Pues eso, queridísimos niños y niñas: no me queda nada más que desearles un venturoso, feliz, próspero y, en definitiva, cojonudísimo 2009, que lo será, ya lo verán.
Me despido dejando el texto y la foto que he utilizado este año para felicitar el año nuevo (enlace).
En un año donde se ha hablado mucho de crisis, nadie lo ha hecho como Josep Ramoneda en este artículo del país -enlace web- y -enlace en pdf-. No sólo me parece el mejor artículo del año, sino que expresa algo que se debería enseñar en los colegios. Ramoneda apunta a donde no apunta nadie, y da en el blanco a través de una de las miradas más inteligentes que hay por aquí.
A lo que iba. Pues eso, que pensé en una cita de Charles Dickens que me gusta, y mucho (la descubrí, hace un millón de años, en la peli de Felipe Vega que se llamó El mejor de los tiempos, un tratado sobre el poniente almeriense, sobre la gente, sobre la alegría y la libertad).
Este año quería transmitir un mensaje de esperanza, un juego de espejos, el envés de un tiempo de alarmas y miedo.
Les dejo esa foto, con un camino en dos direcciones, o en una, o un camino sin retorno, y las palabras de Dickens.
Mil millones de gracias por su tiempo y su generosidad.
Hoy, ha querido el juego de las casualidades que la última entrada de este año marque 600 el contador de entradas. Esas 600 se las debo a ustedes; no hubieran sido posibles sin vosotros.
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; era la edad de la sabiduría, era la edad de la locura; era la época de creer, era la época de la incredulidad; era la estación de la luz, era la estación de las tinieblas; era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperanza. Lo teníamos todo ante nosotros y no teníamos nada...
Mus, en un ejercicio acelerado, sigue con su ciclo vital; en plena madurez a sus 7 años, adora el juego, valora cada vez más las caricias, se asusta más de los petardos y es capaz de seguirte en un día completo de descanso, a tu lado, imperturbable.
He estado unos días en Ibiza y he descubierto Francia.
Sé que terminaré en Ibiza, tal vez en Bali.
No he terminado el libro de poemas en el que llevo desde hace nueve años y, tal vez, nunca lo terminaré.
He descubierto a Bon Iver, he leído a Vila-Matas y termino el año leyendo una novela que me está gustando: Un día perfecto, de Melania Mazzucco, y un disco que me tiene absolutamente emocionado: el debut de Glasvegas (rabia, épica y murallas de sonido a lo Phil Spector, con The Clash al fondo)
Me ha apasionado un plato: penne a la putanesca, que he repetido muchas veces, y vuelvo al huevo frito con patatas siempre que puedo. He vuelto a descubrir el café.
He anotado cuatro o cinco cosas que terminaré olvidando. He huido del gimnasio y tengo que retomarlo. He trabajado a disgusto y, muchas veces, a gusto.
He buscado sin cesar la música perfecta, he escrito correos electrónicos a gente que no olvidaré nunca, y he recibido mensajes generosos de personas que no conozco.
He pasado frío, algo más de costumbre, y me he resfriado dos veces. No he intentado dejar de fumar. Me he emborrachado una vez: el 19 de diciembre.
He visto a Andrés, un nuevo sobrino. Y he hablado con Miguelillo, que ha sido padre. Y me he escrito con Miriam, que ha sido madre. El mundo se renueva, mágica y luminosamente.
Soler me ha mandado un disco, como en los viejos tiempos.
No sé si mis días se parecen o no a lo que había soñado para ellos; un año más, estreno almanaque con esa sensación de no haber aprovechado el tiempo y, sin embargo, cada vuelta al calendario sé que no importa demasiado.
He pasado un par de días maravillosos con Ana y Nicolás. He hablado con Martínez, espléndido, generoso, genial. He leído todos los correos de Gun y he querido, muchas veces, poder transportarme a Granada, y dar un paseo con él. Lo adoro.
Me gusta el rumbo de mis hermanas, la fe y la fortaleza de mi madre, el recuerdo constante, dulce, de mi padre.
No me gusta el ejercicio acelerado del tiempo, sus ráfagas vertiginosas, sus años cada vez más cortos, cómo van cayendo las cifras de una goleada, que ya no sé si es a favor o en contra, si soy el equipo de casa o el visitante.
He tenido el sol, aquí mismo, dando luz, en el salón de mi casa, todos los días del año.
Y comienza el baile, queridos niños y niñas. Lo que más me gusta del final y del comienzo del año son los bailes de listas de los mejores discos y canciones del año. Además de la polémica que suelen suscitar, me gustan como repaso personal a lo que tengo pendiente de oír, a las notas que debo tomar sobre un disco que ya no recordaba.
Todavía no está en los kioscos Rockdelux -que siempre elabora las listas de cabecera-, pero he estado el día de navidad buceando en las que da Jenesaispop, un blog de referencia.
