miércoles, mayo 27, 2009

Sustos y libros, piratería y divulgación en un país en el que a la ministra de cultura no le gusta que circulen los libros


Cuando oigo hablar de piratería (palabra que, por cierto, me es muy simpática: siempre, desde pequeño, me gustaron los piratas; quizá un poco más los corsarios, paseando por los mares su pena negra, secuestrando a una dama y cediéndole el camarote, ayyyyy), siempre me acuerdo de una entrevista que le hicieron al genial músico José Ignacio Lapido. Le preguntaban por lo que haría o pensaría si viera un disco suyo en el top-manta, a lo que contestó: llamaría a mi familia, loco de contento, para contárselo.

Y pienso que por ahí van los tiros, que la respuesta, además de inteligentísima, es un rayo de luz sobre el tema de la piratería (además de recordar a aquella anécdota de un Dominguín que sale corriendo a contar lo que le había hecho y recibido de la Gadner)

De un tiempo a esta parte, en todos los sitios a los que uno acude para informarse un poco, siempre hay alguna noticia o comentario sobre la piratería y el internet, sobre el comportamiento, no ya abusivo, sino absolutamente deleznable de la SGAE, sobre los límites a las conexiones, sobre cortes cuando uno piratee y temas variados en el mismo sentido.

Creo, humildemente, que hay un error de base, y muy grave: se denomina piratería a toda aquella actividad en la que alguien baja o descarga algo (una canción, un disco, una película, incluso un libro) de la ilimitada internet; se asocia, automáticamente, los usos habituales de internet (en la mayoría de los casos, dichos usos son descargar y utilizar el correo electrónico) con una actividad ilegal que lesiona los derechos e intereses de unos supuestos creadores, y digo supuestos porque el perjuicio, realmente, es de las productoras, distribuidoras y demás entes mercantiles, que suelen eclipsar al creador.

Sin embargo, y sigo con mi humilde opinión, sólo podría denominarse piratería a aquella actividad que, consistiendo en lo anterior -es decir, bajar o descargar-. tenga un beneficio económico. Es decir, piratear no es que yo me baje la película -maravillosa- Un cuento de Navidad, de Desplechin, para verla en mi casa el sábado por la noche. No, señor. Piratear es que yo baje la peli y haga dinerito con ella, es decir, la venda, la alquile, la ponga en un página web para que se descargue a su vez y yo sacarme un piquillo con la publicidad que se aloja en la página.

Gracias a la bendita piratería yo he visto una peli maravillosa y he jurado amor eterno a Desplechin, por lo que, con toda seguridad, la próxima peli que estrene, no me importará tener que desplazarme a Madrid para hacer cola y meterme en un cine, o en esperar a que se comercialice en vídeo (y tenga que tragarme una versión doblada que joderá la original que puedo ver gracias a la piratería).

Así que cortar, como se pretende, en un gesto absolutamente tirano y de otros tiempos, una conexión por una actividad totalmente legal como es una descarga, sin ánimo de lucro y con mucho ánimo y curiosidad intelectual, es algo que no deja de darme cierto miedo. Internet, no se puede negar, ofrece unas posibilidades, inimaginables hace unos años, tremendas de divulgación y, por tanto, de conocimiento de la cultura (llámase música, libros, pelis, ideas), poniendo ésta al alcance de todos.

Por eso, cuando leo el titular que encabeza la ministra de cultura, me dan tres mil seiscientos desmayos juntos: "González-Sinde considera asustante que los libros circulen libremente por internet" y la saco de aquí (enlace). Lo malo de la frase es que, en la prensa, se quedó en la anécdota de ese infantiloide asustante.

Esta señora, ciega, no se da cuenta que esa circulación libre por internet será justo lo que haga que el día de mañana haya más lectores, que el jovencito que hoy (además de porno, como dios manda) cotillea en las páginas de un libro en internet, seguramente el año que viene entrará en una librería y comprará algo. No se compra lo que no se conoce, salvo en contadas ocasiones. Si yo no he oído algo del grupo Transistores estropeados, cuando vaya a una tienda de discos jamás llevaré hacia la caja, para llevarme a casa, el disco de los maravillosos Transistores estropeados.

La gente del negocio, con mucha más vista que la ministra, claro, no hace ningún asco al internet (quitando a los cuatro mangantes de la SGAE) y ven en el medio la forma de futuros negocios; por eso, en el mismo foro en que la ministra expresó su miedo, Joaquín Palau, director general de RBA, no compartió, para nada, ese miedo de la ministra y dijo: la digitilización de contenidos es necesaria y los ebooks triunfarán circunstancialmente, en función de lo que las empresas gasten en promocionarlos.

¿Qué quieren que les diga? El joven que baja cine será un aficionado al cine, seguramente; el que se atiborra de nuevos discos, será un melómano adicto a los discos y a los conciertos; el que tiene acceso a un libro que se cuelga en internet, o que circula de acá para allá, seguramente será ese novelista que yo descubriré, alucinado, a mis 80 años y que no podré dejar de leer, asombrado por los millones de ecos y lecturas que descubriré entre sus líneas.

