miércoles, junio 18, 2008

Amor y dinero (divorcios y crisis ecómica)

Acabo de leer una noticia que relata una estadística muy reciente: en España, los divorcios han disminuido en más de un 30% como consecuencia de la crisis económica. Según leo, el aumento de la cuota de la hipoteca actúa como un reversivo eficaz frente a las demandas judiciales pidiendo la ruptura del vínculo matrimonial, ya que hay miedo a lo que pase con la casa compartida (cuando la vivienda se adjudica a uno de los cónyuges -porque, por ejemplo, existan niños pequeños-, el otro, muchas veces, tiene que seguir pagando su parte de la hipoteca).

Me quedo de piedra. He recordado aquéllo de cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana y ahora resulta que no es así.

¿Qué ha cambiado para que el dicho no resulte cierto?

¿Está ahora vigente, de nuevo, aquéllo de en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza?

He oído por ahí que el amor en un hilo muy fino. Cualquier apertura de una puerta, la más mínima corriente, le provoca enseguida un catarrazo, pero también he oído que es un vínculo fuerte, que permanece. El amor todo lo puede, se ha dicho muchas veces. Por lo que veo, el amor es muy diferente, ambivalente, casi anfibio, como diría Valle-Inclán.

¿Cómo es posible que un pequeño bache económico en la pareja hace tan sólo un año llevara directamente al divorcio y hoy una señora crisis sea mucho mejor que un consejero matrimonial?

Una de las aproximaciones más inteligentes al tema del dinero y su efecto en diversas relaciones fue la novela La conquista del aire, de Belén Gopegui. Nada más presente en nuestra sociedad actual que el dinero (poco a poco, nos vamos pareciendo al pueblo estadounidense) y nada más oculto en las artes. Otra excepción prodigiosa fue el libro de poemas Dinero, de Pablo García Casado, del que nos ocupamos por aquí (enlace) ¿Por qué algo tan visible, tan importante, tan real, permanece tan oculto en las novelas, en las pelis, en los poemas?

Que el dinerito influya en una relación sentimental donde se comparte casa, comida, gastos, viajes, etc, es algo normal. Lo que no parece lógico es que pueda tener dos efectos tan contrarios como la unión o la separación.

Misterios, niños y niñas, misterios. Ni tanto ni tan calvo. Lo que de verdad pienso es que la estadísticas no son algo demasiado fiable, y que a la prensa le gusta mucho un titular insólito, pero, bueno, a lo que yo iba es a preguntarles a ustedes, ¿creen que una mala racha económica puede romper una pareja o, por el contrario, creen que la une más? No crean que esto es muy original, acabo de descubrir que en el internésss ya se ha hablado de esto (enlace)

Al que le apetezca, le oigo :) Para que esta entrada no se quede tan corta, les dejo un estático, visto en El barón rojo, que me ha encantado.




Hace un año: Dos poemas de Juan Carlos Friebe: Las briznas (III)

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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Según mi opinión y mi experiencia en mis cuarenta años de matrimonio, cuando el amor está bién consolidado, los avatares económicos, aunque son una contrariedad, la pareja se esfuerza en buscar los medios para salir de ese bache y los lazos se estrechan aún mas. Conozco otros casos en los que al contrario ha servido para separar a la pareja, no sirvió el refrán "Contigo a pan con cebolla". Un beso. Mam.

Manuel Márquez dijo...

A mí también me da, compa Enrique, que la adversidad, por esos curiosos mecanismos de la solidaridad humana (que también, junto a tanto impulso monstruoso, anida en nuestros corazones), une mucho más que la bonanza. Basta ver las reacciones ante cualquier desastre natural, o ante cualquier acontecimiento desgraciado: la gente, a pesar de todo, responde. Y eso es importante.

Por lo demás, supongo que, para este fenómeno concreto, el de los divorcios, también está operando un mecanismo de "reequilibrio pendular": sinceramente, pienso que la cosa se había desmadrado en demasía, y sin demasiado fundamento.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Creo que hay tantos matices en este tema como parejas por el mundo. Habrá quien sea capaz de superar cualquier crisis -por amor, por dinero, por los hijos- y habrá quien no. Para algunos, si hay amor, el pan y la cebolla se convierten en caviar; si no hay amor, el caviar puede parecerse mucho a la caca de cabra. Esto me lleva a pensar que tal vez el descenso de los divorcios a causa de la crisis hipotecaria pueda ser, en algunos casos, un gesto de vuelta al "contigo pan y cebolla", y en otros un resignado "contigo caca de cabra", hasta que el banco nos separe. En resumen, estadísticas comunes pero diversidad de motivos, como todo en la vida. Con lo sencillo que es alquilar, comer, beber, amar... :)
Un beso, M.

Anónimo dijo...

ufff, vaya temita... soy de los que piensa que el amor todo lo puede, lo que no tengo muy claro, todavía, es que es esa cosa del amor...

Y bueno una crisis es siempre una oportunidad de cambio, para que la pareja se una más o para que cada uno tire por su lado...

Pero hay cada pareja es un mundo y reacciona de manera distinta. Supongo que lo decisivo es al final decidir si el marrón es más digerible sólo o con la pareja.

un abrazo

Anónimo dijo...

Jo, que tema más escabroso y difícil, supongo que dependerá de la pareja, de como sepa enfocar todo, de como esté de consolidada y claro, hay personas para todo!!! complejo el tema, además un día puedes pensar una cosa y al siguiente, te da un catarro y piensas lo contrario...un beso. Cuti

Anónimo dijo...

Venga, les cuento mi teoria, que va muy en su linea Don Enrique:
EL matrimonio es una "barrera de salida" a un proyecto conjunto. Dos personas al formar una pareja implicitamente estan invirtiendo en un hogar (una relacion o tambien un piso). Si la disolucion de ese vinculo se hace mas dificil (abogados, etc) tienen mas incentivos a invertir en el exito del "proyecto".
Al subir el precio de la vivienda el efecto se invierte. Buscar una alternativa se hace mas dificil o son peores (lo que ocurre si nos divorciamos). Por lo tanto, se disuelven menos parejas. No porque, en cierto modo, el valor de estar juntos aumente. Sino porque el valor de la alternativa disminuye.
Valla rollete. PErdon.

Anónimo dijo...

A mí me gusta lo de la gomita.

¿Qué? ¿No sabes lo de la gomita? Anda ya....

Bueeeeno, te lo cuento.

"El amor es una gomita
que une a dos infelices;
si uno la suelta
le da al otro en las narices."

:)))))

SuperWoman dijo...

Marsu, corderaaaaaaa :D :D :D

Los hijos unen tanto o más como la hipoteca, reconozco que el otro día hundí a un amigo en la miseria al contárselo pero es así. No creo que sean un sustituto del amor, creo simplemente que si tienes una hipoteca a treinta años (o un hijo común más o menos a la misma cantidad de años) te lo piensas dos veces antes de irte en un calentón.

Un supersaludo

Cayetana Altovoltaje dijo...

Pues yo creo que las hipotecas son una mierda, que el amor tal y como lo entendemos en nuestra sociedad es una mierda, y que tanto nuestras hipotecas como nuestro amor como nuestros hijos como nosotros mismos nos vamos, sin duda, a ir todos a la mierda.
Y no quiero hablar más del tema.

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