Por ellos sé que Rockdelux ha elegido Third, de Portishead, mejor disco internacional del año y Supercrepus, de Joe Crepúsculo (que puse hace muy poco tiempo por aquí: enlace )
Así que el fin de semana no está mal para darse una vuelta por las listas de discos (enlace) y canciones (enlace) que han elaborado en Jenesaispop. Ya daré cuenta aquí de otras listas e intentaré hacer una propia y una recopilación para bajarse con algunas de las canciones.
Dejo lo que es la mejor canción del año para Jenesaispop: Blind, de Hercules and Love affair, y dos que me han gustado especialmente: Standing next to me, de The last shadow puppets (un grupazo) y White winter Hymnal, de Fleet foxes, que no conocía y me ha encantado.
Hercules and Love affair: Blind
The last shadow puppets: Standing next to me
Fleet foxes: White winter hymnal
Y poco más, queridos niños y niñas. Hoy es uno de esos días en los que parece que uno se ha equivocado y que viene a la oficina en domingo: no había nadie en la M-40, nadie. El termómetro del coche, además, ha marcado unos maravillosos cinco bajo cero, que adelantan un pequeño temporal para el finde y olé: así que frío y lluvia, en algunos sitios nieve. Se aproxima el fin de año y yo voy a intentar ordenar: libros, papeles, ideas, proyectos, pero, y sobre todo, cosas que tengo que hacer y que no he hecho; nada de dejar de fumar y hacer deporte, no señor. Cosas más terribles: limpiar los zapatos, tirar periódicos viejos, ordenar las camisas, colgar un cuadro... Como entre en el año nuevo con cosas pendientes, sé que las voy a dejar pendientes para siempre. Les mando abrazos y besos; les agradezco su generosidad, su tiempo y su paciencia. Biba todo-lo-que-está-pendiente-y-no-se-va-a-hacer-nunca-y-olé.
Y no mucho más, queridos niños y niñas, pero quería desearles felices fiestas y esbozar un momento.
Venía esta mañana a trabajar y me he encontrado, mientras oía el último disco de Kanye West, pensando en el único villancico en castellano que me ha gustado.
Lo cantaban mi padre y mi tío Paco en casa de mis tías, donde comenzaban las nochebuenas. Me acuerdo del calor (eran pisos con calefacción central y eso era extraño en Granada), de los tacos de jamón (uno siempre ha sido un glotón), de la posibilidad de beber coca-cola sin que te regañaran.
Pero me acuerdo, sobre todo, de este villancico. Nunca me olvidaré de él. Que me haya sorprendido cantándolo esta mañana no es sino una señal de unos momentos que, tras tanto tiempo, me siguen haciendo feliz, en la distancia, en la maldita y terrible distancia.
No se me ocurre mejor manera de dibujar un recuerdo, una época, una era tal vez.
He conseguido escucharlo en este popurrí. Son sólo los primeros 54 segundos, pero es una delicia porque refleja un momento extraño: el de la boda de la virgen María y San José, con un aire festivo, inocente, flamenco, pero con un olor a John Berger, a tierra.
Les dejo la letra y la música (en box net, por si quieren bajarla y en divshare para oír aquí mismo). Les deseo una feliz navidad, unas felices fiestas. Volveremos el viernes a la carga.
En el cielo se alquilan balcones para un casamiento que se va a hacer que se va a hacer que se casa la virgen María con el patriarca señor San José, señor San José, señor San José, que se casa la virgen María con el patriarca señor San José.
Dietario voluble (Anagrama.2008), de Enrique Vila-Matas, va a estar, sin duda y con todo merecimiento, en lo más alto de las listas de libros de este año.
Vila-Matas es un autor que no deja de subir peldaños. Su narrativa se ha convertido en la más relevante del panorama de la literatura en castellano. Su obra es una de las más ricas, inteligentes y elevadas de las últimas décadas, y este Dietario voluble nos da algunas claves sobre el escritor y su trabajo.
Dietario voluble no es sino un diario pero, claro, tratándose de Vila-Matas, es eso y mucho, muchísimo más. Libro de viajes, ensayo, miscelánea, crónica, narración, o sea, ese totum revolutum donde no late sino la vida misma, como sucede con otros escritores muy de su gusto: Sebald, Magris, Coetzee, Pitol, Bolaño...
Convertidos en lectores privilegiados (y a nuestro alcance un diario, que uno siempre termina leyendo, arrasando intimidades ajenas), Vila-Matas nos deja pasar algo más allá de la entrada y en el libro podemos atisbar algunas de sus habitaciones, el olor a tabaco, la cama revuelta –como dios manda-. Introducirse, siquiera un poco, en un mundo tan espectacular e inteligente como el de Vila-Matas, es un privilegio al alcance de todos. Eso sí: que no jure el lector que ha estado en su casa; como dijo el propio autor en la presentación, todo esto es de otro y de ahí esa portada en la que aparece de espaldas.
