jueves, mayo 10, 2007

Casa de misericordia, de Joan Margarit


(Foto de Xavier Miserachs, autor de la foto de la portada del libro de Margarit)

Tener un nuevo libro de poesía entre las manos es una buena noticia siempre; si ese título nuevo es de Joan Margarit es, además de una buena noticia, un refugio, años de lectura, vueltas y más vueltas, pensar en alguno de los poemas mientras caminas hacia algún lugar, darte cuenta de que, sin quererlo, has memorizado algunos versos.

Casa de Misericordia (Visor.2007, en edición bilingüe, y Proa 2007 en edición en lengua catalana) termina con un Epílogo en el que Margarit disecciona vida y poesía y en el que explica el título del libro de poemas. Copio de él:

"El título de este libro es el de uno de los poemas que contiene y que comencé a concebir mientras visitaba una exposición sobre la Casa de Misericordia, donde podía verse fotografías y documentos ligados a la historia de esta institución. Tres cosas quedaron en mi mente: en primer lugar, el edificio, enorme, austero y bruñido de tan limpio, con los niños y las niñas siempre graves y en orden, en pie o sentados, en un orden casi militar. En segundo lugar, las solicitudes, muchas de las cuales eran de viudas de asesinados en la represión del final de la guerra civil, que pedían el ingreso de sus hijos por imposibilidad de mantenerlos. En tercer lugar, los informes de los jueces y otros funcionarios del nuevo régimen sobre aquellas solicitudes.

Las Casas de Misericordia fueron instituciones de gran severidad, rayana a veces en la maldad, pensaba yo, recordando aquellos años de posguerra, los años de mi infancia, cuando eran referentes familiares en nuestra vida cotidiana. Y en este punto, me venían a la mente las solicitudes de las madres, y la conclusión era clara: la intemperie era mucho más espantosa. Por esto se afanaban para hacer que sus hijos entrasen en aquel lugar. Y en este punto, la mente daba un salto hacia la poesía, hacia lo poco que quizá servía un poema para ayudar a soportar el dolor y las carencias. Pero no hay nada más, y si esto es triste, mucho más triste es la intemperie sin los versos. La poesía: una especie de Casa de Misericordia"

El poema es éste:

Casa de Misericordia

El padre fusilado.
O, como dice el juez, ejecutado.
La madre, ahora, la miseria, el hambre,
la instancia que le escribe alguien a máquina:
Saludo al Vencedor, Segundo Año Triunfal,
Solicito a Vuecencia poder dejar mis hijos
en esta Casa de Misericordia.

El frío del mañana está en la instancia.
Hospicios y orfanatos fueron duros,
pero más dura era la intemperie.
La verdadera caridad da miedo.
Igual que la poesía: un buen poema,
por más bello que sea, será cruel.
No hay nada más. La poesía es hoy
la última casa de misericordia.


Hace un año: Facto Delafé y Las Flores azules vs el Monstruo de las Ramblas


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11 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ Uf' que tristeza por mucho que lo endulze la poesía, que pena de chiquillos sin su madre. Aunque fue real es duro. Yo no puedo leer esas cosas. Un beso . Mam

Olvido dijo...

Las casas de misericordia acogían, de alguna manera y sí, creo que eso hace también la poesía con los sentimientos, porque la realidad es menos dura cuando se hace poema, aunque sea tremendamente triste. Espero disfrutes ese libro
Buen día Quique

Pussy Galore dijo...

un buen poema será cruel, cuánta razón, la poesía con sangre entra :)

Enrique Ortiz dijo...

Mam, la poesía, en este caso, toma sólo nota, no endulza, porque, además , es imposible. Son historias tristes, duras, que pasaron hace nada en un país muy diferente al de hoy. Un beso, guapetona.

Sí, Olvido, lo estoy disfrutando; Margarit es uno de los poetas contemporáneos que prefiero. Me gusta cómo construye los poemas, el tono que les da, la forma de mirar. La comparación entre esas casas y la poesía me parece formidable, un ejemplo de inteligencia tremenda. Un beso y buen día también para ti.

Sra. Pussy, la poesía es cruel, como el arte en general porque pone el acento en la realidad, que también es cruel. Está ud. muy vampírica con lo de la sangre, aquí y en su reciente post :)). Un beso.

Jesús Alonso dijo...

Compré el libro el sábado ´por la tarde y lo devoré en el metro. Es tristísimo, es verdad y muy bueno.

Anónimo dijo...

Y que como seres humanos no aprendamos, y repitamos motivos y guerras y dolor y odio y rencor. Y sigamos tropezando una y otra vez, no como individuos, pero sí como colectivo. A veces cuesta mantener la esperanza.

Muy bueno el enlace, me ha encantado esa música/poesía.

Gracias.

Anónimo dijo...

No he podido evitar al leer este maravilloso poema acrodarme del libro de Lluis Antón Baulenas, "Per un sac d´ossos" (recientemente traducido al castellano, en Planeta). De una forma magistral relata precisamente la vida de un niño (luego adulto) cuya madre tuvo que dejarle en la Casa de la Caridad de Barcelona al no poder hacerse cargo de él, mientras su padre se moría lentamente en un campo de concentración de la provincia de Burgos. El libro, el poema, la foto ... toda esa sordidez que dominaba nuestro pais hace bien poco tiempo, me hace pensar en la deuda generacional que hemos contraido con todos nuestros abuelos que murieron prematuramente y que el único alivio que sentían era poder confiar en que sus hijos vivirían en un mundo mejor.

Enrique Ortiz dijo...

Jesús, no sé porqué pero sabía que o había leido el libro o que lo leerías enseguida. Un abrazo fuerte.

Gracias, Marsu. Tienes razón en lo de individuo y colectivo, y este poema de Margarit sirve para subrayarlo. Un beso.

Magda, gracias por tu comentario lleno de pistas a lecturas nuevas y de esa deuda que tenemos, sin duda. Un beso y gracias.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Qué poema tan, tan.... misericordioso. No sé si hay homenaje o es que las ideas se cruzan y se repiten a veces: lo digo por el poema que colgué de Angela Figuera Aymerich y que se llamaba precisamente "Belleza cruel". Estoy de acuerdo. "Un buen poema, por más bello que sea, será cruel". Y también misericordioso, añado. De cualquier manera, creo que este es un poema al que volver de vez en cuando. Tiene capas.

Francisco Ortiz dijo...

Ya tengo un libro de Joan Margarit. A leerlo toca, en tu blog y en papel. Un abrazo.

Montse.G. dijo...

Duro, frío, sobrecogedor y a la vez lleno de belleza y hermosura.
Las madres y los niños que por ahí pasaron, dejan huella en esta vida, sin duda...

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