martes, marzo 06, 2007

Ensayo de conversación con mi hija fregando los platos, de Jordi Virallonga



Ensayo de conversación con hija fregando los platos

(...)

(las novias esperan
a que las recoja su hombre con la furgoneta,
en mi barrio, que es una ciudad pequeña,
mayor que muchas capitales,
pantalones de chándal, ellos,
la camisa de la fábrica, van al cine,
ella ceñida, pelo largo y cepillado,
negro, negro o pelirrojo mutante,
y luego a comprar cervezas a la gasolinera,
son duras, pero van a amorrarse
a su brageta a la segunda insinuación,
no van a disgustarles
mas tampoco tragan semen en vano,
quieren casa y huir, pero no mucho,
un cuento colorado al que entregan
su fidelidad primaria, perentoria,
su cuerpo por un hombre con una furgoneta
es básico principio de obediencia,
lo primero que se aprende, mas no importa,
no lo saben, fue así siempre,
tendrán dinero, tendrán hijos
que serán esclavos de un maestro matricero,
del encargado, del contable, del gerente
y éstos de los dueños
y todos del director del banco
y del banco propietario de su piso hipotecado,
de la furgoneta, del viaje de bodas al Caribe,
y no subirán los sueldos más que el interés del préstamo,
lo impide un dios abstracto
suma de hombres y valores que sustentan
un poder más alto que la justicia, la libertad,
la democracia, en manos de gestores, coroneles y obispos,
seres que dicen negar
toda esclavitud del ser humano

- la mujer, todo para la mujer, pero sin la mujer,
mas no toda mujer,
tiene preferencia en el mercado de las pantallas,
de las revistas, en los documentales,
a causa de los hombres prevalece ante los hombres,
es una privilegiada independiente,
que no pasa ni una, como las más divinas,
de padres millonarios, de novio de yogur en el sofá,
en las pasarelas, en las playas y escenarios,
con el sueño que sueñan las que no tienen nada,
la envidia de mujeres también, pero no tan mujeres
al parecer,
mujeres otras, multitudes que trabajan
en un taller o en un supermercado,
que no tienen preferencia, que cobran la mitad que el encargado,
que se van al paro preñadas,
que no viajan en avión constantemente
ni conocen el interior de los hoteles, de los restaurantes,
que se visten en grandes superficies comerciales,
que esperan las rebajas todo el año,
los ojos abatidos en el último turno,
el último cliente, mas sus hombres las esperan
y ellas dejarán que hablen y hablen,
no les importa, darán placer a quien las quiere,
incluso a quienes las desean y las oyen;
total nada les cuesta,
o poco,
saben que ya algunos tiros salen por la culata-,

porque la diferencia entre quien percibe un salario
y un esclavo es tan sólo moral,
pero eso le da lo mismo a mujeres que conozco,
que comercian, limpian casas;
me visita y visita un día cada quince una cárcel
para que tenga su hijo un padre a toda costa,
y no pregunta, sólo espera,
siempre hay alguien con poder que lo ejecuta
un rato antes de ver a su marido
y le lleve una sonrisa automática:
Cuando salgas todo cambiará, yo rezo por ello cada día.

(Ha de irte muy bien o muy mal para creer en Dios en esta vida,
desde luego),

las que recuerdan a sus hombres,
las que cocinaron también para sus padres,
se acicalan con dulzura
y averiguan que es el juego
un mero simulacro de la muerte.
Antes de volver a la oficina dos coladas
y los platos. Llega tarde, llega tarde
y sus compañeros la olieron duchada,
las camas luego, al volver,
unas cervezas, planes simples
y se casa y los niños gritan su nombre sin descanso:
no se llama, nunca se llamó y ahora
se llama mamá y se llama alguien: alguien
debiera ordenar la casa, alguien
podría sacar la basura,
no era y ahora es indefinida:
debiéramos mirar las facturas, guardar
el coño de juguetes de por medio,
y puede que el piso arda, que alguien caiga
al bajar las escaleras, al tender la ropa
en el balcón, todo está debidamente asegurado
y previsto, nunca vivimos, recuerda,
mejor que ahora, lo han dicho todos los gobiernos, además
¿qué le importas tú a la lluvia,
a la regla, a ese bruto que ha jurado
matarnos cuando salga de la cárcel y a esos críos
que te sacan de quicio, a la historia
que nunca se escribió con hechos,
si habías de ser una princesa?

(Las mujeres se casan mucho antes,
les regalan su muñeco
en un carrito de juguete y le hablan:
tú será notario y yo seré la reina,
no habrás de pegarte con nadie,
miraremos los dos desde la torre
a los que van por mal camino
y todo será verde que te quiero verde,
pero en mi barrio quedan lugares sin tiempo
y sin recuerdos que nadie se ha llevado,
a veces sólo a tiras,
como trozos de anuncios antiguos bajo puentes,
donde una muchacha oye música y la aplastan
tendida sobre una colchoneta de playa,
si hay suerte y llueve en un portal,
en la cabina de un camión, de una furgoneta,
con sus ojos de niña, trabaja,
es puta o no, siempre fue pobre pero honrada
y no se cansa de serlo, le cansa esta miseria,
este vacío, esta pasión que ya llegó a su límite,
porque el tiempo y la inocencia
la llevaron a estar con él, o aquí, la vida entera.

