miércoles, junio 20, 2007

Páginas amarillas (II): Ascensorista y Camarero

Un Ascensorista cuenta una historia y el poema le oye.

Un Camarero, con el local ya cerrado, habla con alguien. El poema pretende ser como una grabadora que sólo hubiera registrado su voz en la conversación.


Ascensorista


Amortiguados, como el cable

silencioso de un nuevo ascensor,
sin hacer ruido
y sin que uno se dé cuenta

de a qué piso, lugar o corazón

conducen,

salvo que sea equivocado,

han pasado los años.


También han pasado las gentes

y todo lo que he aprendido
es que algunos saludan al entrar
y otros no, y que todos permanecen
en silecio mirando la rendija
de las puertas o los botones
iluminándose y acercándolos

a la salida

del pequeño anticipo de la muerte,
cajón previo, inerme
recordatorio
de la fragilidad ineludible

que somos.

Han pasado los años
pero no estoy en paz. No olvido
que no hice nada. No advertí,
maldita sea,
que la muchacha rubia
de la rebeca cuidadosamente

doblada sobre el brazo

subió para buscar su propia muerte

y la encontró

después de dejar la rebeca

sobre la barandilla
y después de pedirme

"por favor, al último piso"
sin que me diera cuenta
a pesar del saludo y la sonrisa
incrustada de lo último
mirándose los pies y las sandalias,
meciendo una melena despeinada,
triunfando sobre el anticipo

y los recordatorios,
gobernando.


Ahora, en su recuerdo, me abotono

celosamente la chaqueta.
Y me despeino en las esperas.

Y sonrío frente al botón

iluminado y fijo que me aguarda.


En su recuerdo, sí.
Pero no estoy en paz.


Camarero


Y si me miras desde el otro lado
de este aluminio anochecido

y te acercas y quieres conversar

quiero que sepas

que no soy un mal tipo.


No, no me quejo
y voy tirando como puedo y sé,
me imagino que como tú,
con el sol por delante a veces

y otras detrás.

Sí, yo también he visto
cómo se me ha quedado grande

la vida. No sé si he llegado

temprano o tarde,

pero todo ha ido pasando

como si lo mirara desde fuera

y ni siquiera fuera mío.

No, no ha cambiado nada
en estos veintitantos años,

sólo los envases y el sitio
de cada cosa. Envejecer
no cambia nada salvo nuestro envase

-sí, claro, el deterioro-
y el sitio de las cosas. Donde
antes ponías la pasión

ahora está la convivencia,

paciencia donde estaba el arrebato,
razón en las locuras
y así con todo y sin saber siquiera
si está bien o está mal
mientras ves que los pantalones
se van quedando chicos
y la vida grande, muy grande.


Sí, demasiado grande.

Sí, debería ser justo al contrario.



Hace un año: Nuevo número de la revista Litoral


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13 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ Que bonitos poemas para empezar el día! y que razón tienen, aunque parezca mentira los entiendo. Un beso Mam.

Miriam G. dijo...

Comentario de mucho más de 20 minutos:

- 18 minutos disfrutando de los poemas. A pesar de ser disléxica en ese rato me da tiempo a leerlos varias veces y a hacerlos un poquito míos.

- 6 minutos redactando este comentario y pasándole el corrector ortográfico

- 2 minutos decidiendo si el gerundio es apropiado

- 8 minutos peleándome con el "tontopolla" del blogger que hoy me obliga a validarme.

- 4 minutos dudando sobre la ortografía de "tontopolla"

Suma, suma a ver cuantos minutos te salen.

Un beso, Miriam G.

Pussy Galore dijo...

me ha inspirado para escribir uno sobre bibliotecarios...

Ana Pérez Cañamares dijo...

Me ha encantado el segundo poema. El juego con los envases, la vida que se queda grande, los pantalones chicos...
(Y me he reído mucho con el comentario de Miriam). Un beso, Enrique.

Enrique Ortiz dijo...

Gracias, Mam, claro que los entiendes, son sencillos y me alegro de que te gusten. Un beso.

Miriam, gracias por esos más de 20 minutos, pero yo lo que quiero es que siempre me hagas reir como hoy, qué comentario tan simpático. Lo de ayer era de broma, eh. Me basta con verte de vez en cuando y, sobre todo, con leerte. MUCHAS GRACIAS. Ahhhh, en Granada es en plural "tontopollas", que es algo que cuando dices aquí, en Madrid, no entienden: ellos utilizan el típico gilipollas de toda la vida. Un beso, Miriam, y gracias de nuevo.

