miércoles, diciembre 12, 2007

César Vallejo: Del café y De la lluvia ( IV): Poesía

Ayer, a propósito de ese café de Claudio Magris, Marsu recomendaba Emozioni de Segafredo Zanetti, que en cuanto tenga un rato voy a comprar y probar (uno de mis propósitos para el año 2008 es tomar un buen café en casa). Gracias Marsu :) ; ya te contaré...

Cuando leía el comentario sobre el café me acordaba de César Vallejo, uno de los mejores poetas en castellano, y pensaba que todavía no había puesto nada de él por aquí. Estos son los versos a los que me refiero:

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!

No fue en estos versos, sino en otro que decía, preguntando, "¿qué será de su falda de franela?", donde aprendí, de la mano de Vallejo, que en el poema un elemento cotidiano es siempre un abrazo tendido al que lo está leyendo, un guiño que funciona como esa pregunta que no admite respuesta: pero, ¿no te acuerdas ya de esta casa? Eso es importante. Ya pondré ese poema aquí.

Del café de Magris y Vallejo pasé a la lluvia de éste pues me acordé de Piedra negra sobre una piedra blanca, un poema en el que imaginaba su muerte y, claro, terminó siendo así. Otro milagro de Vallejo, otro poema memorable que arranca así:

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Pongo, completos, los dos poemas y me digo que seguiré hablando de Vallejo, desde luego.


PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

HOY ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS...

Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tanta vida y jamás!
¡Tantos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tanta vida y jamás! ¡Y tantos años,
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!



Hace un año: MacDonald's de Manuel Vilas (Hamburguesas y poesía, por Vicente Luis Mora)


Technorati Tags:


Blogalaxia Tags:

13 comentarios:

Miriam G. dijo...

No me gusta nada el café, suelen ponértelo malísimo así que ni siquiera el sabor compensa y digo yo que para que sirve una droga que sólo te pone un nudo en el estómago, o en el mejor de los casos te provoca taquicardias, que no te regala jamás un puntito de euforia, digo yo que para nada ¿no? Solucionado el problema del café, Enrique búscate un propósito mejor.

Pasemos a la poesía: Gracias Enrique. PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA no sé porque me ha traído a la memoria unos versos de Manuel Alcántara, que no cito textualmente por que no los he encontrado y no los tengo a mano, pero dicen algo así: Y morirme el día menos pensado/que es el día en el que más pienso

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

Ay, Miriamcita (es fácil el diminutivo, Enrique, ¿ves?).....¡¡¡qué atrevida es la ignorancia!! (con cariño, niña). El café es el mejor amigo de una buena lectura, de una buena conversación, de un buen rato en general. Siempre con calidad y con moderación, como el cigarrito que puede acompañar a ese buen café y a esa buena tertulia, después de una buena comida. A lo mejor hay que tener cierta edad para apreciar esas cosas (jejejeje).

Y por cierto, el gazpazho, con pepino.

Respecto a los poemas, prefiero centrarme en las frases que ensalzan la vida, que en las que mantienen presente la llegada inevitable de la muerte. Muchos días me gusta la vida muy poco, o más bien me disgusta mucho, pero por ahora siempre he encontrado motivos para que todavía me guste vivir.

Gracias, y un abrazo (a Miriam también, valeeee...).

Enrique Ortiz dijo...

Qué cosas tiene esta Miriam, mira que decir que el café es malo, ¿verdad, Marsu?. Lo que le pasa tú lo has dicho: que no tiene edad para disfrutar de estos placeres adultos :)) En mi caso también el café llegó tarde, con 19 años. Después de una época de tomar demasiado, ahora me limito a un par de ellos, a la mañana, por el café y por poder fumar, y por la tarde. Me gustaría poder tomar más, pero no debo. Eso sí, mi intención es tomarlo bueno bueno bueno, cortado y que la cucharilla se quede de pie de lo cargado que esté. Un beso a las dos y gracias por vuestros animados y divertidos comentarios, ele, ele, ele.

Enrique Ortiz dijo...

Ufff, no he dicho nada de Alcántara, que me gusta mucho en sus crónicas y que me imagino allí, cerca de ti, Miriam, tomando un gintonic en su chiringito.