Maldigo las muñecas, maldigo la cultura
concebida como sea, maldigo a los poetas,
maldigo la miseria y maldigo
cualquier filosofía que me entregues
y maldigo al Estado, su palabra, su iglesia
porque estoy en paro, no tengo dinero,
tengo un cuerpo, mi cuerpo por un séptimo primera,
por caballo, para que el funcionario de prisiones se haga el loco,
por ternura, por un hijo,
por volver a tener sueño y tener hambre

(hay otras que no sufren ni piensan,
aunque parezca imposible,
y no saben cómo hacerlo;
están en otras partes, dictan el uso
y el abuso y se lamentan de tanto puterío,
tanta infamia por su ciudad llena de negros,
de árabes y promiscuos
que mean en la calle y acojonan
y pretenden cambiar la sociedad
por la mierda de sociedad que han abandonado.
Las mujeres correctas,
también hoy las rebeldes más fanáticas,
son el resultado de una mística
sagrada de ambiciones, leyendas e ideas,
por eso, sin pasado ni futuro, son la ira,
la verdad, la clemencia, la justicia, el perdón,
el bien que puede al mal
de tanto delirio moral como atesoran,
son absolutos universales curiosamente transitorios,
que se reproducen y mueren como un apellido,
que temen a la muerte y no a la vida),

y si comes qué más da cómo te llames,
si temes a la vida, no a la muerte
ni a los hechos ni a las ideas
ni a lo sagrado, ellas no temen a nada
más que a su tortura, pero al llegar la noche
quizá lleguen las monedas,
un sí tendremos hijos, un puede que nos casemos,
un empiece a trabajar ahora mismo,
un me place informarle que esta editorial publicará su libro,
un estoy orgulloso de ti,
un la espero en el plató del programa,
un mamá te hice la cena, espérame despierta, te quiero,
mucho.

Entre unas y otras difiere
que unas son amor y otras amantes o eso piensan,
unas las esclavitud, otras esclavas de oro
o del poder de la revuelta,
unas la muerte, otras inmortales porque quieren serlo,
que no reciben un sueldo, no aman,
sin embargo otras sí,
sí que aman y sí que ganan dinero,
sí que hacen el amor y a vece joden,
sí que controlan tornillos
y troquelan troqueles, sí que son camioneras
y felatrices y sí, sí que esperan finalizar el trabajo
y acostarse largamente con quienes a veces,
como las fuentes públicas, dan la poca agua que tienen
y no las maltratan,
y sí desean ser la señora burguesa
o la actriz, la modelo,
la escritora, pero no una bióloga,
una empresaria marimacha
ni una diputada que no sale por la tele,
quieren lo que saben hacer
y no saber más, no quieren cambiar de hombre,
ya no quieren más trabajo que el que tienen,
y tienen lo que tienen:
belleza o no, pero sí una férrea,
incomprensible, voluntad de conservar
todo esto que puebla la tierra,
porque frente a lo absurdo
cualquier palabra nueva es bienvenida,
y habrá que pensar
en que los muertos dejen de mandar sobre los vivos,
en que nosotros hicimos ya nuestro trabajo,
en que toda persona pueda ser feliz, si quiere,
en que hay mucho que cambiar en todo esto.

Nadie es igual a nadie, hija mía,
ni es cierto lo que todos creen,
porque nada que importe se explica fácilmente.

Las mujeres, tan diversas, se amontonan
en una historia agotadora
que escribimos los hombres con palabras agotadas,
comodines que usarán para que creas
que sigues siendo tú aunque te agreguen
a la pasividad de una especie protegida.

Te lo dice una persona que en otras se amontona,
que trampea con cartas marcadas
y a veces le estafan y pierde y por eso
está harta y espera tan sólo
que no sea tanto todo lo mismo,
que cambie la fecha y que entonces
las cosas prescriban lentamente sin lamentos,
que el ser sea y no parezca indicar,
que termine de una vez lo interminable,
que nazca otra vida del ocaso de los dioses.


Jordi Virallonga (Barcelona. 1955). Ha publicado Crónicas de usura (1997) y Los poemas de Turín (2001), entre otros. En 1999 el Ayuntamiento de Málaga publicó una antología suya: Llevarte el día a casa. El poema, del que he suprimido, irresponsablemente, las siete primeras estrofas (no se resiente en absoluto) pertenece al libro Todo parece indicar (Hiperión. 2003).


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16 comentarios:

Olvido dijo...

Palabras necesarias aún.Realidades muy bien escritas.Me ha gustado mucho el final
Buen día Quique

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Olvido; a mí me parece un poema soberbio, muy importante en cuanto al tema e impresionante en la técnica que utiliza. Buen día también para ti, Olvido.

