martes, abril 22, 2008

Páginas amarillas (XIII): Vecina



Vecina

Yo venía de un barrio de la zona
norte, de una calle ancha, ruidosa
y sucia. Comencé con Rosa y Juana,
cerca de aquí.
A escondidas, hice el graduado
y aprendí a escribir a máquina.
Una semana
después de que le echaran a Manuel
cuatro años y un día
conseguí mi primer trabajo
como recepcionista.
Justo cuando salió de la prisión
y lo comprendió y se alejó
después de desearme suerte,
me ascendieron a secretaria.

Antonio también era de aquel barrio.
Traficaba con porquerías
de ésas que matan y esa mierda
mató un día a su hermano.
Por eso lo dejó y comenzó
a descargar camiones. Poco a poco
fue para arriba.
Después de tantos años
hoy tiene su camión
y reparte por todas la provincia.

Y llegamos aquí, quizás huyendo
de los recuerdos y del barrio,
rectificando
en las afueras
que ahora son complejos
residenciales,
urbanizaciones privadas
y casas unifamiliares.
Lugares nuevos
donde no se conoce nadie,
donde no hay pasado
y puedes esconderte y comenzar de nuevo.

El signo de los tiempos,
me dijo Juana un día
que me la encontré en las rebajas,
es una suma nueva
de las tres que éramos y somos:
es el barrio de entonces, la pobreza,
y es el rencor de Rosa,
su desesperanza, tanto odio,
el egoísmo,
la mierda de lugar donde tú vives,
el chándal, la parcela, el suplemento
que compráis los domingos,
ese bienestar falso que ahora venden,
y los anticuerpos que tengo,
negando la entrega, el amor,
la libertad, la valentía,
la vida, al fin y al cabo.


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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente desconocido para mi. Para estar escrito en aquellos tiempos es aplicable a la actualidad. Me ha gustado.Un beso.Mam.

Manuel Márquez dijo...

Poesía social, más o menos, ¿no, compa Enrique? Yo, al menos, le veo ese matiz muy marcado. En todo caso, me gusta, es un poema que desprende un cierto halo de desencanto (quizá no muy apropiado para arrancar el día, pero...).

Un fuerte abrazo

Miriam G. dijo...

El desencanto es de los vivos, algo es algo.

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

Demasiado desencanto para mí hoy. Me gusta, pero no quiero sentir empatía.

Pero me gusta, eh.

Anónimo dijo...

Pues nada, lo dejaré para otro día, hoy no puedo leerlo, o lo imprimo y lo leo esta noche, pero siempre me gusta que sepas que te leo. Un beso. Cuti

Francisco Ortiz dijo...

Uno de esos poemas que para mí se vuelven memorables y que es necesario compartir. Y lo recomendaré, cómo no, para compartir. Un abrazo.

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