viernes, julio 14, 2006

Del matrimonio (volando vengo blog)

Mi primo Jorge escribe un blog imprescindible: Volando vengo (podeis encontrarlo en la barra de la derecha). En él va poniendo las críticas (magníficas) de flamenco que escribe para el periódico Granada Hoy y, con menos frecuencia de la que me gustaría, reflexiones y disgresiones varias: desde un dolor de estómago hasta un pequeño ensayo sobre los saludos. Vamos, una delicia, un ejemplo de claridad, inteligencia, humor y, claro, alta literatura.

Ayer escribía una entrada (La nueva vanguardia) que me encantó sobre un manifiesto que escribió con un amigo en el instituto (tengo que hablar algún día de Gunter y su manifiesto del desencanto). El manifiesto terminaba diciendo:

"NOS INCLINAMOS por la cerveza bien fría. NOS INCLINAMOS por vivir el momento. NOS INCLINAMOS por una poesía comprometida. NOS INCLINAMOS por la leche a granel."

Podeis leer entero el manifiesto en este enlace.

Pero a lo que íbamos: que hace poco Jorge publicó una entrada que se llamaba El Matrimonio, que me parece una delicia y que reproduzco, literalmente y viñeta incluida, hoy. Gracias, Jorge.


"Hace un tiempo, no tanto como para que no lo recuerde nítidamente, Ana, mi mujer, me decía: "sacude el mantel en el patio, porque así vienen los pajaritos". Hace poco, unos días, rectificó su decisión diciéndome: "no sacudas el mantel en el patio porque vienen los pajaritos y lo ponen todo perdido". ¿Ganas de fastidiar? ¿A mí? ¿A los pajaritos? No lo creo. Pérdida del romanticismo, tampoco lo creo. Más bien es el amontonamiento de vivencias en común y la falta de tiempo: a) para limpiar; b) para disfrutar contemplando a los gorriones; c) para contemplarme a mí con qué soltura y elegancia sacudo el mantel en el patio. (Menos mal que todavía seguimos usando tela en la mesa y no el abominable hule que se impone ante el estrés de nuestros días.)

Sócrates le decía a alguno de sus discípulos: "me preguntas si debes o no casarte y yo te digo que hagas lo que hagas te arrepentirás". Gila lo expresaba así: "el matrimonio es como el metro: los que están fuera quieren entrar y los que están dentro quieren salir". ¿Es posible que el número de divorcios haya superado al número de bodas en nuestro país? Nunca el matrimonio había sido tan claramente una relación contractual. La alternativa a la medalla del amor que propuse hace mil años se hace realidad: "Hoy te quiero más que ayer y mañana ya veremos". El matrimonio ya no es eterno (aunque, lamentablemente, la muerte sigue separándolo). El amor nace, crece, se reproduce, se desinfla y muere por puro agotamiento ("Se nos fue el amor de tanto usarlo", cantaba Rocío Jurado o las hermanas de Utrera por bulerías). Aunque el amor es puro ocio, el matrimonio puede ser un negocio. Y muy rentable.

Con la igualdad de sexos los dos pueden ganar o, lo más seguro, pueden perder. Quien siempre pierde es el fruto, son los niños, y a veces las amistades que se ven forzados aelegir, que no conciben la nueva soltería, que les revienta que uno hable mal del otro o lo putee o le desee la muerte.

Un niño le pregunta a su madre: Mamá, ¿papá está en la gloria? A lo que la madre le responde: No. Papá está en el cielo, en la gloria estoy yo.

Ahora se quiere separar una pareja de homosexuales felizmente casada en cuanto el Gobierno les dio carta blanca. Se han dado cuenta que son incompatibles (¿?). Uno le pide al otro quedarse con el piso, pues él realizaba las tareas domésticas, y exige una indemnización de 8.000 euros al mes. Yo, cuando me enteré de la noticia, me eché las manos a la cabeza y empecé a buscar novio con posibles.

A Nietzsche le increparon, no sé cuándo ni a qué cuento venía, que si estaba loco. Él, con el ateísmo teutón que le caracterizaba, razonó al punto: "No, casado solamente". Huelga profundizar sobre esta anécdota que me ha salido a vuelapluma. Que si los no-vios no-ven, como la justicia, cuando se casan son numismáticos con su pareja y los lunares ya no son lunares que son verrugas y de cabecita nada: "echa el cabezón pa' ya' que se me duerme el brazo" (Gila).

Tengo dos bodas la semana que viene. Mi hermano Gustavo que el viernes se casa por segunda vez con su segunda mujer. Eso si que es tropezar con la misma piedra o poner la segunda mejilla (me gusta el argumento). El sábado se casa un primo de mi mujer con su compañera con la que ya tiene dos hijos. ¿Cuándo asistiré a un casamiento normal? O lo que no es normal es el matrimonio. Henry James decía que la pareja es una crueldad.

A mi mujer la han invitado a la despedida de soltera. Será de esas que a la novia le colocan un tocado fálico y cantan oscenidades por las calles mientra van a la sala de fiestas donde a un boys le quedan pequeños los calzoncillos. Yo no iría ni de boys (aunque si insisten...).

La última reflexión quizá para empezar a reflexionar. Si la novia va de blanco porque es pura y ese es el día más feliz de su vida, ¿por que el novio va de negro? "

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas Gracias (notése la mayúscula) hacia tiempo que no pasaba un rato tan bueno.

Un beso, Miriam G.

volandovengo dijo...

Gracias primo por tu alusión anunciada. Gracias por el amplio cuartelillo que me das en tu blog. Y gracias por ponerme a disposición de tus habituales que, estoy seguro, es gente entendida y sensible.

Enrique Ortiz dijo...

gracias a vosotras, y gracias a ti, volando, que haces posible la sonrisa. Un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

Hi! Just want to say what a nice site. Bye, see you soon.
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Anónimo dijo...

El que dijo eso no fue Socrates, sino Sofocles. Y la palabra "disgresion" no existe, con esa ese intercalada. Dichosos blogueros, oyentes de campanas, para los que todo vale con tal de rellenar. Ociosos con infulas de lider de opinion. Esparcidores de inexactitudes, leyendas urbanas, y confusion. Tanto da Socrates, que Sofocles, que Granollers. caesargreat@hotmail.com

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