Asisto (casi como un invitado, como si todo fuera ajeno a mí) a estos últimos días de trabajo antes de marcharme tres semanas (como los muy muy catetos, saldré el día 31 para ver cuántos atascos soy capaz de pillar); además de ciertas prisas de última hora (muy de julio, esto ya lo conozco), me dedico a lo que Martínez (abrazos) siempre llama: a ver si me quito papeles de encima de la mesa.
Me da miedo (y desesperanza, sí) tener que esperar todo un año para escaparme (y retirarme al campo, al lado del mar) tres semanas con mi chica y con mi perro. Y aunque sé que no puedo quejarme, no me gusta ese orden natural en el que estamos metidos, esa trampa en la que, a pesar de todo, no me gustaría caer sin, al menos, poner toda la energía en saltar por encima.
Como en el poema de Brecht, no me gusta de donde vengo y, muchas veces, me da miedo que no me guste a donde voy. Sin embargo, ¿por qué estas ganas de continuar el camino, por qué esta tremenda alegría cuando pienso en el mar, en el atardecer, en la brisa fresca que me da sueño y me abre el apetito?
Somos raros, muy raros. Pienso en estos días, en esta edad, en todo lo que me rodea, y en los días que vendrán. No me gusta esa sensación de estar invitado a los acontecimientos. Ahora sé que hay que parar, hacer una pausa, pensar (o no). Respirar. Feliz fin de semana, mis queridos niños y niñas.
Hace un año y un día: Little man, de Esben Tonnensen
4 comentarios:
A mí tampoco me gusta de donde vengo ni a donde presiento que voy. Pero da tanta pereza probar caminos nuevos y dejar el que ya está asfaltado...
¡Qué te lo pases muy bien!
¡BIBA LA PLALLA!
Besos
Raquel
Pues que razón que tienes, si, la verdad que nunca imaginaba que mi vida iba a ser de esta manera, con este trabajo, este ser provinciana, este día a día, pero a la vez, que feliz que soy!!! Ea. Un beso. Cuti
Creo que tu felicidad tiene que ver con el descanso y con las infinitas ganas de vivir que todos conservamos. Así que, enhorabuena y que tengas felices vacaciones.
Bueno, un día me dí cuenta de que era el protagonista de esa canción de Radiohead, "no alarms and no surprises", de la que tanto me había reído años atrás. Y no creas que me quedé contento. Abrazos, AM.
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