Qué cosas tiene mi novio, que diría aquella chica del anuncio.
Miro mis contadores y me encuentro con un aluvión de visitas a este artefacto (en torno a 450, mucho más del doble de lo habitual). Me voy al por qué (es decir, miro de dónde viene tanto gentío, cosa que es posible, lo crea uno o no) y me doy cuenta de que hay un sinfín de búsquedas en google con las palabras de mi nombre y apellido, es decir, enrique ortiz.
Como no he hecho nada (ni antes, ni ahora, ni después), rastreo y doy con la clave: han detenido al presidente de la diputación de Alicante y, entre su red de trapicheos se encuentra un famoso empresario alicantino (que también estuvo en jaleos de fútbol) que responde al horroroso nombre de Enrique Ortiz. Aquí esta la noticia: enlace.
No deja de hacerme gracia y parecerme curioso que gente que busca noticias de actualidad se tope con este artefacto y con la entrada vigente: una deliciosa entrevista al soberbio Enrique Vila-Matas (otro Enrique, ya somos tres). Mucho más gracia me hace pensar en qué pensará aquél que piense en por qué coño un empresario en jaleos de corrupción tiene un blog más raro que un piojo verde y qué misteriosa clave de los apañucis empresariales esconderán las citas a las que hace referencia Vila-Matas en su entrevista, en la que anuncia el desvelo de un misterio para el mes de septiembre.
¿Qué pensará el ajeno a tanto jaleo que se tope con este artefacto, qué dirá por ahí, que hay en este país un empresario al que le gusta y frecuenta el poder y que, en sus ratos libres, habla de algún poema, de anuncios y canciones y de muchachas en minifalda? Qué cosas.
También hay por ahí un cuarto Enrique y un tercer Enrique Ortiz (lo malo abunda, sí): Enrique Bunbury, al que, en su día, no debió gustar el compartir apellido con una famosas magdalenas o nombre y apellido con un futuro constructor, presunto irregular, por lo que se cambió el apellido, pero no deja (es lo que tiene la estirpe, como contó García Márquez) de llamarse Enrique Ortiz. A mí este Enrique me ha traído también alguna visita y, sobre todo, algún correo electrónico en el que se me preguntaba por mis discos y se me decía qué emoción y cosas de ésas que solemos decir a los cantantes. He tenido la tentación, muchas veces, de no deshacer el equívoco y contestar a los correos hablando de mi pasión favorita: arreglar atranques y que, en cuanto pueda, voy a dejar la música para dedicarme a lo único arrebatador de este mundo: la fontanería. Sin embargo, me he contenido. El delito de usurpación de personalidad está ahí, no conviene olvidarlo y, ya puestos, para eso me hubiera comprado una melena y hubiera concertado cita con alguna muchacha minifaldera que me hubiera escrito.
Lo que les decía al principio: qué cosas tiene mi novio.
Hace un año y un día: Las canciones de mi vida: I love to love, de Tina Charles.
Hola, Enrique, además de lector de tu blog vivo en Alicante y conozco más o menos la cosa. Así que no puedes engañarme: tú eres El, El Constructor, el único e inimitable que se lleva todas las contratas, que conoce a todos los políticos, que preside el club de fútbol de la ciudad y dirige nuestros destinos. Es agradable descubrir que además tienes tu lado literario. Pero ya que estamos, y en mi condición de vecino y admirador de tus gestas económicas ... ¿Podrías prestarme cien millones de euros? En cuanto salgas de comisaría, hablamos.
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ResponderEliminarComo decía el otro día uno en el día del orgullo gay: "conozco a algunos heterosexuales y son gente muy agradable". Pues eso, a ver por qué un empresario presuntamente corrupto no va a poder tener un blog literario... Si es que los prejuicios nos pueden :)
ResponderEliminarUn beso, M.
Compa Enrique, no me lo puedo creer; por fin, la gloria está a tu alcance. Y de qué española manera: te harás famoso no por lo bien que escribes ni por el buen blog que manejas y con el que nos regalas, sino por chorizo... Consuélate pensando en esa pastuqui importante que vas a poder ganar paseándote por los platós de la tele. Te podrás retirar a una isla paradisiaca, repleta de huríes en pareo y con piel de melocotón tostado por el sol. No es mala opción, ¿no...? En fin...
ResponderEliminarUn abrazo enorme y que tengas buen día (lo de caluroso viene de regalo).
P.S. ah, y cuando empieces a repartir, acuérdate de los "ciber-amigos"...
La verdad es que a veces he fantaseado con un equívoco de esos en los que te puedes hacer pasar por un famoso o suplantar a alguien por un momento... cambiar de vida durante unas horas, ser otro, salir del cuadro... si se puede pedir me pido el abuelete ese del pelo blanco de la formula 1 que va siempre con gafas de sol de colorines y se pasa la vida en los barcos rodeado de gachís medio en pelotas, el que se beneficia a la Elisabetta esa, ese me gustaría ser un fin de semana. Eso sí el domingo desmonto la farsa que el lunes curro. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bueno Enrique, muy bueno. Yo lo tengo bastante fácil. Creo que no hay nadie que se llame Marcos Callau. Espero que la gente aprenda a diferenciar al Enrique Ortiz verdadero de los demás. Un abrazo.
ResponderEliminarVaya me acabo de enterar que tienes un doble de nombre, no me gustaría que fueras un inmoral en cualquier sentido. Tiene gracia la cosa del modo que has averiguado las visitas a tu blog. Un beso,Mam.
ResponderEliminarMe acordé de ti al leer la noticia...
ResponderEliminarAbrazos,
Diego
Nada como llamarse algo asi como Asdrubal Piedrasmalas, seguro que no te salen muchos sosias con ese nombre...
ResponderEliminarPor Superwoman tambien entra bastante gente en el blog, seguro, pero la verdad es que no soy de mirar mucho esas estadisticas.
Un supersaludo
Encantada de haberme topado con tu blog. Me gusta como escribes, seas o no en tu tiempo libre un empresario corrupto...
ResponderEliminarSaludos. Tienes una nueva seguidora.
No había leído esta entrada!!! que gracia. Cuti
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