miércoles, mayo 03, 2006
Están todos bien
Ahora, mis padres, mientras riegan en un patio, hablan de lo que han regado, de lo que están regando, de lo que queda por regar. La conversación se mezcla con el ruido del agua y el rumor de la brisa de media mañana. Los escucho y pienso en los años que he pasado a su lado, en la fortuna que he tenido de crecer junto a ellos.
Los mellizos crecen a un tiempo, sonrientes, curiosos, juguetones, hermosos, felices. Miran a Mus, le dicen algo incomprensible y lo persiguen, intentando agarrarle los bigotes. Mayo les acaricia el lomo, les da lametones, les señala un camino.
Laura sonrie y balbucea mientras sujeta con sus manos de algo más de un año las ramas de un limonero. Detrás de ella, un sol que se oculta ilumina los tejados dorados de Granada. Sus ojos iluminan el sol que ilumina.
Ahora, mientras escribo estas líneas, ya de vuelta a casa, pienso en lo cerca que estoy de todos ellos.
Desde un miércoles tormentoso, oscuro y cálido.
Vale.
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1 comentario:
Precioso, pero el limonero estaba enfermo, eh¡
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