miércoles, enero 17, 2007

El malestar al alcance de todos, de Mercedes Cebrián


Hay libros que le devuelven a uno la fe, sí, así como suena (¿debería escribir Fe?). Fe en la literatura, en la poesía, en el relato como forma de profundización; fe en los nuevos autores, fe en las editoriales. Y también fe en que es posible la independencia, la libertad creadora y un discurso alejado de códigos, catedrales, sábanas santas y demás cacharrería.

Detrás de esta colección de nuevos autores, Caballo de Troya, que pertenece a Random House Mondadori, está (no podía ser otro) Constantino Bértolo y está como siempre: apostando por voces nuevas y con mucho que decir. Su labor en Debate fue impecable y aquí también, por lo que veo en el catálogo.

Mercedes Cebrián (Madrid.1971) nos entrega aquí su primer libro, habiendo publicado antes relatos sueltos en varias publicaciones. Es licenciada en Ciencias de la Información.

El malestar al alcance de todos (Caballo de Troya.2004) está compuesto por 14 relatos y 11 poemas. Pensando inicialmente por la autora como un conjunto de relatos, fue el propio Bértolo el que la convenció para ir intercalando poemas

Ese conjunto mixto, de verso y prosa, no sólo lo hace atractivo, sino que supone un continuo contrapunto que funciona a nivel de mirada y de visión de mundo. Ni que decir tiene que ambos, poemas y relatos, son magníficos y están a gran altura.

Los relatos de Mercedes Cebrián funcionan como una lupa de aumento de una serie de personajes tipo con las mismas características: urbanos, occidentales, cuyo malestar no es sino una forma de estar en el mundo.

Así, Aluminosis es el discurso de un recién casado que se va escribiendo en un futuro próximo; Algo resentido de este pie disecciona la relación de una pareja; Retóricos anónimos es el diario, ácido y divertido, de un adicto a la cultura en fase de desenganche; Dar posada al peregrino es el relato de una mujer con varias tarjetas de visita; Del verbo perder es un retrato, magistral, de ese uso del plural que hacen ciertas parejas (pondré un trozo); El mueble auxiliar presenta a dos mujeres, madre e hija, ante la reciente separación de la primera; Virgen de Agosto es una pincelada del verano, un análisis de paso del tiempo, de la nostalgia; en Tempus fugit alguien que ha pedido que le visite la muerte, la recibe en el peor momento; Material de oficina es un vistazo a las relaciones laborales, a la ternura y a la crueldad, al amor; En el país de los ciegos nos cuenta la convención anual de escritores de libros de oferta; El increíble poder de los faquires nos habla de pintadas y desamor, de soledad; en Saltarse las casillas alguien, pensando en el futuro, compra un apartamento para la vejez; Libro de Familia, a través de las diferentes ediciones de un libro, nos da cuenta de la demolición de una familia; Los cuatro jinetes es un relato de futuro, cuando sobre la tierra ya sólo queda un solo hombre y una única mujer.

En definitiva, una variedad estilística encomiable bajo una poética común: la disección, a través del humor y el acercamiento, de todo lo cruel, despiada y tierna que es nuestra vida. Así comienza Del verbo perder:

" Marina ha vuelto a hablar en primera persona del plural, se venía venir. Todo empezó cuando salía con Alfonso, y a partir de ahí, frases como No solemos cenar fuerte o Nos gustaría ir a la sesión de madrugada fueron conformando una especie de halo protector infranqueable entre los sujetos de la frase y el resto de la humanidad, colectivo del que yo formo parte. Huelga preguntar cuál era el otro sujeto de ese no cenar fuerte o ir al cine tan tarde. Alfonso, presente o no en ese momento (pero tan siempre ahí, en el enunciado) era la silueta troquelada a imagen y semejanza de Marina, y con amos la palabra novios se cargaba de significado hasta extremos intolerables."

En cuanto a los poemas (por cierto, Mercedes Cebrián acaba de publicar Mercado común, un libro de poemas, también en Caballo de Troya), decir que Cebrián anota una voz nueva con un conglomerado jugosísimo de ternura y acidez; la libertad en la versificación y una capacidad de observación muy rica, nos entregan poemas con un acento contemporáneo ineludible, hablando sobre lo que más importa (al menos a mí): el aquí y ahora, que seguramente son los de siempre. Os dejo un par de poemas:

Ciudad pronto (ya mismo)

Al final, lo redujeron todo
a extrarradio
y quitaron en centro.

Yo he conocido el centro: sonará cacofónico
pero el centro era atrezzo, decorados variables -cerraron este bar,
abrieron una agencia de viajes- para un estrellato
modesto, adaptado a nosotros.

Su armazón invitaba al titubeo, permitía
el no saber qué hacer con el futuro que te habían
depositado entre las manos como un paño caliente
de restaurante chino después de la ternera
con bambú -al final aprendías
a limpiarte con él, aprendías
a manejar esa pieza de felpa, enrollada
y ardiendo, que borraba las huellas de lo pegajoso.

En cambio el extrarradio
lo sabe todo
desde la perspectiva de sus zonas
insultantemente ajardinadas.

