miércoles, octubre 31, 2007

Eastbourne Lights, de Darren Hayman y Love, de Cinerama

Sigo con las canciones (con permiso de ustedes)

Darren Hayman fue el líder de Hefner (ya los traje por aquí y volveré a traerlos). También fundó The French y Ant. Ha entregado un par de trabajos en solitario, pero, en el fondo, sigue siendo el mismo que me sorprendió con Hefner. Una visión demoledora de lo británico. Este Eastbourne lights es impagable.



David Gedge estuvo al frente de The wedding present, un grupo muy de mi agrado que regresó hace no demasiado. En medio de tanta ida y vuelta, fundó Cinerama, donde dio rienda suelta a una visión más elegantona de la música, algo más sofisticada, pero con idéntico sentido melódico (Gedge es un talentazo para la melodía) y atino en la realización. Este tema, Love, es muy especial para mí, por el momento en que lo oí en su día y, claro, porque me vuelve loco. Disfrútenlo, es de esas piezas que uno incluiría en su banda sonora para despertarse, se me ocurre de repente. Pongo abajo, un trozo de letra (esa rima de tears y breasts me gusta, mucho).

Cinerama: Love

I love your stubble
I love your navel
I love your frown
I love your heels

I love your lipstick
I love your biting
I love your tongue
And the way it feels

I love your letters
I love your phone calls
I love your hips
Your naked wrists

I love your stories
I love your sisters
I love your tears
I love your breasts

I love your whispers
I love your dancing
I love your thirst
I love your lies

I love your tantrums
I love your perfume
I love your teeth
Your big surprise

I love your bleeding
I love your mischief
I love your eyes
Those things you said

I love your temper
I love your trembling
I love to lie
Here in your bed



Bueno, bueno, bueno. Este blog se despide hasta el lunes que viene. Aunque no hago puente laboral, sí haré puente bloguero, a ver si preparo algo más las entradas y esto gana en calidad. Estoy algo cansado y me temo que ustedes pueden también estar cansados de merodear por aquí. Tengo varias cosas pendientes que poner y, si tengo fuerzas, voy a hacer una recopilación musical otoñal, con canciones que he ido poniendo aquí y otras que pesque por ahí. La llamaré A este otoño le falta una pistola, cita de William Morris que también ha salido por aquí (ya me estoy repitiendo demasiado). En fin, en fin, en fin. Gracias, muchas gracias. Reciban abrazos y recuerden: sonrían.

Hace un año y un día: La boda de prima Begoña y Poti + El manual para bodorrios de Pierre Nodoyuna

Hace un año: Publicidad: Cerveza Schneider y desengrasante Bardahl

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martes, octubre 30, 2007

Las cosas que me digo: Donde se habla de almanaques (segunda parte)

Cuando era chico (me gusta esta palabra, la forma en que se dice en Granada. Resulta curioso, además, que me haya ido conquistando a base de no oirla por aquí), cuando caía un almanaque en mis manos, aparte de la foto de detrás -circuló alguno con mujeres desnudas, por supuesto, como dios manda- la atención del niño se fijaba sólo en una cosa: en qué día de la semana caía tu cumpleaños; nada más. Recuerdo una especie de rivalidad difusa con tu compañero de pupitre en relación al día del cumpleaños de cada uno: si el tuyo, ese año, era en un sábado, y el de él, un martes, tenías los diez minutos siguientes ganados hasta que el compañero salía con la historia de que él podría traer caramelos al colegio y tú no, y entonces la conversación, como sucedía en aquella época, se tornaba numerológica y ascendente y uno terminaba diciendo "pues yo, el infinito". (Tendría que hablar aquí de los complicados cumpleaños de los niños de hoy -en pizzerías y hamburgueserías, en sitios de juegos y payasos- frente a aquella simple bolsa de caramelos cuyo mayor honor era repatirlos hasta que, claro, le dabas alguno de más a los que eran más coleguis, los otros protestaban y el profesor, entonces, tomaba el mando y los repartía él, usurpándote cumpleaños y honor, posibilidad de premiar a los más tuyos)

Un almanaque y tu cumpleaños como centro del mundo. No había mucho más. Ahí se detenía todo.

Ahora, claro, todo es más complicado (además de que no hay tías en pelotas en la parte de atrás de los almanaques). Lo primero que uno hace cuando cae entre sus manos el primer almanaque del año que vendrá, es comprobar cuándo caen las vacacaciones, los festivos, ver qué posibilidades de puente hay, cómo montarlos para estirarlos. Una operación de ingeniería temporal, un anticipo de futuro en forma de cuadros, días negros, días en negrita y días -benditos- en rojo. Unir, en unos minutos, todo el año a base de fiestas, de festivos, de posibilidades de fiesta, no deja de tener un toque de Dickens oscurísimo y, claro, no deja de ser triste para un adulto que viene de un niño al que lo único que le interesaba era el día de la semana en que caía su cumpleaños. Osease, niños y niñas, que solemos ir a peor.

Todo lo anterior tiene cierta importancia para mí. Llevo ya tiempo con un poema que no acaba de cuajar y que plantea una situación muy simple: alguien, parado con el coche en un semáforo, ve cómo una chica joven sale de una tienda de fotos con la orla de fin de carrera y la muestra, sonriente, a sus padres, que la esperan en la calle. El poema arranca ahí y le cuenta a la chica joven la vida de agendas, días rojos y negros, que le espera, cómo suena la lluvia en el parabrisas del coche cuando vuelves, tarde y cansado, a una casa de la que has salido hace más de doce horas, las luces de frenado de los coches en un atasco, el sol que luce, solo, en los parques, mientras en las oficinas pasan las horas de un tiempo, extraño y extrañado, que nunca es el tiempo de nadie. En fin, cosas de éstas, tan optimistas y felices a una pobre chica que está tan ilusionada. Pero los poemas son como un vecino fastidión, los poetas son eso, tan gráfico, que se llamaba, arruina-fiestas o algo así: ahhh, sí, aguafiestas, qué palabra.

Ni que decir tiene que todo lo anterior no es sino una visión, muy parcial, pesimista y gris, de los almanaques. Intentaré remontarla en la tercera parte. Espero sepan disculpar :)) y no se preocupen: el jueves es fiesta, un día rojo.

