lunes, febrero 09, 2009

Especial día de San Valentín ( I ): publicidad

Vaya por delante que uno no es de mucho celebrar días como éste, extraños, con olor a Paseo de la Castellana, café frío y hotel rural. Pero como uno ha aprendido que oponerse a días convencionales es tan convencional como celebrarlos, y como he visto dos o tres cosas por ahí que me han gustado, vamos allá con este especial.

Por mucho que me esfuerzo, no encuentro en mi torpe caudal biográfico nada extraordinario que contar sobre el día de San Valentín, nada. Si acaso, allá por nuestros diez u once o años, el miedo a ponerse algo rojo aquel fatídico día, cuestión ésta que no siempre estaba al alcance de uno ya que, claro, eran las madres las que ponían la ropa del día siguiente sobre una silla.

Sí, según la leyenda escolar de aquellos tiempos, casi terminando los setenta, el que se ponía algo rojo el día de San Valentín estaba enamorado y no había nada peor que para un niño de aquella edad, en un colegio de chicos, que estar enamorado. Si a uno se le descubría el más mínimo gesto al respecto enseguida un coro de no menos de 50 niños gritaba, aullaba: "¡está enamoraaaaaado, está enamoraaaaado!" Como por aquella edad el hecho de estar enamorado no traía todavía los pingües beneficios de un historietón que contar a base de muerdos, metidas de mano, intentos, etc., lo mejor era evitar el rojo delator aquel día.

Sí he visto en El barón rojo tres anuncitos que me han gustado, y mucho.

En el primero, un marido olvida el día de San Valentín, qué cosa, mira que hay que ser manta para olvidar una cosa así. En el segundo, alguien también se ha olvidado de alguien. Y en el tercero, lejos de olvidarse, se reciben una propuestas muy interesantes, sí señor. Además, nos recuerda y es una gráfica lección de aquéllo: the medium is the message. Y en esas andamos.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo nada de inglés pero me lo imagino, muy buenos los tres.Aunque sabemos de sobra que es una fiesta inventada para gastar, me enternece mucho ver a chicos muy jovencitos con sus ramillo pequeñito de claveles rojos o incluso solo una rosa roja ,de hecho muchas veces los he visto comprarlas con mucha ilusión sacando sus monedillas ahorradas. Un beso.Mam

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Mam :)) Como no quiero arruinar yo sueño alguno, no te diré en lo que pensaban esos muchachitos a la par que pagaban esos claveles rojos, no señora, no te lo voy a contar. Uno, que también ha sido jovencito, sí recuerda qué tenía en la cabeza: mañana, tarde y noche. Un beso, Mam :))

Anónimo dijo...

Que diferentes pensamientos entre hembras y machos en esas tiernas edades, las hembras, al menos yo, era una romántica de mucho cuidado, siempre pensaba que estaba loquito por mi, ni me imaginaba lo que pasaba por su mente, mañana, tarde y noche. Menos mal que el tiempo hace aunar criterios;-). Un beso. Cuti

Anónimo dijo...

Qué gusto volver a servirle de inspiración, ya estaba comenzando a preocuparme ;)

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