lunes, mayo 11, 2009

Auto-autopsia


El gran Claudio Rodríguez, en su introducción a lo que en 1992 eran sus obras completas, Desde mis poemas (Cátedra. 1992), decía que, al fin y al cabo, no se puede contemplar la propia autopsia.

Quizá tuviera razón. Sin embargo, este fin de semana, mientras preparaba una lectura de mis poemas, (que haré en Granada el próximo sábado, y que ya contaré aquí) me ha dado la impresión de estar asistiendo a mi propia autopsia.

Repasar lo que -desde hace más de 15 años- uno rescató de la papelera y pasó a libro (para bien o para mal) y permanece hoy al alcance de la mano, es una tarea casi inútil, como empeñarse en enviar un telegrama a un pasado en el que estuvimos, pero en el que ya no estamos.

Sí, quizá como esas notas que tomamos y hoy parecen las de un absoluto desconocido, que nos hablan de algo que ya no comprendemos. Algo o alguien de lo que hemos desertado, tal vez.

Sé que mis libros han sido siempre necesidades de mi biografía, ese punto en el que se rompía y se enlazaba algo, siempre esa señal, el cruce de caminos donde los médicos fenicios ponían a los enfermos para que todo el que pasara diera su opinión y, así, hacer un diagnóstico (ya sé que he contado por aquí esto). (Tal vez, el que escribe no busque sino eso, un diagnóstico).

Ahora, después de tantos años, el diagnóstico es más bien una autopsia: el del jovencito que se asomaba a la edad adulta y escribía sobre lo que pensó que era la amistad, el amor, la vida de los demás, la vida, al fin y al cabo. Se dan muchas vueltas y, a lo mejor, terminamos en el mismo punto en el que pensamos que se iniciaba algo; no sé, a lo mejor el tiempo no es nada, salvo estas canas y cierto cansancio en la postura al andar.

Creo en el poema como un espacio en el que ocurren cosas y en el que deben encontrarse, al menos, dos personas: escritor y lector; creo en la poesía como la única forma de atrapar ciertas verdades, para que no se escapen, a base de metáforas, como manera de ir descubriendo lo que ya sabíamos o hubiéramos sabido a base de camino y tiempo.

La literatura como lugar para la emoción, como un balance donde rendir las cuentas invisibles del tiempo y la memoria.



Hace un año y dos días: Un misterio (donde se habla de tetas y vello púbico), un anuncio genial, una entrevista a Antonio Luque y un vídeo de Ismael Serrano y Nach.


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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo perfectamente lo que dices aunque yo no sabría expresarlo.Lo que no sé si hubieras seguido escribiendo poesía si sería de la misma manera o hubieras cambiado con los años. Un beso, Mam.

Gerardo V. dijo...

Completamente de acuerdo, querido enrique. El poema un lugar donde ocurren cosas, donde autor y lector se encuentran, una aventura interior donde descubrimos algo intimo que de otro modo no se hace ver. La metáfora es un artificio fértil, la belleza es el resultado de una arquitectura compleja una plenitud silenciosa que embarga y que por igual se goza; es como si se tratara de otro erotismo pero esta vez mas introvertido.
Un abrazo Enrique, siento no poder ir a Granada este fin de semana pero será en otra ocasión.
Gerardo

volandovengo dijo...

Es toda una poética lo que dices, querido primo. Intentaré ir a verte el sábado, aunque tienes grandes competidores. Aparte del flamenco, que ocupa mis días, está la Clausura del Sexto Festival Internacional de Poesía de Granada, con Gioconda Belli (poeta de Nicaragua). Quizá podamos vernos antes y compartir un café.

TitoCarlos dijo...

Dicen, que en cada libro hay una parte biográfica del autor. Al final de la lectura se puede hacer una diagnosis del libro y del autor, gracias a este hecho.
Pasamos por varias etapas, las vamos quemando, y algún día, lo que hacemos es una autopsia de esa etapa, que murió, pero el mero hecho de hacer esa nuestra propia autopsia, significa que estamos vivos, en un plano superior, unas páginas más adelante...

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Me gusta por fin saber que es para ti la poesía, lo intuía, pero prefiero verlo plasmado, leerlo escrito por ti. Un beso. Cuti

Anónimo dijo...

Querido Henry: precioso texto, tan sincero como preciso. No sé, no sobra ni falta nada... Es una poética sí, honesta con las verdades de la poesía.
Muy interesante el primer comentario de hoy, ¿no?

Abrazo.

William´s daddy

Viola Tricolor dijo...

A mi me parece que en tus textos siempre hay poesía, en éste más todavía. Un beso.

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