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lunes, octubre 29, 2007

Casa de citas: Paul Gauguin


"He tomado una firma resolución, la de irme a vivir para siempre a Oceanía.
Pienso terminar allí mis días, libre y tranquilo, sin preocupaciones por el mañana
y sin la eterna lucha contra los imbéciles"


Paul Gauguin


Hace un año y dos días: ¡ Cómo está el patio !

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viernes, octubre 26, 2007

Sobreviviendo (a base de canciones)

A veces sobrevivo a base de canciones. No sólo las que te suben, también las que te ponen en tu sitio, las que, de repente, iluminan una esquina oscura y, entonces, como escribía Jorge Guillén, todo está más claro. Estas son algunas de las que me pongo:

Rjd2: Here's what's left

Es un track escondido del disco Dead Ringer y lo descubrí en una recopilación donde Belle and Sebastian ponían sus canciones favoritas, de la serie Late Night Tales. Tremenda, hermosa, como cubierta de un polvo antiguo que la embellece aun más. Extraña, viene del soul de los 60 y llega hasta hoy, poniéndolo al día.Pongo un vídeo estático, para los perezosos, y subo la canción, por si les sirve a las djs Aura o Pussy o al Dr. Zito.



Rjd2: Here's what's left

The apples in stereo: Play tough

Mi canción de la semana; la escuché ayer, en el walkman, en un sitio al que voy a hacer algo de ejercicio (no, no diré la palabra). Me tiene subyugado su sencillez, su arquitectura de capas de voces, coros y guitarras. Pop, sólo eso. No encuentro un vídeo digno, sólo directos que se escuchan mal, por lo que subo la canción. No se la pierdan.

The apples in stereo: Play tough

Amadou & Mariam: M'bifé

Son una pareja de músicos de Mali, que se conocieron en un instituto de jóvenes ciegos (ambos los son) y, desde entonces, juntos, han hecho una música donde se mezcla la tradición étnica y la mirada al blues. Esta canción pertenece al disco Dimanche a Barako, que les produjo Manu Chao. M'bifé significa mi amor, o te quiero, no lo recuerdo con precisión. En todo caso, un tema precioso, con un toque de ingenuidad y muy, muy entrañable, una de las canciones de amor que uno se cree a pies juntillas. Pongo el vídeo que alguien ha hecho con imágenes de Mali.



Smadj & Mehdi Haddab: The Chase (Giorgio Moroder)

Este vídeo lo puso Pussy Galore a finales de septiembre (enlace). Desde entonces me tiene obsesionado por la propia obsesión de los músicos en tocar el cielo, o el infierno, que es lo mismo, a través del tema de la peli El expreso de la medianoche, de Moroder (del que ahora busco cosas como un poseso). Desde los Masters Musicians of Jajouka no había oido nada similar. Cierren los ojos, déjense llevar. Nunca habrán ido tan lejos. (¿A que parezco un locutor rematadamente malo y cursi?)



Siendo difícil añadir algo después de esas músicas, ¿verdad?, me arriesgo e informo que viene frío y sol, que son dos cosas que, mezcladas, no están nada mal siempre que no se salga muy temprano a la calle y uno, convenientemente, haya cambiado las ropas veraniegas por algo más abrigadito, que esta semana me he llevado yo un par de resfrescones que ni te cuento. Vienen dos semanas cojonudas: la próxima es fiesta el jueves y la siguiente, el viernes (aquí, en Madrid), con lo que ya me estoy relamiendo, frotando las manos, etc. Al final del nuevo disco de Facto Delafé y las Flores Azules, dan las gracias al que lo está escuchando y le piden un favor: que sonría. Haré lo mismo, niños y niñas: gracias por estar ahí y, por favor, sonrían. Abrazos.

Hace un año: Conversación en una peluquería

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jueves, octubre 25, 2007

Una foto (Ché) de un mundo mejor y un chiste (en portugués)

Montse Vega (la webmaster por antonomasia, que dirían en Amanece que no es poco), de El ladrón de Shady Hill, me manda esta foto que me ha entusiasmado (graciassss) El lema de Ché, una revista para hombres, es "permítanos seguir soñando con un mundo mejor". Jejejeje. Mejor no digo nada, que luego todo se sabe. También Ché da ideas, y muy buenas por cierto: si quiere saber cómo despertar todos los días con una rubia al lado, no tiene nada más que ver el enlace. Hacía falta una revista así, sí señor. A ver cuándo sale la edición española.


Manolo, nuestro Pícaro, manda este chiste que se lee bien, a pesar del portugués. Me ha encantado.

Joãozinho em "Planejamento Estratégico"

No confessionário, chega o pequenino (mas velho conhecido) Joãozinho e
confessa:

- Padre, eu pequei. Fui seduzido por uma mulher casada que se diz séria.
- És tu, Joãozinho?
- Sou, Sr. Padre, sou eu.
- E com quem estivestes tu?

- Padre, eu já disse o meu pecado... Ela que confesse o dela.
- Repara, mais tarde ou mais cedo eu vou saber, assim é melhor que me digas
agora. Foi a Isabel Fonseca?
- Os meus lábios estão selados.
- A Maria Gomes?
- Por mim, jamais o saberá...
- Ah! A Maria José?
- Não direi nunca!!!
- A Rosa do Carmo?
- Padre, não insista!!!
- Então foi a Catarina da pastelaria, não?
- Padre, isto não faz sentido.

O Padre rói as unhas desesperado e diz-lhe então:
- És um cabeça dura, Joãozinho, mas no fundo do coração admiro a tua reserva. Vai rezar vinte Pais-Nossos e dez Ave-Marias... Vai com Deus, meu filho...

Joãozinho sai do confessionário e vai para os bancos da igreja. O seu amigo Maneco desliza para junto dele e sussurra-lhe:
- E então? Conseguiu?
- Consegui. Tenho cinco nomes de mulheres casadas que dão para todo mundo. COM O PLANEJAMENTO ESTRATÉGICO, COMEÇA O PLANEJAMENTO LOGÍSTICO.


