viernes, junio 30, 2006

Parpadeos, de Eloy Tizón.


Hace no demasiado ya contaba por aquí el vuelco que supuso para mí Velocidad de los jardines, de Eloy Tizón.

Termino ahora el nuevo libro de relatos de Tizón (después de 14 años y con varias novelas intermedias), Parpadeos, y sé que no lo terminaré nunca, que volveré a sus páginas, que lo compraré de nuevo porque regalaré mi ejemplar, que tendré que recurrir a él cuando, revisando algún poema, me dé cuenta que esa imagen que lo sustentaba no era mía, claro, normal, sino de Tizón.

En los relatos de Tizón se ríe y se llora, se comprenden muchas cosas y, sobre todo, se siente envidia de Tizón, de su prosa, de su forma de componer, de su sensibilidad, de su forma de mirar.

¿ Acaso puede leerse en muchos libros algo parecido a este milagro?:

" Lector: quienquiera que seas. Ya tengas el aspecto benefactor de un erudito sonrosado o las piernas imperiales de una cantante de tangos. Seas un maleante holgazán en proceso de regeneración o una secreta eminencia en materia de cultivos infecciosos, inclinado al microscopio. Sea cual sea tu trauma y la manera equivocada en que enfocas tu relación amorosa, no importa, confía en aquello autores trasnochados que son más listos que tú y que por algo son clásicos: no desfallezcas. No olvides que tu padre es Adán y tu madre es una bomba. La misma crisis pende por igual para todos. Europa es un lugar muy duro para vivir. Grupos de encapuchados armados deambulan toda la noche, todas las noches, quemando libros y seres vivos con gasolina de Hitler. La guerra no ha hecho más que empezar. Se está librando ahí fuera una batalla por el control del futuro y el bando de los torturadores triunfa en los principales frentes. La cola del desempleo da dos veces la vuelta a la manzana dibujando en su recorrido una soga con la que ahorcarse. Europa ha muerto y en su lugar prolifera un arsenal de plutonio. Se ha secado Venecia. El Tirol es un campo de tiro. Sobre las ruinas del Cabaret Voltaire han abierto un karaoke"

¿O un comienzo de relato con esta fuerza?

"Oh dulce, dulce, dulce tía de provincias, de visillos siempre echados y primores de aguja, de confiterías cerca de soportales y sobrinos misioneros en Africa, oh tía, con sus misas parroquiales y su planchado de enaguas, balcones a una plaza mayor donde hay conventos y niños vestidos de primera comunión, y en niños y conventos brilla por igual, mesa camilla, poco comer, mucho sufrir, el pie pequeño de la viudez y la fotografía enmarcada de un marido tesorero en una fábrica de estuches de porcelana, cuarenta años de abnegado matrimonio con el tío Roque, ese señor, oh tía, siempre en domingo, tan diminuta, hacendosa, medalla al mérito, fruta escarchada, armarios ordenados y arroz con leche."

En los relatos de Parpadeos llora un pájaro, hay un pez volador en el Manzanares, un inspector de equipajes descubre en un registro que su mujer le engaña, un león habita en un descansillo, dos hermanos esperan a su madre haciendo hoyos, alguien que no recuerda escribe a su mujer, otro hace agujeros, un astronauta (Mr. Spock) cuenta su vida, una tía de provincias teme al mercurio de los termómetros, un robot se revela contra la muerte, Heidi vive, muchos años después, en el extrarradio y es auxiliar administrativa, el propio Tizón nos habla de un fantasma cerca del Retiro.

Podéis encontrar dos reseñas magníficas sobre Parpadeos en el blog del Lector Ileso y en el blog que lector ileso tiene en 20 minutos, Bobpop.

jueves, junio 29, 2006

Casa de citas: Voltaire, Cioran y Cortázar

"Bendito sea Dios por conservaros la afición a la literatura. Con un gusto tal, un estómago sin problemas, doscientas mil libras de renta y un capelo rojo, no son de envidiar todos los soberanos de este mundo"
Voltaire


"Los monjes de Egipto cavaban tumbas para verter lágrimas en ellas; hoy cavaría yo la mía y no caerían dentro más que colillas"

Cioran

"El primer violín saludó y dijo: "En vista del éxito obtenido, pasaremos al segundo movimiento". El violonchelista, que para asombro general había sacado un paquete de cigarrillos, se levantó hecho una fiera y le increpó: "¡ Má qué segundo movimiento si yo ya me mandé todo el cuarteto !"

Cortázar

miércoles, junio 28, 2006

1) Ni te lo imaginas; 2) Nuevo expediente Laura

Como venía diciendo o como decíamos ayer, perdida ya mi reputación, expongo dos temas:

UNO.- Por mucho que puedas imaginar, venga, piensa: ¿serías capaz de imaginar a un tío leyendo "El origen de las especies" de Darwin, recostado en una tumbona de playa, bajo una sombrilla, mientras echa un vistazo a un partido de voley playa que disputan dos selecciones de tías impresionantes en mitad de una plaza de toros?

A que no puedes imaginártelo, ¿verdad?; pues que sepas que EXISTE




DOS.- Como imagino que recuerdas el expediente "Amo a Laura" me ahorro los antecedentes; este nuevo se llama "Tender satisfaction":



Para aclarar y que se pueda comparar, pongo también el original que Dougal Wilson hizo para Benny Benassi. Se llama "Satisfaction" a secas.




Y aclarar que todo esto lo he visto y lo he copiado de un blog que me gusta mucho: La petite Claudine.

¿Quién mereció ganar, España o Francia?





¿ 3 - 1?






Que reflexione y decida cada uno.

Disculpen aquellos que se sientan defraudados y heridos por esta entrada, tan alejada (¿?) de las intenciones de este blog; eso sí, si quieren chicos, basta con ver los partidos. Los tienen hasta con chándal y gafas, maduros y gritones.

Por cierto, en este enlace tienen todos los equipos. También para reflexionar y decidir en lo más hondo de la intimidad.

Lo he visto en tantos blogs que me resulta imposible poner vía quién copio.

Mientras termina una noche de Junio, calmada, hermosa y cálida.

Vale.

martes, junio 27, 2006

Lo que un poeta puede hacer con las manos atadas a la espalda y otros poemas de Jorge Riechman

Lo que un poeta puede hacer con las manos atadas a la espalda

Pegarle
una patada en los cojones
al enemigo de clase que lo ató

Hacerle
concienzudamente el amor
a su chica maliciosa que lo ató

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Las buenas intenciones (fragmento)

Nunca me han dolido todos los huesos
después de arar o segar de sol a sol.
Nunca he disparado un fusil.
Nunca he violado a una mujer.
Nunca me he desriñonado en una cadena de montaje.
Nunca he navegado en un mercante.
Nunca he linchado a un policía.
Nunca he conducido un camión.
Nunca he matado una gallina.
Nunca he comido faisán.
Nunca he ocupado una fábrica.
Nunca he dirigido una orquesta.
Nunca he torturado a un ser humano.
Me faltan, en suma, tantas experiencias
constitutivas de la humanidad
en su actual constitución. Yo no me explico
cómo consigo reunir valor
para el trabajo insensato de urdir versos.

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Mañana de primavera en Barcelona

Los ciento cincuenta campesinos hindúes analbafetos envenenados por pesticidas en Rajtapura (alguien no supo leer las instrucciones de uso)
y el olor a hierba recién cortada.

Los niños de Sierra Leona vendidos como esclavos para Gran Bretaña o Líbano (estamos, madre, en 1990)
y el olor de la hierba recién cortada.

Los alquileres pagados por emigrantes marroquíes a gitanos madrileños de La Veguilla para poder ocupar su chabola en el asentamiento (parece que se trata de diez mil pesetas, tampoco es tanto para los tiempos que corren)
y el olor de la hierba recién cortada.

El rostro de la vieja prostituta apostada frente a los escombros (las excavadoras van escribiendo el texto de la postmoderna ciudad alegre y confiada, MILLOREM CIUTAT VELLA) a setecientas pesetas el polvo
y el olor de la hierba recién cortada.

Y el olor de la hierba recién cortada.

