viernes, julio 03, 2009

Verano, otros veranos


No tiene buena reputación el verano, no señor. Es cierto que saca lo peor de nosotros, que el estatus de veraneante, con una mezcla justa de turista y guiri, puede ser de lo más extremo de la condición humana.

Atuendos imposibles, sandalias horrorosas que, a base de tiras, ocultan los pies, mujeres con trapos atados a la cabeza y camisolas abultadas por barrigas imposibles, las bermudas (que ahora se llevan con chaqueta y corbata), el olor a coco de muchos bronceadores, los niños gritando, la música a todo volumen hasta altas horas de la madrugada, verbenas infames (las hay deliciosas también), familias enteras en el Carrefour con el carrito repleto de sillas de tijera sin respaldo. En fin, nada que no haya sin afinar mi queridísimo Forges, como ya puse por aquí hace un año (enlace)

Y, sin embargo, otro verano es posible. Leyendo lo que ha escrito Pez Hammer, de Paralelo 40, en su post Une soirée d'éte à Saint-Malo, me he acordado de muchas cosas y he deseado muchas otras. Les dejo su entrada y les pongo en enlace porque está repleto de canciones sugerentes, cálidas, amables como el verano, y que nadie deberia perderse. Llevan un par de días dando vueltas en mi coche y pareciera que navego un velero, pequeño y azul, en un placidísimo mediterráneo.

Atardece en la Bretaña. La marea sube y la gente empieza a abandonar la playa de Bonsecours. Bebes despacio un calvados en una terraza tranquila, lo suficientemente lejana de la playa para no soportar su bullicio, y lo suficientemente cercana para disfrutar de las siluetas de las jovencitas en bikini. Una tenue brisa trae un aroma a salitre y marisco que empieza cocer. Una pareja de cuarentones, que por su acento y aspecto parecen profesores de sociología de la Sorbona, discuten sobre el mejor tenor verdiano. Un matrimonio de yanquis, pero educados, veinteañeros examinan una guía de vinos. El color salmón del polo realza el tono broncíneo de tu piel, ya curtida por el sol. Un dj subsahariano selecciona un tema de Koop, que se desliza, perezoso, por los alrededores. No eres creyente, pero esto debe de ser lo más cercano a la definición del Paraíso.

Y, claro, les dejo un par de temas de Koop, que mencionada Pez Hamme, una deliciosa banda sueca:

Come to me



Relaxin' at club fusion




Y no mucho más, queridos niños y niñas. Ya julio y el calor explotando en el aire, sucesivamente. Ahora es madrugada y entra una brisa ligera, fresca. Pero la noche ha debido de ser de aúpa. Yo no me he enterado. Caigo como un bulto. Va necesitando uno unas vacaciones. No queda mucho, no, pero lo que queda será ese último repecho en el que uno va arrastrándose. No esta nada mal, no señor. Nos arrastraremos. Así que mil gracias por sus comentarios (que termino hoy de contestar) y por su paciencia, por su tiempo y por su generosidad. Imaginemos un atardecer veraniego eterno, repleto de bebidas y algunas comiditas, buena música. En ese atardecer les veo para darles abrazos y besos.


Hace un año y un día: Casa de citas: Ramón Gómez de la Serna

Hace un año: Del juego (el león Christian)

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7 comentarios:

Viola Tricolor dijo...

En este caso no estoy de acuerdo, a mi me encanta el verano, la playa y me gusta ver los pies de la gente, son muy entretenidos :p
Nos vemos en ese atardecer. Besos.

Manuel Márquez dijo...

Ánimo, compa Enrique, que ya queda (nos queda) menos, y hay que aguantar este tirón como sea. No sería mal sitio esa playa de la Bretaña, aunque sea sin música y sin parejitas de tintes intelectualoides -con las chicas en biquini ya me vale, ya...-, pero aún queda, así que paciencia.

Que los calores no te retuesten demasiado, y, ya saves, vuen fin de semana y un fuerte avrazo.

Enrique Ortiz dijo...

Jajaja, edito, Viola, porque he escrito lo contrario que quería decir: a mí también me encantan los pies, eso sí, en mi caso, algo más fetichista. Me refería a las sandalias llenas de cosas que hacen que no se vean los pies, que es el objetivo de la sandalia. Se ve, desde luego, que estoy necesitando un descanso. Besos también para ti y gracias por descubrirme el error. Y nos vemos alli¡¡¡

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Compa Manuel, desde luego, basta (casi siempre) con esos biquinis revoloteando en torno a la orilla, ayyysssss. Ahí no hace falta ni música, ni calvados, ni nada. Qué sencillos somos: unos cuantos biquinis y ya somos felices. Nada, ya está chupado, lo malo, otra vez, será la vuelta. Un abrazo, compa, y sacaremos el botijo y el abanico.

Anónimo dijo...

Qué sugerente el texto de Pez Hammer, qué visual y qué bien captado el pulso del verano francés. Y las canciones estupendas (el primer video parece recrear, modestamente, las fiestas de la mansión de Gatsby), en especial la segunda. Lo mejor, como siempre, tu comentario socio-veraniego carrefourófobo y forgiano. (Por supuesto, no he podido resistirme a ver otra vez los chistes de Forges, nunca se cansa uno de él). Un beso, M.

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, M :)). Vaya por delante, que yo soy muy de Carrefour, que me parece un sitio delicioso (hace tiempo preparo un post sobre los comentarios que he ido oyendo en la sección de libros). Eso sí, lo que más me ha gustado ha sido el triple-cuádruple adjetivo que te has marcado (socio-veraniego carrefourófogo y forgiano) Otro beso para ti :))

Anónimo dijo...

Tranquilo, es más desolador cuando el verano se lleva por dentro . Abrazos desoladores desde un punto geográfico invernal.

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