lunes, noviembre 30, 2009
Bollycao boy, de Juan Antonio González Iglesias
Bollycao boy
Del polideportivo a la salida
orgulloso de quince cicatrices
bandolero grumete de pirata
cachorro del amor espiritual
busca entre su desorden la merienda
El caos de tu mochila ¿quién lo nombra?
canicas camisetas cromos cartas
gruesos rotuladores fluorescentes
cordones la revista dos cartuchos
de combativos juegos informáticos
En cuidadoso estuche cual secreto
los preciosos cristales
que cubren tu miopía maravillosa
el slip fabuloso de repuesto
tal vez ya tu primer preservativo
publicitario. Al fin el bollycao
puesto por mamá joven y atractiva
el bonobús las llaves la toalla
el libro de latín de segundo de bup...
Feliz el que te dé clases particulares
y en la brutalidad de tus labios escuche
la frágil hermosura de la rosa rosae
Juan Antonio González Iglesias (Salamanca.1964) Ha aparecido ya en tres ocasiones en este blog (enlace + enlace + enlace). Aunque no hace falta, el poema parecerá más claro si se anota la condición homosexual y de profesor de latín (ambas muy patentes en muchos de sus poemas) de González Iglesias, uno de los poetas, entre los que rondan mi edad, que prefiero
Hace un año y dos días: Buenas noticias: Juan Marsé gana el Premio Cervantes y Heidi Klum toca la guitarra en braguitas
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viernes, noviembre 27, 2009
Publicidad: Jugando a misas + el destino y Axe / La leyenda del tiempo, de Camarón + Un abrazo a Miguel Ángel Muñoz
Ha querido la semana que tenga algo de tiempo para echar un vistazo a mi querido Barón Rojo, del que extraigo dos suculentos spots.
El primero, que realmente es la base publicitaria de un juego que se llama Dante's Inferno o algo así, es una delicia y los actores lo bordan. No tengo yo Wii de ésas, no señor; tampoco consola; me quedé en cuando se jugaba al Tetris, en blanco y negro, en aquellos 286 (sí, creo que se llamaban así), con una pantallita pequeña y con mucho fondo.
El segundo es otro spot de Axe, marca habitual aquí (y también tiene un hueco en mi corazón). En este caso, Axe va mucho más lejos y nos habla de predestinación, vidas cruzadas, azar y destino, felicidad y pasión. No me dirán que la chica no tiene su aquél (y para aquél, por cierto, mis queridos niños, esta chica que tengo el gusto de presentarles, de la mano de El barón rojo: Nina Moric. Qué aquél, sí señor. Y si no me creen, vean esta fotico de la buena de Moric, croata y 33 añitos, que es una edad que no le va mal a mis próximos 43: enlace)
Y ha querido la casualidad que traiga hoy aquí el disco La leyenda del tiempo, de Camarón de la Isla, del año 1979. María lleva un tiempo con él, dándole vueltas y descubro que Viola Tricolor, del genial Los colores de los pensamientos, le dedicó un post hace unos días. En esa entrada descubro un documental que no había visto, Tiempo de leyenda, que dejo aquí para que lo disfruten el fin de semana, pues dura casi una hora. No se lo pierdan, hace, al comienzo, un recorrido genial por discos esenciales.
No soy yo muy de flamenco, pero La Leyenda del tiempo, Veneno (bueno, no es flamenco, pero a lo mejor sí) y Quien no corre, vuela, del malogrado Ray Heredia, forman para mí un triángulo esencial en el que llevo muchos años moviéndome. Les dejo el documental, les recomiendo los tres discos (para los que no hayan escuchado) y les prometo que me detendré en ellos con más tranquilidad
Y no mucho más, mis queridos niños y niñas. Si se fijan, ya llueve un poquito, y hace algo más de frío. En estos días, sobre todo a partir del domingo, lloverá más (nevará en algunos sitos) y aumentará el frío. Mala noticia esta semana para la blogosfera. Ha cerrado El síndrome Chéjov, una de las referencias esenciales de todo esto, y lo peor es que (al menos esta mañana) ya no se puede leer. Miguel Ángel Muñoz será, estoy seguro, un autor de referencia, y yo le agradezco el trabajo, soberbio e impecable, que ha hecho. Le mando un abrazo y le rindo este pequeño homenaje. Gracias a gente como él, se habla de la importancia de los blogs. Yo, por mi parte, les agradezco su paciencia para con éste, su generosidad y su tiempo. Les mando un abrazo y muchos besos. Gracias, Miguel Ángel.
Hace un año y un día: Los discos de mi vida: Her handwriting, de Trembling blue stars
El primero, que realmente es la base publicitaria de un juego que se llama Dante's Inferno o algo así, es una delicia y los actores lo bordan. No tengo yo Wii de ésas, no señor; tampoco consola; me quedé en cuando se jugaba al Tetris, en blanco y negro, en aquellos 286 (sí, creo que se llamaban así), con una pantallita pequeña y con mucho fondo.
El segundo es otro spot de Axe, marca habitual aquí (y también tiene un hueco en mi corazón). En este caso, Axe va mucho más lejos y nos habla de predestinación, vidas cruzadas, azar y destino, felicidad y pasión. No me dirán que la chica no tiene su aquél (y para aquél, por cierto, mis queridos niños, esta chica que tengo el gusto de presentarles, de la mano de El barón rojo: Nina Moric. Qué aquél, sí señor. Y si no me creen, vean esta fotico de la buena de Moric, croata y 33 añitos, que es una edad que no le va mal a mis próximos 43: enlace)
Y ha querido la casualidad que traiga hoy aquí el disco La leyenda del tiempo, de Camarón de la Isla, del año 1979. María lleva un tiempo con él, dándole vueltas y descubro que Viola Tricolor, del genial Los colores de los pensamientos, le dedicó un post hace unos días. En esa entrada descubro un documental que no había visto, Tiempo de leyenda, que dejo aquí para que lo disfruten el fin de semana, pues dura casi una hora. No se lo pierdan, hace, al comienzo, un recorrido genial por discos esenciales.
