Miguel Angel Muñoz (Almería, 1970), con El síndrome Chéjov (Páginas de Espuma. 2006), ha publicado su primer libro de relatos en la editorial más importante que en nuestro país se dedica a este género.
Que no son sus primeros relatos es obvio, como demuestra la madurez rotunda de todos los relatos que ofrece aquí, y el sustento teórico apabullante de su nota introductoria, que considero imprescindible y muy afortunada, humilde y sin énfasis, nada obvia, pese a quien pese.
Miguel Angel, sabiamente, en un libro importante como éste, ha querido -y ha sabido- ofrecer públicamente (lo cual es valiente) sus postulados, pensamientos y devociones sobre un género -el relato corto- que domina, conoce y ama. Basta con echar un vistazo a su blog, El síndrome Chéjov, para ver hasta qué punto llega la formación de Muñoz.
El síndrome Chéjov está compuesto por doce relatos, de extensión, poética, estilística e intención muy variados. Quizás ha sido justamente ésta la intención de autor (de hecho lo dice en la nota introductoria: "...las colecciones de relatos pueden ser perfectamente nada más que sucesivas historias editadas (...) como imagino que se hacía en las antiguas veladas con radio de fondo".)
En Soy dueño de la lluvia, el protagonista, vestido de Papá Noel e imitando el baile de Los Simpson, deambula por un centro comercial. Ambulancias cuenta, en primera persona, la historia de un conductor de ambulancias en una Almería nocturna y extraña. Un guerrero muerto nos cuenta (no sé por qué, pero he pensado en Rulfo mientras lo leía) el episodio, mágico y misterioso, de un fotógrafo francés en la sierra de Málaga. En Si la hubieras conocido un juez procede a levantar el cadáver de una poeta. Nuria querida es un relato compuesto por las cartas que un convaleciente manda, desde el hospital, a la Nuria del título (no puedo desvelar nada más, pues es un prodigio de trama ascendente y es el propio relato el que va mostrando poco a poco sus cartas). Antón Chéjov, médico es un relato ejemplar, en su ejecución y composición, y en el episodio que narra la visita de un niño, enfermo, a un Chéjov también enfermo. Una delicia. Unidos, en primera persona, relata las primeras horas de una pareja en un nuevo piso. Hija única asiste al nacimiento y evolución de la hija única de una pareja. En Zona de peaje, un hombre se dirige a Barcelona para conocer a una mujer que ya conocía, de otra manera. El rapto de Woody Allen, con el trasfondo de lo que nos muestra el título, disecciona el interior de una pareja, su soledad, su desdicha y nos conduce a la comprensión en poquísimas páginas. En Los sueños deshabitados el narrador divaga sobre la imposibilidad de dormir, sobre los sueños, en un estilo perfecto como de somnolencia y lirismo, imitación soberbia del estado de duermevela del insomne.
Como ven (siento no ser más explícito, pero no quiero dañar los relatos) variedad temática, técnica, estilística y de registros hasta formar un universo propio, perfectamente reconocible.
A mí me ha impresionado Ambulancias porque me parece prodigioso en la resolución formal de frases cortísimas -a veces de sólo una palabra- separadas por puntos, consiguiendo trasladar la urgencia y el sonido de las ambulancias. Una maravilla. Me ha parecido magnífico Unidos, por la métafora de situación que contiene a través de una lavadora, y porque tiene algo de lo que más me interesa del relato corto: en unas pocas páginas, alumbrar toda la historia de unos personajes, en este caso una pareja, sin necesidad de contarlo todo. Aquí está perfectamente resuelto: sabemos lo de antes y podemos anticipar lo de después. La elipsis es milagrosa. Zona de peaje logra introducir una inquietud tremenda en el lector, te maneja a su antojo, te lleva donde quiere y esto lo logran pocos relatos, muy pocos.
En definitiva, un libro soberbio, de esos que hay que comprarse, leer, volver a leerlo, guardarlo, sacarlo más tarde, leerlo de nuevo y, claro, seguir de cerca a Miguel Angel Muñoz, porque estoy seguro de que nos va a seguir entregando libros como éste. Mi enhorabuena desde aquí.
