus: que la perrita en cuestión sea mayor que él, cuanto mayor, mejor. (En eso, tengo que reconocerlo, ha salido a mí, que siempre he preferido la edad en la mujer).
Hay dos periodos en los que, mágicamente, se juntan los celos de las perritas de mi casa y alrededores: verano y navidad. Ha habido épocas en que, en mi portal y en los dos siguientes, ha habido hasta tres perras en celo y eso es mucho, queridos niños y queridas niñas.
Mus no lo pasa bien en esas épocas, pero es muy hermoso contemplarlo. Se sienta en mitad del salón, a la noche, y lanza un aullido precioso, una de esas imágenes y esos sonidos que vencerían a mil documentales de National Geographic. El aullido de Mus es algo que viene de lejos, de muy lejos, y estará ahí cuando todo se haya ido al garete. La llamada de lo natural (es decir, el folleteo) es tan poderosa que Mus alza ligeramente el cuello, mira al cielo y aulla. Yo he visto, en esos celos poderosos con conjunción de varias perrillas, cómo Mus ha pasado una noche en blanco (para él, eso es mucho) y ha estado hasta tres días sin probar bocado. Me he acordado de esos amores poderosos del renacimiento, o de Dante, o de Werther, de esos enamorados que dejaban de comer y me pregunto si no sería, en el fondo, ganas, simples, de folleteo.
Lo mejor, y a lo que iba escribiendo esto, fue la noche del sábado. Una tormenta feroz, con truenos tremendos, visitó Majadahonda. A Mus no le gustan un pelo los truenos. Al principio, les ladra y cuando comprueba que el ladrido no los ahuyenta, esconde el rabo y se refugia, temblando, cerca de alguien. Sin embargo, y pese al miedo tremendo, en mitad de la tormenta, Mus quiso salir alrededor de media noche, buscando a su Chusca de alma (le serviría, desde luego, cualquier otra). Acojonadísimo, sí, con un miedo atroz, pero Mus salió a la calle, volviendo a demostrarme que su salidismo o salidez (también el nuestro, estoy seguro) es superior a su miedo, que hay algo más potente, una llamada que viene de lejos pero que está aquí.
Afortunadamente, Mus, con los años, se ha convertido en un experto onanista que sabe ahuyentar ciertas llamadas con un par de toques maestros (y aquí, sí, me acogeré a la quinta enmienda o a la que sea y guardaré silencio, no diré jamás si esto es cosa de familia o no).
Y como viene a cuento, les dejo un vídeo que recibo de un siempre genial Manolo Picaruelo. Qué cosas... y pensar que uno ha estado en Francia y que no se ha cruzado a esta chica; habrá que volver, digo yo.
Hace un año y cuatro días: Un poema de Aurelio González Ovies
Hace un año y tres días: Casa de citas: Dostoievski
Hace un año y dos días: A vuelta con la crisis + Publicidad: perrillos + Mi fútbol + Un truquito de magia
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Para empezar el lunes, el tema elegido es el mejor. Este Mus, aun lo recuerdo en el bolso de M, tomando cervezas en la sierra (nosostros, que no Mus). En fin, a empezar la semana. Un beso, Cuti
ResponderEliminarLa chica es tan mona que se le perdona hasta el baile de función de fin de curso que se marca tan pancha. Ahora, digo yo, con lo de gustarte las mujeres mayores ¿te referías a que hayan pasado ya la selectividad? Tendrás morro :) Un beso, M.
ResponderEliminarToda una delicia, compa Enrique, tu relato erótico-doméstico acerca de las aventuras y desventuras de nuestro amado Mus. Como no tengo perro, no te puedes imaginar todo lo que he aprendido... Ah, del vídeo de Alizée no puedo sacar conclusiones, me sale un mensaje de "Parámetros incorrectos" (¿...?), habrá que intentarlo en otra ocasión (porque si tú dices que merece la pena, seguro que la merece...). Lo que sí parece estar bastante claro, por omisión, es que no te has cruzado en Gabacholandia con Carla Bruni (algo hubieras contado de ello, malvado...).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, compa, y buena semana.
Cuánto me he reído con los aullidos de Mus, y qué recuerdos. Otto fue muy precoz (no sé si todos lo son), ya desde su tierna infancia, y las épocas de celo eran terribles para él. Yo, literalmente arrastrada por un cócker que parecía un mastín. En casa atacaba a una pelota y un cojín, sus fetiches… Hace un par de años que tuvimos que castrarle y se pasó una temporada en la que ni el más mínimo interés. Pero ahora vuelve a olfatear con cierto regustillo, sin más. Pobre!!!!
ResponderEliminarQué guapo Mus en la foto.
Biquiños
"La llamada de lo natural (es decir, el folleteo)"
ResponderEliminarque sabia es la naturaleza...
Que guapísimo !!! ¡Ay! no puede ser Enrique, que acabo de estar 10 días con el Toby y estoy de bajón total! Además los tobys se parecen tanto que todos me le recuerdan....me hace mucha gracia esa postura que tienen de sentarse de lado como Mus en la foto. A Mus también le gusta ponerse al sol horas y horas??
ResponderEliminarAl Toby no le dió el amor fuerte hasta este año y lo que me pude reír con un vídeo que me mando su amito, claro que por otra parte me daba mucha pena...se pasó aullando una semana por los barrotes de su mirador, se lo comentaré porque estabamos preocupados porque le durase tanto tiempo. Aunque creo que no dejó de comer, uf con lo glotón que es... Y justo esta semana le hemos encontrado novia, a ver si es verdad y quedan cuando tenga el celo, debería haber hotelitos para perritos.
Me ha encantado el post, aunque seguiré triste unos días :)
Besos.
Me encanta lo que cuentas de Mus, ¡ es tan tierno y tan listo! . Tengo muchas ganas de verlo. Un beso. Mam.
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