No soy yo muy de flamenco, pero La Leyenda del tiempo, Veneno (bueno, no es flamenco, pero a lo mejor sí) y Quien no corre, vuela, del malogrado Ray Heredia, forman para mí un triángulo esencial en el que llevo muchos años moviéndome. Les dejo el documental, les recomiendo los tres discos (para los que no hayan escuchado) y les prometo que me detendré en ellos con más tranquilidad
Y no mucho más, mis queridos niños y niñas. Si se fijan, ya llueve un poquito, y hace algo más de frío. En estos días, sobre todo a partir del domingo, lloverá más (nevará en algunos sitos) y aumentará el frío. Mala noticia esta semana para la blogosfera. Ha cerrado El síndrome Chéjov, una de las referencias esenciales de todo esto, y lo peor es que (al menos esta mañana) ya no se puede leer. Miguel Ángel Muñoz será, estoy seguro, un autor de referencia, y yo le agradezco el trabajo, soberbio e impecable, que ha hecho. Le mando un abrazo y le rindo este pequeño homenaje. Gracias a gente como él, se habla de la importancia de los blogs. Yo, por mi parte, les agradezco su paciencia para con éste, su generosidad y su tiempo. Les mando un abrazo y muchos besos. Gracias, Miguel Ángel.
Hace un año y un día: Los discos de mi vida: Her handwriting, de Trembling blue stars
miércoles, noviembre 25, 2009
Los poemas que me hicieron: La canción de amor de J. Alfred Prufrock, de T.S.Eliot
Llevo varios días acordándome de este poema de T.S.Eliot, un poeta al que admiro, al que me gusta frecuentar. Aunque prefiero Cuatro Cuartetos como obra, La canción de amor de J. Alfred Prufrock es muy importante para mí. Estuve varios años leyéndolo a menudo, buscando entre sus versos algo con lo que tenía que encontrarme. Me acordé también de él leyendo a Eloy Fernández Porta, cuando hablaba del sampler, que aquí puede llamarse collage y que no es muy diferente.
Radicalmente moderno, me gusta el largo aliento del poema, el que parezca estar escrito de una tirada, el cúmulo de pensamientos y sensaciones que transmite a base, precisamente, de acumulación, y adoro esa especie de ir y venir, poco a poco (como las mujeres que van y viene hablando de Miguel Ángel), para terminar en el mar, con los pantalones de franela arremangados.
La canción de amor de J. Alfred Prufrock
Vamos entonces, tú y yo,
cuando el atardecer se extiende contra el cielo
como un paciente anestesiado sobre una mesa;
vamos, por ciertas calles medio abandonadas,
los mascullantes retiros
de noches inquietas en baratos hoteles de una noche
y restaurantes con serrín y conchas de ostras:
calles que siguen como una aburrida discusión
con intención insidiosa
de llevarnos a una pregunta abrumadora...
Ah, no preguntes “¿Qué es eso?”
Vamos a hacer nuestra visita.
En el cuarto las mujeres van y vienen
hablando de Miguel Ángel.
La niebla amarilla que se restriega el lomo en los cristales de las ventanas,
el humo amarillo que se restriega el hocico en los cristales de las ventanas,
metió la lengua lamiendo los rincones del atardecer,
se demoró en los charcos quietos sobre los sumideros,
dejó que le cayera en el lomo el hollín que cae de las chimeneas,
resbaló por la azotea, dio un brinco repentino,
y, viendo que era una suave noche de octubre,
se enroscó una vez en torno a la casa y se quedó dormido.
Y claro que habrá tiempo
para el humo amarillo que se desliza por la calle
restregándose el lomo contra los cristales de las ventanas;
habrá tiempo, habrá tiempo
de preparar una cara para encontrar las caras que encuentras;
habrá tiempo de asesinar y de crear,
y tiempo para todos los trabajos y los días de las manos
que levantan y dejan caer una pregunta en tu bandeja;
tiempo para ti y tiempo para mí,
y tiempo aún para cien indecisiones,
y para cien visiones y revisiones,
antes de tomar té con tostadas.
En el cuarto las mujeres van y vienen
hablando de Miguel Ángel.
Y claro que habrá tiempo
de preguntarse “¿Me atrevo?”, y “¿Me atrevo?”,
tiempo de volver atrás y bajar la escalera,
con un claro de calvicie en medio de mi pelo
(dirán: “¡Cómo le está clareando el pelo!”),
mi chaquet, mi cuello duro subiendo firmemente hasta la barbilla,
mi corbata rica y modesta, pero afirmada con un sencillo alfiler–
(dirán: “Pero ¡qué delgados tiene los brazos y las piernas!”)
¿Me atrevo
a molestar al universo?
En un minuto hay tiempo
de decisiones y revisiones que un minuto volverá del revés.
Pues les he conocido ya a todos, les conozco a todos–
he conocido los anocheceres, mañanas, tardes,
he medido mi vida con cucharillas de café;
conozco las voces que mueren con una caída agonizante
bajo la música de un cuarto de más allá.
Así ¿cómo podría hacerme ilusiones?
Y he conocido ya los ojos, los conozco todos–
los ojos que te miran fijos en una expresión formulada,
y cuando esté formulado, despatarrado en un alfiler,
cuando esté clavado y retorciéndome en la pared,
¿cómo empezaría entonces
a escupir todas las colillas de mis días y maneras?
Y ¿cómo podría hacerme ilusiones?
Y he conocido ya los brazos, los conozco todos–
brazos con pulseras y blancos y desnudos
(¡pero, a la luz de la lámpara, con vello pardo claro!)
¿Es perfume de un traje de mujer
lo que me hace divagar así?
Brazos que se extienden en una mesa, o que se arropan en un chal.
¿Y cómo hacerme ilusiones entonces?
¿Y cómo iba a empezar?
....................................................................
¿Diré que he pasado al oscurecer por estrechas calles
observando el humo que se eleva de las pipas
de hombres solitarios en mangas de camisa, asomados a la ventana?
Debería yo haber sido un par de ásperas garras
corriendo por los fondos de mares silenciosos.
..................................................................
¡Y la tarde, el anochecer, duerme tan pacíficamente!