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Sin título

"Porque eres linda desde el pie hasta el alma" Mario Benedetti

La cajera del supermercado cuyo rostro ha magullado
algún novio bestial pero no hay error en las cuentas
La estudiante vietnamita en el autobús
con la cara mojada de lágrimas o de ese aguacero
que desbarata Berlín con risa socarrona
La obrera jovencísima de anchas caderas rientes
que jugando enseña a su hijo todas las caricias de una amante
La militante en un grupo clandestino por los derechos humanos
que prepara un té menos dulce que su sonrisa
La tabernera de un local cerca del puerto báltico de Wismar
cuyas anchas manos tranquilas son deseadas por cada marino
La rubicunda estudiante de magisterio entrada en carnes
que te abre su corazón cuando sabe que amas Pentesilea
La camarera de un café de Weimar de piel y pechos tan amables
que sin querer bebo dos cafés más de los que quería
La mesticita nicaragüense inverosímilmente pelirroja
aprendiendo literatura para niños que hacen hoy la guerra
La adolescente solar con su hijo pequeño en Postdam
que sería mi compañera si se hubiera bajada del tranvía
una parada después

Mujeres en Mecklemburgo en Sajonia en Turingia en la Marca
a ratos las más hermosas de la tierra
hermanas mayores a las que no dobla el peso
del límite, la enfermedad, el horno:

vuestras mejillas abrasadas
anticipan un mundo no indefenso
contra los mecanismos de la masacre.

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(Los poemas están publicados en diferentes libros de Jorge Riechman: "Cuaderno de Berlín", "Baila con un extranjero", "Materia móvil" y "El día que dejé de leer EL PAÍS". Yo los he recogido del libro Feroces. Radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía española. Selección de Isla Correyero. DVD. 1998)

lunes, junio 26, 2006

Más efecto Axe o Lynx (ración doble)

Vía El barón rojo vuelvo a encontrar otro de los anuncios de Axe (Lynx es como se llama en algunos países el desodorante Axe).

Cuenta el barón que este spot se lanzó justo antes del partido Inglaterra - Suecia. Lo califica como "la madre de todos los anuncios".

En todo caso, Axe, siempre con idéntico mensaje, consigue innovar, lo cual no es poco.



Además, han lanzado las aerolíneas Axe (o Lynx), vuelos, claro, especiales para hombres. Lo malo es que de las opciones en el asiento (Spanking, Hula Hoop y Pilow fighting, sólo vemos esta última)

viernes, junio 23, 2006

18 horas en la vida de un cantante de rock and roll

(Resulta curioso: justo cuando me decido a preparar para agosto la lectura de dos libros recién publicados de literatura rock (a saber: de Sam Shepard "Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera" en Anagrama; del joven Chuck Klosterman "Pégate un tiro para sobrevivir. Un viaje personal por la América de los mitos" en Mondadori), me encuentro en la lista de correo de José Ignacio Lapido con esta deliciosa crónica de Juan Jesús García, publicada en el Ideal de Granada el pasado lunes). Ejemplo de magnífico hacer periodístico, de literatura inteligente y fresca, la reproduzco íntegra, es decir, la copio, para disfrute del respetable.

Gracias a Juan Jesús García por su generosidad. Las fotos, por cierto, son también de él.

18 horas en la vida de un cantante de rock and roll


La vida en carretera de los músicos dista mucho del estereotipo al que suelen acudir los medios de comunicación. Viajamos con José Ignacio Lapido para ver cómo era su gira de este año.


“Salimos a las dos de la tarde, desde mi casa”. José Ignacio García Lapido está terminando las actuaciones de presentación de su disco ‘En otro tiempo en otro lugar’. Se ha recorrido todo la península, en horizontal y en vertical. A base de esfuerzo y kilómetros su disco -y ninguno más suyo que éste porque se ha constituido en su propio editor y autopromotor- ha terminado elegido entre los mejores del año 2005 en buena parte de la prensa especializada. ¿Y salen las cuentas? “Buenoooo, ya sabes que no se venden muchos discos ahora mismo, pero hay que sacarlos para tocar; ¡y además es mi trabajo!” dice, con tono, sobre todo, de autoconvencimiento.

El de hoy es un ‘bolo express’ en una sala sevillana. Es la tercera actuación en lo que va de año que hace en Sevilla, pero esta vez en reducida versión acústica con viaje de vuelta nada más acabar el ‘postconciertum’.

SALIDA

Carretera, sudor y siesta

A la hora convenida aparece José con la furgoneta y la peor noticia que se puede dar a las tres de la tarde y con destino a Sevilla: “No funciona el aire acondicionado”. “No jodas, tío que estamos en plena ola de calor…”. Pues es lo que hay. En Armilla, en La Telonera, se carga el equipo, a mano, colaborando todos. Aparecen también Víctor Sánchez, el guitarrista, y Raúl Bernal, el teclista, los dos músicos que acompañan a Lapido en sus conciertos de bolsillo. Todos se reparten por los asientos a prudente distancia del compañero para no dar calor al vecino, que ya entra él solo como un secador de pelo por las ventanas.

¡Ah el viejo mito de los grupos de rock and roll en gira que retrataron Robert Greenfield y Truman Capote viajando con los Stones!: antes de llegar a Loja ya todos están dormidos. Ni chistes, ni bromas, ni copas, ni nada de nada. Ayuda lo suyo el que hayan almorzado antes para no tener que detenerse y llegar en hora. La temperatura hace los demás. Todos fritos.

José conduce a los preceptivos 120 kmh mientras en el cd suena algo de Neil Young animando trotón a que la ‘furgo’ verde guardia civil con cristales ahumados devore ansiosa todas rayas discontinuas. La chica rubia del pomo de la palanca de cambios es lo más parecido a las tradicionales acompañantes de los roqueros. Si has visto ya la película ‘Stoned’, pues es todo mentira.

PARADA EN IKEA

"No somos de aquí"

Sevilla es la capital de Andalucía y además lo parece. Entrar o salir de ella es perderse en un sinfín de cruces elevados, desvíos, circunvalaciones, raquetas de varios niveles…señalizadas por los propios nativos, para que los visitantes se pierdan, hasta que el río de siempre sirva de referencia para situarse. José llama a su casa diciendo que ya están. También localiza a Chico, Adolfo González, su técnico de confianza desde los tiempos de los Cero y que fue la noche anterior para ir preparando el escenario.

Aprovechando el viaje pasamos por Ikea, que debe ser con la Giralda y la catedral uno de los puntos más visitados de la capital a juzgar por cómo estaban los aparcamientos. En su agencia les han preparado una ‘hoja de ruta’ vía GPS perfecta, pero entrando desde Granada, así que haciéndolo desde de Huelva ya hay que recurrir al método de toda la vida: “Oiga, por favor, ¿la plaza de Santa Catalina?”. José pregunta a unos motoristas, pero con tan mala puntería que cuando vuelven la cabeza y comprobamos que son chinos sobra su respuesta. “No somos de aquí”. Ya. Suena la primera carajada global en la furgoneta.

El destino es la sala ‘El Perro Andaluz’, un local situado en pleno centro al que acceder a bordo de una furgoneta con remolque supone un complicado viaje laberíntico por estrechas calles y prohibiciones peatonales. Además, para poder descargar hay que cortar la calle con un contenedor de basura porque no cabe nadie. Algunos pitan, otros ya saben que vivir en un centro histórico tiene sus servidumbres, y el hoy por ti y mañana por mi es la regla de convivencia.

EL LOCAL

Los Cabezones

La sala es un pequeño local cuyo dueño es un granadino, el actor Pepe Quero, de Los Ullen. Al fondo del escenario presiden Dalí, Lorca, y Buñuel, aunque fotografiados con una perspectiva de picado quedan distorsionadamente caricaturizados: “¡cómo se nota que son intelectuales, vaya cabeza que tienen!” dice Víctor. Sobre las mesas muchos dibujos surrealistas y el lema de la casa, firmado por André Bretón: “la libertad reivindica para la vida despierta una libertad parecida a la que y tenemos en el sueño”. Eso sí, con una mareante caligrafía ‘libre’ que ocupa la barra entera y parte de la pared.

Allí estaba ya Chico, que con José que ejerce de comodín y el técnico de la sala, Dani, van colocando todo. “Aquí tenemos conciertos casi todos los días, ayer estuvo Alfonso del Valle y han estado Raimundo y Kiko Veneno y mañana está Begines”, dice este último. Previendo una avalancha, la actuación de Lapido no se ha hecho pública, simplemente han corrido la voz “como un regalo a nuestros clientes” asegura Dani, un tipo hiperactivo, eficaz y que casi se ve borroso de no estarse quieto; es músico y toca también en el grupo Mezclamano.


TRUENOS REALES

Uno dos, uno dos, probando

Con cierta celeridad organizan todo en el escenario, que aunque pequeño supone un considerable metraje de mangueras, pedales, pies de micro, columnas, conexiones…y que no siempre hacen lo que tienen que hacer. José Ignacio es un tipo muy meticuloso, lo lleva todo perfectamente organizado en cajas de plástico, y tan cuidadoso que ni siquiera ha quitado el precio a uno de de los pedales que usa. Prueba durante una hora larga, hasta casi el momento de comenzar. Víctor lleva una Strato pintada con un indefinible color azul ascensor y Raúl maldice no haber descubierto antes la armónica que el piano.