Hace un año: Del plagio (con un caso práctico: Mikel Erentxun y Lightning seeds)


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miércoles, octubre 24, 2007

Las cosas que me digo: Donde se habla de almanaques (Primera parte)


Heart Industry, usuario de Flickr



Anteayer acepté mi primer almanaque para el año 2008. Fue en una gasolinera, al pagar. La novedad con respecto a años anteriores es que ha sido la primera vez que me dan mi primer almanaque del año en una gasolinera; ha dado la casualidad - o no-, en otras ocasiones, que siempre era en los establecimientos para primitivizar, osease, para echar las primitivas, negocio que sigo considerando como el más rentable en el que invertir y en el que, de hecho, invierto religiosamente cada lunes.

Pues eso, que ya tengo mi primer almanaque del año que viene, y eso cuando todavía quedan más de dos meses para que termine éste. Es decir, un horror.

Y me explico.

Una de mis obsesiones es la rapidez en el paso del tiempo. No es una novedad. Ya estaba en Ovidio y en Horacio y me pregunto si algunos palotes pintados en cuevas prehístóricas no serían sino el acojone del pintor ante la fugacidad de los días, de los meses, de los años, de la vida misma. Además, cuando en el colegio te preguntaban cuál era el tema del poema que había leído el profesor, tenías un tanto por ciento muy elevado de acertar si, rápido, contestabas: el paso inexorable del tiempo (pronunciando inexorable como si algo extraño se te hubiera metido en la boca). Eso del paso inexorable del tiempo, en chicos de apenas trece años que oyen aquéllo de Garcilaso "En tanto que de rosa y azucena...", pues ni fú ni fá; pero, claro, dicho cuando uno peina canas, uffff.

Hay cosas que ayudan a que el tiempo pase mucho más rápido. Por ejemplo, el maldito almanaque que el gasolinero (no, no está en el diccionario) me ofreció tan amablemente sin saber que me daba un caramelo envenenado.

El deseo de que llegue el fin de semana, cuando todavía es martes; ese puente que tanto estamos esperando; las vacaciones de navidad, las de semana santa, sí, las del verano. Pasamos la vida anticipando un deseo futuro sin saber que esa víspera, que ese porvenir, acelera el presente, borrándolo casi.

Es más, uno se levanta deseando que llegue el mediodía, la comida, el breve descanso, o la media tarde para agrupar los papeles y dejar de trabajar, o el rato de la noche, la cena, el descanso, ese libro que nos espera, desde ayer, en la mesita de noche. Siempre lo que tenemos delante y, muchas veces, lo que sucedió, lo que estaba detrás. Somos memoria y porvenir, sólo eso.

Me paso la vida pensando: a tomar por culo (tal y como decía Karra Elejalde en el principio Año Mariano) lo de delante; hoy es hoy, ahora es ahora. Pero es inútil: lo que nos espera un poco más adelante luce, plateado, con su gesto de promesa y no sabemos, mientras esperamos, que pasará tan rápido que no quedará ni un ligero polvo entre los dedos para poder retenerlo.

Memoria y porvenir, sólo eso.


Hace un año y un día: Faemino y Cansado en el Oeste

Hace un año: Xela Arias y su Darío a diario


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martes, octubre 23, 2007

La poesía según Jesús Munárriz

Poética

haz lo que quieras, pinta como quieras;
el impoluto lienzo de la página
pasivamente aceptará tus huellas.
hiéndela libremente, sin perjuicios.

pero no te abandones a las facilidades,
no desmayes la guardia,
sé siempre muy exacto.
que lo que digas surja desde dentro,
que las cosas se nombren a sí mismas,
que las palabras jueguen
a juegos de palabras, si les gusta,
y que tu propia vida
vaya manchando el verso con sus botas gastadas.

Generoso, mi primo el de Volando vengo me mandaba este poema de Munárriz para el blog. Yo lo vi muchos meses después porque ya no frecuento la cuenta de correo donde lo recibí. Vuelvo a leerlo y me acuerdo de una historia.

Tengo ese poema en la edición Joven poesía española de Cátedra, edición de Concepción G. Moral y Rosa María Pereda. Este libro fue una de las benditas lecturas obligatorias de mi COU y, como leo en la primera página interior, lo compré en Abril de 1985 -o sea, cágate lorito, hace 22 años- (el sentido de propiedad en los libros es algo del joven, que pone, orgulloso, su nombre y la fecha en ellos y, como aquellas migas de pulgarcito, pretende que algún día le marquen algún camino que en el fondo no existe; de hecho, más tarde, ese joven deja de anotar su nombre -las fechas también, claro, porque uno es como una actriz que se quita años en la tele- porque sabe que un libro no es nada, que todo lo que tuvo que quedar ya quedó y que hay pocos libros a los que se vuelve; bueno, no tan pocos)

Para nosotros (Martínez, el Pícaro, Pepito, Juan Carlos) aquel libro fue algo fundamental, nos lo sabíamos de memoria. Llevábamos ya unos cuantos años cometiendo poemas y ver a tantos autores, y tan buenos, juntos, era un lujazo, me imagino, además, que eran los primeros autores que nos decían algo que nos interesara o inquietara entonces.

Ese poema-poética de Jesús Munárriz es, además, uno de los que mejor recuerdo; de hecho, fue el poema que nos pusieron en Selectividad para el comentario de texto (estoy casi seguro; si no fue en Selectividad, fue en un examen) Me gustaría leer ahora lo que escribí entonces sobre este poema.

Ahora mi comentario de texto es éste: Jesús Munárriz nació en 1940, como mi padre, en San Sebastián. Ha publicado libros de poemas fundamentales que habría que releer: Esos tus ojos, Otros labios me sueñan, libros agrupados en una antología que se llamó Peaje para el alba (que creía que hizo Inmaculada Menjíbar -poeta que tengo que poner aquí- ) y que hizo Angela Vallvey. Munárriz, además, es un excelente traductor de Rilke, Celan y Pessoa, entre otros. Dirige la editorial Hiperión, sin la que no se entendería la poesía española de hoy y la de los últimos 30 años. Hace tres veranos leí Flores del tiempo, publicado en Point de Lunettes, en 2003, y mi verano se cubrió de una poesía necesaria y estuve pensando -me obligó el espléndido libro- sobre qué tipo de poemas se deben escribir hoy.

En este enlace se pueden leer otros poemas de Munárriz, poeta que volveré a traer aquí.

