martes, abril 15, 2008

Páginas amarillas (XII): Tendero



Tendero


Lejano y hermoso
aquel tiempo de ultramarinos.
Aun más lejana y hermosísima
aquella bata de mi padre, azul,
imprecisa, descolorida,
mientras ajustaba las cuentas
sobre el papel de estraza
que yo mismo cambié por un máquina
registradora mientras él moría
y yo estrenaba bata.

Luego vinieron los estantes,
el rótulo de autoservicio,
la oficina para las cuentas,
la ampliación del viejo almacén.

Y ahora pienso en lo que queda aún
por hacer y sé que no hay tiempo.
Una vida no es suficiente.
Harían falta dos o tres.
A veces, cuando cierro por las noches,
al oír el metal de la persiana
caer vertical sobre el suelo,
se me encojen los huevos
y siento qué corto es todo esto.

Qué corto, sí,
y lejano y hermoso
el tiempo aquél de ultramarinos
y cercano y maldito
el tiempo de la tumba infame
desde la que veré cómo mis hijos
descuelgan en silencio
el rótulo de autoservicio
para colgar
un jodido cartel de Se Alquila.


Nota: esa expresión "se me encojen los huevos" referida al sentimiento del paso del tiempo la dice exactamente igual el personaje Nicola Lorusso, que interpreta Diego Abatantuono, en la peli Mediterráneo. Justo en la escena de abajo (siento que se oiga mal, pero pongo lo que dice), de donde sale este poema.

"Una vita è troppo poco. Una vita sola non mi basta. Se conti bene non sono neanche tanti giorni. Troppe cose da fare, troppe idee. Sai che ogni volta che vedo un tramonto mi girano i coglioni? ...perché penso che è passato un altro giorno. Dopo mi commuovo, perché penso che sono solo. Un puntino nell'universo. I tramonti mi piacerebbe vederli con mia madre, e con una donna che amo, magari. Invece le notti mi piacerebbe passarle da solo, o con una bella troia, che è meglio che da solo"



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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece como si hubieras vivido lo que describes en el poema. Yo viví hechos muy similares, que entonces con muy pocos años, parecían que se terminaba el mundo y ahora daría todo por volverlos a revivir. Un beso.Mam.

thirthe dijo...

hermoso poema, es tuyo?

Anónimo dijo...

Muy hermoso. Pero con un final muy duro.

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Mam. Sabia que te iba a recordar cosas, por eso me hizo especial ilusión prepararlo. Un beso.

Gracias, Thirthe. Me dio mucha alegría leerte ayer. A ver si me pongo al día con tu blog, pero es un gusto verte por aquí y leer comentarios como el de ayer, que me encantó. El poema, sí, sí es mío. Era de un libro viejo, que se quedó en el camino y que se llamaba Páginas amarillas. Gracias y un beso, Thirthe.

Gracias, Marsu. También por ayer, anteayer y el otro y el otro y el otro... El final, sí, es duro. Ese itinerario mental del tendero, desde sus recuerdos pasados a lo que podríamos decir sus recuerdos del futuro pasan, claro, por un cambio de tiempos. Un beso, Marsu, y muchas gracias :))

Sara dijo...

Me sacó lágrimas!

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