miércoles, octubre 11, 2006

Un poema de Extraño abordaje ( II )


Una explicación. Algo cansado de los excesos del yo (o de mirarme el ombligo) que había en mis dos primeros libros (Tormenta alrededor de una fotografía y Descubrimiento de la lentitud), en Extraño abordaje me había propuesto escribir poemas que hablaran de otros, desconocidos, de situaciones que había visto o imaginado; el resultado son una especie de estampas donde se intenta captar un momento (generalmente visto en el calle) y profundizar en él.

Entre 1990 y 1993 (Extraño abordaje se escribió en 1992) solía frecuentar en mis días libres (que no eran muchos) la Biblioteca Municipal de Granada, en el Paseo del Salón (se ve en la foto de arriba, al lado de la palmera) para sacar libros, leerlos del tirón en el mismo día y devolverlos al siguiente. Aún no trabajaba y estaba tieso (aunque trabajar no supone dejar de estarlo); mi ansia lectora era más amplia que mi capital y éste, generalmente, era invertido con fe en el no siempre próspero negocio de la ebriedad, don en el que creíamos a pie juntillas.

A lo que íbamos. Como ya por entonces estaba prohibido fumar en las bibliotecas, solía descansar de mis búsquedas (en unos archivos complicadísimos a base de fichas) fuera, fumando, en el sitio que se ve en la fotografía. Allí había unos bancos y varios días observé la misma escena. Una chica, preciosa, de unos 15 años (como escribió Onetti: "ese cuarto o quinto sexo que llamamos una muchacha") también descansaba allí (utilizaba la biblioteca para estudiar) y en todos los descansos aparecía su novio, en una moto. Estaban un rato hablando, abrazándose, besándose y ella regresaba a estudiar y él se iba. Más tarde, ella volvía a salir y él aparecía de nuevo, perfectamente sincronizados.

De ahí, y de todo eso, procede el poema VII de la segunda parte (Variaciones sobre la luz) de Extraño abordaje.


VII

Te recogen el pelo quince años
rizados y morenos y tan dulces
como el parque que ahora
te dice su voz al teléfono
de cazadoras y ojos limpios
muchacho
que te acompaña hace ya tanto
que te recogerá a las cuatro
con sus manos calientes
a pesar de enero y la moto
que os llevará a la cartelera
después del café y el parque
de vuestra mirada tan sólo
y su calor al lado
el asiento la sala su caricia
en el pelo tras cada escena
tú tan querida tan cuidada
y tan feliz en el portal
de la diez y de su mirar
que te seguirá por las escaleras
hasta tu casa
hasta tu habitación
donde sonará el disco de los smiths
que él te regaló porque tenía
en su música una muchacha
como tú en una casa
con chimenea en el invierno
y en cada giro de guitarra
lo verás a él leyendo
cómo crece stephen dédalus
en el libro que le prestaste
y así vosotros vuestro amor
creciendo
por encima del instituto
y de la facultad y del trabajo
y de un mundo asombrado
que dirá el estandarte
para vuestra mirada.

Una nota. Aun hoy, 14 años después, sigo pensando en la falta de puntuación gráfica de todos estos poemas. Entonces estaba convencido de que puntuar estos poemas suponía una infracción, ya que lo que pretendía era adecuar el poema a ese instante preciso en el que se observa algo (como dije, generalmente por la calle, caminando) y se piensa (difusamente) en lo que se observa. Esa realidad, sólo mental, no está articulada, es algo caótica.

Dos notas. Que aparezcan en el poema los Smiths y el Stephen Dédalus del Retrato del artista adolescente de James Joyce no es pedantería (bueno, eso creo, aunque el primer gran fallo del que comienza a escribir es querer demostrar a toda costa que ha leido). Siempre me ha gustado que la vida y la cultura se mezclen, es inevitable (García Montero hablaba de vida donde haya cultura y de cultura donde haya vida). Es más, en estos mundos de los blogs, me he dado cuenta de que, junto a sus vivencias, la gente escribe de sus devociones musicales, literarias, artísticas.

Tres notas. En el libro, en el quinto verso, en vez de "cazadoras" aparece (esta errata no estaba en las galeradas) "cazadores". Me sigue desconcertando que se piense que el novio pertenece a alguna peña que frecuenta los domingos los cotos de caza.

El mundo es una nota donde vivo yo. Sí, estoy de acuerdo: demasiada perfecta la historia de amor; muy pequeñoburgués eso de instituto, facultad, trabajo. Muy cultos, muy guapos, muy felices, muy limpios. ¿Quién sabe? A lo mejor ha sido así...o no.

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16 comentarios:

volandovengo dijo...

Un buen poema (o mejor, un buen libro). Todos los poemas deberían ser introducidos (de ahí la magia de los trecitales), (de los que sabemos un poco). Las notas aclarativas precisas y diáfanas, aunque siento que más le afectan al autor, a sus razones, que no a los lectores.
¡Viva Stephen Dédalus y Humbert Humbert y Gregorio Samsa y...!