La primera que tocan no suena, la segunda ya sí, es ‘Llamando las puertas del cielo’. Tampoco es para tanto. Con ‘El perro’ ya empieza a estar todo en su sitio, pero en ‘Tormentas imaginarias’ el equipo pega un petardazo atronador absolutamente real. “¡Coñó, estaban las clavijas invertidas” dice Chico, mientras el personal se recupera del susto. Todo en orden.

Habida cuenta de que faltaba poco para que llegara el público, los encargados de la sala han tendido a bien traer unos platitos para picar algo, un algo que sería todo el alimento sólido del grupo hasta volver a casa. Hay que reseñar especialmente que el jamón estaba de madre, como que lo ‘frititos’ resistieron el primer ataque, pero no el segundo.


EN CAPILLA

De riguroso negro

Un pitillito y a ponerse el mono de trabajo. Es tradicional en los grupos de Lapido el negro riguroso. Así que se visten con sus camisas oscuras, en silencio. Hay una cierta tensión en el ambiente, un vacío sonoro que parece impropio de músicos con cientos de conciertos, “pero que siempre notas, sobre todo en el estómago” dicen. No hay aspavientos de equipo de béisbol, ni risotadas, palmadas o abrazos expansivos, sólo se pasan las hojas con los temas y salen al escenario como quien va a rellenar un formulario ministerial, sin más.

La sala está casi llena. Hay un ambiente de complicidad y de admiración, que solo rompe uno más locuaz con un “‘¡primo lúcete!”. La media supera los ventitantos y da la sensación de que para todos ellos 091 fue un nombre importante en su vida. Hay gente de grupos, de Los Sentíos, de Los Comotoras y entre el público está Manolo LLanes, granadino y programador de los ciclos de pop del teatro Central. Delante de los ‘tres cabezones’, José Ignacio se sienta en su banqueta, mira al suelo con expresión de miope que se quita las gafas para no ver a nadie y comenta socarrón “no sé por donde empezar”; que no es que tenga la menor duda de por donde hacerlo, sino que es el título del primer tema. Viene a ser también una señal para José Vílchez, nuestro hombre para todo, coja las cajas del merchandising y se instale al fondo de la sala con sus camisetas y discos.

PUBLICO AGRADECIDO

Liturgia de rock and roll

Acostumbrado la seriedad distante del público granadino, el sevillano es la alegría de la huerta, generoso agradecido, locuaz, extrovertido... Víctor se mueve por el escenario con aspecto de ser un Faces desubicado, mientras que Raúl, de estampa indie, concentra buena parte de las miradas femeninas mientras ejerce de Al Kooper. Buena mezcla. En el centro José Ignacio es el objetivo de las admiraciones: “¡qué potencia!” dice uno; otro comenta “esto es rock pero sin batería, no esos pelmas de cantautores”. La primera fila se ha sentado en el suelo en semicírculo, solo faltaba la hoguera para recordar una acampada, por más que las canciones de Lapido sean el reverso de los himnos boyscout de María Ostíz. Pero las van cantando en voz alta a coro, como si rezaran. La liturgia del rock and roll siempre se ha asociado a la religiosa, y Lapido ha aprovechado esa cercanía para algunas letras, pero ver esa estampa sorprende.

‘La lluvia del atardecer’ en versión piano-bar pone el vello de punta. ‘La noche que luna que salio tarde’ se convierte en canción de domino público, podría no cantarla porque ya lo hace el público solo. Y luego con ‘Esta noche’ ocurre lo mismo, viene a ser lo de IKEA: canciones que uno hace suyas, las paga y luego encima tiene que montarlas en casa. “¡Casi na!” le dice él a ella al final del primer bis, “¡qué elegancia!” le responde ella mirando a su pareja con unos ojos algo acuosos. Los aplausos arrecian. Además en una sala pequeña no hay donde esconderse y no van a venir a rescatarte en helicóptero como a Keith Richards. Así que vuelven a salir a por el tercer bis. “El triunfo de la insistencia”, que no es ninguna canción esta vez, sino el agradecido comentario de Lapido antes de terminar con ‘A mil años luz’ y ‘En el laberinto’. Los ‘cabezones’ parece que sonríen también satisfechos, pero es un efecto óptico.


SALUDOS Y FIRMAS

Termina el espectáculo

El concierto ha terminado a eso de la medianoche. El público se distribuye por la sala a sus cosas, las de siempre (“¿estudias o diseñas?”), y ellos se recluyen en el camerino. Los ‘voladillos’ fritos se terminan de esfumar. Los dueños de la sala les llevan una botella de Ana de Condorniu para brindar por el éxito: “ha sido muy emocionante aseguran”. Apreciación con la que comienza lo que Sabina llama “el besamanos” es decir el ritual de saludos, autógrafos, fotos, firmas de discos y los “te acuerdas del concierto de…”, que con unos gintonics, no es que recuerdes, pero se hace más llevadero incluso para un tipo tan escasamente sociable como Lapido. Cada oficio tiene sus servidumbres, y ya lo decían los clásicos: “nos debemos a nuestro público”. No, no busque el lector chicas (y las que hay están acompañadas). A pesar de los mitos, seamos rigurosos: en esto del rock and roll siempre han sido bastante escasas. Barón Rojo, además de groseros, mentían también.

Pasadas la dos de la mañana es hora de recoger. El cansancio añade su plus de peso a las cajas metálicas de los aparatos. Para colmo se estropea la máquina de pagar el parking y hay que esperar casi otra hora a que venga el reparador de mantenimiento. Las tres de la madrugada. No hay ganas de risas. Tampoco para los últimos halagos: “después de verte ya me pudo morir tranquilo” le dice a José Ignacio un fans con la sinceridad excesiva que da un muy alto nivel (¡pero mucho!) de alcoholemia.


EL REGRESO

Bienvenidos a la realidad

No hay nadie en la calle y la sala se cierra con un portón metálico digno de una caja fuerte y un ruido que retumba en la noche sevillana. Y cuando ya esta todo el equipaje cargado y el personal haciéndose su hueco particular para dormir, una chica se acerca por la ventana para piropear al grupo con un, tan original como enigmático “¡qué coros mas bonitos hacéis!”, apreciación que tan de madrugada y con 250 kilómetros por delante no obtiene más que un “gracias, buenas noches” por respuesta. Empieza a sonar de nuevo Neil Young con el ‘bonito coro’ de los cuatro pistones de la furgo en formación. Ni ‘crazy’, ni ‘horse’.

Medio millón de vueltas y revueltas por las circunvalaciones sevillanas más tarde, tres horas después y una vez constatado que viniendo desde Sevilla el sol ciertamente sale por Antequera, la expedición arriba de nuevo a Granada. Son las ocho y media y el mundo normal ya funciona. “Pues ahora aprovecho para llevar a mi hijo al colegio” dice José Ignacio. Bienvenidos a la realidad. “Bajo los focos se es como Dios”, cantaba Pepe Risi, pero cuando se apagan se vuelve a ser ciudadano de infantería. El rock and roll no deja de ser un fugaz espejismo, en este caso de 18 horas.




Texto y fotos de Juan Jesús García

Página de José Ignacio Lapido

"En otro tiempo, en otro lugar" (Pentatonia Records.2005)

miércoles, junio 21, 2006

Querido silencio, de Luis Muñoz



Acaba de aparecer en las librerías un nuevo libro de Luis Muñoz: Querido silencio. Está editado por Tusquets, en la colección Nuevos textos sagrados. Para el que no lo conozca (que es el propósito de este blog) Luis Muñoz (Granada, 1966) también ha publicado Septiembre (1991), Manzanas amarillas (1995), El apetito (1998 ) y Correspondencias (2001). En Limpiar pescado (Poesía reunida) (2005) agrupa todos esos libros.

Mi intención era preparar una entrada descomunal sobre este último libro y sobre la trayectoria de Luis Muñoz; he desistido de ello por varios motivos, pero el principal ha sido que he vuelto a leer la introducción (Transición) que Luis Muñoz hace en su poesía reunida, Limpiar pescado, editado por Visor, Volumen 579 de la Colección Visor de poesía.

En esa introducción está todo explicado, desde las primeras reflexiones poéticas de la niñez hasta cada uno de los pasos que ha ido dando en forma de libro, el porqué de cada uno, a qué obedecen y qué pretenden. La semana pasada oía a un cardiólogo explicar un proceso complicado de obstrucción arterial. Lo hizo tan sencillo que lo hubiera entendido cualquiera. Y eso es muy difícil, sólo está al alcance del que verdaderamente conoce todos los mecanismos y engranajes de su profesión. Luis Muñoz, en su introducción a Limpiar pescado, nos relata de forma magistral todo el proceso que ha ido guiado su poesía. Junto con Historial de un libro, de Luis Cernuda, es la reflexión más clara y sencilla que he leído sobre el propio proceso de creación. Es una maravilla.