Aquel que quiera profundizar y leer críticas en condiciones lo puede hacer en este enlace. Por mi parte, dejo un trocito de Ambulancias:
"A Paula le encantaba el Cabo de Gata. Fuimos novios tres años. La quise. Me pedía que no corriera tanto con el coche por la recta de Pujaire. No es una ambulancia. Lo sabes. Lo sé. Contestaba. Manejaba el coche como si fuera ella. Paula nadaba a veces en la playa hasta el fin del mar. La perdía de vista y me ponía muy nervioso. Me quedaba en paralelo a la orilla. Pensaba que si le ocurría algo no sabía donde ir a recogerla. Para salvarla. Ya no vivía con mis padres. Seis años como conductor y ellos se hacían mayores. Alquilé un piso. Paula no quería venirse a vivir conmigo. Teníamos que casarnos antes. Pasábamos días enteros juntos. Pero no las noches. Solitarias, yo escuchaba las sirenas de las ambulancias que cruzaban la avenida. Veía las luces anaranjadas y cuando desparecían y se llevaban el sonido los nervios volvían. Visitaba a mis padres. Al despedirnos ellos se quedaban allí, en la puerta, cogidos de la mano. Vuelve, Paula. Gritaba sin vergüenza cuando se hacía la tarde y quedaba menos gente en la playa. Y ella, a su gusto, cuando lo decidía, volvía de las aguas. El mar la echaba a la arena como un guijarro y Paula se incorporaba. Se levantaba y pisaba la arena y dejaba huellas. Un día salió del agua calzada con sus zapatos de tacón ancho y desapareció de mi vida."
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11 comentarios:
Tiene muy buena pinta y tus comentarios son excelentes. Cuando yo sea mayor y publique un libro de cuentos, me gustaría que lo reseñaras.
gracias, volando; sabes que te tengo ganas. Un saludo.
me gusta ese estilo de escribir con frases cortas, me parece muy expresivo. es quizá por eso que una de mis escritoras favoritas sea M. Duras.
Por un impactante comentario que le dejaste a Pam, vine corriendo.
Una calidad expresiva que remueve entrañas me hizo venir hasta tu blog..
Compruebo, por todo lo leído, que mis sensaciones no nacieron fruto de "una desmedida irascibilidad", había gran sustancia detrás.
Mis aplausos. Llegas y encima, conmueves; en forma (magnífica redacción) y fondo (apabullante elección literaria).
Iré rauda y veloz a agenciarme de tan sugerentes relatos.
Un saludito.
Sra. Pussy, la frase corta, cuando se utiliza bien, es arrolladora. Fíjese, que yo soy muy de Faulkner, pero en el relato Ambulancias funciona a las mil maravillas. Saludos, Sra.Galore.
Aylandara, muchísimas gracias por tu comentario. Gracias que te hago extensivas, así como los aplausos, a la forma y al fondo. Gracias, en serio. Me alegra que nos una alguien como Pam. Un saludo, Aylandara.
Volando me ha robado mi comentario. Pero yo no me circunscribo a los cuentos, si alguna vez hago algo (cosa que dudo), lo que sea, quiero que me lo reseñes tú.
Por otro lado tomo nota de la recomendación.
Un beso, Miriam G.
Tu lectura de este libro es muy parecida a la mía, así que suscribo cuanto dices y destaco una cosa que me parece importante en este mundo bloguero: tu camaradería, tu generosidad, que dicen mucho y corroboran más. Da gusto venir a un sitio donde el ego del autor del blog no lo engulle todo. Un abrazo.
gracias, miriam, te tomo la palabra y, eso sí, no dudes, proque nunca se sabe ;)), Cuti, no es un relato, es un trocito de relato. Un beso. Francisco, gracias por tus palabras, que me reconfortan. Quizá eso de la camaradería y la generosidad lo aprendí justamente de vosotros, de Miguel Angel y de ti, entre otros. Un fuerte abrazo.
creo que lo he repetido en mil sitios, también me quedo con Ambulancias, y desde luego con el cuento cuento, el del Chejov, médico.
;)))
Querido Enrique,
gracias por el apoyo y la difusión dle libro de Miguel Ángel. Abrazos
Juan Casamayor. Editor de Páginas de Espuma
Desde luego, gracias a ti, Juan, y a tu fabulosa editorial que este año ha sobresalido sobre el resto, sin duda alguna. Qué buenos títulos habeis publicado. Un fuerte abrazo y un feliz 2007 y felicísimos libros.
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