miércoles, junio 21, 2006

Querido silencio, de Luis Muñoz



Acaba de aparecer en las librerías un nuevo libro de Luis Muñoz: Querido silencio. Está editado por Tusquets, en la colección Nuevos textos sagrados. Para el que no lo conozca (que es el propósito de este blog) Luis Muñoz (Granada, 1966) también ha publicado Septiembre (1991), Manzanas amarillas (1995), El apetito (1998 ) y Correspondencias (2001). En Limpiar pescado (Poesía reunida) (2005) agrupa todos esos libros.

Mi intención era preparar una entrada descomunal sobre este último libro y sobre la trayectoria de Luis Muñoz; he desistido de ello por varios motivos, pero el principal ha sido que he vuelto a leer la introducción (Transición) que Luis Muñoz hace en su poesía reunida, Limpiar pescado, editado por Visor, Volumen 579 de la Colección Visor de poesía.

En esa introducción está todo explicado, desde las primeras reflexiones poéticas de la niñez hasta cada uno de los pasos que ha ido dando en forma de libro, el porqué de cada uno, a qué obedecen y qué pretenden. La semana pasada oía a un cardiólogo explicar un proceso complicado de obstrucción arterial. Lo hizo tan sencillo que lo hubiera entendido cualquiera. Y eso es muy difícil, sólo está al alcance del que verdaderamente conoce todos los mecanismos y engranajes de su profesión. Luis Muñoz, en su introducción a Limpiar pescado, nos relata de forma magistral todo el proceso que ha ido guiado su poesía. Junto con Historial de un libro, de Luis Cernuda, es la reflexión más clara y sencilla que he leído sobre el propio proceso de creación. Es una maravilla.

Querido silencio viene a confirmar lo que era un secreto a voces: que Luis Muñoz no es sólo uno de los poetas más significativos de su generación, sino que representa una de las referencias inexcusables si se pretende hablar de poesía actual en castellano. Su trayectoria, la originalidad de sus planteamientos poéticos, su voz y su visión de mundo, hacen de la poesía de Luis Muñoz algo necesario, imprescindible, para cualquier lector de poesía.

Querido silencio profundiza en los libros anteriores, viene a completarlos y supone una nueva mirada sobre la realidad. Luis Muñoz nos habla de sus dudas, de sus entusiasmos, de lo que ve y no se deja ver, del paisaje, de escenas cotidianas, de lo que intuye y de lo que piensa, de lo que duele, de lo que importa. Y todo su mundo, en el poema, es el nuestro. Como él mismo escribió en un poema titulado André Gide:

“Que mi poema pueda interesarte
más por ti que por él.”

Esto, que parece sencillo, es diabólicamente difícil y, sin embargo, Luis Muñoz lo logra.

Querido silencio está compuesto de poemas breves que actúan como verdaderas ráfagas de luz sobre la realidad. De hecho, las dos primeras partes de Manzanas amarillas se titulaban Lámpara en la niebla y Luz en el agua. Así son estos poemas, justo así. Nos ofrecen algo que no habíamos visto, algo en lo que no nos habíamos detenido. Existe, además, un juego (similar al del título del libro) entre los títulos de los poemas y el poema mismo, una correspondencia, como una correlación imprescindible a través de ese giro cotidiano: Hace mal tiempo, Maldita muerte, Los asientos traseros del autobús, Dejar la poesía son algunos de esos títulos.

Querría decir mucho más, detenerme en el ritmo, en su imaginería, en su sutil y deslumbrante juego de imágenes y metáforas, en la impresión, en la composición de estos poemas, en la importancia que tienen en el panorama actual de la poesía y en mi admiración; pero prefiero dejar los poemas de Luis Muñoz y un aviso: si yo quisiera un verano perfecto, buscaría Limpiar pescado y Querido silencio, y los leería oyendo de lejos una lechuza o el rumor del mar, bajo esas estrellas nítidas de agosto. Qué maravilla.


Saludos

Hola, irrealidad,
la tormenta de arena en mi cabeza
y sus relojes sucesivos.
Los problemas del día desde lejos
como breves puñados de guisantes.
La rama que no cruje si la piso,
el sorbo que no quema en el café hirviendo.

Hola, paréntesis,
hola, tacto que no llega,
hola, franja de aire, o de luz,
o relleno de horas,
esto queda pendiente entre nosotros.

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Campo de alcornoques

No sé por qué, respiran paz,
la que no tengo.

Ordenan la mirada, la sostienen,
le dan fuerza, la fuerza de esperar,
la que me falta.

Son dependientes y únicos.
No sucumben al hoy.
No conocen la duda, su cadena explosiva.
No se llenan de noche,
la que me sobra.

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Hace mal tiempo

Base de la realidad,
sé mi amiga.

Calambre del mañana.

Tallo del sueño.

Pájaro en la piel.

Pez de la noche.

Foso
debajo de lo alegre,
sé mi amigo.



(Luis Muñoz. Querido Silencio. Tusquets editores. Barcelona.2006)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un interesante e ilustrativo artículo. Buscaré a Luis Muñoz.
Un saludo literario

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Tautina; verás como te encanta la poesía de luis muñoz. Un saludo.

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