Alisada por largos dedos,
dormida... cansada ...o se hace la enferma,
extendida en el suelo, aquí junto a ti y a mí.
Debería yo, después del té con pastas y helados,
tener la energía de forzar el momento hasta su crisis?
Aunque he visto mi cabeza (ya ligeramente calva) presentada en una bandeja,
no soy ningún profeta –y no se trata aquí de nada importante;
he visto chisporrotear apagándose el momento de mi grandeza,
y he visto al eterno Lacayo alargándome mi abrigo y riéndose con disimulo,
y, en resumen, tuve miedo.
Y habría valido la pena, después de todo,
después de las tazas, la mermelada, el té,
entre la porcelana, entre un poco de charla tuya y mía,
habría valido la pena
descabezar de un mordisco el asunto con una sonrisa,
apretar el universo en una bola
echándolo a rodar hacia alguna pregunta abrumadora,
decir: “Soy Lázaro, venido de entre los muertos,
vuelto para decíroslo todo, os lo diré todo” –,
si alguna, poniéndose una almohada junto a la cabeza,
dijera: “No es eso lo que yo quería decir en absoluto.
No es eso, de ningún modo”.
Y habría valido la pena, después de todo,
habría valido la pena,
después de las puestas de sol y los jardincillos delante de casa, y las calles regadas,
después de las novelas, después de las tazas de té, después de las faldas que se arrastran por los suelos,
y esto, ¿y tanto más?
¡Es imposible decir precisamente lo que quiero decir!
Pero si una linterna mágica proyectara los nervios como estructuras en una pantalla:
habría valido la pena
de que alguna, acomodándose una almohada o tirando a un lado un chal,
y volviéndose a la ventana, dijera:
“Eso no es en absoluto,
eso no es lo que yo quería decir en absoluto.”
.................................................................
¡No! No soy el príncipe Hamlet, ni tenía por qué serlo;
soy un noble del séquito, uno que sirve
para hacer bulto en una comitiva, empezar alguna que otra escena,
aconsejar al príncipe: sin duda, un fácil instrumento,
respetuoso, contento de ser útil,
político, cauto y meticuloso;
lleno de elevado fraseo, pero un poco obtuso;
a veces, incluso, casi ridículo–
a veces, casi, un Bufón.
Envejezco... envejezco...
Tengo que llevar vueltas en los bajos de los pantalones.
¿Me saco raya en el pelo por detrás? ¿Me atrevo a comerme un melocotón?
Me pondré pantalones blancos de franela, y pasearé por la playa.
He oído a las sirenas cantándose unas a otras.
No creo que me canten a mí.
Las he visto cabalgar en las olas mar adentro
peinando el blanco pelo de las olas echando atrás
cuando el viento sopla el agua hasta ponerla blanca y negra.
Nos hemos demorado en las cámaras del mar
junto a ondinas enguirnaldadas de algas, en rojo y pardo,
hasta que nos despierten voces humanas y nos ahoguemos.
Hace un año y un día: Casa de citas: Manuel Vicent
Blogalaxia Tags:t. s. eliot
lunes, noviembre 23, 2009
V.O.S., de Cesc Gay
Una vez más, cine dentro del cine, otra vez un par de historias de amor entrelazadas, y un maravilloso bucle. Sin embargo, y a pesar de esos una vez más, el cine de Cesc Gay vuelve a destacar en un panorama que a mí no termina de convencerme.
Gesc Gay (Barcelona. 1967) es el director de Ficció, de 2006, que no he visto, y de dos películas que me gustaron: una, muy divertida, Krámpack, de 2000 y la interesantísima En la ciudad, de 2003. De Krámpack me gustó que giraba en torno a un mito-leyenda de mis tiempos (no en vano, Gay nació en el mismo año que yo): que si te sentabas sobre tu mano para que se durmiera y, con la mano dormida, te hacías una pajilla, tenías la sensación de que te la hacían, en vez de hacértela. Más allá de eso, mostraba -deliciosamente- los pasos invisibles y visibles de la juventud hacia la edad adulta. En la ciudad, que insinuaba más que mostraba, me gustó porque contaba cómo, entre todas las idas y venidas de los que habitamos en ciudades, en el fondo estamos muy muy solos y vamos cada uno a lo nuestro. Impecable.
V.O.S., de 2009, da, en mi opinión, un salto de calidad y de profundidad a base de ligereza y sencillez, hasta convertir a Cesc Gay en un referente de calidad y de saber hacer en un -sí, vuelvo a decirlo- triste panorama cinematográfico español.
Con fondo de comedia romántica y con el artificio de mostrar un rodaje y una película a un tiempo, la historia gira en torno a dos parejas rondando cuarentena (qué edad, Dios, qué edad) en una Barcelona maravillosamente retratada, hasta el punto de ser un personaje más. Idas y venidas, encuentros y desencuentros, amor y desamor. A través de todo ello, unos actores geniales -los mismos que actuaban en la obra de teatro que sirvió de base al guión-, humor desbordante, inteligencia y mucho oficio, una de esas películas en la que el director consigue que veamos aquéllo que quiso, exactamente, sin dar por bueno cualquier resultado, que es algo que le está pasando a los directores españoles.
Deliciosa en su estructura, un bucle perfecto, V.O.S. es una película en la que se entremezclan -con toda la naturalidad del mundo- el castellano, el catalán y un poco de vasco, como pienso que debe ser lo normal en lugares donde se hablen varios idiomas. V.O.S. es una película que hay que ver porque se van a reír, porque se van a instalar en un mundo -delicioso-, que es el de muchos de ustedes, y porque van a ir y venir de la mano de unos personajes y unas historias fascinantes. No, no se la pierdan.
La peli V.O.S. tiene su hueco en Facebook (enlace), su propio blog (enlace) donde pueden encontrar diferentes críticas. Aquí pueden encontrar una entrevista con Cesc Gay y en estos blogs pueden leer algo más en condiciones que estas pobres notas:
Puerta de Babel (enlace)
Ateo poeta (enlace)
Les dejo, además, el trailer y alguna escena de V.O.S.: una, con fondo de Calamaro, y una especie de toma falsa. Además, una entrevista con Cesc Gay.