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lunes, octubre 22, 2007

Los soprano y Shrek, Vivaldi y The Eels, Cecilia Bartoli

No, no crean que el que escribe esto se ha vuelto loco, no. Si pudiera explicarme, describiría la secuencia lógica que me lleva a este título tan culturalista y postpop.

Pero no diré mucho más porque no tengo demasiado tiempo (cada día me organizo peor); tan sólo que mi fin de semana lo ha marcado:

a).- un aria de Bajazet, de Vivaldi; en concreto, Sposa son disprezzata, después de oirla en la escena inicial de un capítulo de la tercera temporada de Los Soprano, serie que estoy viendo estos días (bueno, estos meses) La escena es muy buena, con Carmela Soprano recorriendo una galería de pintura. M dice que esconde un homenaje a Hitchcock, a Vértigo, cuando Madeleine (Kim Novak) contempla un retrato de su antepasada y la cámara enfoca su nuca y su peinado desde atrás.

b).- reconocer a The Eels en un par de canciones de Shrek tercero, grupo que me gustó, mucho, en su día y que quiero volver a oír.





Hace un año y dos días: El juego de las versiones: Hallelujah, de Leonard Cohen, por Jeff Buckley y Surfin Bichos.


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viernes, octubre 19, 2007

Buenas noticias: Blog Música y Letra + Una entrada ejemplar: El reportero, del Dr. Zito

Buenas noticias: Blog Música y Letra

Desde ayer tengo un motivo más de dicha bloguera casi diaria: acabo de descubrir que Enrique Bueres, a quien leía con pasión y deleite hace unos años en Clarín, está perpetrando un blog, Música y Letra, que, en un primer vistazo, me ha parecido fascinante: inteligente, muy inteligente, y con un sentido del humor finísimo, cuando acabo de aprender en Vila-Matas que no es la esperanza lo último que se debe perder, sino el humor.

Más fascinante aun es el hecho de que cada entrada deba partir de algo relacionado con Digital +. Esperaré ansioso a ver cómo el autor termina hablando de lo que le gusta e importa, cuando ha empezado hablando de Ratatouille, por ejemplo. Como muestra les dejo este botón-perla:

"A veces, cuando las cosas van mal, a casi todos nos apetecería poder dar un "salto", si no en el tiempo, si al menos en el espacio. Estos días, cuando me duele España (que es muy a menudo: la hipotecas feudales, el gañanismo, la politiquería de trapos y banderas, las listas de los discos más vendidos, la ausencia de Carlos Llamas en Hora 25, las instrucciones de montaje de los muebles de Ikea, los muebles de Ikea, el que nadie hay publicado aquí aquí las tres últimas novelas de Patrick Modiano) cojo un libro y pego el gran salto. Últimamente, gracias al escritor Hilario Barrero, "salto" mucho a Nueva York. Aquí puedes ver la portada de su último libro. Como paso de hacer sinopsis, sólo diré que este libro no está ni estará en las listas de los más vendidos, que la portada no tiene letras en relieve y que su autor es una de esas personas que hacen que el mundo se más soportable. Razones más que suficientes para recomendarlo."

Una entrada ejemplar: El reportero, del Dr. Zito


En la parte derecha, en la sección de Blogs que leo, está El gabinete del Dr. Zito. No lo leo tan a menudo como quisiera, pero cuando voy a él hay algo que me hace quedarme atónito y fascinado, pensativo, ilusionado.

Lo importante de un libro, de un disco, de un blog, claro, no es ya que te guste, te interese, etc. Lo más importante es que te coja de la oreja, o del cuello, y te obligue a que te fijes en aquello en lo que no habías reparado antes. Esos libros, discos, o blogs, son los que uno necesita y, claro, el blog del Dr. Zito es eso, justo eso.

Cuando leyendo a Aura descubro que se ha quedado fascinada por una entrada del Dr. Zito, me dirijo de inmediato al Gabinete del Doctor para leer eso que tanto la ha fascinado. (Esto merece una explicación: a ver si la semana que viene...). Efectivamente, leo la entrada El reportero, y algo en mí da un vuelco, y salgo asombrado por la inteligencia y por la sensibilidad de lo que he leído. Además, es lo mejor que he leído en mucho tiempo, sí, y saltan por los aires novelas, libros de poemas y un estudio sobre literatura que acabo de terminar. Es El reportero eso, justo eso: es lo que yo necesitaba leer, lo que quería leer y lo que creo que hoy por hoy es, verdaderamente, la literatura. (Esto también merece una explicación que dejo para más adelante, para otro día)

Les dejo un extracto:

"Al igual que el reportero, en su día yo elegí dejarlo todo atrás y abrazar un futuro a fondo perdido, Y sé, con conocimiento de causa, que el mundo no le permite a uno jugar al trapecista, desvanecerse sin rastro. Las facturas se agolpan al otro lado de la puerta, los colegas de profesión con sus requerimientos ."

Si quieren aceptar un consejo, hagan caso de éste: lean este fin de semana la entrada (enlace), degústenla tranquilamente, apurando cada palabra. Disfrutarán, sin duda, de un rato de plenitud rotundamente plena. Y si no, como siempre, este blog les devuelve el dinero.

Además, no duden en bajarse la recopilación que bajo el nombre de Zitomix, el Dr. Zito hizo hace tiempo, en julio (enlace): guitarras poderosas (cómo me gustan), y un gusto ecléctico y abierto (Marc Almond, Dominique A, Placebo, The Rakes) Genial.

Dejo un vídeo de Miranda! porque me ha hecho sonreir ver a este grupo (del que sólo conozco una canción -ésta que pongo-) en la recopilación del Dr. Zito, que espero sepa disculpar este robo de material. Por cierto, descubro que en este tema, Don, aparece otro golpe de realidad en mitad de la canción, cuando anuncia: "ese solo es la guitarra de Lolo", como sucedía con los micrófonos de Tata Golosa al anunciar "y ahora los tambores", y como, mucho tiempo atrás, con No me pises que llevo chanclas cuando anunciaban: "Y ahora en mitad de esta canción, como en todas la canciones, viene un punteo". Esa aparición súbita del narrador me interesa.