Tal vez lo que más me llama la atención son ciertos destellos de cotidianeidad, el ritmo aparentemente normal de algunos días de Vila-Matas, cuando está en el sofá viendo la televisión y está, claro, a otra cosa. Cuando oye una canción de los mallorquines Antònia Font (a los que traje hace tiempo por aquí –enlace-), cuando escribe sobre Barcelona, sobre sus árboles y barrios, o la forma que tiene de mirar París, o lo que va encontrando en internet, en los blogs, en la bandeja de su correo electrónico.
Y, marca de la casa, el conglomerado de literatura de la que es portador. Como a mí gusta y como prefiero: vida en la literatura y literatura en la vida. Vila-Matas es memoria viva de lo leído, de sus autores, de esas citas que defiende, donde cada rincón es un libro, cada pensamiento un autor, cada vuelta un libro más.
Enfermo de literatura, como ya escribí por aquí (enlace), es un lujo poder leer a alguien como Vila-Matas, alguien que nos recuerde que somos literatura, pura literatura.
Les dejo unos enlaces a reseñas, absolutamente geniales todas, sobre Dietario voluble. Si me aceptan un consejo, no lo duden: que los reyes les echen este libro. Será, entonces, un gran año el 2009. Seguiré ocupándome de este libro por aquí e iré poniendo algún extracto. En apostillas literarias (tienen el enlace abajo) pueden leer algunos.
En Hermano Cerdo, algunos autores, de lo más granado de la blogosfera, señalan a Dietario voluble como su libro del año. No se lo pierdan.
Y no mucho más, queridos niños y niñas. Me hubiera haber hecho un homenaje a Francisco Casavella, al que tengo pendiente de leer desde 1998, cuando me lo recomendó Felipe Bueno. Me pondré ahora a ello, como homenaje. No es justo morir a los 45 años. El problema es que ahora demasiado tarde para decirle que sus libros son cojonudos, que estoy seguro que lo serán. Feliz fin de semana para todos. Gracias por su tiempo y por su generosidad. Biba Vila-Matas, Biba Casavella.
Miguelito (abrazos) me manda lo que, sin duda, es el mejor anuncio del año. Lo veo en La brújula verde.
Que lluevan chicas no está nada mal, no señor; pero que lluevan danesas en topless, eso, queridos niños y niñas, es el paraíso o mucho más.
De haberse creado antes, aquella canción que decía ojalá que llueva café en el campo no habría tenido sentido alguno. Porque, digo yo, ¿para qué quiere uno que llueva café pudiendo llover danesas en topless?. Además, visto lo visto, cobran otro significado la Lluvia púrpura de Prince, el singing in the rain y hasta aquel it's raining again que nos grabó en el cerebro Supertramp.
Dicen por ahí que no es nada machista pues anuncia lavadoras y, por lo que parece, va dirigido a los hombres. Qué más da... lo importante es que lluevan danesas, y danesas en topless.
Así que no comienza nada mal la navidad si viene con este espíritu. A disfrutar.
Espero que merezca la pena hacer esperar las cuatro reflexiones que había hecho para hoy de el Dietario voluble, de Enrique Vila-Matas.
Ya no te asombra el trazo cruel de lo que se abandona: el óxido, la herrumbre, el polvo acumulado, los rígidos cartones de embalar, los cristales quebrados.
Un día no volvió el kiosquero y desapareció esa línea recta de los pactos de a diario que nunca se han pactado: los buenos días, las noticias, los partidos, el tiempo.
Hace meses bajaron las persianas del segundo derecha y se rompió la curva del prodigio de ese abrazo invisible que es un saludo repetido a diario a alguien que no conoces.
Nadie ha vuelto a arrancar el coche rojo.
Han colgado un cartel de Se Traspasa en la papelería.
El trozo de ciudad en el que habitas es un álbum repleto de recortes de otras vidas que son también la tuya.
Con esa vuelta de tuerca que supuso su Homebrew, de 1992, Neneh Cherry no sólo dejó callados a aquellos que no reconocían a aquélla que movía el culo en Buffalo stance, sino que también puso los puntos sobre las íes en cuanto a lo que le importaba: el mundo, su casa, sus niños, su ropa tendida.
Neneh Cherry posaba en la portada con un carrito de bebé y aparecía en el libreto en bata -si mal no recuerdo-, con rulos y tendiendo ropa. El disco es un tratado de las mezclas del jazz: hip hop, soul, pop e incluso rock, un artefacto perfecto, repleto de mil propuestas que en aquellos tiempos eran pioneras.