Hace un año y dos días: La tentación del silencio (con Smog de fondo)
Blogalaxia tags:cesc gay
viernes, noviembre 20, 2009
A este otoño le falta una pistola (Guarrimix nº 2)
Al mea culpa que entono por las cada vez menos frecuentes actualizaciones de este marrdito artefacto, lo acompaño, como número extra de otoño, un disquito de regalo, para que se lo bajen y se lo pongan en el cochecito, o a los niños en casa, o en los walkman. Quisiera así darles las gracias por su tiempo y su paciencia, por su generosidad, por sus comentarios (que sigo sin poder contestar, sorry)
Yo ya hice por aquí una primera compilación, hace como año y medio. Mi guarrimix nº 1 (enlace para bajarlo), lo entitulé, en un homenaje al gran Leo Dan, Libre, solterito y sin nadie.
Este nuevo guarrimix se titula como una cita de William Morris, que me encanta: "A este otoño le falta una pistola". Espero que les guste, o que, al menos, no les disguste. Oído en su conjunto carece, como Dios manda, de pies y cabeza, no tiene el más mínimo sentido de conjunto y, en muchas ocasiones, chirría la mezcla de temas. Eso me gusta. También que las canciones se corten como se cortan las cosas: por todo el morro. La portada podría ser la foto de arriba.
Se puede bajar en este enlace de Rapidshare (enlace). Si alguien lo quiere en otro servidor, que lo diga ahora o calle para siempre.
A este otoño le falta una pistola (Guarrimix nº 2)
1.- Four Tet: Love cry. Último single de Kieran Hebden, que estrenará disco el día en que yo cumpla 43 añitos. ¿Qué decir de un tema de electrónica que hace que, de repente, te entren ganas de fumarte 352 porros y beberte 212 jin-tonics e irte tres días de juerga loca y acabar un local oscurísimo, en los sótanos de un edificio antiguo, rodeado de 4 ó 5 chicas con faldas hippys, el pelo larguísimo, en tetas (esto es fundamental) y con una cinta en la frente? Genial. Mi tema del mes y uno de los del año. No se lo pierdan.
2.- Girls: Summertime. Una de las sorpresas del año. A un talentazo inusual para la melodía, se une uno de los mejores finales que uno pueda tropezarse, con una especie de shoegazer bestial, que te deja alucinado y extenuado. Enorme tema, traje por aquí (enlace) el debut de este año.
3.- Benjamin Biolay: La superbe. ¿Por qué será que los franceses, también los italianos, no tienen el más mínimo pudor a la hora de cantar, musicar, arreglar? ¿Por qué es imposible imaginar este tema cantado en castellano ? Muchos grupos catalanas han dejado atrás complejos y nos están entregando discos buenísimos a fuerza de atrevimiento y búsqueda.. Este nuevo trabajo -doble- del Biolay tiene joyas como ésta.
4.- Built to spill: Tomorrow. Temazo del nuevo disco, There is no enemy, de esta formación, que adoro. Ya les traje por aquí un comentario al disco (enlace). El tema, que arranca desde la lírica, alcanza una de esas cimas tan particulares de Built to spill a base de guitarras, giros, crescendos invisibles. Una maravilla.
5.- The phenomenal handclap band: The journey to serra da estrela. Comenzar un disco o un concierto con un instrumental largo es algo reservado a los Pixies o a 091. Cuando el instrumental funciona a modo de opertura de una ópera, puede ser espeluznante. Resumir en un tema todo lo que un disco va a contener, está sólo al alcance de los más grandes, y estos The Phenomenal handclap band, lo son, digo que si lo son. Un tema perfecto, que va de los 70 a un más allá, donde también los estaremos escuchando. Traje por aquí otro tema suyo (enlace).
6.- The Slew: 100%. Otro de los acontencimiento de 2009 son estas mezclas de Kid Koala a bases de los componentes de la durísima banda Wolfmother. Diabólico, extenuante, sudoroso y alucinado, me gusta ese acercamiento entre rock y máquina. (Enlace)
7.- The Cribs: Hari Kari. Nadie, con una mínima afición al rock, debería perderse el nuevo disco de este grupo, Ignore de ignorant. Repleto de buenas canciones, con guitarras geniales, voces perfectas y estribillos contagiosos y saltarines. Algo tendrá este grupo, de tres hermanos (como mis muy queridos Hermanos Dalton) cuando Johnny Marr se ha subido al carro de la que dicen que es "la banda de culto más importante del planeta"
8.- Dinosaur Jr: Plans. Cómo me gusta esta canción. Si por mí fuera, tendría el título de una de las mejores canciones de este año. Es absolutamente perfecta en su construcción, en su desarrollo a base de trenzados y destrenzados de guitarra, en aliento épico, en dejarte satisfecho, acorde, en paz. También lo traje por aquí (enlace)
9.- Salim Nourallah: Love is all around. Una de las últimas caricias para mis maltrechos oídos ha sido el nuevo disco de este tejano: Constellation, repleto de canciones redondas, que te reconcilian con la canción-canción, esa a la que une vuelve cuando está cansado. Qué maravilla.
10.- Volcano Choir: Island is. El nuevo folk americano está trayendo estas cosas. Si aquello de Bon Iver nos volvió locos (qué disco, Dios, qué disco), éste de Volcano Choir, si bien no llega hasta ahí -es normal- tiene algunos pasajes que tiene el mismo trote alucinado de un caballo extraviado en mitad de una tormenta voraz: locura, pero también libertad.
11.- Yo la tengo: All your secrets. Termino con mi tema de este año, sí, ese que resumió con su cadencia lo que fue mi verano, el campo, los días eternos, el cielo de Francia (enlace). Qué gran disco el que nos ha entregado este año una de las bandas más sensatas y fantásticas que hay, hoy por hoy, por este planeta. Qué canción más entrañable, qué dulzura, y qué final para esta recopilación.
Y como colofón, y para los más vagos, dejo el vídeo del primer tema, el bendito Love Cry de Four Tet, sin duda, uno de los temas del año.