Niños, niñas, qué difícil una semana de cinco días laborales después de una de cuatro. Cuando uno prueba el paraíso es difícil la vuelta atrás, muy difícil. Buen tiempo y temperaturas estables (en Madrid, 21-22 de máxima y 7-9 de mínima) para todo el fin de semana. Comienza a notarse el otoño, su luz oblícua y dorada, las tardes casi eternas. Anoche ya pisé un manto de hojas cuando paseaba a Mus. La semana que viene, creo, cambian la hora y se mete ese otoño-invierno de braseros y mantas. Así que habrá que aprovechar el finde, ¿no?. Llevo toda la semana sin contestar los comentarios, cosa que haré en estos días feriados. Espero sepan entender. Gracias, muchas gracias, y abrazos.

Hace un año: Dos poemas de Esther Morillas

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jueves, octubre 18, 2007

Las canciones de mi vida: ¿Por qué te vas?, Jeanette

Tal vez fue la película, no sé; tal vez ese tono de tristeza que te arrastra; a lo mejor esos vientos a destiempo que desmoronan la canción. Da igual. En todo caso, es una de esas canciones... Llevo oyéndola siglos y todavía hoy desconozco el secreto que la hace tan apabullante.



Hace un año: Publicidad: Ala (perdón mamá) y Captain Morgan



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miércoles, octubre 17, 2007

Casa de citas: James Joyce


Anoche, en Afterpop. La literatura de la implosión mediática, de Eloy Fernández Porta, me encontré con este célebre dictum de Joyce:

"Para saber si una chica vale la pena, llévala a ver una exposición; si se pee, es que vale la pena"

Qué cosas tiene mi James; eso sí, no seré yo quien lo corrija.


Hace un año: Dos novela policiacas: Cinco mujeres y media, de González Ledesma y Ojos de agua, de Domingo Villar.

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martes, octubre 16, 2007

Dos poemas de Francisco Díaz de Castro

Nocturno

Estos recuerdos
no pueden ser los míos.
Son recuerdos de otro, de cualquiera.
Habrán llegado
mezclados con la brisa del otoño.
Esto que pienso ahora
habrá turbado sueños en otros dormitorios.
Yo no fui tan mezquino
ni traicioné por cosas tan triviales.
No es mío este rencor
que me roba los sueños verdaderos.
No puede ser verdad tanto fracaso.
Yo sé que este pasado no es el mío.


Seis de la tarde


La tarde que termina me sitúa de nuevo
y cruzo entre coches, después de este desorden,
sin hacer mucho caso de ningún pensamiento.

Presentaré a un poeta que viene a una lectura.
Terminaré la noche, seguramente tarde,
hablando de las cosas que a los dos nos importan
en algún bar tranquilo del Paseo Marítimo.
Iremos, vacilantes, andando hasta su hotel.
Después, y solamente por culpa del alcohol,
regresará esta angustia que te dejaba fuera.

Conduciré despacio, sin ganas de volver.
Me meteré en la cama sin ningún pensamiento.
Esta isla es mentira, y tus tacones, tiros.


Francisco Díaz de Castro (Valencia. 1947). Ha publicado, entre otros, El retorno (1993), El mapa de los años (1995), La canción del presente (1999) y Hasta mañana, mar (2005). Extraigo el poema del libro Utilidad del humo (Antología 1987-1997) (Maillot amarillo. 1997). En este enlace se pueden leer otros poemas.

Hace un año: Entradas ejemplares: Kit básico para superar el amor perdido y Sexo en Nueva York.

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lunes, octubre 15, 2007

Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas


Salgo reforzado, muy reforzado, de este nuevo libro de relatos de Vila-Matas. Y salgo contento, muy contento. El motivo es sencillo: un libro como éste te devuelve la fe en la literatura, te devuelve las ganas de leer, de jincharte (Pichanube dixit) de leer y escribir, de contar, de que te cuenten.

Fui un asiduo de Vila-Matas. Lo seguía a ciegas, con esos ojos vendados que la juventud le da al joven lector que proyecta libros y necesita maestros. Hace unos pocos años, con la serie Bartleby y compañía y El mal de Montano dejé pasar dos títulos: París no se acaba nunca y Doctor Pasavento, libros que voy a leer enseguida.

Imagino que haber abandonado la lectura de Vila-Matas no fue culpa de él, sino mía, por el hecho de ir buscando ficción pura, si es que esto es posible. Más allá de los géneros, más allá de las formas de novelas, lo que uno necesita, al fin y al cabo, son grandes libros, libros enormes, como este Exploradores del abismo (Anagrama.2007)

Exploradores del abismo es un libro de relatos, de exactos y casi perfectos relatos, marca de la casa, con ese sello que da Vila-Matas a cuanto hace. Mezcla exacta de vida y literatura, de historias que se oyen, historias medio inventadas e historias personales. Vila-Matas deja la página abierta para que entre todo lo que tiene que entrar, como si al final el libro no fuera el libro, sino lo que sucedió mientras se trabajaba en el libro o lo que pudo suceder cuando se vislumbraba un texto. Un juego que consiste en no utilizar el colador, en vertir el líquido tal cual, para que entre en el vaso todo lo que es el líquido: es decir, el propio líquido, sus grumos, sus impurezas, el polvo depositado, el rastro del cristal que lo contenía.

Café Kubista es una introducción memorable, con un trazo biográfico importante para la comprensión del libro, y cuyas claves encontramos en el relato final: Porque ella no lo pidió. La modestia es la historia de un espía que anota lo que oye en el autobús (me acordé de Jesús Alonso y su espléndido Albornoz) La gota gorda es un tratado sobre el cuento, el relato y la novela. Niño cuenta la historia de un padre que desea, lógicamente, que su hijo muera. Así son los autistas cuenta cómo alguien inventa el sorteo de un viaje y al final lo que toca es un cambio o no de vida. Materia oscura habla de una pareja que pueden ser todas las parejas. Fuera de aquí es un cuento que relata la historia de un fiscal ruso, viudo y padre de dos hijos revolucionarios y de dos hijas gemelas que preguntan cosas extrañas (genial, divertido, perfecto). El día señalado cuenta la historia de una maldición, de una reportera y de una tormenta. Amé a Bo es un relato de corte futurista en el que el protagonista, solo en una nave que iba a Nueva York y se pierde en el infinito, nos cuenta su historia y todo lo que sucede después, cuando aterriza en un planeta donde la risa es esencial. Además, se incluyen unos relatos muy breves (no me gusta el término microrrelatos), que son un prodigio de sugerencia.

