miércoles, octubre 21, 2009

Grandísima noticia: Historia argentina, de Rodrigo Fresán ( I )


Pues sí, no creo que el otoño pueda traer una noticia mejor: la reedición, con textos de Ray Loriga e Ignacio Echevarría (magistral, como siempre), en una edición corregida y aumentada, del libro Historia argentina, de Rodrigo Fresán (Buenos Aires.1963), en Anagrama, en una nueva colección que, bajo el nombre de Otra vuelta de tuerca, vuelve a publicar tesoros escondidos de su catálogo, que no son pocos, no señor.

Pues eso. Con la edición que acabo de comprar, ya son tres los ejemplares de este libro que rondan por mis estanterías -me niego a llamar biblioteca a un montón de libros que ido comprando y leyendo, sin ningún criterio- y serían más, muchos más, si no hubiera regalado o extraviado -de mano ajena algunas de ellos-; de hecho, en la antigua Librería Urbano de la Calle de las Tablas, en Granada, estoy seguro de haber comprado seis o siete ejemplares.

Ahora vuelvo a comprarlo y voy a devorarlo en breve; hace ya unos cuantos años que no lo leo completo; sí he vuelto a Historia argentina en tardes largas y pesadas, en momentos de hastío literario absoluto, buscando ese destello de genio, de auténtica literatura que tiene entre sus páginas. Y volveré a leerlo y volveré a pensar y a darle vueltas a por qué en España no ha existido un libro así, y proyectaré de nuevo una literatura donde hay mucho en común con estos relatos, con su forma de mirar, con su tremenda carcajada y su inmensa ternura de fondo.

Yo leí, por primera vez, Historia argentina, cuando se publicó en España, creo que en 1993. Hacía poco que había hecho un intento de abordar una especie de novela que iba a explicar la muerte (es lo que tiene la juventud: su ambición que ronda el ridículo). Era la primera vez que dejaba los renglones cortos de mi amada poesía para ver qué podía traerme eso, mágico, que se llama narrativa. Enseguida se me cruzó este libro de Rodrigo Fresán y mi mundo y mi formación, mi forma de acercarme a la prosa, dio un millón de vueltas: Fresán había escrito aquéllo que a mí me hubiera encantado escribir. Hay libros importantes en la biografía de uno por muchos motivos (una época, un amor, una edad, una estación), pero los libros que dan un vuelco a eso que uno llama mi mundo, son cruciales, sobre todo cuando ese mundo es el de la formación literaria. Para mí han sido volcantes, en poesía, Cernuda, Garcilaso, Claudio Rodríguez. Mi mundo narrativo se basaba en Faulkner y Onetti (sigue basándose, sí). El libro de Fresán, quizás, fue una puesta al día de todas mis tradiciones porque, ante todo, y sobre todo, es un libro radicalmente moderno (o postmoderno), donde se funde el pop con muchas tradiciones (y todo lo que va en medio del bocadillo) de una forma tan brillante que es difícil leer un libro donde resuenen más ecos, más tradiciones a la vez.

Si quieren pasar un buen rato, disfrutar de un buen (pero buen) libro, vayan a la librería y háganse con un ejemplar de Historia argentina. Van a ver a dos guaches que se funden con Maradona, al aprendiz de brujo, van a meterse un poco más en las Variaciones Godberg, van a disfrutar de una guerra, la de las Malvinas (vista por argentino, apasionado de los Rolling Stones), van a saber quién limpia los fogones de los restaurantes, y se van a reír, van a disfrutar como enanos, ahhhhh, y van a leer uno de los relatos más perfectos de todos los tiempos: El asalto a las instituciones, que un día, con calma, copiaré aquí para todos ustedes, y que termina diciendo: "No hay cosa más jodida, viejo, que andar queriendo olvidarse de lo que todavía no ha ocurrido"

Le he puesto un I a esta entrada, porque me gustaría dejar aquí mis impresiones cuando, dentro de unas semanas, haya leído de nuevo, al completo, este libro, que, de cierta forma, me fundó.

"Camino, miro a mi alrededor y me pregunto si, finalmente, la literatura no será esto: un infinito de árboles sin nombre que ha esperado durante siglos la llegada de un hombre voluntarioso que los bautice y que los haga reales para el resto de los mortales."

Les dejo enlaces a blogs que han tratado de este libro.

Teclados de Taiwán: (enlace)

Miríada (enlace)

Pequeños objetivos (enlace)


Hace un año y un día: Bienvenida, Marta (creo que te llamarás así)

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Leí Historia Argentina por ti, me lo pretaste (te lo devolví, eh?) y si, es magistral, me han dado ganas de volver a leerlo. Un beso. Cuti

Manuel Márquez dijo...

Que alguien como tú, compa Enrique, glose una obra literaria con tal entusiasmo y veneración, me deja pocas alternativas; leerla, sí o sí (que diría aquel). Otro tema será cuándo, pero habrá que hacer un esfuerzo para el hueco...

Un fuerte abrazo y buena semana.

Anónimo dijo...

No he leido Historia Argentina, solo he oido hablar de ese libro los pasados días. Confidencialmente me dirás si está a mi alcance.Le has hecho una crítica tan bién descripta que me dan ganas de comprarmelo esta misma tarde. Un beso. Mam.

Anónimo dijo...

Vaya entrada la de hoy, pibe, sos grande. El entusiasmo, el de verdad, no se puede fingir. Releeré el libro gracias a tu entrada, seguro que le saco más aún. Besos. M.

LU dijo...

No lo he leído, pero con ese entusiasmo que le pones dan ganas de ir a por él ya. Da gusto cuando un libro nos atrapa de esa manera.

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