En fin, en fin, mis queridos niños y niñas. Espero que esta mezcla, este guarrimix, les guste. Con todo mi agradecimiento y mi afecto. Que lo disfruten. Ahhh, y buen fin de semana. Abrazos y besos.
Hace un año y tres días: Lecciones de cosas, de Carlos Barral (I)
Hace un año y un día: Beyoncé y un gran enigma + Publicitando el dolor
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lunes, noviembre 16, 2009
Una cita de Chuang Tse, un fragmento de José Montalvá y una canción de Wilco
El viernes iba a ir a Granada. Varios temas habían hecho posible la posibilidad de no ir, pero al final decidimos coger el coche, a las cuatro de la tarde, y meternos en carretera -como se decía antes-. Una de las posibilidades que impedían el viaje había sido la salud de Mus. Con unas transaminasas por las nubes desde que volvió de Francia en agosto (una intoxicación hepática seguramente producida por los litros de ríos franceses que se bebió), hace sólo tres semanas que han comenzado a bajarle y hoy lunes tenía un nuevo análisis de sangre, que se cambió al jueves previendo el cansancio del viaje y que éste no alterara el resultado.
Ya en el coche, y con sólo unos 40 kilómetros recorridos, Mus -que viaja muy bien en coche- comenzó a llorar, a ir de un lado a otro del asiento trasero y a pedir que le abriera la ventanilla. Jadeaba -y no hacía calor- y abría mucho la boca, señal inequívoca del mareo. Paramos en un par de ocasiones, hasta que, a la altura del punto kilométrico 100, nos volvimos a Majadahonda, posponiendo el viaje.
Cuando volvíamos, nos planteamos qué pensaría Mus cuando, de repente, apareciéramos en su parque de todas las tardes en vez de en Granada, si se podría contento o no, y me acordé de esta cita de Chuang Tse, que encabezaba aquel libro que se llamaba Belber Yin, de Jesús Ferrero:
La pureza extrema es no extrañarse de nada.
Era eso. Mus no se extraña de nada. Acepta y disfruta, por igual, aparecer en Granada o en su parque queridísimo de todas la tardes. Si tras las maletas y los kilómetros aparece en Francia, no se extraña, se baja del coche haciendo exactamente lo mismo que si se bajara en Granada o en Majadahonda. Para él, ya lo he contado por aquí otras veces, el presente es eterno; no hay pasado y, sobre todo, no hay futuro. Mus lloraba y jadeaba porque no se encontraba bien. Si tras el coche, hubiera aterrizado en la luna, no se habría extrañado, hubiera levantado la pata y hubiera hecho pis sobre un fabuloso cráter lunar.
De vuelta, con un fin de semana casero, disfruto de este post de José Montalvá, al que leo siempre con fervor. No añadiré nada, tan sólo le agradeceré la altura de sus blogs y, claro, los recomiendo.
Un chiste desorientativo
"Como padre, no soporto pensar en todo aquello que yo no puedo controlar", he dicho. He querido tener un hijo; sin embargo, no he querido ser padre. Ser padre supone asumir otros muchos prejuicios, cargarse de ellos. Voy a ser, por tanto, anti-padre.
En mi particular lucha contra el manierismo, el padre cargado con todos sus prejuicios de padre es mi principal enemigo. Matar al padre, en ese sentido, no es tanto matar a mi propio padre, que me hizo y ya se hace viejo lejos de mi casa y ya no me afecta de una manera tan, digamos, directa; sino matar al padre que llevo dentro, cargado de todos los prejuicios asumidos por los padres. Determinar estos prejuicios; proteger sin proteger, aconsejar sin aconsejar, educar sin educar; todo ello es otro asunto.
De mi hijo agradezco la posibilidad de observarle. Es una delicia y es Arte. Cada una de sus diminutas actividades excluidas de lenguaje (reglado) es una maravilla del Arte y de la Vida. No soporto que se me hable de Arte, no obstante, a partir de ahora.
Cuando se habla de Arte, en general, se dice de una cosa sofisticada, henchida de absolutos que la hinchan y la hacen grande y, determinantemente, INSOPORTABLE. Creo que, afortunadamente, ese Arte ya solamente es un mal recuerdo. Ya, afortunadamente, se puede consumir la obra de los autores antiguos de esa otra manera, liviana, despegada de sofisticados protocolos que la llenan de rigidez y la matan.
Alguien dijo que lo pequeño es hermoso. Yo prefiero invertir los términos, es decir: lo hermoso es pequeño. Si no, no es hermoso.
Y del fragmento, a través de los comentarios, descubro que un poeta al que he leído siempre con ganas, Javier Cánaves, tiene un blog, Tu cita de los martes, y que deja en él una canción de Wilco que me gusta: Jesus, etc. y que traigo hoy aquí, como resumen de un fin de semana extraño y del que no me extrañaré.
Hace un año y dos días: Un abrazo a Luis García Montero + Lights on don't mean I'm in home, de The Secret society
Technorati tags:chuang tse wilco
Ya en el coche, y con sólo unos 40 kilómetros recorridos, Mus -que viaja muy bien en coche- comenzó a llorar, a ir de un lado a otro del asiento trasero y a pedir que le abriera la ventanilla. Jadeaba -y no hacía calor- y abría mucho la boca, señal inequívoca del mareo. Paramos en un par de ocasiones, hasta que, a la altura del punto kilométrico 100, nos volvimos a Majadahonda, posponiendo el viaje.
Cuando volvíamos, nos planteamos qué pensaría Mus cuando, de repente, apareciéramos en su parque de todas las tardes en vez de en Granada, si se podría contento o no, y me acordé de esta cita de Chuang Tse, que encabezaba aquel libro que se llamaba Belber Yin, de Jesús Ferrero:
La pureza extrema es no extrañarse de nada.