Yo, por mi parte, como Lapido y como un alucinado Dominguín, bendigo al Internet y a Google porque han pirateado, con dos cojones, uno de mis libros, que puede leerse casi entero en la red (enlace). Además, el libro estaba descatalogado. Benditos piratas que hacen que circulen libremente los libros por Internet (aunque sean malos, como es el caso).


Hace un año y un día: Como agua de mayo: España, de Manuel Vilas

Hace un año: Tarkovsky

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno pués con esta explicación tan clara y concisa se me han despejado las dudas que tenía sobre la bajada de internet de música y peliculas. Un beso. Mam.

Manuel Márquez dijo...

Compa Enrique, buenos días, qué de tiempo que, lamentablemente, hacía que no pasaba por aquí. He leído con mucha atención tu (como siempre) magníficamente redactado texto, en cuyo fondo coincido contigo en buena medida, aunque con algún que otro matiz y sustancial (mi opinión sobre el tema descargas e Internet ya la he desarrollado en extenso en algún artículo en mi blog, y parte, básicamente, de la idea de que hay que alcanzar una solución consensuada que concilie los intereses de todas las partes implicadas -algo que el estatus actual no permite-, porque lo de ahora, aunque resulta un caramelo tentadoramente irresistible -a quién no le entusiasma disponer de accesibilidad ilimitada a aquello que más le gusta-, no se sostiene; supongo que el modelo de referencia, al que habría que tender, y al que se terminará llegando en todos los "ramos culturales", es el de Spotify, o similar...). En cuanto a esa manifestación que recoges de mi admiradísimo José Ignacio Lapido, me ha sorprendido enormemente, porque casa poquísimo con las muy polémicas declaraciones que el año pasado hizo, con motivo del lanzamiento de su última entrega discográfica, y que fueron amplísimamente difundidas a través de un vídeo en Youtube -supongo que aún andará por ahí colgado-, en las que defendía fervorosamente una posición bastante cercana a las de las "huestes SGAE" (algo que me chocó, viniendo de quien venían), aun también con sus matices. En fin, no es un tema simple ni baladí, y bien está que se discuta y se debata sobre él. Ah, aprovecho y cargo en mi "Biblioteca personal" de Google la referencia de tu libro: así me doy el gustazo de leer algo tuyo -más allá del gustazo que es leerte aquí...-.

Un abrazo muy fuerte y vuena semana.

P.S. y disculpas por lo extenso (y peñazo) del comentario...

Olvido dijo...

Un abordaje a la sombra (para Quique con agradecimiento)

Empezaré por el final
como si me encontrase en esos
Tiernos postigos de febrero
que estrecharon su cuerpo
Como si fueras el hombre que tú quisiste,
eterna la caricia que vino con tu mano
Para que todo, lo que lejos
Hace tanto, se agarre hoy a aquella
barandilla oxidada
Y ahora que ni siquiera me
reconozco en el espejo retrovisor del coche
Sé que soy una mujer desalojada
que camina por un invierno que cruje
como el fuego
Entonces, recuerdo aquel muchacho que fuiste
La casa y el valle que dejaste lejos
Y vienen a mí los bosques milenarios del dolor
Como un lento regreso

(Benditos piratas!!;-))
Un beso

Anónimo dijo...

Me confieso pirata a pequeña escala y sin ánimo de lucro, y me ha gustado ver Extraño abordaje (título pirata total, por cierto) circulando por la red. No sé cuál es la solución para que llueva a gusto de todos en este asunto (en realidad, nunca la hay); habría que preguntarle a Guardiola, seguro que se le ocurre algo sensato. En cualquier caso, de momento me quedo con tu opinión, sobre todo con el tono. El chiste me encanta (casi parece de Forges). Me voy a preparar los unos aperitivos para el partido, que me he bajado una receta super cool de bocata de calamares al wok :))
Un beso. M.

volandovengo dijo...

Tengo miles de libros descargados de Internet. En vez de subrayar o anotar los libros que voy leyendo, los busco en la red y de ellos saco párrafos literales para aprovecharlos no sé dónde.
Esto no es piratería, como dices (aunque algo de bandera negra y fortuna tenga).
Pienso que una de las virtudes y objetivos del macrocybeespacio es ese. Todo es de todos y de nadie: del que lo cuelga, del que lo busca, del que lo encuentra.
Ah!, "Extraño abordaje" a mí me gustó en su tiempo.

TitoCarlos dijo...

Lo de asustante es de alguien que lee muy poquito.
Parece ser que la palabra 'piratería' hay que redefinirla, porque creo que la practicamos todos menos la SGAE.
Hice un post al respecto (http://soytitocarlos.blogspot.com/2009/05/evitar-que-suceda-esto.html) que os invito a leer.

Un abrazo,

funes dijo...

Muy buena la entrada de hoy, verdades como templos.

Me parece asustante gente como esa ministra, creo que lo que temen de la piratería es no poder controlar la cultura, no poder decir qué es bueno y qué es malo, camuflar (su) bazofia con argumentos intelectualoides y poder venderlo como un producto de gran calidad.

