Uno pierde el tiempo en muchas cosas, y una de ellas, en mi caso, es pensar en los géneros, en las diferentes formas de acercarse a las cosas y los hechos (también pienso, claro, en el género femenino, como está mandado).
Debo confesarlo: me da envidia la publicidad. Aunque siempre he dicho que la poesía llega a donde no llega ningún otro tipo de expresión artística -es así-, sin embargo, muchas veces, siento envidia de la música y de la publicidad.
De la música por su inmediatez, por su facilidad, por su capacidad para atravesar todo el espectro sentimental en un par de minutos.
La publicidad -cuando es buena, claro- por su capacidad de mirar de forma diferente. Lo repito de nuevo: no sé quién -creo que González Iglesias- dijo que la poesía de hoy la está haciendo la publicidad (terminaré por apuntar las cosas y no fiarme de mi memoria, mermada, claro, por los años). Y, en parte, es así. Apunta al envés de las cosas, puede dar la vuelta, mira de frente y desde detrás, puede ver con los ojos entrecerrados, difuminar, aumentar, dar color.
Este anuncio que traigo (cortesía, claro, de El barón rojo) es una auténtica delicia. Si a uno le encomendaran la tarea de pintar, describir, o musicar ese momento exacto en la vida de un niño en el que está absolutamente fascinado por su padre, no se podría hacer mejor. Con humor y una mirada tierna, muy tierna, del que sabe mirar y comprender de qué se compone exactamente un momento de nuestra vida. Desde luego, han llegado muy lejos, o, mejor, muy hondo. Y lo hacen con un envoltorio ligero, nada grave ni pesado, sencillo, muy asequible.
Disfrútenlo.
Hace un año: El quinto en discordia, de Robertson Davies
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7 comentarios:
Es muy bonico y la canción es graciosa, justo eso, llega hondo, va más lejos de lo que normalmente van los niños cuando ven a su padre como un heroe (menos mal, claro...) Un beso
Pues yo debo ser una rancia para esto de la publicidad, porque no me ha gustado nada.
Y eso que una vez hace mucho tuve un novio que decía que yo tenía que haberme dedicado a la publicidad, que tenía un don ja, ja, ja...
Un beso, Miriam G.
A mi me ha gustado mucho y las caras de los niños son muy expresivas, lo mismo pienso de la música pegadiza. Un beso. Mam.
Pues dicen que el género femenino a veces es pura poesía, o musicalidad...y en el caso de Miriam también podría ser publicista jajaja un abrazo Enrique.
El amor es ciego. Hay padres que no se merecen esa adoración.
Esa idea, precisamente, de la capacidad poética de la publicidad es la que me obsesiona.
Puede que por eso tengamos un gusto tan parecido en lo que a propaganda se refiere sr. Ortiz.
Un saludo.
Yo también opino que la publicidad es fascinante y que alguna (también la hay malísima) alcanza unas elevadas cotas de poeticidad. Este, por lo que tiene de revisión de un tópico, por su ironía, por darle la vuelta a las cosas, merece un aplauso.
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