Era eso. Mus no se extraña de nada. Acepta y disfruta, por igual, aparecer en Granada o en su parque queridísimo de todas la tardes. Si tras las maletas y los kilómetros aparece en Francia, no se extraña, se baja del coche haciendo exactamente lo mismo que si se bajara en Granada o en Majadahonda. Para él, ya lo he contado por aquí otras veces, el presente es eterno; no hay pasado y, sobre todo, no hay futuro. Mus lloraba y jadeaba porque no se encontraba bien. Si tras el coche, hubiera aterrizado en la luna, no se habría extrañado, hubiera levantado la pata y hubiera hecho pis sobre un fabuloso cráter lunar.
De vuelta, con un fin de semana casero, disfruto de este post de José Montalvá, al que leo siempre con fervor. No añadiré nada, tan sólo le agradeceré la altura de sus blogs y, claro, los recomiendo.
Un chiste desorientativo
"Como padre, no soporto pensar en todo aquello que yo no puedo controlar", he dicho. He querido tener un hijo; sin embargo, no he querido ser padre. Ser padre supone asumir otros muchos prejuicios, cargarse de ellos. Voy a ser, por tanto, anti-padre.
En mi particular lucha contra el manierismo, el padre cargado con todos sus prejuicios de padre es mi principal enemigo. Matar al padre, en ese sentido, no es tanto matar a mi propio padre, que me hizo y ya se hace viejo lejos de mi casa y ya no me afecta de una manera tan, digamos, directa; sino matar al padre que llevo dentro, cargado de todos los prejuicios asumidos por los padres. Determinar estos prejuicios; proteger sin proteger, aconsejar sin aconsejar, educar sin educar; todo ello es otro asunto.
De mi hijo agradezco la posibilidad de observarle. Es una delicia y es Arte. Cada una de sus diminutas actividades excluidas de lenguaje (reglado) es una maravilla del Arte y de la Vida. No soporto que se me hable de Arte, no obstante, a partir de ahora.
Cuando se habla de Arte, en general, se dice de una cosa sofisticada, henchida de absolutos que la hinchan y la hacen grande y, determinantemente, INSOPORTABLE. Creo que, afortunadamente, ese Arte ya solamente es un mal recuerdo. Ya, afortunadamente, se puede consumir la obra de los autores antiguos de esa otra manera, liviana, despegada de sofisticados protocolos que la llenan de rigidez y la matan.
Alguien dijo que lo pequeño es hermoso. Yo prefiero invertir los términos, es decir: lo hermoso es pequeño. Si no, no es hermoso.
Y del fragmento, a través de los comentarios, descubro que un poeta al que he leído siempre con ganas, Javier Cánaves, tiene un blog, Tu cita de los martes, y que deja en él una canción de Wilco que me gusta: Jesus, etc. y que traigo hoy aquí, como resumen de un fin de semana extraño y del que no me extrañaré.
Hace un año y dos días: Un abrazo a Luis García Montero + Lights on don't mean I'm in home, de The Secret society
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viernes, noviembre 13, 2009
Casa de citas: José María Parreño + The Slew
"Confía en tu corazón: si te señala el abismo y saltas te dará alas. Si no lo haces, te las dará también, y te harán imposible caminar."
De Las guerras civiles. José María Parreño
He estado oyendo esta semana a The Slew, de los que le hablaba el otro día. Les dejo el tema It's all over, de su disco 100%, que se puede descargar gratis de su página web o en este enlace. Arrollador, desde que comienza a sonar sabes que te vas a encontrar con algo especial. Kid Koala ha mezclado un rock vigoroso, de caverna, sucio y esencial: el de los dos integrantes de Wolfmother. El resultado es estimulante, muy estimulante.
Y no mucho más, queridos niños y niñas. Otoño templado y sin nada de lluvias (sí, muy preocupante). Está todo demasiado seco y, en el centro del día, sobra el jersey. Va a seguir así, incluso con máximas más altas. Como ven, vengo hoy con poco material, así que les pido disculpas. Yo quería hablarles de Elsa Benítez, que conozco a través de El barón rojo. Tenía mucho que contarles, pero ya ven que vengo justo de tiempo. También quería hablarles de la masturbación, y no, no tiene nada ver con la Benítez, sino con la Junta de Extremadura, a la que voy a solicitar unos folletitos sobre las técnicas más depuradas y a ver si me mandan un kit de juguetitos de ésos. Me ha encantado el lema, El placer está en tus manos, y quería haberle dado un par de vueltas aquí, pero no he podido. En fin. Un millón de gracias por su tiempo, su paciencia y su generosidad. Besos y abrazos y biban el placer, las manos y los folletos.
Hace un año y un día: Maneras de escuchar un blues, de Vicente Gallego
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martes, noviembre 10, 2009
Cotidiana
Son las ocho de la tarde del sábado. Leo por encima el suplemento cultural de Abc. Viejos nombres: Guillermo Carnero, Jaime Siles y Schiller, Fresán. Nuevos nombres: lo último de Fernández Mallo bajo la luz de Pozuelo Yvancos, un disco para bajar (es gratis): The Slew (sí, Kid Koala mezclando rock sudoroso y sucio, como aquella maravilla que fueron The experimental reximes , de John Spencer Blues Explosion, un disco al que decido volver esta misma semana).
Oigo cantar al vecino de abajo. Por lo que canta, adivino -aunque ya lo sabía, claro- que estará en torno a mi edad. Me cae bien. Entona -muy mal- aquel Santa Lucía, de Miguel Ríos (nunca me gustó esta canción), y sé que está esperando el partido del Atlético contra el Madrid. Es hincha del Atlético. Me acuerdo de un relato -que me encantó- de Almudena Grandes, que iba de estos partidos. No continué con el libro, sólo leí el primer relato y no recuerdo dónde. Fue en una de esas casas en las que uno va a pasar una sola noche, y, entre las estanterías, extrañas, coge lo primero ve, lo justo para conciliar el sueño, cuando no tienes tus libros a mano.