Querido silencio viene a confirmar lo que era un secreto a voces: que Luis Muñoz no es sólo uno de los poetas más significativos de su generación, sino que representa una de las referencias inexcusables si se pretende hablar de poesía actual en castellano. Su trayectoria, la originalidad de sus planteamientos poéticos, su voz y su visión de mundo, hacen de la poesía de Luis Muñoz algo necesario, imprescindible, para cualquier lector de poesía.

Querido silencio profundiza en los libros anteriores, viene a completarlos y supone una nueva mirada sobre la realidad. Luis Muñoz nos habla de sus dudas, de sus entusiasmos, de lo que ve y no se deja ver, del paisaje, de escenas cotidianas, de lo que intuye y de lo que piensa, de lo que duele, de lo que importa. Y todo su mundo, en el poema, es el nuestro. Como él mismo escribió en un poema titulado André Gide:

“Que mi poema pueda interesarte
más por ti que por él.”

Esto, que parece sencillo, es diabólicamente difícil y, sin embargo, Luis Muñoz lo logra.

Querido silencio está compuesto de poemas breves que actúan como verdaderas ráfagas de luz sobre la realidad. De hecho, las dos primeras partes de Manzanas amarillas se titulaban Lámpara en la niebla y Luz en el agua. Así son estos poemas, justo así. Nos ofrecen algo que no habíamos visto, algo en lo que no nos habíamos detenido. Existe, además, un juego (similar al del título del libro) entre los títulos de los poemas y el poema mismo, una correspondencia, como una correlación imprescindible a través de ese giro cotidiano: Hace mal tiempo, Maldita muerte, Los asientos traseros del autobús, Dejar la poesía son algunos de esos títulos.

Querría decir mucho más, detenerme en el ritmo, en su imaginería, en su sutil y deslumbrante juego de imágenes y metáforas, en la impresión, en la composición de estos poemas, en la importancia que tienen en el panorama actual de la poesía y en mi admiración; pero prefiero dejar los poemas de Luis Muñoz y un aviso: si yo quisiera un verano perfecto, buscaría Limpiar pescado y Querido silencio, y los leería oyendo de lejos una lechuza o el rumor del mar, bajo esas estrellas nítidas de agosto. Qué maravilla.


Saludos

Hola, irrealidad,
la tormenta de arena en mi cabeza
y sus relojes sucesivos.
Los problemas del día desde lejos
como breves puñados de guisantes.
La rama que no cruje si la piso,
el sorbo que no quema en el café hirviendo.

Hola, paréntesis,
hola, tacto que no llega,
hola, franja de aire, o de luz,
o relleno de horas,
esto queda pendiente entre nosotros.

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Campo de alcornoques

No sé por qué, respiran paz,
la que no tengo.

Ordenan la mirada, la sostienen,
le dan fuerza, la fuerza de esperar,
la que me falta.

Son dependientes y únicos.
No sucumben al hoy.
No conocen la duda, su cadena explosiva.
No se llenan de noche,
la que me sobra.

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Hace mal tiempo

Base de la realidad,
sé mi amiga.

Calambre del mañana.

Tallo del sueño.

Pájaro en la piel.

Pez de la noche.

Foso
debajo de lo alegre,
sé mi amigo.



(Luis Muñoz. Querido Silencio. Tusquets editores. Barcelona.2006)

martes, junio 20, 2006

Nuevo número de la revista Litoral


Bajo el título de Poesía a la carta, la revista Litoral ofrece un especial dedicado a la Gastronomía en el arte y en la literatura.

De los textos y poemas que incluyen, me han interesado especialmente los de Roger Wolfe, María Eloy García y Luis Alberto de Cuenca.

Un huevo, por ejemplo

Hay más misterio
en un huevo -por ejemplo-
friéndose en aceite
que en todas las leyendas
y todos los cuentos de hadas
del universo.

El misterio
y el milagro
de la vida
y de la muerte:
un huevo -por ejemplo-
chisporroteando
en una sartén llena de aceite.

Roger Wolfe

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La reponedora Muriel

sólo tú haces de un día vacío todo el día
eres el demiurgo sencillo de un universo diminuto
arrastrando en el círculo sexto sección láctea
todo el palé de la tristeza
repones el ansia con el ansia
y el tiempo con el tiempo
sólo tú tienes la contradicción misma
de los dioses
te vanaglorias de un orden
que será siempre destrozado
y al levantarte con el cuerpo tan antiguo
miras los pasillos inexactos
sección deseo llena de realidad
sección verdad llena de historia
a una simple voz tuya todas las bandejas dicen carne
los mostradores revelan la verdad subconsciente de sus 10 grados
se alinean las hileras
surgen anaqueles rebosantes de todo lo que puede desearse
sólo tú tienes como todas las mañanas
tres horas justas para crear un día

María Eloy García

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En el supermercado

Cualquier lugar es bueno para el odio,
hasta el supermercado. "¿Por qué compras
esto en lugar de aquello? ¿Estás de oferta
o qué? ¿Crees que soy tonto y que no oigo
las cosas que te dice el pescadero?
Me aburro. No te aguanto. No te olvides
de la botella de ginebra. ¡Ah, no,
déjate de comida preparada!
Aprende a cocinar como mi madre."
"Cuanto tú aprendas a comerme el coño"

Luis Alberto de Cuenca

sábado, junio 17, 2006

Lo malo y lo bueno de lo malo, una película y dos canciones.

Lo malo y lo bueno de lo malo:

Lo malo de lo malo es la herida, el arañazo del tiempo, descubrir que descubrimos el vértigo, el abandono, esa eternísima fragilidad que, antes que nada, somos.

Lo bueno de lo malo es el vínculo, el afecto, el abrazo; mirar debajo y descubrir que, por encima de todo, alzándose, está el fotograma de nuestra historia, el rescoldo de todo lo que ha sucedido y se ha compartido.

Vale.


La película:

Acaban de estrenar Cruzando el puente: los sonidos de Estambul (Crossing the bridge: the sound of Istanbul) de Fatih Akin, el director que ganó en Berlín con la peli Contra la pared (a mí me gustó, aunque no me entusiasmó).

Cruzando el puente es, por lo visto, una especie de documental plagado de las músicas (desde las tradicionales hasta el hip hop) que se oyen en Estambul. Que Alexander Hacke, de los Einstürzende Neubauten, tenga que ver en la banda sonora es una garantía.

Más garantía es el cartel de la película.

Canción primera:

Me entero, vía Buffet Libre , de que Yo la tengo sacan nuevo disco en septiembre, que se titulará I Am Not Afraid Of You And I Will Beat Your Ass.

Como adelanto esta canción (estupenda, simpática y lo que es más extraño: poppy)

Beanbag Chair


Canción segunda:

Mojave 3 es uno de esos grupos a los que sigo a ciegas, sí, de esos de los que uno compra sus discos sin escucharlos, sin críticas, sin referencias. Hasta ahora no me han defraudado y, salvo que les dé por hacer copla o jotas, no creo que lo hagan. Recuerdo, además, un concierto soberbio hace 6 años.

Este año han publicado Puzzles like you que, entre otras, tiene esta joya hermosísima, esta auténtica maravilla, este prodigio, que si hoy fuera sábado y estuviera amaneciendo un día tormentoso y, por esas cosas que pasan, me diera por pensar ahora mismo en mis padres, en mis hermanas, podría hacerme incluso llorar, y no de pena. Se llama Breaking the ice.



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martes, junio 13, 2006

What kind of blogger are you?


Montse me deja este simpatiquísimo dibujo, que me ha encantado.

Me informa, además, de que ha descubierto un blog enterito dedicado a John Cheever. Qué delicia. Se llama El ladrón de Shady Hill.

En fin, me ausento hasta el viernes. Dejo pendiente una entrada sobre Querido silencio, de Luis Muñoz, que leo y releo estos días. Nadie debería perderse este libro.

Viajo al sur desde este martes nublado y fresco de junio.

Vale.

