lunes, octubre 18, 2010

Del tiempo




De entre las historias que prefiero, hay una que, cuando pienso en ella, me estremezco y quiero extraer siempre una lección que seguramente la propia historia no contiene. No sé dónde la leí ni a quién pertenece, pero la dejo aquí.

Habla de un alpinista que encontró la muerte en una expedición invernal a los Alpes y cuyo cuerpo nunca pudo ser rescatado por lo complicado de la zona donde cayó. El alpinista dejó viuda una mujer embarazada. El niño que nació, creció con una obsesión por su padre, muerto en las montañas, desaparecido, sin una tumba en la que poder recordarlo y llorarlo, como le había contado su madre. Así que un buen día decidió que iría a los Alpes a encontrar ese cuerpo que, según le habían contado, permanecería intacto por el frío abrumador y perpetuo del glacial.

Pero pasaron los años y el niño, ya adulto, no supo encontrar ni el tiempo, ni el dinero suficiente para lanzar esa expedición que daría con el cuerpo del padre; sin embargo, ya casi anciano, un cúmulo de casualidades hizo posible el desplazamiento hasta los Alpes. Tras muchas semanas, debajo de los hielos, donde excavaron siguendo los testimonios de los que sobrevivieron, aquel niño, ya anciano, encontró finalmente a su padre. Pero su padre, que se había conservado con los 23 años de su muerte, en ese momento podría haber sido su nieto o incluso él mismo, por el tremendo parecido físico, muchos años atrás. Él había buscado a su padre, pero su padre, después de tantos años, ya no era su padre, no podía ser su padre, pues era casi 60 años más joven que él. Y, sin embargo, pese a todo, era su padre.

Hoy cumple mi madre 67 años (¡¡¡ felicidades !!!). Cuando murió mi padre -con 66 años- ella iba a cumplir 63. Ahora mi madre es mayor que mi padre, al que nunca podré recordar como un anciano. Si todo va bien, habrá un momento en que mi madre, anciana, sea mucho mayor que mi padre; incluso, si todo va muy bien, llegará un día en el que yo seré mayor que mi padre, que seguirá para siempre ahí, en ese esplendor de una vida que amó y por la que fue amado. El tiempo, además de tirano, es un misterio. Y no carece de magia, de dolor y de belleza, de mucha belleza.

Hace un año y dos días: Publicidad: Lo real y lo irreal + Un discazo de girls, Album

7 comentarios:

  1. Anónimo7:45 a. m.

    Me han dado escalofríos al leer el blog, porque ayer dándole vueltas a los muchos años que me han caido encima, pensaba lo mismo que has explicado .La verdad que es un misterio el tiempo. Gracias por tu felicitación, pero podías haber omitido el montón de años que cumplo. Un beso. Mam.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo7:57 a. m.

    "en ese esplendor de una vida que amó y por la que fue amado", justo eso, justo esas palabras. Preciosa entrada la de hoy, aunque como muchas veces has conseguido que llore. Vivan los 67 de mi madre!!!! viva esa vitalidad que tiene y esa cabeza, mucho mejor que la mía. Un beso a los dos. Cuti

    NB te echaremos de menos esta tarde con los pasteles de El Sol

    ResponderEliminar
  3. Muchas felicidades a tu madre y felicidad para ambos. Impresionante la historia.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Preciosa la historia del alpinista, el bucle temporal que se crea entre el padre y el hijo; preciosas las palabras sobre tu padre, ese elegante "bon vivant", tan acertadas; preciosos los 67 de tu madre, que a veces parecen 17 (una de las ventajas de tener la mente limpia y el cuerpo ágil)... En fin, un buen comienzo para esta semana tan otoñal. Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo9:31 a. m.

    Preciosa historia,misterioso el tiempo, y precioso el día de hoy, felicidades mami, viva los pasteles del sol. Besos a los tres, Ros

    ResponderEliminar
  6. Un post muy bonito, me puedo imaginar a mam por lo que escribe y lo que decis, muchas felicidades para mam.
    un beso!
    por cierto en la 2 acabo de ver un documental precioso de la alhambra, que maravilla.

    ResponderEliminar
  7. Es lo de menos, pero creo que la hsitoria se cuenta en "Smoke" la peli de Wayne Wang.
    Un saludo, Don Enrique. Que bello ese ultimo parrafo.

    ResponderEliminar