Ni que decir tiene que el público no respondió a esa introspección y que prefirió quedarse con la Cherry de Raw like sushi, su primer disco, que también era un discazo; por tanto, con Homebrew no hubo éxito de ventas.
Somedays es la cumbre ideológica de ese aroma de hogar, un temazo al que regreso y que me acoge entre las notas primeras de ese piano que invoca a Beethoven y esa especie de vacío que flota en el aire, porque es en ese momento en que uno se ha levantado antes que nadie, la casa está completamente en silencio, y Neneh Cherry, junto a un café, anota lo que piensa.
Somedays Wake up without a blink To an even pace where nothing moves Except the pressure from a funky saturday Dropping like bricks on my head Or over the milkyway Starlit electric beams had only just touched me I must have dreamt myself astray The only milkyway I have is in the middle of the day
Somedays are better than somedays Good Sundays are better than somedays Today I'd even take a bad Monday Cause this Sunday's a pure pressure inside of me
Danced till my feet were blue To erase the thoughts I just remember you Tears lost in the turn of the years Return on days like this Kissing in the sunrays I knew that it was Sunday Cause my memory's like blueprint in my head
(and the little rap says) Give me grits and eggs give me ham and bacon And a pancake with some maple syrup Cause it is Sunday (God knows what the dogs are saying) We made it thru....maybe
Y no mucho más, queridos niños y queridas niñas. Vuelve el frío, las precipitaciones y la bendita posibilidad de nieve. A ver en qué queda. Por aquí las tiendas ya no cierran, así que imaginen cómo van a estar. En estos tiempos de crisis noté un bajón en la gente que iba a las zonas comerciales, bajón que ahora, próximas las navidades, no veo por ningún lado. Así que no me acercaré ni a por pan, no señor. Algunas pelis retrasadas, terminar de curarme un resfriado que no se va, ordenar papeles y libros, no sé, mucho homebrew y, como canta, Cherry: The only milkway I have is in / the middle of the day. Muchas gracias por su tiempo, por su generosidad, por sus visitas. Les mando abrazos y besos y grito un claro Biba Neneh Cherry, biban los rulos y biban las braguitas tendidas al sol.
El poema de ayer, de Elena Medel, con esa lluvia, mientras, disparando contra los naranjos me ha llevado a algo que leí hace un par de noches en el genialísimo Dietario voluble de un Enrique Vila-Matas (Anagrama.2008), en estado de gracia perpetua.
Cuenta Vila-Matas que Justo Navarro (al que tengo que traer por aquí, por cierto), le manda un correo electrónico comentándole cuánto le gusta este trallazo del poeta Adam Zagajewski (al que también tengo que traer aquí) en el libro Deseo (El acantilado. 2005):
"Llegan las vacaciones: una naranja pelada"
Llevo dos días con este verso en la cabeza, dándole vueltas, pensando que lo quiero hacer va por ahí, por esa unión imposible que sólo el poema hace posible, por esa certeza que es memoria que intuye.
El verso, que hubiera podido escribir Luis Muñoz, es un trallazo de poesía, una forma de mirar en la que se pronuncia lo que es a través de lo que fue: mirada, tacto y olfato, materia pura de una historia.
He sacado los dos libros de poemas que tengo de Zagajewski para este fin de semana. Anoto los títulos que no tengo de lo que hay editado en castellano. Tengo que escribir un correo a mi librero para que me los traiga. Daré cuenta por aquí de estas lecturas.
A todo esto, mi hermana Rosi se asoma hoy a la cuarentena. Felicidades, guapetona. No quedan lejos de esas vacaciones, de esas peladuras de naranja, las mil historias de las que me acuerdo ahora, cuando diciembre muestra sus manos y me trae mil gestos, que son tuyos. Felicidades. Dejo una foto tuya y mía, en la que tú juegas.
A través de este soberbio poema de Elena Medel, doy la bienvenida a María, hija de Miriam y Diego, hermana de Candela, que nació en Málaga el pasado jueves, 4 de diciembre.
Bienvenida, María. Te dejo este poemazo, que me entusiasma.
Bueno para los pantanos
Varias ramas, entrevistas desde mi antiguo dormitorio, arropan la calzada. Nací, me re- produciré. Crezco con la tranquilidad del azahar desperezándose. La lluvia, mientras, disparando contra los naranjos.
Elena Medel (Córdoba.1985) ha publicado Mi primer bikini (Dvd.2002), Vacaciones (El Gaviero.2004) y Tara (Dvd.2006) y es una de esas voces privilegiadas, con mucho que decir y mucho por delante.
No había comentado por aquí la excelente noticia de la apertura del blog de Pablo Gallo, pintor que ya traje por aquí (enlace) y responsable de mi imagen.