Audi 100, de Manuel Vilas

Fotografía de Guy Bourdin


Audi 100

Manuel Vilas se compró un Audi de tercera mano, un Audi 100,
y lo ponía a doscientos por la autopista de Barcelona,
y luego tenía que pagar el peaje y eso que no iba a ningún sitio.
Se quedaba mirando el Audi en las tardes de domingo,
en mitad de un descampado, en mitad del desierto.
El gran desierto que cerca la ciudad de Zaragoza,
estéril y ácido como una bocanada de uranio enriquecido.
Miraba las ruedas y las golpeaba con sus botas de punta,
y pensaba que estaban durísimas, llenas de aire embrutecido,
y es que acaba de estar en una gasolinera que se llamaba "El Cid",
y las había hinchado, ese silbido poderoso de las válvulas,
y miraba el dibujo de las ruedas, laberíntico y abstracto como las rayas
de la mano, y se miró la mano, rugosa piel enaltecida
en mitad de la nada, y se había cambiado
el viejo radiocasete del Audi por un compacdisc Pioneer,
con seis altavoces, 800 euros en el Carrefour,
y puso a Lou Reed en el compac, y bien, muy bien,
Street Hassle puso, y bien, bien, muy bien, dijo de nuevo,
esto era todo, el Audi 100, la vida ennegrecida, la cercanía de un pueblo
llamado Bujaraloz, la autopista de Barcelona, los infinitos camiones,
un toro de Osborne cerca de Pina, el domingo, agrio y crucificado,
y Lou Reed sonando en ninguna parte, en el desierto celestial,
los 800 euros convertidos en el grito más hermoso de la tierra,
y ningún ángel del cielo descendido, y Manuel Vilas
- siervo de la nada, fumando, estéril, razonando, gimiendo -,
silbaba bajo el sol inclemente, difuso, el sol borracho,
y le daba patadas a las ruedas y las ruedas
le devolvían el impulso, y eso era gracioso,
y pensó en la guantera, y abrió la guantera y miró la documentación,
y leyó su nombre, y abrió el maletero, y le pareció que allí había
un montón de sitio para guardar cosas, y eso de repente le hizo completamente feliz.

(Manuel Vilas. Resurrección. Visor. 2005)
Nota: aunque las palabras "rayas", "pueblo", "camiones", "documentación" y la expresión "completamente feliz" aparezcan en distintos versos, pertenecen al anterior. Sigo sin entender del todo el sistema de edición html y, por tanto, esto se configura un poco como quiere.

lunes, junio 12, 2006

Lunes, Magia y Daniel Chesterfield

Visto lo visto, a saber: manifestaciones, éxitos deportivos y algo de calor, opto por entrar en el lunes como Machado, ligero de equipaje.

Vía el barón rojo encuentro este vídeo que me ha hecho sonreir.




Desde un lunes de junio, con un indicio de amanecer en las ventanas.

Vale.

sábado, junio 10, 2006

Astral weeks, de Van Morrison


I
El destino no existe. Sólo la prehistoria conforma la historia. Un músico de veintidós años se mira el alma en Boston.

De Borges aprendimos que lo que llamamos Destino no es sino un intrincado laberinto de causas y efectos y que está tan finamente hilvanado que nuestra pobre inteligencia no puede –y quizá tampoco debe- seguir cada paso, cada sinuoso meandro, cada curva invisible. Por eso sólo percibimos un resultado insólito; el asombro, el prodigio, un milagro final y cierto.

Para explicar –o, al menos, para intentarlo- el milagro musical que representa el disco Astral weeks de Van Morrison, sería necesario remontarnos a Belfast en 1945 e ir siguiendo, segundo a segundo, a este músico hasta Nueva York en 1968, donde se obró el milagro. Sin embargo, creo que el centro aglutinante podemos encontrarlo hurgando en la mísera habitación de un hotel de Boston, en los meses que antecedieron a la grabación, después de la muerte en diciembre de 1967 de Bert Berns (productor y compositor, entre otras, de Under the boarwalk, Twist and shout y Here comes the night).

Tras la aventura de Them, jóvenes y airados, y tras rescindir el contrato que había firmado con Berns y con Bang Records, Van Morrison se refugia en esa habitación del hotel de Boston y allí, en un peregrinaje hacia sí mismo jalonado por las llanuras heladas de la embriaguez, en la alta madrugada, llamaba a una emisora de radio local para pedir canciones de John Lee Hooker. Creo que fue precisamente allí donde sucedieron, antes de grabarse, las canciones de Astral weeks. Fue precisamente allí donde un Van Morrison de 22 años, en frente de esa luz blanca que dicen que hay tras las llanuras heladas de la embriaguez, se vio el alma por primera vez, y ya para siempre. No podemos olvidar que la imaginería y el mobiliario de los años finales de los sesenta y los primeros años de los setenta fueron muy propicios a esos encuentros donde un viajero, un huésped de motel, un música, un escritor, tropezaba, se daba de bruces con su propia alma y, de un solo golpe, contemplaba toda la miseria y toda la gloria que escondemos entre sus pliegues arrugados y milenarios. Cómo olvidar, por ejemplo, aquel inicio de París-Texas en el que Harry Dean Stanton, que también se ha visto el alma, sus barranqueras y abismos, camina por un paisaje desierto mirando como sólo mira el que se ha visto; luegro, tras ese milagro, la película reconstruye esos hilos invisibles que tejen las causas y los efectos a los que me refería en el comienzo. Van Morrison se vio en Boston, en 1968, meses antes de grabar Astral weeks en Nueva York y de iniciar, así, ese recorrido por el paisaje, mísero y glorioso, de su alma.




II

Calidoscopio. Historia y Leyenda. Espacio y Tiempo. Una joya tallada en cuarenta y ocho horas.

Astral weeks es una mirada calidoscópica donde se relatan la serie de imágenes que van a dar forma a una Leyenda. Ni Nueva York ni Belfast, sino exactamente por encima de ellas, arriba, desde donde se va a poder percibir estas semanas astrales. El propio Van lo dice en Beside you, la segunda canción del disco: “Adivino que estás satisfecha / asciendes y el cielo desciende: / calidoscopio.” Y es esa mirada la que destroza, desde la primera nota del disco, la Historia para construir la Leyenda: pasado, presente y futuro se mezclan en las canciones para abolir el tiempo. Aunque se describan minuciosamente lugares y ambientes, éstos sólo existen en otro lugar y, claro, en otro tiempo: en el lugar y el tiempo de la Leyenda. Por eso, Eduardo Jordá (autor de un libro soberbio sobre Van Morrison) no pudo encontrar la Cyprus Avenue; por eso es imposible adivinar la identidad de Madame George, ese viejo que dejaba –y sigue dejando- en el aire la mezcla de un perfume dulzón; por eso no sabremos nunca quién es ese joven, cargado de jazz y poesía, que aparece en Ballerina y que ama a una muchacha tan suave como la nieve; por eso Little Jimmy y Flecha rota no están, aunque habiten en todos nosotros. “En otro tiempo, en otro lugar” dice Morrison en la canción que da título a disco; o “Miraré cómo ascienden los barcos / sobre el océano azul y los cielos del mañana / y nunca, nunca, nunca volveré a ser tan viejo” en el tema Sweet thing. Esa negación del espacio y el tiempo, para crearlos de nuevo y convertirlos en Música, conducirán más tarde a Van Morrison hasta Avalon, hasta Caledonia, donde la Leyenda terminará convirtiéndose en Mito.

Dos días de 1968 contemplaron cómo nacían estas semanas astrales, en unos estudios de Nueva York, producido por Lewis Merenstein y arreglado por Larry Fallon, con músicos de estudio que también supieron avivar el fuego eterno de esta Leyenda. La simbiosis fue perfecta; cada nota, cada canción, el disco entero, rezuman una conjunción mágica en la que la Música, su poder, prevalece por encima de todo.

Aunque anecdótico, hay que señalar que Astral weeks aparece en todas esas absurdas encuestas de los mejores discos no sólo del año en el que fue publicado ( de 1968 hay que recordar también The songs of Leonard Cohen, Beggar’s banquet de los Rolling Stones, The dock of the bay de Otis Redding, Mr. Fantasy de Traffic, John Wesley Harding de Bob Dylan o The midnight mover del mismísimo Wilson Pickett, que tanto ha inspirado a Van Morrison) sino en las listas de los sesenta, de los mejores diez, cien o mil de la historia de la música. También la crítica ha sido unánime e incluso se ha hablado del “mejor debut de la historia” y de que un disco tal ha perjudicado la carrera posterior de Van Morrison.



III

Rellenar el silencio. El cuerpo de la Música. Siete canciones y un Enigma.