María, desde la otra habitación, me está contanto una escena de Toma el dinero y corre. Cuando, en la penitenciaria, Woody Allen se queda solo cantando -atado a otros presos-: voy a ver a mi novia, voy al Mississipi. Me acuerdo de uno de los libros que más me han gustado de toda mi vida: Palmeras salvajes, de Faulkner y pienso en la muerte de Jeff Buckley, que se ahogó en río Wolf. Pienso en el hechizo de esa canción que nunca me cansaré de oír: su versión del Hallelujah. Me acuerdo de un poema que hace tiempo que no leo y que me gusta mucho: A un río le llamaban Carlos, de Dámaso Alonso, y se refiere al Charles River, en USA, que no recuerdo donde estaba. Me encantaba cuando, al final, el río se convertía en Dámaso y el propio poeta corregía el error para, enseguida, escribir, quiero decir, Carlos, o algo parecido. Me gustan esos poemas donde se simula el error, la corrección, se introduce un quiero decir, perdón, no sé. Es un mecanismo, perfecto, de acercamiento. Creo recordar que a Gun, al que muchas veces también han llamado Carlos, también le gustaba el poema. Ayer, al ver el temporal en Galicia, me acordé de él, de ese verso de Angel Luis Vigaray que tanto le entusiasma: "En la tarde otoñal, qué solo el mar rugiente". Me detengo en la magia del verso, en la perfección de esos heptasílabos, en el otoño y en la soledad del mar, rugiente.
No tardaré en ducharme. Los sábados me gusta ducharme con calma antes de cenar. Afeitarme. Cambiarme de pijama. El afeitado apresurado de todos los días, el sábado, lo cambio por un afeitado tranquilo y me gusta la sensación de estar recién afeitado y no ir a ningún sitio, no tenerte que vestir, salir a la calle, comenzar el día. Me gustan esos lujos -que no lo son- que uno se reserva porque sí. Un pijama limpio, un afeitado para dormir, una cremita de las que van quitando arrugas. Pienso en muchos sábados en que la ducha y el afeitado eran para salir, para tomar un millón de cubatas con Martínez y terminar intentando llamar por teléfono desde una máquina de tabaco. Ahora el sábado es la misma ducha, idéntico afeitado, pero hay pijama, y cena, y, con suerte, una peli que terminará entusiasmándome. Ya tarde, un breve paseo con Mus, el viento frío en la piel rasurada, el calor al entrar de nuevo y el libro que terminará a un lado, cuando me venza el sueño y me encuentre pensando en que, seguramente, este es el mejor lugar donde podría estar, la mejor edad, el mejor sábado.
Hace un año y tres días: De cómo me morí
Hace un año: Un homenaje y un premio, con un poquito de publicidad
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viernes, noviembre 06, 2009
Publicidad: ropa interior, la forma y cachorros + Gabriel Le Mar: love dub
Mi hermana menor, desde muy pequeña, siempre pedía a los reyes magos ropa interior. Mis padres, lógicamente, se miraban, entre alucinados, divertidos y absolutamente acojonados. Yo, claro, no espantaba sus males y les decía: esa esconde algo. A pesar de que Cuti tenía 11 años, o 12, ellos siempre tenían ese temor a su espalda. Cuando le preguntaban por qué quería ropa interior, la niña, en un razonamiento aplastante, decía que le gustaba (hubiera sido muy mala si sólo hubiera pedido lencería a sus majestades los reyes de Oriente para acojonarlos).
Más allá de los gustos sobre la ropa interior (un día, si todo va bien, montaremos un debate aquí: que si roja, que si negra, que si blanca, vivan los boxes, o los tangas...), me ha gustado, mucho, este anuncio, que veo en Los mejores anuncios de televisión. (todos los de hoy vienen de ahí). No sé, te deja como una sensación extraña. No hay rencor, no hay denuncia. Como dicen en Los mejores anuncios, puede ofender o no, dependiendo de a quién. A mí me ha gustado esa mirada neutra. Nadie, tras ver el reflejo del cristal, puede acusar, levantar la mano y, sin embargo, sigue siendo algo reprochable. No sé, a ver qué les parece.
Más manido, sí, pero impecable, es este otro anuncio. En la última peli de Woody Allen, que me encantó, pensé en esto: cómo el contenido, más allá de las historias de siempre, depende del envoltorio, o sea de la forma. Ergo, lo que importa es la forma. Este, para mí, es un ejemplo de cómo, con un contenido clásico, sin contar nada nuevo, una factura impecable, un crescendo casi invible, hace de este anuncio algo muy emotivo. A ver si les gusta.
Y el punto divertido (tampoco tanto, pero me ha gustado) lo pone el bendito whisky, que a mí no me emociona (ya hablaremos del gin-tonic). Me ha hecho recordar la época de un Mus cachorro, que sí, que atraía a muchas muchachas en minifalda, con la consiguiente alegría por mi parte. Ayyy, si me diera un hijito cachorro con el que poder pasear en la primavera. Espero que no les disguste demasiado.
Y para despedir la semana, el tema Love dub, de Gabriel Le Mar. Hace ya muchos años, era más asiduo a esta música, que siempre he llamado Dance, sin más etiquetas. Este tema me ha gustado por lo que me gusta, de vez en cuando, volver a los discos de Tosca o Filla Brazilia: por su progresión, porque tienen algo que es como un polo magnético, porque avanzan de forma milagrosa y crecen. A ver qué dicen.
Y no mucho más, mis queridos niños y niñas. La rebequita se ha convertido en jersey y ya lleva uno calcetines (lo mejor de los calcetines es cuando uno se los quita a llegar a casa). Más fresco, sí, un tiempo rotundo otoñal, perfecto para el paseo, aunque no se vean esas muchachas en minifalda, leitmotiv de muchas existencias. A este tiempo le va unos choricitos asados en la chimenea, unas castañas, un vaso de vino recio, una siesta entre mantas, chocolate caliente y una historia donde haya bosques y lluvia, maleza y montañas. Muchas gracias por su tiempo, su paciencia para con mis tontadas, y por su generosidad. No quiero dar envidia, pero el lunes es fiesta por aquí y, lo que son las cosas, los que sufrimos o gozamos del pluriempleo, en un país de fiestas locales, nos toca fiesta y no-fiesta, ya que alternamos términos municipales. Así que tengo la picha hecha un lío y todavía no sé cómo haré el lunes, aunque por experiencia sé que vencerá la opción clásica: vacacionar tutti plen. Les dejo abajo un maravilloso gif, ya que he aprendido a subirlos e iré buscando otras obras maestras como la que les traigo, para disfrute del respetable. Besos y abrazos.