A todo esto, descubro en su blog que Flavia Company (una de las mentes más interesantes de este país y una de las plumas de las que más espero) perpetra otro blog, así que enlazo con los dos a la derecha y estoy como loquito de contento.
Pero a lo que íbamos. Pablo Gallo ha hecho un micrometraje alrededor de Faulkner, que ha titulado Tras agonizar. No se me ocurre mejor manera de empezar la semana.
Dos novedades musicales patrias que me tienen contento, emocionado y bailón. Una novedad danesa más que resultona y otra vuelta a Bon Iver, vía El Dr. Zito.
Los murcianos Klaus & Kinski, con su recién editado Tu hoguera está ardiendo, nos traen un discazo repleto de hallazgos, variopinto y, por momentos, genial. Cuando militan en el shoegazing te pueden elevar un par de metros por encima de la tierra. Dejo el vídeo de Flashback al revés; no es la mejor canción del disco, pero me gusta.
De Joe Crepúsculo, y de su reciente Supercrepus, Rockdelux habla de himnos del subsuelo. Más que eso, es capaz de desbordar a base de humor, ternura y ritmazos, con un talentazo natural para la melodía, para la canción. No creo que se pueda pedir más. Lo descubrí a través de Alvy Singer y volveré a Joe Crepúsculo por aquí, seguro que sí. Por cierto, Supercrepus se puede bajar gratis (enlace) y en Alvy Singer pueden escuchar lo que para él es la canción más bella del año: Baraja de Cuchillos. Dejo La canción de tu vida.
Y un grupo danés que me ha gustado: No and the Maybes, con su disco de este año, de título idéntico. Una especie de Belle & Sebastian pasados por unas cuantas lecciones de psicodelia bailona. No está nada mal el resultado, nada mal. Muy agradable.
Y vía el inmenso El gabinete del Dr. Zito me encuentro con una interpretación de Bon Iver que me deja ko para unos cuantos días. Ya me hice eco por aquí de lo que será, sin duda, el mejor disco de este año: For Emma, forever ago (enlace). Si nuestro doctor nos invita a sentarnos alrededor del fuego, acepto la invitación y la hago extensiva a todos ustedes. También se puede saltar por encima. O si uno lo prefiere, quemarse directamente.
Feliz fin de semana de los buenos, queridos niños y niñas. Gracias por su tiempo y por su generosidad. Besos y abrazos. Biba Bon Iver, Biba Klaus & Kinski, Biba Joe Crepúsculo y Biban No and the maybes.
(Siempre alerta con la realidad, me encuentro con este poema -en El Cultural- de Juan Antonio González Iglesias -Salamanca.1964- que habla del Parkour. A este poeta imprescindible ya se le ha dedicado aquí algunas entradas: enlace+enlace) Parkour
Esto es lo que nunca nuestros antepasados hicieron, desplazarse por la ciudad, de un punto hasta otro cruzando los dominios del viento.
Materiales de última generación construyen estos cuerpos humanos. Son más que decatletas. Con los ojos cerrados rezan estas palabras: Si tengo todo el tiempo por delante, tengo todo el espacio por delante.
¿Cuántas curvas podrán engendrar con un salto? Trazarán contra el cielo un fugaz acueducto sin sufrir contusiones. Se han vuelto invulnerables al mobiliario urbano. Cuando caen los espera el asfalto, el granito transformado en alfombra. Los obstáculos forman parte de la belleza.
¿Qué harán con el regalo de la elasticidad? Mostrarlo. Compartirlo. Anticipar futuro. Rozar con los talones las ramas de los árboles. Superar la muralla abriendo una parábola. Nadie se acerca a Dios con los pasos del cuerpo.
Se lanzan como dardos desde las azoteas. Desconoces el vértigo. Tal vez ya son ingrávidos. Quedan cuando amanece. Silenciosos practican equilibrio de gato sobre la balaustrada. El verdadero don no es la musculatura, sino la voluntad.
“La cultura es saber salir de casa, sentarte en un banco, en una plaza, fumarte un pitillo o beberte una cerveza, en armonía contigo mismo y con los demás. Eso es cultura. Lo demás son puñetas. No hemos venido a escribir versos, ni novelas, ni zarandajas. Todo eso está muy bien, pero hemos venido, sobre todo, a ser felices (...) Cuando pienso en una imagen de la felicidad auténtica, pienso en aquel grupo de chavales, que debíamos tener de nueve a doce años, en el Penedès, en verano, entre los viñedos y los trigales, yendo o viniendo de bañarnos en las albercas, todos en pelota viva, yendo por esos campos, parándote en un sembrado de melones y sandías, coger una, partirla y comérsela ahí, bajo el sol, en pelotas, y luego nadando... Bueno, esa es para mí la imagen de la felicidad. Y ahí, en ese verano luminoso, el tiempo está parado. Después se pone en marcha y ya se acabó”.