Me acuerdo de un juego con tablero,
un juego de la infancia: árboles, casas, coches,
muñecos de sonrisa obligatoria. Vidas con un recorrido ya trazado.
con transacciones comerciales ya organizadas,
con decisiones ya tomadas por otros para ti
en los cartoncitos de las preguntas.

Como en el extrarradio: calles con nombres de flores
todas juntas. Planetas
todos juntos, pintores agrupados
en otro sector
(la palabra sector es muy frecuente).

Nunca un río con una actriz difunta,
y menos un escritor con un volcán.


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Tres acercamientos a otras generaciones

I

La Asociación de Amas de Casa Viudas
de Campo de Criptana
somete a votación
el hecho de ir a Huelva
o a La Manga en agosto.

Doce manos alzadas a favor de La Manga,
ocho en apoyo de Huelva.

Me conmueve hasta dentro su microdemocracia
manchega -muchas nacieron antes del 33, año en que se implantó
el voto femenino en España-,
ese impulso inconsciente
que les lleva a apuntar con el dedo el gotelé del techo, por otra parte
la urna más sincera.


(...)

III

Ayuda a los ancianos a recargar el móvil,
a manejar el mando de la televisión.

No tuvieron acceso a juguetes didácticos, se educaron
en la pedagogía de una harina muy basta
- la boca tan reseca
para cualquier amago de opinión.
Ayúdales tú hoy a comprender los aparatos negros,
presagios de ataúd: queda tan poca arena
en el reloj digital del equipo de música



Nota: no pongo la segunda parte por falta de tiempo; luego lo pongo en los comments para no dejarlo incompleto, que sería un crimen por mi parte.

En este enlace podeis leer una entrevista a Mercedes Cebrián.


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12 comentarios:

Pussy Galore dijo...

Me ha encantado lo de hablar en primera persona del plural, es lo que hace la reina de Inglaterra cuando hace discursos, es el "plural real".
Besos y abrazos, me voy recuperando :)

Enrique Ortiz dijo...

ele, ele, Pussy; cómo me gusta eso del plural real y cómo me alegro de que vayas para adelante; muchos besos y abrazos también para ti. A ver si te leo pronto.

Pam dijo...

Muy buen post, sí señor. Cada día te los curras más. Tomo nota de tus recomendaciones, aunque tengo tantas lecturas pendientes...
Saludos!

Pussy Galore dijo...

en realidad ya he vuelto :)

Anónimo dijo...

Curioso eso de relatos y poemas, también una manera quizá de acercar la poesia a los q somos mas perezosos para leerla (utilizo el plural, curiosamente), pero lo q me sorprende es tu manera de devorar los libros, de conocer muchas novedades y que además merezcan la pena...un beso.Cuti

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Pam; ya me gustaría a mí tener algo más de tiempo, paciencia y talento para hacer las cosas mejor, pero, en fin... Un beso, guapetona.

Pussy, ya te visto; no sabes lo que me alegra y lo que me gusta saber de ti. Suicidios, dinero, cómo disfruto. Un beso fuerte.

Cuti, no devoro libros, ya me gustaría; leo sólo un par de ratos al día; eso sí, la mayoría de los libros son muy cortos y la poesía son reglones cortos, así que parece más. Un beso, enana.

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Hola, Enrique. Precisamente estoy con este libro de Cebrián -no del otro, sino de ella-, del que ya he leído los primeros relatos, ácidos y que prometen mucho. Pronto contrastaremos pareceres. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias Enrique por acercárnosla.
Aunque más bien podríais quedaros calladitos un rato pues crece demasiado la ansiedad lectora;-))
Buenas noches

Marañolo dijo...

Gracias por el generoso comentario sobre Caballo de Troya y gracias por el inteligente y "entrelagente" acercamiento al libro de Mercedes,¿Sería posible que me hiciéses llegar tu email a caballodetroya@rhm.es Gracias de nuevo.
Constantino

Enrique Ortiz dijo...

Miguel Angel, cuánto me alegro que estemos coincidiendo en una lectura; estoy ansioso por ver tu opinión sobre los relatos. Un abrazo, amigo.

Olvido, buenos días. Lo malo es que no se pueda leer más, ¿verdad?. Ayy, si la primitiva tuviera el buen gusto de tocar por aquí... Un beso.

Constantino, no sabes la alegría que me supone tu visita. Es todo un honor y una forma de agradecerte, personalmente, tu trabajo que, reitero, es impecable. Veo que andas afilando el teclado para un blog, que espero ansioso. Te enchufo un correo. Un saludo y las gracias a ti.

Anónimo dijo...

Muy buenos los poemas de Mercedes Cebrián. Poesía ciudadana, poesía pegada a la tierra, poesía política en el sentido más clásico de la palabra. Me llevas directamente a sus libros. Creo que es lo mejor que puede decirse de un buen blog...

Abrazos amigo.

Enrique Ortiz dijo...

Me ha interesado mucho la poesía de Cebrián; es una línea con la que, últimamente, estoy muy de acuerdo. Poesía cercana, sí, ciudadana. Eso es importante. Tengo que leer el último para confirmarlo, pero creo que puede ser una voz muy a tener en cuenta. Un abrazo, muchacho.

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