Pam dijo...
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Enrique Ortiz dijo...

Conste que la eliminación no ha sido por mí, sino por el autor del comentario. Aquí, afortunadamente, no hay censura, a diferencia de youtube (ayer decían que no tenía censura; que se lo pregunten al blog llámame lola, que ha emprendido una cruzada en contra de ellos, de la que me ocuparé otro día).

Volando, gracias; sabes que con los años se hace una especie de ejercicio retrospectivo para ver por dónde ha tirado uno. Creo, además, que las razones, intenciones, etc, del autor son sólo eso. Sin embargo, por el tiempo que hace de todo esto, creo que no está del todo mal dar una explicación de dónde vienen algunos poemas, su proceso. Eso sí, los míos son tan obvios y pobretones, que no sé no sé si las explicaciones sirven de algo. El lector siempre tiene el artilugio final y éste, por sí solo, debe defenderse. A mí, por cotilla, siempre me ha gustado saber cómo ha nacido un poema, si el poeta estaba fregando un vaso, copiando en un examen o mirándole el culo a una vecina. Ya te digo, volando, más que nada por cotilleo. Gracias y un fuerte fuerte abrazo.

Pam dijo...

Jolin, el comentario borrado es mío, y yo no lo he borrado. Te explicaba que yo tb iba a la uni a estudiar, a la biblioteca, qué tiempos aquellos! Y que el poema es dulzón, pero me ha gustado. No sólo de amarguras y tristezas se nutre el poeta...
Saludos!!

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo contigo, Cutilla. El gran enigma de Quique es, a mi juicio, la conexión entre su poesía y su persona, entre su intelecto artístico y su "yo" cotidiano. Creo que es algo que nunca podré descifrar del todo... y eso es una de las cosas que más me gustan de él.
P.S. Perdona, Quique, que estoy hablando como si no estuvieras ahí, guapetón :)

Enrique Ortiz dijo...

Pam, el otro día pasó lo mismo, no lo entiendo y te agradezco mucho mucho la pesadez de escribir doble. Me alegro de que te guste, ya iremos a cosas menos dulzones, no te preocupes, ;) Un beso fuerte.

Cutilla y M, no me alboroten y menos con cosas tan raras, que no os entiendo :)) Un beso a ambas dos.

Pussy Galore dijo...

qué preciosidad, Enrique. A mi lo de la falta de puntuación me gusta, yo al principio de escribir el blog hacía lo mismo.

Anónimo dijo...

quique me ha gustado recordar el libro que tenía un poco olvidado. Ahora lo retomaré. Lo he leído desde el ordenador de Ros. Un beso. Mam.
Yo también lo he leido, ya hablaremos. Besos a los tres.Ros.

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Sra. Pussy, es todo un honor viniendo de usted. Un beso.
Mam y Ros, mira que sois malas, malas. Otro beso para las dos, pero a compartir, ele.

Anónimo dijo...

Está bien saber lo que pensaba el poeta y cómo perdía su tiempo (para lo del yo cotidiano y lo del intelecto artístico y todo eso). Pero lo verdaderamente guay sería saber qué cojones estaba haciendo el novio de la tía buena entre cigarro y cigarro de la novia, y porqué acudía a verla en cada descanso. ¿ No sería por que había por allí un tío ya crecidito que estaba todo el día entrando y saliendo detrás de ella con una cara de dédalus que te cagas ?

Enrique Ortiz dijo...

¿cómo lo sabes? Sobre el voyeurismo en bibliotecas y las caras de dédalus ya hablaremos en otro post. Eso sí, conste, y vaya por delante, que los 15 años nunca han sido mi debilidad, eróticamente hablando. Antes, a su múltiplo 30, ahora, a su múltiplo 45. A lo mejorpeor cuando sea más mayor regrese a esos 15, no sé Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Quique, si al final vas terminar psicoanalizandote a tí mismo y te vas a cargar a Froid.Un beso

El Miope Muñoz dijo...

Bello poema el suyo! Muy bello, ahora empiezo a descubrir su muy loable labor poética.

Enrique Ortiz dijo...

je, carmen, cómo eres. Un beso.

Alvy, muchas gracias. Es un honor, viniendo de alguien como usted, con su formación y sensibilidad. Un abrazo.

Anónimo dijo...

El viernes me tire horas buscando algo que creía había dicho kierkegaard acerca de que la melancolía era lo que le daba consistencia al poeta, estaba equivocada, no era eso lo que decía y no lo recuerdo literalmente a pesar de haberlo releído era que la predisposición a la melancolía era propia de los caracteres elevados, repito no es literal, volveré a buscarlo. Y buscaba esa cita para decir que aquí había un ejemplo de que también se puede escribir poesía menos melancólica e igualmente bella.

Ahora me hace gracia como relacione subconscientemente poeta con carácter elevado (y ambos conceptos con Enrique ;-).

Un beso, Miriam G.

Enrique Ortiz dijo...

sí, sé cuál es la citas que buscas, también la he leido u oido. Y déjate de relacionar, que me pongo colorado :)))

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