(Saco esta cita, que me encanta, de Tarragona-goig.org, que, a su vez, la extrae de la Introducción de Enrique Turpin a la edición de los Cuentos completos de 2002)
Es un motivo de alegría, y mucha, la noticia de ayer: el Premio Cervantes a Juan Marsé (Barcelona.1933), algo que se hacía ya necesario, como creo que señalaron hace ya tiempo Miguel Ángel Muñoz y Francisco Ortiz (un abrazo a los dos), que, por cierto, se hace eco de la noticia.
Sólo la obra maestra Últimas tardes con Teresa, de 1966, ya tenía méritos suficientes para este premio. Además, habría que mencionar otros títulos. Todavía tengo medio reciente su Rabos de lagartija, que me entusiasmó, y quiero volver a su narrativa corta, que no he leído completa. La oscura historia de la prima Montse, Encerrados con un solo juguete o Un día volveré, entre otras, son ejemplos de cómo construir un mundo narrativo en el que en cada novela puede olerse la vida, la calle, los barrios, esas idas y venidas de épocas y años que somos todos en el fondo.
Lo bueno de premios como éste son las reediciones que se hacen. Hay que comprar otra vez todo Marsé y volver a leerlo, completo, para que no se nos olvide. Así que si aceptan un consejo: si todavía no lo han leído, no tarden. Y si lo han hecho, lo mejor de leer es volver a leer.
Y una nota para no olvidarlo: no hemos venido a escribir poemas, ni novelas; hemos venido a ser felices. A ver... Eso sí, echarse, de vez en cuando, un poemita al cuerpo, ayyyy.
Y, cambiando (o no) de tema, he visto este vídeo que no me ha disgustado a propósito del juego ése de la guitarra, que sigo sin entender (y conste que a Pussy le gusta y lo que guste a Pussy va a misa :).
Llevamos siglos mirando mal a ese colgado que, al bailar, toca la guitarra en el aire. No me digan que no. A mí siempre me ha gustado ese baile, pero siempre te miran mal. Y ahora, pues eso, que está de moda y varias veces he visto yo a niños en el Media-Markt (famosos por su malísima publicidad) con el juego ése y, no sé, no me convence. Pero eso sí, vérselo a la Heidi Klum en braguitas, pues no sé, como que está casi mejor, y miren lo que les digo: que poner a la Klum, en braguitas, jugando con su Nancy tampoco estaría mal, o montando un tente, o qué se yo. Pues les dejo el vídeo de marras, que he visto en Llámame Lola. Hay otra versión de la Klum vestida, pero como que casi que está peor que éste de las braguitas. Lo que sigo sin entender es esa manía de los calcetines ésos caídos de andar por casa (muy americanos): donde se pongan unos piececitos o unos taconcitos o unos high heels, ayyy.
Y, queridos niños y niñas, termina Noviembre y lo va a hacer a lo grande. Vean, si no me creen, este enlace; aquí, en Majarotonda, nos dan 6 días seguidos de nieve, ayyyyyyyy. Qué maravilla. ¿Saben ustedes lo que es seis diítas en casa, dando paseos con Mus, haciendo fotos, tomando sopa y jamón, durmiendo siestas, todo el día en pijamita, viendo pelis, y oyendo algunos discos retrasados y leyendo todo el día...? Ayyyyy. El lunes les cuento cómo han ido de bien las previsiones. Según leo en los foros de los especialistas (enlace), la cuota de nieve va a estar en torno a los 900 a 1000 metros por efecto de los vientos fuertes en el cantábrico, con lo que nos quedaremos con la miel en los labios, los pies mojados, helados, pero sin pisar nieve y, sobre todo, nada de incomunicados, y habrá que ir al curro. Así que no mucho más. Un millón de gracias por su tiempo, por su paciencia -sí, tengo razón-, por su generosidad. Les mando abrazos y besos. Y grito: Biba Juan Marsé, Biba Heidi Klum y Biban las braguitas (pero no las de los mercadillos).
De las cenizas de The field mice y Nothern picture library, con el sello imprescindible Sarah records al fondo, Trembling blue stars aparece en 1996 con Her handwriting, uno de esos discos que es obligatorio tener, volver a él, escucharlo en una noche clara de verano, con las luces tenues. Ahora que es invierno, y hace frío, pienso en este disco como una manta suave, como una bebida caliente detrás de la lluvia y la niebla.
Es muy difícil que un solo disco pueda arrojar tanta belleza, tanta quietud, tanta dulzura. Ligeramente eléctrico y, sobre todo, acústico, es como una mecedora infinita que se sitúa justo en ese punto donde la tristeza es gozo, y la alegría es triste.
(Por cierto, en España el disco tuvo dos portadas ligeramente diferentes ya que se editó dos veces, casi seguidas).
