lunes, diciembre 03, 2007

Las cosas que me digo: Donde se habla de almanaques (y Tercera parte)


Mus es puro presente y me explico. Hace un tiempo, M. me decía que el hecho de que Mus (un perro) durmiera o pudiera dormir tantas horas se debía a que a él no le preocupa el mañana, ni siquiera el más tarde, el después. Vive en un presente eterno.

Para Mus no hay un futuro. Todo lo más, ese ciclo del día que conoce y donde coloca lo que a él le importa: el juego, el paseo, los mimos, la comida. Su única noción del tiempo es un ahora, adorable y envidiable. Por eso, tal vez, si salgo dos minutos exactos, lo suficiente para comprar tabaco, me recibe con una alegría exultante, como si me hubiera ido hace años. A él le da igual. Su presente es inmenso y en él coloca lo que le importa: que estemos juntos, que vuelva, que volvamos a vernos.

Nosotros, los que andamos a dos patas (aunque no siempre), somos distintos. El presente está lleno, repleto, de pasado y, sobre todo, de futuro (tengo que hacer tal, no puedo, he quedado a las dos, luego tengo que llegarme a..., a ver si me diera tiempo mañana), de un futuro inmediato que nos come, que nos roba cada instante, que le está quitando el posible sentido que tenga el curso de nuestros días, es decir, nuestra vida.

Cuando uno va cumpliendo ya ciertos años y la vida de detrás, el pasado, se ha ido conviertiendo en un cúmulo que tiene su peso, lo que hay por delante, además de muy valioso, es crucial, esencial, en el sentido de que la cosa va en serio (como escribía Gil de Biedma) y que no hay tanto tiempo como uno pensaba, con lo cual, segundas y terceras oportunidades ya no son posibles. Por eso el presente se nos planta delante como algo a lo que deberíamos aspirar, por encima de todo.

La comida, los placeres culinarios, y el sexo, los placeres de alcoba, son dos de los pilares esenciales sobre los que sustenta cualquier vida a partir de cierta edad. Y, ¿por qué? Fácil, facilísimo: porque son puro presente, presente puro, y en el instante del papeo y del fornicio no hay nada más, absolutamente nada más, ni por delante ni atrás. De ahí (aparte de su atractivo, claro) su omnipresencia, y siempre en el top de las listas de ventas. El joven (el que yo fui lo veía así) no termina de comprender por qué los mayores planean con entusiasmo una visita a un restaurante determinado, por qué hablan de cocina, de platos y de vinos, mientras están comiendo, por qué planean sus vacaciones apuntando a ese sitio donde ponen un chorizicito de agárrate y no te menees. El joven no necesita de ese presente que proporciona la mesa porque ya lo tiene; su pasado es breve y la niñez todavía no es un paraíso dorado porque no la comprende; el futuro no existe, está demasiado lejos. El tiene el presente en sus manos y por eso se toma un bocata y no comprende el empeño de los mayores por algo más complejo. En cuanto al sexo, para el joven, es novedad, variedad y urgencia. Tampoco es presente, repito, porque lo tiene; quizá un futuro inmediatísimo: este fin de semana me tengo que cepillar a Susanita.

Cuando se dice de alguien que es un viejo verde no se hace sino constatar una realidad que no tiene más vuelta de hoja: hay que aferrarse al presente y el presente que proporciona esa visión verde del viejo nos es sino una necesidad de ahora, de ese ahora que borra el futuro, ese futuro donde no estaremos y un pasado tan incierto y doloroso (lo bello duele, lo queramos o no) que a lo mejor nunca hemos estado en él.

Somos tiempo, niños y niñas, nada más que tiempo. Y yo quiero ser presente, sólo presente, y tener esa camiseta de Pussy que decía: "Yo sólo quiero pasármelo bien"

Hace un año y dos días: Un día cualquiera: Pussy Galore + Los Planetas + Karmelo C. Iribarren

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15 comentarios:

Miriam G. dijo...

