Otra reflexión sobre la navidad
Olvido, de Frag-mentos (un blog muy sugerente, con un textos hermosísimos que no os debeis perder: una delicia) puso en los comentarios de la entrada del pasado viernes el artículo completo de Vicente Verdú al que se hacía referencia ("Las alegres luces de navidad"). Lo pongo entero, pues es muy gráfico y, en mi opinión, certero. Gracias, Olvido.
Las alegres luces de la Navidad
"El pertinaz pesimismo que sienten muchas personas frente a la Navidad es una consecuencia del alumbrado. Los Ayuntamientos siguen creyendo irreflexivamente todavía que engalanar las calles con incalculables bombillas adicionales y abundantes guirnaldas de lucientes colores contribuye a procurar franca alegría a la población, pero olvidan los significados más ambiguos de la luz y su relación con los hechos de la Naturaleza.
Las luces nocturnas en verano llevan directamente a la verbena y en su jolgorio propician la lujuria o el amor romántico con desahogada facilidad, pero esa misma constelación instalada en pleno invierno conduce invariablemente a la melancolía y a la simbólica vecindad del funeral.
La luz puede ser la voz de una hoguera pasional o el silbido del fuego fatuo, el anuncio de un destino prometedor o la señal de su final trágico. Como las demás Grandes Categorías del universo, la luz no es esto o aquello, sino la Ambigüedad.
A la manera del agua, la luz se asocia igualmente a la fertilidad -"dar a luz"- o al delirio irremisible de los alucinados, envenenados de luz. Tanto los alcaldes como su séquito de funcionarios carecen de información para sopesar los riesgos de las Grandes Categorías, pero deciden sumariamente sobre estas delicadísimas cuestiones.
El embellecimiento deliberado y ostentoso de todas las grandes ciudades a lo largo de noviembre, diciembre y enero, provoca, año tras año, una sensación de embalsamamiento urbano o de gran celebración de pompas fúnebres tan inconfortable para el espíritu como de dudoso mal agüero.
Sin adorno alguno y con la estricta temperatura de invierno, las calles y plazas observan el discurrir natural de la vida, la vida transcurriendo con naturalidad. Pero engalanadas, emperifolladas de luz, se transforman en una vertiginosa expresión de máscaras que sólo divierten de verdad a los niños, especialmente ilusionados con la experiencia del terror.
Mientras en los veranos todo plus de claridad se amiga con el barroco solar, la flaqueza del invierno repele de forma natural e inteligente el exceso. Cada estación posee su ética y su estilo propios. No se difunde por tanto ahora un contento sano y cabal sino enfermizo y melancólico. A más fulgor, más desazón; a mayor esplendor, mayor zozobra. Desestimar estas ecuaciones esenciales y secretas hace reincidir en el mal una Navidad tras otra.
El portentoso número de pesimistas navideños registrados en los últimos decenios debe considerarse proporcional a los miles de watios agregados por las alcaldías. Una dosis de luz ajustada al carácter de la estación otorga continuidad a la jornada y la noche pertenecerá sin fractura a la especie del día, pero el superencendido viene a instaurar un estado de excepción que termina con el tiempo regulado e introduce el reino de la temida excepcionalidad. Así, por obra de la autoridad municipal, la Navidad acentúa su cariz pésimo y su histórica potencia de desolación.
Procuramos superar esta escenografía invasora intentando conservar la máxima entereza, pero muchos renegados optan ya por escapar al extranjero y dirigirse mediante largos viajes a zonas remotas del low cost donde se intenta recuperar la otra vacación sin ornamento. O, también: si el ornamento fue un crimen para Loos, el asesinato de la serenidad navideña se encuentra en las rudas manos del regidor.
¿Se caerá en la cuenta alguna vez? ¿Se escuchará el propagado malestar del gentío, la angustia que la muchedumbre segrega desde que se declara oficialmente estrenada la vistosa iluminación? ¿Valdrá de algo, en fin, la dulce pesadumbre que cunde entre las familias y amigos para combatir el artificio que cambia el recogimiento en purgatorio y el gozo acaso en las flamantes exequias de supuesto cadáver superior?"
La eduación de los hijos
Sansar, desde ese blog que me encanta, Un turista por la vida (o el blog de Sansar) pone un vídeo, excelente y duro, de Napcan, una asociación australiana para la protección del menor, (según leo también en Llámame Lola). El vídeo se titula "Children see, children do "
Eso sí, al vídeo debemos sumar las sabias palabras de una madre en plena faena (de educación), es decir, Miriam, de Libélulas y Hadas, o Manzanas Azules, que escribe lo siguiente:
"Creo que gracias a Dios la vida es bastante lineal, la crianza más, que el comportamiento de nuestros hijos, no es caótico, ni siquiera azaroso. Varía y mucho en función del trato que reciben, si no fuese así daría igual dejarlos llorar o no, dormir con ellos o no, amamantarlos o no, respetarlos o no, amarlos o no. La salida del sistema, nuestros hijos, depende de la entrada, de como los criemos, de nosotros".
Gracias Sansar, Miriam y Llámame Lola
La canción del año
Pues comienzan las listas de lo mejor de 2006. (Iré poniendo las que vea más interesantes). Hoy sólo me ocupo de lo que para Rolling Stone, edición americana, es el mejor tema del año: Crazy, de Gnarls Barkley.
Y ojo, porque este tema ya lo puso en lo mejor del año Pussy Galore, de Basta de Bastas, en su grammys basta de bastas. Y sé que lo ha bailado (y mucho) este verano en Ibiza, Pam, de Tras los pasos de Atreyu. Ambas son una garantía.
El tema es delicioso.
8 comentarios:
Que tenga que ser yo, precisamente yo, la que defienda el alumbrado navideño tiene su gracia. Las luces no son para tanto, la navidad tiene cosas mucho peores.
Por añadir un poco de humor al tema de los hijos, te dejo esta
viñeta de Forges, este tipo es genial.
La canción no me parece para tanto.
Un beso, Miriam G.
viñeta de Forges
qué buenísimo este forges. Gracias por la viñeta, Miriam.
El blog hoy muy variado y entretenido. Un beso. Cuti
un temazo, me encanta cuando algo tan pol=pular cono Crazy no es basura. no pasa a menudo.
Gracias, Cuti; otro beso para ti. Tiene ud razón, Sra. Galore. Recuerdo también aquel de Beyoncé, Crazy in Love (no es la misma altura que Crazy,pero también era buen tema) y no recuerdo más. Un beso.
Rescato ésto, por lo que en mí despierta:
"La luz puede ser la voz de una hoguera pasional o el silbido del fuego fatuo, el anuncio de un destino prometedor o la señal de su final trágico. Como las demás Grandes Categorías del universo, la luz no es esto o aquello, sino la Ambigüedad"
Verdú sentencia, y por ello me cautiva.
El vídeo es espectácular. Lo descubrí como muy bien indicas en el interesantísimo blog de Sansar.
Creo que yo también le robaré la idea y la plasmaré en mi blog pues el fondo que transmite bien lo merece.
Además, tocó mi fibra, educación y niños, sugerente mezcla ;)
La canción invita a disfrutar del sabor de la "locura"..
Un besito, y gracias por tus huellas.
Aylandara
Gracias a ti, Aylandara y un fuerte abrazo.
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