Les dejo Do people ever?, una canción que persigo, a la que regreso, que me obsesiona. Como no estaba en el youtube, he hecho un vídeo de playitas, ahora que un gripazo me ha tenido en cama un par de días, con un fiebrazo importante. Les dejo también el audio. Y, como les he dicho otras veces: niños, niñas, preparen los pañuelos.
"Conocer a fondo el alma humana, no sorprenderse de nada, estar de vuelta de todo, pero conservar siempre la virginidad en la mirada ante cualquier tragedia, villanía, heroísmo o golpe de fortuna que acontezca en la vida y contarlo como si sucediera por primera vez, ésta es, a mi juicio, una regla de oro para un escritor:"
Manuel Vicent, en su columna Descargas, El País, 23 de Noviembre de 2008
En la mesita de noche aguarda el Dietario variable de Vila-Matas. En el disparadero del dvd una película: El silencio antes de Bach, de Pere Portabella.
La tentación del silencio, que permanece agazapado, como una fiera que ocultase la ciénaga.
Vuelvo, tras muchos años, a Smog y me acuerdo de un tiempo en el pensaba que la poesía no podía llegar a donde yo quería. Ahora, cuando sé que es uno el que no llega adonde está el poema, pienso en todo lo no se dice, en lo que oculta el silencio. ¿Hablar o no hablar?, ¿escribir o no escribir?, ¿contar o no contar?.
Seguramente, no importe demasiado.
Les dejo con Smog, con su I break horses. Les deseo un maravilloso fin de semana de un otoño soleado y frío. Y, claro, les agradezco su tiempo, y su paciencia con estas cosas que voy anotando aquí. Besos y abrazos, por supuesto. Biba Vila-Matas y Biba Bill Callahan y Biba Pere Portabella.
Estaba ya en la última fase de aprenderme el baile que hace Beyoncé en su último vídeo, Single ladies, y preparaba este post, cuando descubro que una de las dos bailarinas que la acompañan es, en realidad, su coreógrafo, a lo drag queen (enlace). Y quede claro que estaba yo escribiendo una entrada que hablaba de otros años, cuando uno era más joven y era aficionado a salir con chicas, cosa que uno no siempre conseguía, claro.
Pensaba yo, viendo este vídeo de Beyoncé (y teniendo en cuenta que uno tampoco piensa mucho y que el vídeo no te deja pensar tranquilo), en esa chica, casi perfecta, que nunca terminó de gustarnos porque le faltaba esa morbosa madurez de su madre o la cándida inocencia de su hermana menor. Pues eso. Esa chica, que era un pimpollo reventón, como decían en Amanece que no es poco, estaba falta de un complemento. Una unión ideal de las tres hubiera sido lo suyo, pero, claro, no está al alcance de cualquiera el gabinete del Dr. Frankestein ni la fórmula secreta del Tres-en-uno.
Por eso, cuando vi por primera vez este vídeo pensaba que eran tres beyoncés, con tiempos diferentes, y que las tres eran sólo una, y que esa una era un conjunto de todo lo bueno, y cosas de ésas raras que piensa uno. Y va, y resulta que una de las bailarinas es un chico. A ver si va a ser verdad eso que decía un colgao que frecuentábamos hace muchos, muchos años, en un reino lejano: que todos, en el fondo, somos bisexuales (y no como Martínez, que dice que él es bisexual, sí, de los de dos veces al año -esto ya lo he contado, pero me sigo riendo-)
A todo esto, les dejo el vídeo de Beyoncé, que es lo que importa, ¿o no? Yo seguiré a lo mío, aprendiendo los últimos pasos, no vaya a ser que me la encuentre y me pille sin saberme su baile.
Y el Barón rojo me trae mi segundo argumento del día: que los mejores haciendo publicidad son los argentinos. Es tremenda la capacidad que tienen de poner las cartas sobre la mesa, de asombrar, de reirse. Y vaya por delante mi perdón si resulta que el anuncio es chileno. Ya metí la pata una vez y tuve que pedir disculpas.
Uno de los libros de poemas más maravillosos con los que uno se ha topado es Lecciones de cosas, Veinte poemas para el nieto Malcolm, de Carlos Barral, (Barcelona, Edicions 62, 1986), que todavía se vende por ahí, en alguna librería, y, con toda seguridad, también en las de segunda mano. También lo pueden encontrar en la Poesía completa que publicó Lumen en 1998, con edición y prólogo -genialísimo- de la genial Carme Riera.
A Carlos Barral ya lo he traído por aquí: con otro poema suyo (enlace) y con un poema que escribí en su honor, en su memoria (enlace), Último baño de Carlos Barral en Calafell.