Nota: Anotar en mi moleskine en cuanto llegue a casa, hoy me la he olvidado, No volver a leer a Enrique.

Mucho me temo que yo no gozo de tu salud mentala Enrique ja, ja, ja... ¡Qué Envidia!

Un beso, Miriam G.

Enrique Ortiz dijo...

¿Qué es moleskine, Miriam? Que yo también quiero anotar cosas, que mi salud mental, mi memoria y mi cabeza en general están muy muy muy débiles. Un beso también para ti, Miriam.

Enrique Ortiz dijo...

Ya he visto lo que es un moleskine (imaginaba un artefacto tipo pda repleto de cables y de botones y ya se lo iba a pedir a los reyes). Y qué bonito ese cuaderno, Miriam.

Miriam G. dijo...

Yo que soy usuaria desde hace años, antes de que se pusiese de moda, no te voy a decir que la moleskine es fea ja, ja, ja... Una de las primeras entradas de mi blog se la dediqué a ella: http://www.manzanasazules.com/blogm/?p=9

Además va a ser el regalo estrella de la manzana invisible estas navidades, todas quieren una.

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

Que gusto me da leerte cuando haces de 'ti'.
Me voy rápido que tengo una cita con el presente y quizá traiga algo de eso que has dicho, como era, sex...qué?;-)
Un beso y buen día

Enrique Ortiz dijo...

Jjeje, te vayas a creer mucho a ese ti, Olvido, que aquí hay mucho tramposo. En cuanto a tu cita, qué zzuerte... Un beso, Olvido y buen día también para ti :))

Anónimo dijo...

A ver, apuntar para repetir hasta aburrir: "quiero ser Mus, quiero se Mus, quiero ser Mus...".

Estoy de acuerdo en que a determinada edad, el fornicio es puro presente; pero no lo estoy en lo que respecta a la comida. Cada vez que me meto algo en la boca, pienso en qué lugar de mi ya abultada anatomía se va a colocar...

Me ha gustado la entrada y la foto, esa playita aishh....

Anónimo dijo...

Sexo y comida, los dos pilares, sí, pero yo añadiría un tercero: tiempo para poder dedicarles!!! me cachis. Un beso

thirthe dijo...

sabia reflexión...

bueno, y ya puestas, prefiero ser tiempo a lo otro, lo otro era polvo, no?, jajajaja!

Francisco Ortiz dijo...

Bellas, valiosas, utilísimas palabras. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Enrique,

Confirmo, por un lado, que Mus es un perro, como suponía (menos mal)

Te olvidas la segunda parte del verso de Gil de Biedma, que es más importante; si no recuerdo mal, algo así como "(...) es algo que uno se da cuenta más tarde". A este verso (y a lo que supone) le he dado muchas vueltas durante mucho tiempo, para llegar a una cierta tregua presente con él: ¿Y... si te das cuenta... A TIEMPO? (de que la vida iba en serio) Proust estaba muy bien, pero no deja de ser la historia de un fracasado, que "quiso ser", "que se dió cuenta demasado tarde".

Siento el ramalazo de padre pero... hay una manera de entender el presente más sofisticada que el de mus, aunque sin agobiarse; esa pequeña dosis de futuro, de querer saber, de querer disfrutar mejorando... de la tierna tierna infancia, de 1 a 4 años. Eso es lo que yo pienso.

Un abrazo y gracias por este post, por lo demás, precioso. ;-) AM

Aura dijo...

Creo que soy un perro, Enrique :)

Pussy Galore dijo...

y sí, sigo queriendo pasarlo bien ;)

Voz Consciente dijo...

Pues siento mucho haberte preguntado en otro comentario hacerca de una fotito de Mus. ACabo de verla y... divino!!

Me encantan los perros, de cuatro patas..

Voz Consciente dijo...

Ùpale! Se me fue el acerca con "h". Mi horrografìa me agobia a estas horas de la tarde! Lo siento!

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