Porque ella no lo pidió es algo más que un relato. Además de ser una pieza digna de figurar entre los mejores relatos de todos los tiempos (no exagero, estoy emocionado con este texto), es un artefacto hermosísimo y espléndido. En él Vila-Matas va a traspasar al relato un juego infinito en torno a un extraño encargo que le hace Sophie Calle, incluyendo lo que escribe para ella. No quiero decir más, sólo que se lea, que aquel que lo haga se está proporcionando un texto mágico, un trozo de prosa que es un lujo, una joya, un motivo para seguir leyendo. (En este enlace hay un artículo en El País de Vila-Matas sobre Sophie Calle)

Bendito Vila-Matas.

En el blog El dormitorio de Maud se puede leer una magnífica reseña (enlace) y también en el siempre espléndido El lamento de Portnoy (enlace)


Hace un año y tres días: Micah P.Hinson (un vídeo)

Hace un año y dos días: Micah P. Hinson (dos discos)


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jueves, octubre 11, 2007

Ayer, una historia, y Facto Delafé y las Flores azules en La luz de la mañana

Ayer tenía que ir a Madrid temprano, pero no tan temprano como para no pillar algo de atasco. Vivo en un extrarradio y trabajo en otro extrarradio (lástima que no sea el mismo) por lo que mi camino de ida y vuelta al trabajo, necesariamente en coche, y a deshoras, es tranquilo. Sin embargo ayer, en la concurridísima Carretera de la Coruña, volví a ver a gente muy loca, muy desesperada, corriendo demasiado donde no se podía correr (jugándose la vida, sí, por llegar a tiempo al trabajo) Vi nerviosismo, desesperación y un mundo loco, muy loco, insanamente loco. Nos hemos instalado en un sitio peligroso, alojados en un sinsentido diario tan frenético que no nos deja detenernos un segundo para darnos cuenta de que tendríamos que parar.

Cumplí con mis obligaciones laborales, como un día cualquiera, y de vuelta definitiva (ya había estado para comer) a casa a las siete de la tarde, cansado, muy cansado (con ese cansancio físico que ya te pide ducha y pijama, horizontalidad) decidí volver a salir, coger el coche (las desventajas del extrarradio) e ir a comprar el nuevo disco de Facto Delafé y las Flores azules, su flamante La luz de la mañana (Music Bus / Warner. 2007)

Me bastó oír en el coche, de vuelta de nuevo a casa, esa unión perfecta a través de un parón entre la canción segunda, Desde el Este, y la tercera, La luz de la mañana, para saber que hay otra vida más allá de la locura laboral de esa mañana, que hay gente empeñada en vivir, por encima de todo, gente que es capaz de extraer diamantes de una sábana tendida, de un rayo de luz que entra un segundo a través de una ventana. Gente que se detiene y mira, gente con ganas de gente.

Contento, emocionado, feliz, muy feliz, reconfortado, en paz. Así me hicieron sentir Facto Delafé y sus flores azules mientras escuchaba el disco. No creo que se pueda pedir más, no. Que la música pueda traspasarte, ponerte en tu sitio, devolverte las ganas, emocionarte hasta erizarte la piel, es difícil. Sin embargo, ellos lo consiguen fácilmente, tienen ese don para llegar.

Como hacen ellos al final del disco (ya lo hacían en La fuerza en su disco anterior), gracias Marc (Facto), gracias Oscar (Delafé) y gracias Helena (las flores azules). Dale gas, dale gas, dale gas.

En su página de Myspace (enlace) se puede oir el tema Gigante, de este disco. Como mañana es fiesta y descansa el blog, pongo otra vez el vídeo de El indio (también del nuevo trabajo) y una actuación donde interpretan Enero en la playa. Al final, vuelvo a poner La fuerza, de su disco anterior. Para completar lo editado en vídeo, pongo Mar, el poder del mar, y la canción La Juani (en el disco es diferente el comienzo) para la banda sonora de la peli. Sed felices y feliz puente.

El Indio



Enero en la playa



La fuerza



Mar el poder del mar



La Juani



Hace un año: Un poema de Extraño abordaje (II)

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miércoles, octubre 10, 2007

Glenn Gould, Vila Matas y Rodrigo Fresán

En su último (y genial) libro, Exploradores del abismo -del que preparo una reseña para poner aquí- habla Vila Matas de Glenn Gould como ejemplo de artista que desaparece. También recuerdo en Rodrigo Fresán una obsesión por Gould, en su libro Historia argentina (que para mí sigue siendo el mejor Fresán). En las lonchas de vida que puse por aquí, (enlace) escribía que opinaba como Benet y como Gould: que hay que suprimir al intérprete para que prevalezca la música.

En todo caso, cualquier excusa es buena para echarse al cuerpo estos 47 minutos de Variaciones Goldberg. Espero sepan disculpar el tamaño del vídeo, pero hay un festivo próximo y Gould y Bach pueden esperar. Tengo la intención de volver sobre Gould aquí, no porque sepa mucho de él, sino para aprender sobre la marcha y ir trayéndolo.





Hace un año:Ninguna necesidad, de Julián Rodríguez


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martes, octubre 09, 2007

Las cosas que me digo: cruces de caminos y madrugadas

Sé por Parreño que los médicos fenicios llevaban a los enfermos a los cruces de caminos para que todo el que pasara diera su opinión; así, elaboraban su diagnóstico.

Un diagnóstico, una luz, algo a lo que sujetarse.

Porque siempre andamos a través de encrucijadas, de cruces de caminos, de espejos que no reflejan sino otro espejo, en un juego interminable.

Ahora quiero anotar en ráfagas. Ni poesía ni prosa, sino ráfagas nerviosas que me devuelvan, tal vez, el mapa sumergido que a lo mejor soy yo mismo.

En la pestaña al lado de ésta tengo abierto un texto para Juan Carlos, para su nuevo libro. De lo que llevo escrito tan sólo salvo la primera frase, que también es párrafo:

Los amigos y su luz

Quizá la luz que me falta ahora, cuando la madrugada sucia de octubre me lleva a preguntarme: ¿qué llevaría a ese cruce de caminos fenicio? ¿A mí mismo? ¿A los poemas que quiero y debo y no quiero escribir? ¿A esa página en blanco donde todo es posible? ¿A esta edad, a este tiempo incierto, al descreimiento de algunas horas?

