Por mucho que me esfuerzo, no encuentro en mi torpe caudal biográfico nada extraordinario que contar sobre el día de San Valentín, nada. Si acaso, allá por nuestros diez u once o años, el miedo a ponerse algo rojo aquel fatídico día, cuestión ésta que no siempre estaba al alcance de uno ya que, claro, eran las madres las que ponían la ropa del día siguiente sobre una silla.
Sí, según la leyenda escolar de aquellos tiempos, casi terminando los setenta, el que se ponía algo rojo el día de San Valentín estaba enamorado y no había nada peor que para un niño de aquella edad, en un colegio de chicos, que estar enamorado. Si a uno se le descubría el más mínimo gesto al respecto enseguida un coro de no menos de 50 niños gritaba, aullaba: "¡está enamoraaaaaado, está enamoraaaaado!" Como por aquella edad el hecho de estar enamorado no traía todavía los pingües beneficios de un historietón que contar a base de muerdos, metidas de mano, intentos, etc., lo mejor era evitar el rojo delator aquel día.
Sí he visto en El barón rojo tres anuncitos que me han gustado, y mucho.
En el primero, un marido olvida el día de San Valentín, qué cosa, mira que hay que ser manta para olvidar una cosa así. En el segundo, alguien también se ha olvidado de alguien. Y en el tercero, lejos de olvidarse, se reciben una propuestas muy interesantes, sí señor. Además, nos recuerda y es una gráfica lección de aquéllo: the medium is the message. Y en esas andamos.
Hace un año y dos días: Sé lo que hicísteis, Sanchez Dragó, Cristina Tárrega y Foolish wives, de José María Álvarez.
Hace un año y un día: Un disco y una canción: Auditorium, de Radar Bros y Bright tomorrow, de Fuck buttons
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No entiendo nada de inglés pero me lo imagino, muy buenos los tres.Aunque sabemos de sobra que es una fiesta inventada para gastar, me enternece mucho ver a chicos muy jovencitos con sus ramillo pequeñito de claveles rojos o incluso solo una rosa roja ,de hecho muchas veces los he visto comprarlas con mucha ilusión sacando sus monedillas ahorradas. Un beso.Mam
ResponderEliminarGracias, Mam :)) Como no quiero arruinar yo sueño alguno, no te diré en lo que pensaban esos muchachitos a la par que pagaban esos claveles rojos, no señora, no te lo voy a contar. Uno, que también ha sido jovencito, sí recuerda qué tenía en la cabeza: mañana, tarde y noche. Un beso, Mam :))
ResponderEliminarQue diferentes pensamientos entre hembras y machos en esas tiernas edades, las hembras, al menos yo, era una romántica de mucho cuidado, siempre pensaba que estaba loquito por mi, ni me imaginaba lo que pasaba por su mente, mañana, tarde y noche. Menos mal que el tiempo hace aunar criterios;-). Un beso. Cuti
ResponderEliminarQué gusto volver a servirle de inspiración, ya estaba comenzando a preocuparme ;)
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