He tenido los tres días de este fin de semana largo y, sin embargo, no me he sentado al ordenador sino para intentar solucionar un problema de windows (tengo que pasarme a linux).
El día de hoy, tranquilo, la tarde de hoy, tranquila, y tampoco he tenido ganas de anticipar unas líneas que harán que mañana me levante con algo más de tiempo, sin necesidad de poner algo rápido aquí: un vídeo, un poema corto, una imagen.
Y en el tintero muchas cosas: una última entrega sobre los almanaques, un especial sobre poetas y blogs, el descubrimiento de un blog que me encanta, el del arquitecto Andrés Martínez, repleto de ideas luminosas y muy sugerentes, una reflexión sobre estos tiempos tan extraños en los que unas palabras duras entre mandatarios sirven para engrosar las cuentas de los tonos-politonos-sonitonos; lo que en otro siglo hubiera dado para una guerra, y de las buenas, hoy es un tono de móvil, una invitación de un periódico a ver chistes (sí, vean si no El Mundo), la vida, la política como un plató eterno de programa rosa. Qué cosas.
También quiero escribir sobre esa camiseta de la que hablaba Pussy el otro día: sí, una que ponía "Yo sólo quiero pasármelo bien" y que a mí me recordó aquel cartel al lado de una carretera, en París-Tombuctú, donde García Berlanga puso su "Tengo miedo" porque, sin duda, había llevado durante toda su vida esa camiseta de Pussy.
Son algo más de la ocho de la tarde; vengo de dar un paseo con Mus, voy a darme una ducha enseguida, a cenar algo (pasta negra con sepia que quedó de ayer, un lujazo) y a ver un nuevo capítulo de Los Soprano. Sé que podría sentarme aquí un rato e intentar escribir algo o buscar una canción perfecta, redonda, de esas que uno repite y repite y repite. Pero sé que voy a preferir estar un rato tumbado en el sofá, fumando (sin deber hacerlo), tomando una onza de chocolate y dejando que el día termine: despacio, sereno, al lado de una lámpara que me cobija (esto ya lo escribí hace tiempo)
Así que me doy prisa y opto por dejar que los dedos corran sobre el teclado escribiendo sobre por qué no escribo un post en condiciones, de esos que pongan en ristre ciertas cosas que no entiendo y que, a medida que pasan los años, hacen como si aumentara la distancia que a veces siento entre mi alma y el mundo.
Pero no. No quiero que aumente esta distancia. Hay que estar aquí y ahora, firmes, si se puede, en pie, viendo cómo todo sigue sucediendo, y cómo todo, muchas veces, se torna extraño, extrañísimo.
Arreglaré y decoraré este nopost con una canción: Revolution (in the summertime?) de los Cosmic Rough Riders: algo hippy, floreada, optimista, iluminada, feliz. Tal vez como me siento y no he sido capaz de escribirlo. Y me pongo en medio de la canción: llevo una camiseta blanca donde puede leerse "Yo sólo quiero pasármelo bien", voy en una ducati hecha polvo, por un camino de tierra al lado de pinos, a un pueblo pequeño y blanco, redondeado, que no está lejos del mar, donde tengo que comprar las cosas de esa lista que me ha escrito alguien que yo sé. Tengo la edad de ahora y voy descalzo.
We can pray for the sun
Let it shine on everyone
Sunshine brings love
Cosmic Rough Riders: Revolution (in the summertime?)
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10 comentarios:
Yo de mayor quiero NO escribir como tú, NO contar nada como tú, NO transmitir nada como tú, NO entretener como tú...
En fin chico, que te odio...
Un beso, Miriam G.
Tal vez te sientas como la canción, pero a mi me has arrancado una lagrimilla, no sé el motivo, pero así ha sido (ando tonta últimamente). Me pondré la canciòn para ver si se arregla este martes y 13 (a ver cuando dejo de creer en la superstición, herencia de mi abuela paterna). Gracias como siempre por todo lo que no quiere ser Miriam de mayor. Un beso. Cuti
Qué bella su cotidianedad, Enrique.
Aysss, Miriam, cuántos noes seguidos y mira que me duelen, ehhh :)) Un beso, guapetona.
Cuti, creo que estás algo sensible; este nopost es eso, un nopost, nada más. Lo que pasa es que la lectura entra bien; apuesto a que si lo oyeras dirías, ufff, qué tío, no hay quien lo aguante. Un beso.
Como bien sabe, querida Pussy, lo escrito es siempre más bello que la realidad, sólo eso. Eso sí, esa cotidianedad me encanta :)) Un beso.
Pues como yo ya soy mayor, no tengo deseos de ser en el futuro otra cosa que lo que ya soy, y adoro poder decir que soy una lectora con oportunidad de acceder a un no-post tan "guay" como éste tuyo. Me has hecho sentirme hippy, floreada, optimista, iluminada y feliz; me has hecho darnme cuenta de que también yo tengo la edad que tengo, y estoy donde estoy, y que eso es bueno. Así que voy a tomarme una onza de chocolate y a descalzarme.
Gracias (acompañadas de una genuflexión...).
Por cierto. Escribiendo como escribes, es obligatorio que entres al blog de Sergi (perdón, bitácora, si me lee me mata) y participes en su concurso.
Cómo me gusta eso de guay, Marsu; de hecho, lo suelo tener en boca casi siempre. Me alegro de que te guste esa tonteriilla y que andes descalza, como quería Machado. Ya le he puesto una notita a Sergi. Un beso fuerte, Marsu y gracias por tu comment.
Pero, ¿cómo que podría sentarse e intentar escribir algo? Si es precisamente lo que ha hecho. A veces los rodeos nos llevan mucho más rápido a donde queremos Enrique.
Estupendo no-post.
Hola Enrique,
Mus: buen nombre para un perro (¿es un perro, verdad? Ay de mí... si resulta que es el apodo... de... digamos tu novia)
Muchas gracias por la reseña: me sonrojo, pues no lo merezco; a pesar de no merecerlo, me encantan las palabras que utilizas para él.
Cosmic Rough Riders, como a los demás, me lo he repetido una y otra vez este Martes y 23 (porque, entre otras cosas, ¡se repite sólo!): Son la reencarnación de Michael Stipe, y los coros del bajista Mills, aquéllos coros magníficos de sus comienzos. No, si va a ser verdad esto que decía yo hoy de las afinidades que se juntan por sí solas... Espero tu visita, entonces. Hasta ese momento. ;-) AM
Tienes la edad de tus pies descalzos, no de los zapatos. Por eso hay que quitárselos de vez en cuando.
Y los demás lo agradecemos.
Ay, hacía siglos...
Aprovecho la cuña de Marsu (sólo la mataría a estrujabrazos, como mucho), y aunque ya te he emplazado a este viernes (ojalá puedas, y si no, pásate alguna tarde por la editorial, charlamos, y te hago un regalito)... voy a abusar de ti, textualmente, he dicho TexT-ualmente:
No sé si harás caso a nuestra amiga, y si te apetece lanzarte con la prosa breve, pero tal vez para tus lectores y amigos pueda resultar de posible interés, en especial para aquellos que también tengan la escritura entre sus vicios incurables:
Queda abierta la convocatoria para el
I Premio de Relato mínimo Diomedea.
Podéis consultar las bases en el enlace. El premio tiene un precio casi simbólico, pero un valor incuestionable, puesto que, aparte de esos dos libros de relatos, al autor o autora habrá puesto a prueba su talento y su inventiva. Os esperamos a todos con vuestros relatos mínimos, vuestra literatura en frasco pequeño.
pues que post más bonito te salió este nopost:-))
thirthe
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