Vale. (También debería valer)

Hace un año: Los días de cine de Gasset

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lunes, octubre 08, 2007

Dos poemas de Fermín Herrero



Las calles tienen nombre de escritores aunque
seguramente nadie lee, en último extremo
las páginas salmón de los diarios mientras
cierran el trato por teléfono. No busques más
paradojas, hablando pronto y mal cómo cojones
te sigues escandalizando con la que está cayendo.


Nichos Laborales


En las granjas que quedan los porqueros
son búlgaros o marroquíes. Verlos
llevar con el tractor la cuba
de purín nos resulta corriente. También
solemos saludarlos mientras
pastorean: es lógico, son de hecho
vecinos. Hablan poco como la mayoría
de nosotros, que somos muy callados. A veces,
sin embargo, en el teleclub alguien
asegura, con aire de profeta: pronto, de aquí
a nada, aunque no lo veremos, todos
negros. Y los demás, asentimos.


Fermín Herrero
(Ausejo de la Sierra, Soria. 1963). Ha publicado Echarse al monte (Hiperión.1997)
, Un lugar habitable (Hiperion.2000) y El tiempo de los usureros (Hiperión.2003), libro a los que pertenecen estos poemas.


Hace un año y dos días: Muchachito Bombo Infierno y un postre: Los Delinqüentes

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viernes, octubre 05, 2007

Las dos mejores canciones de los Rolling Stones y la mejor canción de Marvin Gaye

Decía Peter Handke que la única canción memorable de los Rolling Stones era Tell me porque no se agotaba en el principio, como suele pasar con los temas de los Rolling, sino que se iba enriqueciendo por dentro, como alimentándose sola. En todo caso, en mi opinión, es un temazo que oigo desde hace siglos y que seguiré oyendo. Y quizá Handke tenga razón (ya no escribe ni habla de música el Handke) Las canciones de los Rolling Stone (salvo excepciones) se agotan en cuanto acaba el primer estribillo: tras un tremendo comienzo, con los riffs gloriosos de Keith Richards, la canción ya casi ha terminado. Su continuación no tiene mucho sentido. Sin embargo, Tell me es infinita, inagotable, pese a su simpleza.



También adoro este Out of time porque inaugura la chulería mítica de los Rolling. Me encanta, además, porque es extraño, casi atípico y es adorable la sencillez con la que se enfrentan a un tema que podrían haber resultado fallido. Hay una versión de Jagger en solitario que es casi mejor (y que no sé dónde tengo) Está por escribirse un tratado sobre la chulería y el rock: a bote pronto, los Rolling, The Clash, algo de Lou Reed... y por aquí, claro, Los Ronaldos, el directo de 091 (chulería y clase, mucha clase) Pongo la canción en emepetrés debajo porque el vídeo, aunque cómodo, no dice mucho, ¿no?



Rollings Stones: Out of time

A mí el Marvin Gaye de sexo de satén, seda y camas complicadas (mucha sábanas, mucho fleco, mucho revolcón vano entre luces tenues, velas y demás parafernalia) me gusta pero me cansa. Sexual Healing está bien, pero sólo eso. Sin embargo, el Gaye anterior es simple, directo, acariciando del soul lo que para mí importa: la melodía, la pasión, los vientos. Este Wherever I lay my hat (que hizo famoso Paul Young en una versión que no estaba mal pero que no tenía nada que ver con el espíritu de la canción porque le daba una melancolía que no tiene y ponía caritas de perrillo abandonado en el vídeo, cuando era él el abandonador) es arrollador, directo, enorme, perfecto. Otra de mis canciones, de las que vengo y a las que voy. También está por escribirse un tratado sobre las diferencias entre el soul del norte, del sello Motown, y el soul del sur, del sello Stax, de la diferencia abismal en su tratamiento del sexo: frente a la sofisticación de un norte sin sudor (su satén, su noche, sus merodeos), la urgencia del sur, su suciedad, su sudor, su animalidad. El vídeo no dice mucho (según se mire) pero el emepetrés no me da tiempo (espero sepan disculpar)



Como ven, niños, niñas, no estoy muy serio esta semana. Escribía Rimbaud que no se puede ser serio a los 17 años, y me lo aplico y lo repito: como dicen en los pueblos, de todo quiere el Señor un poquito. Pues eso. Como Umbral (qepd) de su libro, yo venía a hablar de poesía y hablo de todo menos de poesía. A lo mejor, se me ocurre, el poema es eso, justo eso. No sé. Ya está aquí el finde, el famoso finde que tengo que emplear, entre otras actividades, en leer los blogs de la derecha, que tengo retraso. Se me ocurren mil cosas que poner aquí antes de dar el parte meteorológico y no tengo tiempo (economía española, la educación para la ciudadanía en un libro de Carlos Barral...) Van cesando las lluvias y las tormentas (salvo en levante) aunque la atmósfera está regüelta, muy regüelta y todo es posible. Va a hacer fresquito, salvo el domingo que sube un poco la máxima (25 grados en Madrid) y el miércoles, con viento norte, ya hará más frío. Aprovechen el finde para hacer cambios en los armarios, que es esa maravillosa actividad (que no he comprendido nunca porque siempre he tenido todo el vestuario junto) que lía mucho la casa e introduce el olor del invierno en forma de naftalina. Gracias por la visita. Reciban un abrazo fuerte. No se olviden de los micrófonos, ala.

Hace un año: Manual de infractores, de Caballero Bonald, Premio Nacional de Poesía

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jueves, octubre 04, 2007

Publicidad: miembros viriles + culos viriles

Hacía días que no visitaba a mi muy admirado Barón Rojo y, de vuelta, como siempre, la pesca en su rincón de entretenimiento canalla, además de abundante, ha sido estupenda.

Traigo aquí dos anuncios de su blog: el primero para demostrar que si bien en las encuestas siempre sale que el tamaño no importa, el tamaño sí que importa, incluso entre ultraliberales nudistas suecos.

