lunes, octubre 15, 2007

Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas


Salgo reforzado, muy reforzado, de este nuevo libro de relatos de Vila-Matas. Y salgo contento, muy contento. El motivo es sencillo: un libro como éste te devuelve la fe en la literatura, te devuelve las ganas de leer, de jincharte (Pichanube dixit) de leer y escribir, de contar, de que te cuenten.

Fui un asiduo de Vila-Matas. Lo seguía a ciegas, con esos ojos vendados que la juventud le da al joven lector que proyecta libros y necesita maestros. Hace unos pocos años, con la serie Bartleby y compañía y El mal de Montano dejé pasar dos títulos: París no se acaba nunca y Doctor Pasavento, libros que voy a leer enseguida.

Imagino que haber abandonado la lectura de Vila-Matas no fue culpa de él, sino mía, por el hecho de ir buscando ficción pura, si es que esto es posible. Más allá de los géneros, más allá de las formas de novelas, lo que uno necesita, al fin y al cabo, son grandes libros, libros enormes, como este Exploradores del abismo (Anagrama.2007)

Exploradores del abismo es un libro de relatos, de exactos y casi perfectos relatos, marca de la casa, con ese sello que da Vila-Matas a cuanto hace. Mezcla exacta de vida y literatura, de historias que se oyen, historias medio inventadas e historias personales. Vila-Matas deja la página abierta para que entre todo lo que tiene que entrar, como si al final el libro no fuera el libro, sino lo que sucedió mientras se trabajaba en el libro o lo que pudo suceder cuando se vislumbraba un texto. Un juego que consiste en no utilizar el colador, en vertir el líquido tal cual, para que entre en el vaso todo lo que es el líquido: es decir, el propio líquido, sus grumos, sus impurezas, el polvo depositado, el rastro del cristal que lo contenía.

Café Kubista es una introducción memorable, con un trazo biográfico importante para la comprensión del libro, y cuyas claves encontramos en el relato final: Porque ella no lo pidió. La modestia es la historia de un espía que anota lo que oye en el autobús (me acordé de Jesús Alonso y su espléndido Albornoz) La gota gorda es un tratado sobre el cuento, el relato y la novela. Niño cuenta la historia de un padre que desea, lógicamente, que su hijo muera. Así son los autistas cuenta cómo alguien inventa el sorteo de un viaje y al final lo que toca es un cambio o no de vida. Materia oscura habla de una pareja que pueden ser todas las parejas. Fuera de aquí es un cuento que relata la historia de un fiscal ruso, viudo y padre de dos hijos revolucionarios y de dos hijas gemelas que preguntan cosas extrañas (genial, divertido, perfecto). El día señalado cuenta la historia de una maldición, de una reportera y de una tormenta. Amé a Bo es un relato de corte futurista en el que el protagonista, solo en una nave que iba a Nueva York y se pierde en el infinito, nos cuenta su historia y todo lo que sucede después, cuando aterriza en un planeta donde la risa es esencial. Además, se incluyen unos relatos muy breves (no me gusta el término microrrelatos), que son un prodigio de sugerencia.

Porque ella no lo pidió es algo más que un relato. Además de ser una pieza digna de figurar entre los mejores relatos de todos los tiempos (no exagero, estoy emocionado con este texto), es un artefacto hermosísimo y espléndido. En él Vila-Matas va a traspasar al relato un juego infinito en torno a un extraño encargo que le hace Sophie Calle, incluyendo lo que escribe para ella. No quiero decir más, sólo que se lea, que aquel que lo haga se está proporcionando un texto mágico, un trozo de prosa que es un lujo, una joya, un motivo para seguir leyendo. (En este enlace hay un artículo en El País de Vila-Matas sobre Sophie Calle)

Bendito Vila-Matas.

En el blog El dormitorio de Maud se puede leer una magnífica reseña (enlace) y también en el siempre espléndido El lamento de Portnoy (enlace)


Hace un año y tres días: Micah P.Hinson (un vídeo)

Hace un año y dos días: Micah P. Hinson (dos discos)


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11 comentarios:

Miriam G. dijo...

Hace poco releí suicidios ejemplares. Me gusta Vilamatas, mucho. Así que a la libreria a por este.

Un beso, Miriam G.

Enrique Ortiz dijo...

Verás cómo te gusta, Miriam, es un libro enorme, buenísimo. Un beso, Miriam.

Anónimo dijo...

Me han entrado muchas ganas de leerlo, si señor.

Enrique Ortiz dijo...

Le gustará, Doctor, es uno de esos libros que quedan, ya verá. Si no, este blog se hace responsable y le devuelve el dinerito. Un saludo.

Aura dijo...

Su entusiasta reseña es realmente contagiosa ;)

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Aura; realmente salgo entusiasmado (como el de Vicky el vikingo) de este libro; ha sido un enorme empujón para mí (buen empujón). Un beso, Aura.

Anónimo dijo...

Con esta entrada, quién no se lo compra? lo de leerlo, tendrá que esperar que hay muuuucha lista de espera. Un beso. Cuti

J. M. dijo...

no creo que tenga rival, en letras patrias, la verdad

J. M. dijo...

y no sólo porque las actualiza poniéndolas en contacto con el universo sebald, creo que bebe muy bien de lo hispano, de la bibliofília de borges, por ejemplo, aunque él hable más de kafka o de walser

volandovengo dijo...

Me ha interesado Vila Matas desde siempre, aunque nunca he leído ningún libro completamente suyo. Ha colaborado varias veces con Letra Clara (la revista que hago para Filosofía y Letras) y me lo he encontrado en alguna antología y algún prólogo. La verdad, tengo muchas ganas de tomarlo como el vaso de agua para el sediento. Así, de un trago.

Anónimo dijo...

Hola Enrique,

es realmente excelente el nuevo libro de Vila-Matas, que me compré anteayer tras leer este post unos días atrás.

Tras "París.." y "pasavento" (si quieres consejos sobre ello: no merecen realmente la pena, me quedé un tanto exhausto con EV-M; sólo le seguía de manera difusa a través de la oncógnita sobre su inclusión (o no) en las listas de Frankfurt.

Calificar estos relatos cortos de cuentos creo que se queda... pues eso: corto; para mí, a la altura de Borges (o mejor) ni más ni menos. Gracias. AM

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