Lecciones de cosas era un manual que existía en el franquismo y en el que se explicaba a los niños cómo saludar, cómo sentarse a la mesa, coger correctamente el tenedor y el cuchillo y esas cosas, en principio, inofensivas. También les hablaba de la luz, de dónde viene, de otros temas naturales. Descubro, preparando esta entrada, que ese tipo de libros viene de más atrás. En este enlace pueden cotillear un poco.
En Lecciones de cosas, Carlos Barral le habla a su nieto y le cuenta algunas cosas: del perro, de la muerte, de los accidentes, del propio abuelo.
(En un libro que preparo, también, en homenaje, hay una parte que se titula así, Lecciones de cosas)
Es tan delicioso este libro, que no me resisto a hacer una serie con él. Hoy dejo el primer poema de Tres poemas heráldicos. Alta poesía, queridos niños y niñas.
Chien arreté
El perro ha depositado un pez seco e incompleto a los pies del niño y aguarda.
Ha venido a ofrecerte su presa imaginaria y sabe que es un símbolo, liturgia de su orgullosa sumisión. Lo sabe.
Era un pez del que quedan las rígidas aletas, las lujosas señas de su ondulante biografía y la lívida espalda, como gesto de nácar sobre el vacío de su vientre absuelto,
todo en piedra instantánea dorada por las sombras de la muerte.
Y es su presa y su gesto, lo ha dejado cerca de ti, solemne, y lo vigila y espera que comprendas lo que quiere.
Ahora espera que seas tú que enseñes la muerte, tú la hermosa carroña nacarada y él irá a devolverla a lo obscuro que abultan los terrores y arañan los que temen con las uñas del grito. Entretanto bosteza o muestra la afilada dentadura. Tienta el cielo de plata - insolencia del hábito o alcurnia- con la lengua de gules.
Un momento importante en mi formación fue cuando leí en Faulkner, en su Santuario, esta frase: "el humo de mil juzgados". Sin saber por qué, claro, sabía que ahí andaba mucho de lo que buscaba, que ahí estaba la Literatura.
Un juzgado no es un sitio agradable para nadie. Ni siquiera para los que solemos frecuentarlos. Ese humo de mil juzgados sabe a desolación, a espera que no servirá de nada, a manchas perpetuas de nicotina que relatan el dolor, la desazón, la incomprensión, lo feroz, sí.
Que el poeta Luis García Montero se haya tenido que enfrentar a un juicio por injurias es de locos (demasiadas cosas, últimamente, son de locos en este país). Lo que ha sucedido pueden leerlo aquí (enlace) y relata algo demasiado frecuente por estos pagos: envidia, mucha envidia.
Llevo fuera de Granada desde 1999 y, además, no soy cercano a los círculos universitarios. Sin embargo, sé, y me consta, que el profesor Juan Antonio Fortes ha perseguido y provocado a García Montero desde hace bastantes años.
Lo que sé es que a García Montero no se le perdona que sea el poeta que más vende y, con toda seguridad, uno de los más importantes y mejores poetas vivos en este país. Además, con su obra crítica, fomentó una de las renovaciones más profundas de la poesía en castellano de las últimas décadas. Para colmo, la poesía de Luis es de un tipo de poesía que gusta al lector, incluso al que no suele leer poesía.
Además, Luis García Montero es un buen hombre, comprometido, afable, generoso, muy cariñoso, cálido.
Se ha abierto un blog de apoyo (enlace). Desde aquí le mando un abrazo enorme y le digo que le diga aquello que decía Leandro -un amigo- a quienes no soportaba: ¡¡¡ Que se compre el Hola!!!
Lights on don't mean I'm in home, de The secret society
Una de las canciones incluidas en I am becoming what I hate the most (Acuarela.2008) se titula Life vest under your sit, título también de uno de los poemas más célebres de Luis García Montero y que puse hace casi un año por aquí (enlace)
Descubro en el blog de Jesús Llorente (enlace), que, además, es el editor del disco en Acuarela, este tema de The secret society (enlace) y me quedo boquiabierto.
Sin saberlo, lo llevaba esperando hace tiempo. Con miedo, por ese hueco que se cuela entre los golpes de percusión, su sequedad y su épica dice algo de mí, que reconozco mío y es sólo un reflejo que, a veces, devuelve el espejo cuando me miro. La desolación, el desamparo, cierto terror.
Para saber algo más de este disco y este grupo -imprescindible-, hay que ir, claro, a Hipersónica (enlace).
Y no mucho más, queridos niños y niñas, aunque me dejo entre las teclas unas cuantas historias que intentaré volcar aquí la semana próxima. Viene sol y frío. Se ha colado el implacable anticiclón de las Azores y va a ser difícil moverlo, ya lo verán. Difícil también que yo les agradezca de manera suficiente su tiempo, el pasar por aquí. Gracias otra vez. Abrazos y besos. Biba la poesía y biba la música, biba Luis García Montero y biba The secret society.