Para el que no entienda el sueco ni lea en inglés, decir que ella le dice a él: "parece que el agua está fría hoy, ¿no?", a lo que él responde, cándido, sin saber que está firmando su sentencia de muerte: "no lo sé, no me he bañado"




El segundo es algo más sutil e incomprensible para quien no conozca ese mito o leyenda urbana de la pastilla de jabón en la cárcel. En todo caso, me quedo con el eslogan: Decide qué es lo mejor para tu culo.

Stocker



Hace un año: Cortometrajes: "La excusa", de Ernesto Porto y "Domingo", de Nacho Vigalondo


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miércoles, octubre 03, 2007

Mi vida sin mí y otras cosas del meter: Donde se habla de Peluquerías

Envejezco... Envejezco...
Tengo que llevar vueltas en los bajos de los pantalones.

¿Me peinaré hacia atrás? ¿Me atreveré a comer melocotón?
Me pondré pantalones blancos de franela, y pasearé por la playa.

T.S.Eliot (Canción de amor de Alfred Prufrock)



(Sirva esta entrada como pequeño homenaje a Mrs. Pussy Galore, a su blog y a su reciente post sobre las peluquerías -enlace-)

Lo que quiero contar es bien simple: cómo un pequeño cambio en nuestras vidas supone una enorme mejora. Pero, claro, hay un preámbulo.

Cuando pienso en peluquerías siempre me acuerdo de Epi y Blas, de un episodio en el que Epi está muy asustado porque tiene que ir a que le corten el pelo y Blas le explica, una y otra vez, que no hace daño, que no debe preocuparse y esas cosas de Epi y Blas.

También me acuerdo de mi padre, de un barbero (no había peluquerías masculinas entonces) en la Calle Mesones de Granada, de un olor (extrañísimo) a lociones, a laca, a qué sé yo ungüentos que hoy por hoy sólo puedo recuperarlos en el olor de un vecino muy querido, de la edad de mi padre. Huele a Agua Velva que, como el ciprés de Silos, ahí está, aguantando este tiempo extraño de cremitas masculinas de olores neutros que, para qué engañarnos, no huelen a hombre-hombre, como esa Agua Velva, con su color azul fuerte e inverosímil, con su frasco enorme e incomodísimo. Qué tiempos... De allí recuerdo un vistazo (nada más que un vistazo) a las portadas de esos primeros interviús que lógicamente no me atrevía a coger y que tanto prometían (esta es otra historia, claro)

Un paso más vino también de la mano de mi padre: la peluquería Barrales, también en Granada y la primera en la que te lavaba el pelo una chica, sí, así como suena: una chica. Ni que decir tiene que en aquella Granada de mis once o doce años aquéllo era una revolución y como toda revolución que se precie trajo colas, pero colas físicas de maridos, acompañados de hijos como yo que servíamos de treta para ese trajín de nuestros padres o, no sé, éramos obligados a ir por nuestras madres que seguramente pensaban que ir a una pelu donde chicas iban a tocar la cabeza del marido era menos peligroso si iban acompañados de hijos. Los hijos, al menos a este hijo, aquello ni fú ni fa. La sexualidad del preadolescente es más bruta y aquello era demasiado sofisticado. Eso sí, allí ya me iba atreviendo a coger algún interviú que otro (foto vía ): el de mayor éxito entre los padres fue el de Sara Montiel; como lo oyen.

Más recientemente (y es a lo que iba) mi vida ha experimentado un cambio enorme y muy positivo de la mano de las peluquerías. Me explico.

Desde que vivo aquí, en este extrarradio burgués, he estado yendo a una peluquería mixta (no sé por qué coño se llaman unisex si van dos sexos y ese cuarto o quinto sexo que llamamos una muchacha, como decía Onetti y he escrito mil veces aquí, pero es que no me canso yo de Onetti, oiga) que, además, creo que tiene el récord mundial de horario: de 7 de la mañana a 12 de la noche y de Lunes a Domingo (ele sus huevos y pobre, pobrísimo de aquel que tiene que hacer los turnos, qué lío) Pues en esa pelu mixta yo sufría, era un suplicio ir. Te cortaban el pelo chicos de unos 18 años, con el pelo rapado a trozos y melena en otros trozos, piercings hasta en las orejas (si se me permite la expresión) y flacos, muy flacos. Hablar de algo con un chico así es casi imposible; no obstante, alguna conversación cayó: coches, gasolina de coches, precios de coches y seguros de coches (estos niños son tontos, háganme caso). Pero eso no era lo peor, no; al lado una señora (embutida en una bata galáctica) con el pelo con papel de aluminio, al otro lado una chica espatarrada (es verídico) a la que hacen la pedicura. Conversaciones cruzadas inverosímiles, niños corriendo y tirando bolas desde una piscina de redes llena de pelotas. Ahh, y de leer, mucho FHM. Horroroso.

Pero mi vida cambió.

Un buen día (que es cuando suceden siempre las cosas) iba paseando por la Gran Vía de esta villa burguesa, Majadahonda, cuando, de repente, en una bocacalle, vi un cartel que ponía Peluquería masculina, sí, así como suena: Peluquería masculina. Suena sencillo, ¿verdad? Pues bien difícil que ha sido encontrarla y qué gran favor ha hecho a mi vida. Ahora, cuando voy a cortarme el pelo (cosa que debo hacer a menudo porque mi creciente calva me obliga a estar presentable -no hay nada más horroroso que un tío que se está quedando calvo con el pelo largo-) pues es una gloria. Quedan atrás años de sufrimientos al lado de mechas, oyendo cotilleos, viendo mujeres llenas de rulos, con lo cual el posible morbo, claro, queda destrozado en dos minutos. Ahora es genial, perfecto. ¿Y de que se habla en una peluquería masculina? De los siete polvos que el peluquero le echaría a Paulina Rubio si se la cruzara (ahí disiento: yo pediría una orden de alejamiento), de que si es mejor un buen culo que unas buenas tetas, de lo malas que son las tías, de donde ponen buenos cubatas y, a veces, de refilón, de lo caros que están los pisos para pasar enseguida, claro, a especular nombrando tías a las que uno metería en esos pisos tan caros. Peluquería masculina, a secas, sí, una delicia. Ahhh, y de leer, El País, nada más, porque ahí va uno a lo que va, a hablar de culos y de lo malas que son las mujeres. Como dios manda, ¿no?

Hace un año: Retrato de mujer, de Wislawa Szymborska

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martes, octubre 02, 2007

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