En su último (y genial) libro, Exploradores del abismo -del que preparo una reseña para poner aquí- habla Vila Matas de Glenn Gould como ejemplo de artista que desaparece. También recuerdo en Rodrigo Fresán una obsesión por Gould, en su libro Historia argentina (que para mí sigue siendo el mejor Fresán). En las lonchas de vida que puse por aquí, (enlace) escribía que opinaba como Benet y como Gould: que hay que suprimir al intérprete para que prevalezca la música.
En todo caso, cualquier excusa es buena para echarse al cuerpo estos 47 minutos de Variaciones Goldberg. Espero sepan disculpar el tamaño del vídeo, pero hay un festivo próximo y Gould y Bach pueden esperar. Tengo la intención de volver sobre Gould aquí, no porque sepa mucho de él, sino para aprender sobre la marcha y ir trayéndolo.
Hace un año:Ninguna necesidad, de Julián Rodríguez
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Si esta es su famosa última grabación de 1981 de las Variaciones (que lo parece), le quedaban 3 telediarios. Si se oye con atención en un buen equipo, se distinguen los jadeos y tarareos de Gould, que ya estaba muy enfermo, muy dopado, muy fuera del mundo. Si además se compara esta versión con la del 55, otra verdadera joya (se lanzó al universo dentro de no recuerdo qué Apolo, ya que se eligió como pieza artística humana por antonomasia) la diferencia es sobrecogedora: la juventud, la salud, la vida del joven Gould de 1955 frente a la decrepitud, agonía y transtorno mental de 1981. Lo más interesante no es sólo escuchar y comparar ambas grabaciones, sino entender los motivos que llevaron a uno de los mejores pianistas de la historia a despreciar al público, apartarse del mundo, aislarse de por vida, alimentarse de fármacos, vivir y morir dentro de la música, en la abstracción absoluta.
ResponderEliminarGracias por esta entrada, Enrique, es un lujazo. Un beso. M.
Genial. Me lo voy a dejar ahora de fondo, ya que gracias a los dioses yo no tengo un jefe que me haga quitar la música.
ResponderEliminarMil gracias.
Hola Enrique, saludos, yo soy adicta a las variaciones. Viajes astrales he tenido en metro oyendo ese canturreo, como si me secreteará.
ResponderEliminarMe ha amenizado la comida en el despacho, q no es poco. Voy a ponerlo otra vez, creo q trabajo mejor con esta música, y tengo que reconocer que la música clásica no es mi fuerte. De camino leí algo de la vida de Gould. Gracias. Un beso. Cuti
ResponderEliminarvila matas debe ser un lucerito. sólo él sabe por dónde ir. puede que no nos demos cuenta de su importancia, a pesar de su éxito. en fin, yo qué sé.
ResponderEliminarMe alegra la coincidencia. También he colgado esta grabación, precisamente a raiz de un comentario de un lector sobre Gould. En él le respondía que conocí a Gould por "El mecanógrafo" de García Sánchez. Y te recomiendo -me repito respecto de aquello pero creo que es interesante- un par de pelis. Un documental de Huerga, Variaciones Gould, y otro de 37 cortos sobre Glenn Gould (no es el título exacto). Y por supuesto, porque es una maravilla y punto, "El malogrado" de Bernhard. Inspirada en Gould, es una obra maestra contemporánea. Una maravilla. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarPues Gould, aunque muy interesante, no era precisamente un intérprete que "desapareciera" para dar paso a la música. Y conste que me gustan muchos aspectos de su interpretación, pero para mí, un Bach magistral es el de Andras Schiff (a este sí que no se le nota nada ni que existe, es maravilloso).
ResponderEliminarA ver si Fresán publica algo ya DOn Enriqeu proque yo me muero DE GANAS.
ResponderEliminarEn uno de los relatos de Vidas de santos Fresán hace que los protagonistas sean Gould y Oppenheimer (si no recuerdo mal, cito de memoria)
ResponderEliminar¿Es Gould, con todos estos referentes, un artista literario?
:-)
Un saludo
Elena Oscar y Marc son sencillamente ¡los mejores! Es curioso, estas coincidencias trans-genéricas (musica / literatura) de gustos.
ResponderEliminarAdemás (hablé con ellos el otro día, tras un show-case en Bcn), son... sencillamente... encantadores, modestos, divertidos. Se merecen lo mejor; lo tendrán tarde o temprano, que no nos los estropeen por favor!
Gould...............genial y genio. Esta y la del 55 son dos músicas diferentes, dos modos de entenderlas, la una revolución, la otra madurez...No hay que perderse sus sonatas de Beethoven. También aclarar que si se escuchan los jadeos y los tarareos no es por que estuviera mayor, lo hizo durante toda su vida, tarareaba lo que tocaba, y fue su guerra particular con las discográficas. A veces estos tarareos te sacan un poco de la música, pero otras veces la hacen más humana.
ResponderEliminarGracias por colgar esto, y gracias Enrique por tu blog