Dejando a un lado el alma de la leyenda, las canciones, los órganos vitales del disco, ratifican todo lo anterior. Se ha hablado de las corrientes, visibles e invisibles, que nutren la música de Van Morrison: claro, el blues, el soul, el jazz, el tradicional espiritual negro, el folk, el country, el rock. Todo, en definitiva, está en Astral weeks y en la discografía posterior de Van Morrison. A pesar de estos matices, y como recuerda Eduardo Jordá, en este disco se inaugura el “sonido van morrison”. Es cierto que algunas canciones podemos clasificarlas como folks, otras como jazzísticas e incluso en otras, si agudizamos el oído, podemos descubrir las notas clásicas de un blues soterrado. Pero el cuerpo que sirve de refugio al alma, es el fuego de la medianoche donde se esconde la Leyenda. No podemos definir estas canciones porque la música que contienen no está aquí, sino en otro tiempo y en otro lugar.

Lo que sí podemos hacer es observar la arquitectura minuciosa del sonido, el modo en que la canción rellena el silencio. Hay dos elementos primordiales que subrayan la leyenda casi continuamente: uno es la flauta de John Payne y otro la voz del propio Van Morrison. La flauta, en los pasajes en los que aparece, presta su sonido a la Leyenda, la nutre y es el elemento de cierre de todo el disco. La construcción de las canciones es perfecta y en todas hay una orfebrería preciosa y precisa: las curvas de las guitarras, apuntillando o acompañando; las cuerdas deslizándose como una niebla o gritando, chirriando; la batería de Connie Kay (del Modern Jazz Quartet) resaltando lo que la voz y los otros instrumentos están diciendo. De otro lado, Van Morrison susurra, acaricia, grita, chilla, aúlla, ronronea, canta, en definitiva, con el alma, pero también con las tripas.

Así, Astral weeks (la canción que da título al disco) se construye con el nacimiento y consecutivamente el certificado de defunción de las cuerdas. Las ráfagas nerviosas de la flauta no son sino el oxígeno para que suceda esta combustión que alimenta la leyenda.

Sweet thing, part del inicio de una guitarra sola, a la que se une el bajo y más tarde la precisión, con cierto aire jazz, de la percusión, para terminar con las cuerdas cumpliendo con la función que tendría un riff furioso de guitarra, y va creciendo de nuevo con la intermitencia de la flauta y la voz de Morrison, que termina gritando “sugar baby”.

Cyprus Avenue, con la falsa calma del clavicémbalo, la flauta y el violín, también va creciendo, tensándose, hasta que la flecha de la voz nos atraviesa irremediablemente el centro del corazón.

The way young lovers do inaugura lo que más tarde será tradición en la música de Van Morrison: el viento metalífero de saxofones, trompetas y trombones apuntalando, también a ráfagas, con pequeños y casi imperceptibles sostenidos, una canción monumental.

Madame George, con un desarrollo de casi diez minutos, cobija la vieja historia de ese viejo travestido y pasa, sucesivamente, de la lírica a la épica y de ésta a la dramática. El momento en que Morrison modula la voz y el alma jugando con la palabra love es sencillamente una delicia, una joya esculpida por los trinos de un violín tan diabólico y entrañable como la propia Madame George.

Ballerina, tras un confortable inicio, tejido por el contrabajo y la guitarra, desemboca en el cráter de ese volcán que Van Morrison debe tener en la garganta porque justo en mitad de la canción, cuando han transcurrido tres minutos y medio, tras anunciar su aquiescencia en un tono bajo, all right, comienza un desfile de gritos, subidas, bajadas, sacudidas vocales que tienen su momento más bello cuando Morrison canta que llega un hombre que dice justo aquello con lo que años más tarde se despediría Freddie Mercury: “el espectáculo debe continuar”.

En Slim slow slider podemos comprobar cómo la flauta, centro aglutinante, elemento de cierre, en este disco no la toca un música, sino la propia Leyenda y en los últimos segundos del disco termina desapareciendo entre disonancias resaltadas por la percusión y la guitarra, inquietantes.

He dejado para el último lugar la segunda canción del disco, Beside you, porque representa para mí un enigma. Creo que me persigue desde que la oí por primera vez y creo que me perseguirá siempre. De ella aprendí que todo lo bello duele, quema, destroza, arrasa. En ella se unen para siempre, como quizá en ninguna otra canción, la ternura y la desolación. Sobre la alfombra de una aparente canción de amor, Van Morrison se revuelca, estoy seguro, viendo lo mismo que vio en aquel hotel de Boston, pero que también vio antes, porque en la búsqueda de un sentido a este enigma, me di de golpe con una versión grabada en la época de Berns, que aparece en España en un disco editado con el nombre de T.B.Sheets, en el que aparte de comprobarse que Van Morrison había escuchado los magistrales Highway 61 revisited y Blonde on Blonde, de Bob Dylan (ohh, aquella guitarra de Bloomfield, aquel órganos de Kooper) la versión primeriza de Beside you es, si cabe, más enigmática, más oscura y más desolada, casi o más tierna.

A lo largo de más de cinco minutos Van Morrison une inescindiblemente el júbilo y el dolor con una intensidad muy difícil de superar. Las dos versiones son una especie de blues desdibujado y, como dice Eduardo Jordá, un auténtico “cante jondo”. Se unen de esta manera las raíces de todas las músicas para dar forma al tronco común del alma, el sentimiento, la pequeña o gran verdad de una forma de cantar y de rasgar la guitarra que, a partir de ahí, nos va a perseguir para siempre porque llega al centro geométrico del alma y es nuestra propia alma, claro, la que terminamos viendo mientras oimos esta canción, mientras Van Morrison grita y sigue gritando “beside you, beside you” y se unen, en el torrente de su voz, toda la miseria y toda la gloria, toda la ternura desbordada, todo el dolor desbordado mientras nosotros, atónitos, asistimos y volvemos a asistir al milagro, y comprendemos y nunca preguntaremos por qué, como canta Morrison en la canción, no, nunca lo haremos, porque la Leyenda ilumina para siempre este milagro bello y doloroso. Y nosotros, que escuchamos y vemos, nunca volveremos a ser tan viejos.

Dejo, claro, Beside you:


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También este vídeo con una interpretación de Madame George en 2001. La toma no es buena, tampoco el sonido, pero la fuerza de la canción es apabullante.


(Esta entrada, con ligeras modificaciones, se publicó en 1993 en el fanzine Música en blanco y negro con el título: "Veinticinco años de un milagro: las semanas astrales de Van Morrison)

viernes, junio 09, 2006

Van Morrison y John Lee Hooker

Debido a un mantenimiento inoportuno de Blogger se me ha borrado la entrada de hoy (que pondré mañana), con lo cual, y para abrir boca, os dejo este impresionante vídeo. Siento la chapuza pero insisto en lo de abrir boca y, además, estoy seguro de que Nicolini estará contento, hoy y mañana.


jueves, junio 08, 2006

Tipos de interés, Juan Hidalgo y Faemino y Cansado

Hoy, dentro de unas horas, el Banco Central Europeo decidirá subir los tipos de interés. Lo han pronosticado los analistas, que apuestan por un 0,25%. Los más arriesgados hablan de un 0,50%. El blog salmón ya recogía el pasado martes la noticia y el análisis.

Luego, los telediarios, con esas imágenes de archivo que han puesto un millar de veces (pareja de mediana edad sentada frente a empleado joven y aseado), harán un hueco entre sucesos (bien pensado, lo de los tipos también es un suceso) para volver a hacer la cuenta de la vieja: para una hipoteca de tanto a tantos años supone pagar 50 aurelios más al mes. Nadie perderá el sueño.

Sin embargo, y no quiero quitar el sueño a nadie (menos ahora, que empieza el calor), una subida del 0,50 % puede suponer para una hipoteca mediana/alta a 25 años un incremento de casi 1.300 Euros al año, es decir, un sueldo, un mes de agosto en tercera línea de playa, la entrada para un coche, una tele muy buena para ver el mundial... (Para que no haya protestas: que conste que no he hecho las cuentas, que es aproximado). Y esto porque la subida de tipos hará que luego suba el Euribor y éste, como promedio que es, recogerá la subida que han hecho los bancos, que, claro, será más alta que el estricto 0,25 ó 0,50.

¿Por qué nos jode el Banco Central Europeo? Dicen que para contener la inflación (es decir, que si usted tiene que pagar más por su hipoteca, lógicamente gastará menos, salvo que tire más de Visa o vea la televisión por la mañana y llame para pedir un crédito rapidísimo)

¿Contener la inflación? Como dirían Faemino y Cansado: "¡Y una mieerda!" En España no contiene la inflación ni el potitos. Sigo esperando un estudio económico que me explique por qué la noche del 31 de Diciembre del 2001 El País pasó de costar 100 pesetas a casi 150 pesetas, por qué un café subió más de un 50%. Aquel Enero el IPC subió un uno y pico. Que me lo expliquen.