Anónimo dijo...

El texto duro de cojones (con perdón), pero ¿quien no necesita que lo agiten?.

Cuti te he puesto fotos del concierto, espero que te gusten.

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

Bueno parece que ya me deja escribir comentarios.

Que Enriqeu que si tu quieres echarle un ojo a las fotos puedes ¿eh?

Otro beso, Miriam G.

Enrique Ortiz dijo...

La poesía, Miriam, también sabe, a veces, poner las cosas en su sitio. Este poema me gusta especialmente. Hace algo que me gustaría hacer a mí, aunque con un tema radicalmente distinto; pero esa cascada de versos, que también hizo Roque Dalton en el poema Taberna, me interesa, mucho.

En cuanto a las fotos, jeje, cómo no iba a echarles un vistazo. Aunque sólo sea por cotilleo, que no, pero, vamos, en un minuto y medio.

Un beso, Miriam y gracias por el comentario doble.

Anónimo dijo...

En mi tierra lo definirían :Duro como la Vida misma", pero verdaderamente hay mucho de realidad pero no tan duramente expuesto. Me lo leeré otra vez mas despacio. Un beso. Mam

Anónimo dijo...

"...no se llama, nunca se llamó y ahora se llama mamá y se llama alguien"

Cuando yo era pequeña, recuerdo cómo llamábamos a mi madre, todos siempre, y ella decía "hijos, me vais a borrar el nombre...."

Cuánta cultura y cuánta conciencia nos hace falta todavía.

Gracias por el empujón. Y me encanta la foto, y el resto de las del enlace; muy buenas.

Anónimo dijo...

Joder...no me sale otra cosa. Un beso. Cuti

NB Miriam me voy ahora mismo a ver las fotos. Gracias

Anónimo dijo...

un texto polémico... me encanta! :)

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Mam, léetelo otra vez, que te gustará, más, ya lo verás. Un beso muy fuerte.

Je, Marsu, mi madre decía también lo de me vais a borrar el nombre. Debe pertenecer a lo de la escuela de madres :) Me alegro que te hayan gustado las fots y el poema. Y gracias a ti por el comentario. Un abrazo.

Pussy, no sabes cuánto me alegra que le guste. Y sí, tiene razón, es un texto polémico, pero no tensa el límite, se para justo ahí. Creo que es un gran texto, con mucha verdad, y, sobre todo, muy bien hecho. Un beso enorme, Pussy.

Gracias, Cuti, por tu comentario :)). Es un buen poema, léetelo otra vez, verás como te gusta.

Gracias a las cuatro, por vuestros comentarios, tan generosos. Y un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

ufff...dice tantas cosas que da para pensar una y otra vez...

(gracias por los post anteriores, salgo bien ilustrada;-))

Enrique Ortiz dijo...

Me alegro de que te guste, Thirthe y coincido contigo, da mucho que pensar. Me imagino que las mujeres podeis sacarle algo más de provecho, pero es el punto de vista de un hombre. Un beso muy fuerte, :))

Anónimo dijo...

Despues de una dura jornada laboral, leer este durisimo y precioso poema es lo que me faltaba.Lo leere mañana mas despacio pero estoy de acuerdo con Mam, como la vida misma.C

Anónimo dijo...

Me encanta Jordi Virallonga y lloré como un reo en la milla verde al leer este poema, gran elección.

Anónimo dijo...

Hola a todos, no suelo meterme en este tipo de foros, o blogs... pero me halaga mucho leer estos comentarios que dejáis sobre el poema de mi padre, porque si, yo soy la hija que fregaba los platos. Con mi padre hemos hablado mil veces sobre los temas que se desarrollan en este extenso poema (no en verso, claro, como ya me han preguntado algunas veces! el lo ha redactado mucho mejor), pero la verdad es que me alegro de compartir de esta forma con vosotros, este poema que había sido para mi sola tanto tiempo. Cuando lo leí por primera vez (antes de publicarlo, mi padre me lo dejó en la mesilla de noche- costumbre familiar-) me dejó mucho que pensar, y que aún pienso cuando suceden las cosas de las que habla el poema, y lo recuerdo. Y seguramente lo habré leído tantas veces… y siempre encuentro algo nuevo… ¿será que es largo, o es que crezco con él? En fin, me alegro que como a mí os haga reflexionar, porque como he hablado otras veces con mi padre, para mí, el arte, y en especial la poesía (obviamente por transfusión sanguínea) creo que debe tener una función social. Hasta pronto! (he escrito mucho…¿será genético? Jajaja)

Jahel Virallonga

Anónimo dijo...

Amigo mío, haga un esfuerzo y descubra la poesía. Indague. Aunque ahora le pueda parecer inposible, le aseguro que en este país hay poetas, si bien es cierto que no muchos, que tienen el don de, además, saber escribir versos. Virallonga no es poeta ni lo será nunca.Le admiro porque ha triunfado en y con su farsa. La poesía ni la sueña. Él sabe bien lo que digo.Perdone que no de mi nombre, pero temo represalias.

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