Lo de Google Books creo que es algo comparable a cuando Gutenberg inventó la imprenta. Es una pasada lo que ponen al alcance del todo el mundo. Es curioso que en aquella época demonizaran la imprenta, igual que se demoniza ahora la pirateria.

Lo que hay es miedo, mucho miedo a no poder controlar el conocimiento de populo.

Genial ver Extraño Abordaje ahí.

Un abrazo

Toni Feliu dijo...

Hoy he conocido tu blog y me encuentro con lo de la piratería. Pues gracias a ella, llevo una vida menos mala. Por culpa de una enfermedad (esclerosis múltiple), paso todo el día en una silla de ruedas y gracias a la piratería puedo ver series de humor de mi juventud. Películas que me hacen evocar mejores épocas de mi vida.

¿Qué no hago bien? probablemente, pero con la triste pensión, no podría alquilar casi nada.

Saludos

Anónimo dijo...

Al autor del anterior comentario, claro que haces bien. Con respecto a la piratería, que nadie se preocupe por el daño que pueda causarle a la cultura. No creo que los artistas se asusten de los piratas. Los únicos "asustantes-asustados" son los "no-tengo-talento-y-me-jode-reconocerlo-y-de-algún-lado-tendré-que-pillar" de la SGAE. Lo siento, pero, siendo quien soy, no me podía callar este comentario. El Corsario Negro.

Marsu dijo...

A mí esa buena mujer me resulta "asustante, asustante".

Y enhorabuena, Enrique ;)

Javier Ruiz. (Sevennorth). dijo...

Hola!
Soy librero y no estoy nada asustado porque haya libros en la red. Al revés, ojalá todo el mundo estuviera bajando y leyendo libros.
Me forraría :-)
Un abrazo.

Becaria en prácticas dijo...

Buenas tardes. Tengo que escribir un artículo precisamente sobre el tema de Google Books (me sorprende que esté publicado el 80% del libro... quizás se explique por que esté descatalogado; la política de Google es la de restringir la vista previa al 20%, en las obras con copyright). Por cierto, ¿están enterados del asunto del acuerdo de Google Books? Todos los escritores cuyos países tengan acuerdos firmados con EEUU en materia de derechos de autor, quedan sometidos a ese acuerdo. Los que no soliciten por escrito su exclusión, antes de Septiembre, quedan incluidos automáticamente... El Acuerdo habla precisamente de la comercialización de esos libros "huérfanos" y descatalogados; y de los derechos de los autores... (Ver aquí: www.googlebooksettlement.com)

Por cuestiones de trabajo, no tengo más remedio que leer las opiniones que se publican sobre estos temas. Creo que la piratería no amenaza tanto a la cultura (dicen que, si no hay dinero, los artistas no tienen incentivo para seguir creando... ¡pero si la inspiración viene cuando le da la gana!); sino a la industria cultural. Internet, incluso cuando se paga a los autores, elimina muchos intermediarios... Quema empleo. Siempre que se cambia un modelo de negocio, simplificándolo, caen puestos de trabajo. Y eso, en tiempos que corren, crea mucha alarma. También se teme a que los artistas no puedan vivir de su trabajo; que terminen tomando su arte como una afición, a la que dedican sus tiempos libres; y que no merezca la pena estudiar para especializarse (por ejemplo... ¿para qué pasar diez años en un conservatorio, si no vas a poder vivir de las canciones que compongas?) Además, las producciones "caras", como las películas, no encontrarían inversores que pagasen sus gastos.

El problema de lo gratuito es que no mueve dinero, no incentiva la creación de empresas, y no crea puestos de trabajo. Ahora se habla de cerrar los diarios digitales, porque dicen que están arruinando a la prensa: que la gente prefiere leer gratis las noticias en Internet, en lugar de seguir comprando periódicos... De hecho, si leen muchos de los discursos de la señora Sinde, casi siempre se refiere a la cultura en términos económicos: "es el responsable del 5% del PIB del país", "crea empleo"...

También se opina que eso de que "si me gusta lo que me descargo, me compro el disco para apoyar al grupo" es una hipocresía y una mentirijilla para quedar bien; que, a la hora de la verdad, sólo queremos dusfrutar gratis del trabajo y esfuerzo de otros; y nos importa un pimiento que esas personas no puedan ni llegar a final de mes... También se dice que pirateamos porque no valoramos el trabajo intelectual... Muchas de las respuestas que me he encontrado, dicen más o menos "entendería que me cobrasen un canon para pagar investigaciones médicas; ¡pero para mantener a los artistas!", etc.

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Los libros son muy buenos pero no estoy deacuerdo con la pirateria eso no es debido y se debe pagar con carcel

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Interesante informacion muy util ademas yo siempre compro libros pero piratas ya que no tengo mucho dinero para comprarlos

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Sin embargo, Creo unicamente y mantengo mi humilde opinión, sólo podría denominarse piratería a aquella actividad que, consistiendo en lo anterior -es decir, bajar o descargar-. tenga un beneficio económico.

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