Hace un año y un día: Preguntando al respetable: Niños y profesores, sangre y Halloween
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Más allá de los gustos sobre la ropa interior (un día, si todo va bien, montaremos un debate aquí: que si roja, que si negra, que si blanca, vivan los boxes, o los tangas...), me ha gustado, mucho, este anuncio, que veo en Los mejores anuncios de televisión. (todos los de hoy vienen de ahí). No sé, te deja como una sensación extraña. No hay rencor, no hay denuncia. Como dicen en Los mejores anuncios, puede ofender o no, dependiendo de a quién. A mí me ha gustado esa mirada neutra. Nadie, tras ver el reflejo del cristal, puede acusar, levantar la mano y, sin embargo, sigue siendo algo reprochable. No sé, a ver qué les parece.
Más manido, sí, pero impecable, es este otro anuncio. En la última peli de Woody Allen, que me encantó, pensé en esto: cómo el contenido, más allá de las historias de siempre, depende del envoltorio, o sea de la forma. Ergo, lo que importa es la forma. Este, para mí, es un ejemplo de cómo, con un contenido clásico, sin contar nada nuevo, una factura impecable, un crescendo casi invible, hace de este anuncio algo muy emotivo. A ver si les gusta.
Y el punto divertido (tampoco tanto, pero me ha gustado) lo pone el bendito whisky, que a mí no me emociona (ya hablaremos del gin-tonic). Me ha hecho recordar la época de un Mus cachorro, que sí, que atraía a muchas muchachas en minifalda, con la consiguiente alegría por mi parte. Ayyy, si me diera un hijito cachorro con el que poder pasear en la primavera. Espero que no les disguste demasiado.
Y para despedir la semana, el tema Love dub, de Gabriel Le Mar. Hace ya muchos años, era más asiduo a esta música, que siempre he llamado Dance, sin más etiquetas. Este tema me ha gustado por lo que me gusta, de vez en cuando, volver a los discos de Tosca o Filla Brazilia: por su progresión, porque tienen algo que es como un polo magnético, porque avanzan de forma milagrosa y crecen. A ver qué dicen.
Y no mucho más, mis queridos niños y niñas. La rebequita se ha convertido en jersey y ya lleva uno calcetines (lo mejor de los calcetines es cuando uno se los quita a llegar a casa). Más fresco, sí, un tiempo rotundo otoñal, perfecto para el paseo, aunque no se vean esas muchachas en minifalda, leitmotiv de muchas existencias. A este tiempo le va unos choricitos asados en la chimenea, unas castañas, un vaso de vino recio, una siesta entre mantas, chocolate caliente y una historia donde haya bosques y lluvia, maleza y montañas. Muchas gracias por su tiempo, su paciencia para con mis tontadas, y por su generosidad. No quiero dar envidia, pero el lunes es fiesta por aquí y, lo que son las cosas, los que sufrimos o gozamos del pluriempleo, en un país de fiestas locales, nos toca fiesta y no-fiesta, ya que alternamos términos municipales. Así que tengo la picha hecha un lío y todavía no sé cómo haré el lunes, aunque por experiencia sé que vencerá la opción clásica: vacacionar tutti plen. Les dejo abajo un maravilloso gif, ya que he aprendido a subirlos e iré buscando otras obras maestras como la que les traigo, para disfrute del respetable. Besos y abrazos.
Hace un año y un día: Preguntando al respetable: Niños y profesores, sangre y Halloween
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miércoles, noviembre 04, 2009
José Luis López Vázquez, in memoriam
Hoy traigo algunos recuerdos, de la mano de José Luis López Vázquez. Aunque mi momento favorito -que no encuentro- sigue siendo uno que comenté ya aquí, en Patrimonio Nacional, de (claro) Luis García Berlanga, cuando, para conseguir los favores de la francesa, que es la mujer de Vilallonga, se diseña unos zapatos con unas alzas tremendas, y, dando traspiés, va de un lado a otro de una habitación, diciéndose: "con esto me la tiro, con esto me la tiro". A Martínez (qué buen rato ayer al teléfono, muchacho) le encanta. Me hubiera gustado traer algo de Vivan los novios, también de Berlanga, una peli que cada vez me gusta más. Espero disfruten de estos momentos: Un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo.
Hace un año y un día: Casa de citas: William Burroughs
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Hace un año y un día: Casa de citas: William Burroughs
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lunes, noviembre 02, 2009
Dos poemas de Piedad Bonnett
Vocación de quietud
Y de repente, esta vocación de quietud,
de mariposa que quiere regresar a la crisálida,
de ser viento apresado entre una caracola.
Este deseo loco
de parar,
de envolverse en la neblina,
de ignorar el llamado, la proclama,
de que los días sean
apenas una música,
una conversación en la penumbra,
un nombre que regresa navegando
entre el vaho calinoso de la sopa,
un no ser siendo hacia la gran caída.
Contabilidad
El debe y el haber:
doble columna
que el tiempo va asentando
sobre el libro de cuentas de los días
con mano minuciosa
y rigor que no admite apelaciones.
Tarde ves el balance,
las deudas, los desfases,
las pérfidas movidas del contable
que hizo que aquel cruzara muy temprano
y ese otro muy tarde por tu vida.
Y está lo que no ves,
lo consignado con miserables tintas invisibles:
la puerta que tocaste diez minutos después
de alguna despedida. La voz que nunca oíste,
la calle no cruzada, el paradero
en que tuviste miedo de bajarte.
Y en un rojo indeleble,
la cadena de tratos y pactos y traiciones,
la irreversible línea que te suma y te resta,
la que te multiplica y te divide.
Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia.1951) ha sido un descubrimiento para mí. El sábado por la mañana, casi al azar, compraba Las herencias (Visor.2008) y he pasado el fin de semana dándole vueltas a los poemas de este soberbio libro. Para el que quiera más, les dejo en enlace a su página web (enlace).
Hace un año: Un acontecimiento: Bon Iver: The wolves (Act I & II)
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