Miriam G. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miriam G. dijo...

Un amigo mío, un papa del parque, que por cierto es el presidente del AMPA, yo la vicepresidenta, publicó un libro este verano, y tuvo la suerte inmensa, le está agradecidísimo, de que Manuel Alcántara se lo prologase. Cuenta mi amigo la anécdota de que cuando fue a pedírselo le dijo que no, que el no le escribía prólogos a desconocidos, y mi amigo le contestó pues eso Don Manuel hay que solucionarlo, ahora son amigos. Yo le vi en la presentación de ese libro, en el cementerio inglés de Málaga una maravilla de lugar, esta mayor de aspecto, pero me pareció que de espíritu para nada.
Aquí hay una foto del evento: http://www.jaimeaguilera.net/?p=33#comments

Después de los canapés nos fuimos todos los papas del parque a tomar unas (dos en total) cervezas sin niños que nos supieron a gloria.

A todo esto yo sólo venía a decir que ya que estás tan interesado en los árboles de navidad hoy he puesto unas fotos de uno que hicimos ayer.

¡Ah! Y a amenzar a Marsu ja, ja, ja…

Un beso, Miriam G.

Miriam G. dijo...

Aclaro que el que hicimos ayer, evidentemente no es el disfraz, ese esta a medias todavia.

Un beso, Miriam G.

Enrique Ortiz dijo...

Muchas gracias, Miriam, por esta historia tan deliciosa. Alcántara es todo un personaje y, a veces, tiene mucha muchas gracias. Además de un buen poeta, escribir todos los días un artículo creo que es tremendo. En cuanto a las fotos, ya estoy viéndolas jejeje. Espero también las del disfraz (si me hubieras hecho caso, ya lo tendrías terminado) Eso sí, tienes siempre la virtud de que a uno le apetezca tomarse una cervecita, no sé cómo lo harás ) Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

Me acuerdo de una cinta de embalar que sacó un organismo público con los versos que has puesto de la muerte (suena raro, pero así fue, los fondos públicos se utilizan para multitud de cosas). De tanto ver la cinta por casa, me aprendí los versos y ahora me resultan tan familiares!! pero no por ello me canso de leerlos. Gracias por traerlos aqui enteros y por traerme estos recuerdos.

NB un café un sábado en el desayuno pausado, tranquilo, en mi taza de forges...una maravilla

SMK dijo...

Hago un pequeño desvío. Leo en tu primo (Volando vengo) que tu tienes un libro: "Descubrimiento de la lentitud". Te pido que pongas unos poemas, se posible.

Beso.

Aura dijo...

Tanta vida... No sé porqué últimamente todo se me antoja poco, supongo que porque quiero vivir siempre en el éxtasis.
Algún día también escribiré sobre mi muerte. Que cosa tan bella.

Aura dijo...

Y hablando de los detalles de un poema... Es curioso, pero es cierto que son un lazo entre el que escribe y el receptor. Recuerdo con mucha claridad los versos de Baudelaire que se refieren a la calva de su amada, a su cojera, o a una peluca... Son momentos imperecederos.

Un saludo :)

Enrique Ortiz dijo...

Jejeje, Cuti, adivina quién tiene esa surrealista cinta de embalar y cómo arreglo el cajón de la nevera, que se sale. Dejaré diez o doce vueltas del final para demostrar que la poesía puede servir para hacer una buena caja en una mudanza. Un beso.

Gracias, Identidade. Sí, es un libro de poemas que se publicó en 1992. La semana que viene pondré, en tu honor, algún poema de ese libro. Un beso :))

Me gusta eso que dice del éxtasis, Aura. No sé si es posible, pero aspirar a ello es hermoso, muy hermoso. Con respecto a Baudelaire, es un poeta esencial, da entrada a la modernidad en la poesía por esos poemas de los que habla y porque supo ver, como nadie, la soledad del hombre moderno en las ciudades, que entonces estaban recién fundadas como grandes urbes vista como hoy. Eso sí, tiene toda la razón: esos poemas son imperecederos. Un beso fuerte, Aura.

Blogalaxia Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.