Eso de la subida de los tipos para contener la inflación está muy bien para Alemania, no para España. Si el motivo de fondo son los traqueteos del petróleo, aquí, en el IPC, la gasolina está baremada a un cero coma cero cero (creo recordar); para que nos entendamos, el pollo (que sube y baja contínuamente) tiene más peso que la gasolina. Tenemos uno de los ipc más altos de Europa y nadie ha podido controlarlo.

Pero, claro, los traqueteos del petróleo no van a cesar, no señor. Alguien (lo siento, no lo recuerdo) escribía hace ya unos años que la Tercera guerra mundial será del tercer mundo contra el primer mundo, a lo que añado que uno de los motivos y arma será el petróleo; de hecho, las políticas últimas de Irán y Venezuela son las que provocan nuestro llanto en las gasolineras. Vamos a ver en qué queda todo esto. Por cierto, ese alguien (que sigo sin recordar) también dijo que llegará el día en que las pateras vayan en sentido contrario. Ahí queda.

Hablando de Economía, y para consolarnos, siempre me ha gustado este poema de Juan Hidalgo de 1966:

Lo casi imposible (un etcétera)

El miércoles por la mañana pida prestadas al Banco de España sus reservas de oro

el jueves por la tarde muéstrelas en casa a sus amigos íntimos

el viernes por la mañana devuélvalas agradecido al banco (a lo mejor dicen que sí)

Para ilustrar ese "¡Y una mieerda!" (que no encuentro) dejo otro vídeo de Faemino y Cansado.



miércoles, junio 07, 2006

Tres entradas ejemplares

Prefiero la palabra entrada a post; es más sugerente, invita a más y, por supuesto, es más fácil de pronunciar.

Lo bueno de la blogosfera es que hay blogs soberbios, en intenciones y resultados. Hay mucha frescura, están repletos de ideas y de calidad; también, y sobre todo, de humanidad. He aprendido mucho en este par de meses de lectura.

De lo que suelo leer (a la derecha) rescato hoy tres entradas que derrochan ingenio, literatura y, como siempre, humor. Extracto o copio directamente; lo suyo es leerlo en la entrada original, pues la letra, el diseño, hablan también.

* En el blog Tras los pasos de Atreyu, con el título de Se vende (en el que Pam habla de la protagonista de Sexo en Nueva York) me he encontrado con este trallazo soberbio, con este disparo a bocajarro y muy muy certero:

"Me venden un subproducto, “ponga una neuras” en su vida, perfumada con Channel… como modelo de felicidad a la americana. La judía mona que hace y deshace, que pasea su nariz gigante por la quinta y la sexta. Estilo anoréxicas fashion victims by Jordi Lavanda. Pos va a ser que no. Va a ser que me quedo con la que sufre por llegar a fin de mes, sacia sus ansias consumistas en un ZARA cualquiera, y es feliz engullendo madalenas con Nocilla y viendo capítulos grabados de FUTURAMA. Uséase, aquí la menda, que ha engordado la hostia porque el amor sienta de la hostia. Encantada de conocerme."

* En el blog de Soy Coco, Coco escribe con un sentido del ritmo envidiable y con gran imaginación. Humor y ternura son sus armas. Esta entrada me ha sorprendido y emocionado:

"lunes, junio 5.

Mi abuela decía que la felicidad es efímera, como un pellizco de azucar; se deshace en la boca, llenándola con ese sabor dulzón que al instante se desvanece y desaparece dejando sólo la huella de un recuerdo y las ganas de comer más. El dolor, en cambio, es como un tatuaje indeleble. Si lo miras, quema; si lo ignoras, muerde. Hoy parecía que el tiempo se me escapaba. Lo notaba pasar, como si fuera una bocanada de aire viciado. Con ese olor que tienen los locales cerrados, de polvo húmedo, de no ventilar. Y me han dado ganas de empujarlo, como se empuja con el dedo el ratón porque la página tarda en cargarse, porque tengo comprobado que así el tiempo tarda más en pasar, y la página nunca termina de aparecer. Como cuando observaba fijamente el reloj en la pared de la clase y la profesora no se iba. Era un reloj grande de latón y viejo, con chasquidos de lata, con un crucifijo de madera a un lado, y el retrato de franco, mirando de reojo, al otro. Los relojes digitales hoy en día parece que van más rápido, qué gran avance, en lugar de correr van dando saltos.
Esta tarde, estaba sentado en la terraza de un bar y ha venido un poeta sordomudo que vendía poesías. Las llevaba escritas en trozos de papel. Las repartía por las mesas y si alguna te gustaba la comprabas por la voluntad. Me gustaría hacer eso con mis posts, pero en vez de una moneda, yo sólo quiero un comentario. O dos."



* En el blog Basta de bastas, Pussy Galore (valenciana en Edimburgo) habla de lo que se come allí (no se pierdan la sección enlatados), de cine, de música, de un millón de cosas y todas sin desperdicio. Esta entrada, La carcajada, me ha sorprendido por su capacidad de análisis y de observación, por su plano genérico que, sin embargo, no pierde detalle, por su sentido del humor y por su ternura:

"La carcajada

Supongo que todos de alguna manera lo hacemos. Comparamos las ciudades que visitamos con la que nos ha visto crecer. En mi caso, yo las mido según Valencia, lo que significa que busco el rio que la cruza, el casco antiguo y me sorprende (y duele) la más mínima cuesta.
Edimburgo tiene un canal suburbial, el casco antiguo no difiere mucho de la llamada New Town y como Roma, descansa sobre 7 colinas. Pero esto empieza a sonar al discurso del español que viaja al extranjero y se queja constantemente del clima y de la comida, porque nadie cocina como su madre. Y no hay nada que más odie que esos clanes cerrados de ibéricos que se mueven en masa, como los tunos. No, la capital escocesa es estupenda, pero tantos años fuera de casa me provocan días de desencanto como hoy. Frustración tanto por esas cosas obvias que echo de menos como por los hábitos locales a los que no me acostumbraré. Nimiedades tan insignificantes como el café sin azucar y la ausencia de la aceitera en la mesa de los restaurantes. Son en definitiva gestos tontos que forman parte de un hábitat que no es el mio, el adquirido.
Nunca entenderé esa impaciencia por cerrar las tiendas a las 6 de la tarde, teniendo en cuenta la fiebre consumista que plaga el pais. Pero sobre tiendas hay otros millones de cosas que rompen los esquemas de esta pobre alma mediterránea. Que los kioscos provean leche y pan me altera, especialmente porque los hornos sólo venden una selección de pasteles de carne de rellenos imposibles. Aunque lo que todavia no he superado es que los estancos no vendan tabaco pero se cobren las facturas caseras de la electricidad y el gas.
Claro que aún no he empezado con los medios de transporte. La primera vez que vi un perro en un autobús pensé que habia algún tipo de error. La segunda, el perro en cuestión me puso las patitas encima, qué tirria, pero esto es parte de mis fobias. El tráfico consta de utilitarios, nadie conduce moto, opción comprensible teniendo en cuenta el clima atlántico. Los conductores son respetuosos, no se saltan semáforos, nadie aparca en doble fila y si beben no conducen. Asi de aburridos son, los pobres. Pero lo mejor de todo: las autopistas son gratuitas pero te cobran por cruzar un puente!!
La tele también esconde sorpreasas: la BBC no tiene interrupciones publicitarias y las pelis clásicas en lugar de programarlas de madrugada, para los insomnes como yo, las pasan por la mañana, para las amas de casa. Los parques carecen de árboles, las calles no cuentan con el cobijo de los balcones, porque éstos no existen, nadie sabe lo que es el membrillo.
Hay otras cosas, tantas que esta lista se queda en superficial... pero si hay algo que de veras echo en falta es la carcajada. Aqui ante algo gracioso exclaman: "oh! that's so funny!" pero pocos lanzan una de esas carcajadas saludables que proviene del estómago y que contagia a cualquiera que esté cerca."

martes, junio 06, 2006

Pedro Casariego Córdoba


" Sonríe
o te contaré el final de todas las
películas de interés en menos de medio
minuto"

- - - - - - - -

(...)

"Tengo 25 años.
Si te revelo
este secreto de calendario
es para que comprendas
que estoy doblando una curva
y que tú puedes estar después de la curva
haciendo auto-stop.

Soy un hombre puro y huraño
pero no soy amigo de Dios.
Reconozco, sin embargo,
que me gustaría hacerme una foto con Él,
aunque sólo fuera para salir en el periódico
y dejarte boquiabierta a ti."

(...)

