miércoles, noviembre 01, 2006
El mar, de John Banville
No conocía ni había leido a John Banville (Wexford, Irlanda.1945). Seguramente la publicación en castellano de sus novelas anteriores se me había escapado y reposa en la pila de prensa pendiente de revisar. Sin embargo, sí me llegó el eco de la publicación de El mar (Anagrama.2006), su última novela y Premio Booker 2005. Me llamó la atención no sólo que la crítica fuera unánime, sino incluso apasionada en la defensa de esta obra del escritor irlandés.
¿Es para tanto?. Sí, con toda seguridad, sí. Si uno lo piensa no son tantas las buenas novelas que nos llegan a lo largo de un año. Nos pueden gustar, interesar, divertir, formar, pero buenas buenas, lo que se dice buenas, no son tantas.
El mar, de Banville, se construye en torno al regreso (tras morir su mujer) de un historiador de arte, Max Morden (narrador), a un pueblo costero irlandés en el que había veraneado cuando niño y en el que conoció a la familia Grace.
A base de revueltas entre el pasado y el presente (también un futuro implícito), Morden reflexiona sobre el paso del tiempo, sobre los avatares y sucesos de una vida, sobre el devenir de los acontecimientos.
Ante todo, El mar es soberbia en cuanto a la construcción de un personaje (me atrevería a decir que ejemplar) y en cuanto al estilo. Ejemplar también la traducción de Damián Alou.
Aquí podeis leer una muy buena reseña de Francisco Casavella y aquí una reflexión lectora muy hermosa publicada en el blog Y sigue nevando...
Por mi parte, les copio el arranque (fabuloso) de la novela:
"Se marcharon, los dioses, el día de la extraña marea. Las aguas de la bahía, toda la mañana bajo un cielo lechoso, habían crecido y crecido, alcanzando alturas inusitadas, las pequeñas olas inundaban una arena reseca que durante años no había conocido otra humedad que la lluvia y lamían las mismísimas bases de las dunas. El casco oxidado del carguero que permanecía encallado en la otra punta de la bahía desde tiempo inmemorial debió de pensar que iban a volver a botarlo. Después de ese día yo no volvería a nadar. Las aves marinas gimoteaban y se lanzaban en picado, nerviosas, al parecer, ante el espectáculo de ese enorme cuenco de agua inflándose como una ampolla, de un azul plomizo y un brillo maligno. Tenían, aquel día, una blancura antinatural, los pájaros. Las olas depositaban una orla de sucia espuma amarilla en el límite de las aguas. Ningún barco estropeaba la línea del alto horizonte. No nadaría, no. Nunca más.
Alguien acababa de caminar sobre mi tumba*. Alguien."
* Nota del traductor. "En el mundo anglosajón existe la superstición de que uno siente escalofríos, o cierta aprensión, cuando alguien camina sobre -lo que será- su tumba"
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8 comentarios:
Este sí que lo conocía, en la biblioiteca lo tenemos y es una maravilla.
Me alegro de no ser la única despierta a estas horas, ya he visto que usted madruga :)
Aqui hoy se trabaja...
siento que tenga hoy trabajo, Sra. Pussy :) Tiene usted la ventaja de poder leerlo en inglés, vamos, la gran ventaja.
Parece una gran oportunidad para leerle excelente. Para aprender de reviws, las suyas. Le robo sus links para mi delicious, asi que gracias!
gracias, Alvy y de nada :)). Un saludo.
Gracias por tu comentario sobre mi post, Enrique. "El mar" es una novela exquisita, en la línea de las últimas de Banville, retrospección y memoria. De las tres que he leído de este autor (“Imposturas”, “Eclipse”, “El mar”) me quedo sin ninguna duda con “Imposturas”, aunque las tres me hayan gustado muchísimo por motivos diferentes. Axel Vander es un personaje magnífico, complejo y difícil. El desdoblamiento que tanto gusta a Banville, las aristas de sus “yo”, aquí están de marco. Te la recomiendo. Un saludo agradecido.
Gracias por la recomendación, Angeline; y muchas gracias por tu generoso comentario. Un saludo.
Hoy escuche a un literato recomendar esta obra e inmediatamente busque información sobre la obra...gracias por brindarmela. Mañana a primera hora esa obra estara en mis manos.
Acabo de leer "El mar", y estoy anodadado. Me ha dejado sin palabras. Es una novela sublime. Desde Proust nadie ha manejado ese viscoso material, que es el tiempo como Banville lo hace ahora en esta excepcional "El mar"
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