Pussy, quiero leer ese poema YA; fíjese que cuando escribía estos poemas no caí en esa figura: hay uno que se llama lector, otro que se llama Restaurador, pero ningún bibliotecario. Habría que pensarlo. Un beso, Pussy.

Me alegro de que te guste, Ana. Ese poema, en cada estrofa, antes iba con guiones que indicaban diálogo, pero terminó desapareciendo. Quería un poema que sonara como un conversación, con el otro locutor ausente; al copiarlo aquí, después de tantísimos años, no creo que haya conseguido lo que quería, pero lo dejo ahí. Muchas gracias, Ana y un beso.

Miriam G. dijo...

De vez en cuando dice, este mes sólo he fallado el último viernes y porque estaba de asuntos propios ja, ja, ja...

Y sí, es plural, pero como os coméis todas las eses, pues eso. No veas lo que llevo sufrido, lo que se ríen de mí. ¿Repipi yo? Nunca.

Basado en hechos reales:

- Miriam, ¿por qué no te presentas tú a presidenta de la APA?
- No, no, yo voy contigo en la lista, no te preocupes, pero presidenta no puedo ser, no hablo el idioma.

Un beso, Miriam G.

Anónimo dijo...

¡En fín!
Gracias por los poemas, maestro, geniales.

Gracias por la juerga, Miriam. Los canarios dicen "pollaboba"; hay que ver lo que da de sí ese trocito de anatomía masculina dentro del lenguaje común.

A pasar buen día...

Anónimo dijo...

Tremendamente figurativo el primero; el segundo amargo como esa vida grande. Estupendos los dos. Me acordaba del ascensorista, no del camarero y me ha encantado. Gracias. Un beso. Cuti

NB Y Miriam no cambies, pones una notita de humor siempre. A mi siempre me gusto mas la palabra tontapollaaa (la "a" abierta, sin ese, sí señor) que gilipollas, se llena la boca al decirlo, tontopollaaa

Dr Zito dijo...

A mi tambien me ha gustado mucho el segundo. "Aluminio anochecido" es un hallazgo, oiga.

Anónimo dijo...

el poema del camarero "ma´emocinao" en esta tarde un tanto soporífera, muy bonito, me los imprimo para guardarlos, muchas gracias y un abrazo

Enrique Ortiz dijo...

Jejeje, sólo los viernes por asuntos propios, ayyysss (con ese) el funcionariado. Lo que yo haría, Miriam, es tomar el poder en la APA, porque no dejaría yo a mi niña en manos de algunos que he visto por ahí. Miriam al poder, ea, y un beso.

Gracias, Marsu. Lo de pollaboba me parece precioso, muy gráfico, con lo cual afirmo que voy a adoptarlo porque hay por ahí mucho pollaboba, zí zeñora. Un beso, Marsu.

Gracias, Cuti, me alegro de que a pesar del tiempo te sigan gustando y no le des ánimos a la Miriam, que no hace falta :)). Un beso.

Gracias, Dr. Zito, por reparar en esa imagen. Agradecido por el comentario, y por ese oiga que me encanta, le mando un fuerte abrazo. Ea.

Gracias, Funes; los miércoles tienen algo extraño, más si es junio acercándose julio. Te agradezco el comentario sobre los poemas. Te mando un fuerte abrazo, primo.

Cayetana Altovoltaje dijo...

He dejado este post para cuando tuviera un poquito más de tiempo para disfrutarlo. No me gusta leer estas cosas deprisa.
Me han gustado mucho, sobre todo el segundo, y he visto que en otros comentarios te dicen lo mismo, no sé por qué. Quizás en el segundo has captado mejor la esencia porque no cuentas dos historias, sino sólo una, la del "protagonista", por así decirlo, aunque aquí la protagonista (como siempre, añado yo) es la poesía.
¿Y tienes alguno dedicado al becario (o a la becaria)? :D
Desde ya me apunto tontopollas y pollaboba para mi diccionario de habra kurta. Vivan los compuestos.

Enrique Ortiz dijo...

Caye, pues a lo mejor tienes razón y el primero es fallido en cuanto no ha sabido montar el juego de espejos de los dos, no sé; la verdad es que son poemas muy antiguos y realmente no sé por qué los pongo aquí, pero bueno, es una forma de que vean la luz. Como el de bibliotecario de Pussy, está por escribir el de becaria, así que nos pondremos. Un beso, Caye.

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