- - - - - - - - -

Anuncio por palabras

Necesito chica que sepa planchar
mis labios con los suyos y tende
r su ropa eternamente junto a la mía
y quitar las manchas de mi c
orazón con su mirada yo pondré
la mesa y la caricia en su ramo
de lunas y trataré de andar muy
despacio
cuando
ella
no
tenga
prisa*

- - - - -

"¡ Señorita, cervatillo, mirto, hada, estoy perdidamente
enamorado de usted ! ¡ Cásese conmigo para que yo
pueda conciliar el sueño! Si duda usted, si no está
segura de que yo sea el caballero de sus sueños, no
necesita casarse conmigo al contado, puede usted
hacerlo en cómodos plazos mensuales: en enero
obtendrá mi mano derecha, en febrero mi nariz, en
marzo mis labios... ¡A finales de diciembre tendrá usted
mi cuerpo y mi alma completos! Y si usted se arrepiente
antes de que se consume nuestro matrimonio
fraccionado, en mayo o en septiembre o en otro mes
cualquiera, no estará obligada a devolverme las
porciones de mi cuerpo o de mi espíritu que ya sean
suyas: será usted la eterna dueña de unas manos firmes
y suave, de una pierna masculina, de unos dientes
estropeados, de una melancolía perfecta..."

- - - - - -

"Hay
muchos
mundos
pero yo no
estoy
en ninguno.
¿Sabré
morir?
Vivir no he
sabido..."

- - - -

Pedro Casariego Córdoba (Madrid, 1955-1993). En su página web podeis encontrar su biografía, libros publicados y obra pictórica, además de prólogos y homenajes a sus obras y exposiciones.

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* El orden correcto de verso es despacio y sucesivamente debajo y un poco a la derecha cuando ella no tenga prisa de tal manera que se construye gráficamente la cadencia de cada verso. Mis pocos conocimientos de html me impiden configurarlo así. Disculpad.

sábado, junio 03, 2006

Cuatro canciones y un vídeo energéticos

María se está haciendo una carpeta titulada canciones energéticas, donde va guardando temas que considera arrolladores, que invitan -irremediablemente- al baile, que te pegan subidón, etc.

Para este sábado de junio, marcado por la apertura de las piscinas municipales, propongo cuatro canciones y un vídeo energéticos para mí (soy algo más chori), es decir, fuertes, sencillos y demoledores.

1.- En 1987 The Long Ryders graban su último disco en estudio, Two fisted tales. Lo abre esta maravilla titulada Gunslinger Man. De las separaciones de esta banda nació The Dream Syndicate. En todas ellas estaba Steve Wynn, del que hablaré otro día.


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2.- Drive by truckers. Aunque tienen álbum reciente, A blessing and a curse, de este mismo año, me quedo con su disco de 2004, The dirty south, y en concreto con esta canción, Lookout mountain. No, no es heavy; es hard, como algunos días, hard, como la vida misma y un pedazo de canción (esas guitarras a dos planos son un auténtico espectáculo). Auriculares, volumen alto y si no te entran ganas de hacerte un tatuaje y ponerte una camiseta sin mangas, háztelo mirar, que no andas bien.


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3.- Mano negra es tal vez la banda (con Los Fabulosos Cadillacs) que mejor ha sabido reflejar con su música cierto olor a verbena, a ese humo de aceite requemado de las ferias, a un baile debajo de una noria desvencijada, a esa escena de La leyenda de la ciudad sin nombre en la que mil hombres solos bailan -se dan empujones- borrachos en el barro, mientras cae la lluvia. Mala vida tiene eso y más, te arrolla y demuestra que la música, muchas veces, es para todos.


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4.- La sencillez de este tema, Pata pata, de Miriam Makeba, la reflejó Gracia Querejeta (no recuerdo en qué película aunque estoy casi seguro que fue en Una estación de paso) en una escena en la que se celebra una boda en un bar pequeño y con una tortilla de patatas. Sin embargo, se palpa la alegría, la felicidad, mientras suena este tema, que tiene eso: calidez, honestidad y alegría.



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El vídeo.- M.I.A. (missing in action), hija de un luchador por la liberación tamil, sacó el año pasado el disco Arular, que fue destacado por la prensa musical como uno de los mejores (para Rockdelux fue el mejor) de 2005.

Lo que me asombra es la energía, la frescura, la creencia en la música como modo de lucha, la mezcla absoluta, no ya de músicas, sino de mezclas de música, la capacidad para empaparse de todo y el compromiso. Una vez más, en la música manda el ghetto. M.I.A., antes de este disco, hizo con Diplo Piracy funds terrorism.Vol.1





Buen fin de semana a todos, y a disfrutar.

viernes, junio 02, 2006

Vicente Verdú: buenas noticias

Es muy difícil saber lo que pasa y es relativamente sencillo saber qué está pasando.

Lo decía Alvaro García en su poema Situación:

"Deja la actualidad, que se hace sola,
y ve al presente, que te necesita."

De la actualidad, de lo que está pasando, se ocupan, mal que bien, la prensa y la televisión. Pero la actualidad sirve para poca cosa y, de hecho, se ha convertido en un medio de entretenimiento: cualquier telediario contiene hoy más sucesos que noticias y todo, absolutamente todo, se presenta el objetivo de hacer pasar el rato a ese que llaman espectador.
Sin embargo, el presente es distinto y muy difícil de interpretar.
Por eso, contar con alguien como Vicente Verdú es un alivio. La interpretación que hace del presente en su último libro -Yo y tú, objetos de lujo. El personismo: la primera revolución cultural del siglo XXI- (Debate.2005) es muy reveladora.
Entre otros temas, Verdú se ocupa de lo instantáneo como centro de todo, del consumo, de la publicidad, de internet, del personismo como superación de lo individual y colectivo, de una sociedad que, enemiga de la muerte y de lo trágico, se caracteriza, más que nunca, por la búsqueda de la satisfacción.

A mí me ha interesado especialmente el capítulo "La cultura sin culto" en la que se ocupa, entre otras cosas, del libro:
"Leer un libro es siempre una historia prefigurada mientras que el videojuego imita fielmente el avatar de la vida, consecuencias que se crean y conforman a partir de la acción del jugador. Por comparación al videojuego, que requiere acción constante, el libro se presenta ante los nuevos consumidores jóvenes como un ocio demasiado pasivo y sumiso."

"Con el videojuego son protagonistas de la intriga, del enredo, mientras que con el libro se sienten sólo contempladores de lo que vaya pasando."
El libro, en el análisis de Verdú, tan sólo tiene sentido en el best-seller en cuanto objeto que representa un acontecimiento social, algo de lo que hablar, algo que se comenta. Hace muy poco, José María Guelbenzu, en El País, en un artículo titualdo Darwin y los narradores, señalaba el mismo camino.
En este enlace se puede leer el comienzo (deslumbrante) del libro de Verdú.
En este otro link hay una conferencia del mismo autor sobre las ideas de su libro.
Lo que se me olvidaba es la buena noticia: pues que Vicente Verdú ha abierto un blog, que podeis encontrar en este enlace: el blog de Vicente Verdú.
Así que a disfrutar, chavarada, que decían los curas de mi colegio.

jueves, junio 01, 2006

Tiene mi misma edad, de Juan Antonio González Iglesias

TIENE MI MISMA EDAD

Es un profesional especialmente
perfeccionista.
Va más despacio, pero el resltado
es
irreprochable: una
hilera de aligustre perfilada al milímetro,
rosales limpios,
alcorques recortados en círculos perfectos
como a compás.

EL PAIS SEMANAL
Tiene mi misma edad. Es minusválido
psíquico. Ha conseguido
uno de los mejores trabajos de este mundo.
Es jardinero. Cuida
césped, setos de varias
urbanizaciones en
la periferia de Madrid. Se encarga
de regar los fragmentos
del paraíso próximos a casa.
Cuida cipreses rotos. Un poeta
de veinte años diría
que es el auriga del amanecer.
Hablaría de caballos,
del devenir silente de las cosas.
El desprecio del oro
podría ser emblema
de este hombre libre que no necesita
emblemas.
Trata directamente con la tierra.
Dialoga con el sol de tú a tú.
Virgilio en la Geórgica segunda
lo llama afortunado.
Yo aquí canto
que desconoce la mordedura
de la envidia. Que está
lejos de los jerárquicos, ajeno
a la soberbia de los sabios,
como quiso Francisco
de Asís. Que su paciente
azada es medicina contra la melancolía.

En la entrevista balbucea respuestas
tímidas. Del trabajo, lo que menos
le gusta: Madrugar.
¿Lo que más? Conducir la podadora
sobre la hierba
.
( Juan Antonio González Iglesias. Un ángulo me basta. Visor. 2002)

¡ Y aún dicen que el pescado es caro !


"¡ Y aún dicen que el pescado es caro ! " de Joaquín Sorolla .1894.

Esta es la dirección del Museo Sorolla.

Desde el primer jueves de junio.

Vale.
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